Este artículo se publicó primero en Deculture.es, donde todavía podéis ir a leerlo. La versión que encontraréis en Mistral, sin embargo, está (mucho) más corregida y actualizada.
Continuamos con los artículos dedicados a
Evangelion y, en concreto, a sus
madres. Si queréis averiguar un poco de lo que pasó antes de la llegada de los Ángeles (además de los inicios de Rei), podéis
empezar aquí. En este en concreto nos centraremos en la Rei que conocemos durante la mayor parte de los episodios de la serie original.
No encontraréis nada especialmente nuevo, sólo un intento de aproximarnos a ella desde un punto de vista abierto. Dicho esto…
Aviso de flagrantes spoilers de toda la cronología de Evangelion
El crecimiento de Rei II
Rei II podrá tener unas habilidades sociales más bien pobres, pero eso no la vuelve excepcional en el mundo de
Evangelion y, además, gracias a sus lecturas y, probablemente, a dedicarse a observar, ha descubierto cómo
funciona la construcción de la personalidad. Una idea con la que ni Asuka ni Shinji logran reconciliarse hasta el mismo final de
End of Evangelion ya formaba parte de la vida de Rei
desde que la conocemos. Ella sabe que es mediante los vínculos con los demás que conseguimos formar la idea de nuestro Yo, y que sin los demás no seríamos capaces de crecer y madurar. Al fin y al cabo, somos animales sociales. El Dilema del Erizo nos perseguirá siempre, pero merece la pena porque equivale a estar vivo. Ese será el argumento de Rei III durante la Complementación Humana para salir adelante: no importa
qué es ella, sino
quién es, un
yo que se ha desarrollado gracias a la gente a la que ha conocido y a la que se ha unido.
Pero, por desgracia, estamos trabajando con Rei II y no con Rei III. Aún queda camino hasta llegar al mensaje final.
Rei II tiene unos lazos muy tenues por el mundo. Siempre sometida a un ostracismo inconsciente por los demás, su categoría de diosa y madre impide que pueda vivir entre los humanos/lilim y seguir el curso de su existencia. A ello se le suman una serie de ideas asociadas siempre a las madres… Entre la que destaca el
sacrificio. Como su único mundo siempre ha sido Gendo, y ha crecido en medio del acuario, rodeada de clones que sabía que podían sustituirla en cualquier momento,
Rei considera que su propia vida no es valiosa. La de los demás, en cambio, sí. Y no es que ame o aprecie a nadie en particular más allá de Gendo, sino que su misión es ser un escudo para los demás. Es un personaje ridículamente abnegado incluso para con el chico que ha irrumpido en su mundo y desprecia a la persona que ella quiere:
No morirás, porque yo te protegeré.
En NERV solo encuentra jefes (Gendo y Ritsuko) o compañeros de trabajo (Misato); en la escuela los alumnos nunca le prestan mucha atención y ni se sorprenden si falta a clase o aparece repleta de vendas. En el artículo anterior ya vimos cómo era el dormitorio donde pasa las noches cuando no ha resultado herida en alguna prueba. Rei II vive aislada, sin poder desarrollarse como persona. Así pues,
resulta normal que no comprenda por qué alguien que no es Gendo —a quien resulta útil por ser un instrumento—
se preocupe por ella hasta el punto de romper a llorar ante la perspectiva de que podría haber muerto.
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