Cairngorm, Aechmea y las dinámicas de poder en Houseki no Kuni

Advertencia de spoilers del manga a partir del capítulo 68

Para los que seguimos al día el manga de Houseki no Kuni, el arco de la Luna está resultando de lo más impactante… en todos los sentidos. Nos encontramos en un punto clave que cambiará para siempre la situación de las gemas, y se acerca el momento en el que Phos tendrá que tomar decisiones muy dolorosas. En un lugar extraño, rodeado de gente extraña, sus amigos empiezan a distanciarse de él, pero ninguno tanto como Cairngorm, irreconocible por culpa de Aechmea.

Nadie se fiaba del príncipe de la Luna desde que hizo su aparición, pero estos últimos capítulos han logrado que sintamos auténtica aversión hacia él. Se presentaba como un caballero de brillante armadura, el salvador de las gemas, en una especie de parodia del maestro Adamant para despertar su simpatía. Condenado a ser siempre la sombra de otros, es normal que Cairngorm se sienta valorado cuando Aechmea reconoce su individualidad. No es justo que tenga que atarse a los deseos de Ghost Quartz, de la misma manera en que no está bien que pida convertirse en Antarcticite para proteger a Phos. Cairngorm se da cuenta de que es cierto, y permite que Aechmea le extirpe los últimos restos de Ghost que quedaban en su cuerpo: sus ojos.

La operación transcurre fuera de escena, y lo siguiente que sabemos de Cairn es que le han separado del resto de las gemas. Cuando vuelve, no sólo sus ojos han cambiado: su ropa es la de un Lunarian —al igual que la de Phos, y más tarde la de Padparadscha y Yellow Diamond—, y su personalidad y perspectiva han dado un giro de 180 grados.

¿Por qué?

Personalmente, no creo que Aechmea le haya «lavado el cerebro» a Cairngorm durante la operacón, o que le haya hecho algo a sus ojos nuevos. En realidad, no es más que un maltratador, el típico novio abusivo y tóxico. Las primeras señales de que estás encerrada o encerrado en una relación de maltrato son el aislamiento —respecto a tus amigos, familiares y tu vida cotidiana en general: tu novio te sugestiona para que te desagrade todo el mundo excepto él—, y la dependencia que se crea en consecuencia. Aechmea ha hecho justo eso, sugestionar a Cairn para que recele de sus antiguos amigos y se vuelva devoto a él, a pesar de que tan sólo cinco capítulos atrás veíamos a la gema prevenir a Phos contra él:

Vamos… ¿Me estás diciendo que te crees a ese Aechmea cada vez que abre la boca? Apesta a sospechas, ¿sabes?

A pesar de que el cambio es voluntario y nadie obliga a Cairngorm a actuar como lo hace ahora, lo cierto es que no tiene ningún control sobre sí mismo. Si nos fijamos, vemos que desde la operación está siempre rodeado de Lunarian. Cuando habla con Phos, cuando baja de la Luna… No le dejan solo en ningún momento. Le tienen vigilado, y eso no parece preocuparle ni un poco. Antes de que nadie haya podido darse cuenta, ya está integrado en la sociedad de los Lunarian por completo, y apoya al cien por cien a Aechmea en todo lo que piense, diga y haga. Justo como este pretendía.

Porque Phos no es un aliado fiable para los Lunarian. Cuando se conocieron, Aechmea ya intentó seducirle de la misma manera que a Cairngorm: cambió su propio aspecto para parecerse más a las gemas, dio ropas nuevas a Phos, le llevó a cenar y le cogía de la mano, se esforzaba en hacerle ver lo sensible que era y lo mucho que estaba de su parte… Pero no funcionó. Y empezó a volverse más frío con él. Además, Phos se vino abajo cuando descubrió que la Luna estaba cubierta de polvo de sus amigos perdidos, y también cuando oyó que nunca recuperarían a las gemas de dureza menor a cuatro. A pesar de que se necesitan el uno al otro, lo cierto es que Phos odia a Aechmea, y no pueden trabajar juntos. Así que ha alimentado las inseguridades de Cairn en su lugar, le ha hecho creer que son iguales, porque Cairn es más fácil de manipular que alguien tan inestable como Phos.

Al contrario que sus compañeros, Cairngorm nunca ha tenido una voluntad fuerte, a pesar de que su carácter nos haya podido sugerir lo contrario. La muerte de Lapis y la Ghost le puso en una posición de poder a la que no estaba nada acostumbrado, de modo que, en vez de elegir cambiar —la gran cruz de las gemas de Houseki no Kuni— decidió seguir callado y seguir a alguien que sí era fuerte: Phos. Phos es, para él, otro Ghost, alguien en quien apoyarse sin necesidad de pensar demasiado por cuenta propia. Cairn es un seguidor por naturaleza. El problema es que tanto Ghost como Phos le hacían sentir menos que los demás, un ser incompleto. Aspira a ser como ellos, pero al mismo tiempo rechaza la idea de madurar y ser autosuficiente. La aparición de Aechmea no ha hecho más que resaltar eso, convirtiéndose el Lunarian en un nuevo líder a seguir que le quiere tal y como es. ¿Cómo podría no gustarte alguien así?

De modo que la situación es la siguiente: tenemos a Cairngorm dependiendo por completo de Aechmea y cada vez más alejado de las gemas. Lo suyo no es evolución de personaje, porque Cairn es igual de inmaduro que siempre, y busca el mismo tipo de relación que ha tenido con Ghost durante siglos, y que ha tenido con Phos los últimos años. Lo único que ha cambiado ahora es que Aechmea es una mala persona que se aprovecha de él. Es más que probable que, una vez deje de serle útil, se deshaga de él como si fuese un pañuelo usado, pero sólo los lectores nos damos cuenta de ello.

Y la reacción que nos ha generado no ha sido positiva, porque el nuevo diseño infantiliza a Cairngorm y lo hace más femenino y pequeñito. Aechmea, por otra parte, tiene el aspecto de un adulto… y su relación es pederastia pura y dura. No es la primera vez que Haruko Ichikawa presenta relaciones pedófilas en sus mangas, y si bien sus representaciones son siempre negativas, en el caso de Houseki no Kuni no es lo bastante tajante. Al menos, de momento. Aechmea nos perturba, desconfiamos de él, pero no necesariamente porque esté «saliendo» con Cairn. Y tanto los Lunarian como las gemas (excepto Phos) encuentran monísima su relación.

¿Logrará Cairngorm escapar de esa espiral de toxicidad? En los próximos capítulos asistiremos a la boda entre los dos, un matrimonio forzado, ya que Cairn no tiene ni la menor idea de lo que implica esa ceremonia. Legalmente, ese desconocimiento podría y debería anular el compromiso, pero están todos demasiado alienados como para darse cuenta. Cruzo los dedos por que Ichikawa establezca ciertos límites, pero sea como sea, Cairngorm cada vez lo tiene más difícil para alejarse de esa relación. Necesitaría mucha, muchísima reflexión y valor, y ya sabemos que eso es algo que a las gemas les cuesta una barbaridad. Aún así, están atravesando una época de cambios brutales. ¿Quién sabe? Puede que haya esperanza para él.

Esperemos que no sea demasiado tarde.

¡Que el viento sople a vuestro favor!

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