Este artículo se publicó primero en Deculture.es, ¡donde todavía podéis leerlo!
Japón tiene la dudosa fama de ser uno de los países «adelantados» más machistas posibles. Las ideas de romantizar el abuso, la violación o la sumisión son constantes en los productos japoneses —y en nuestras historias occidentales, pero no entraré en eso—. Sin embargo, suele suceder que en los lugares más radicales, surgen también las reacciones más abiertas y críticas, originales y frescas. Algunas series no necesitan recitarte los motivos por los que una mujer es igual a un hombre, sino que se toman su tiempo en mostrártelo.
Utena, la chica revolucionaria (少女革命ウテナ, Shōjo Kakumei Utena) nació un poco más tarde que Sailor Moon, concretamente tras la cuarta temporada, de la mano de Kunihiko Ikuhara, muy conocido por su otra obra, Mawaru Penguindrum. Ikuhara trabajó en Sailor Moon hasta que las restricciones que le imponían fueron superiores para él y fundó Be Papas para hacer sus propios animes. Entre sus influencias se encuentra La Rosa de Versalles, obra que ha influenciado en gran medida al shojo… y a otras cosas que la gente se espera un poco menos (como podéis comprobar en este artículo). El legado de Utena vuela entre numerosas obras conocidas hoy en día, como Ouran Host Club, Summer Wars, La chica que saltaba a través del tiempo, algunos episodios de Nadja, el anime de Fruits Basket... entre otras muchas. Pero…
¿Qué es lo que hace tan especial Utena? No hizo nada que no hubieran hecho otros anime antes. Ni siquiera en términos de relaciones yuri fue rompedora. Lo que sí hizo fue recoger los estereotipos de género y criticarlos, sin realzar el rol del hombre (de lo que sí que puede pecar La Rosa de Versalles). Que lo hiciera mejor o peor es opinión de cada uno. Los tiempos cambian, probablemente ahora le exigiríamos más. O puede que no porque, si la comparamos con la mayoría del material que tenemos en la actualidad, es, sin duda, revolucionaria. Y no es de extrañar que dejara una impronta tan importante en el anime que vino después.
Pero vamos a centrarnos en lo que nos interesa en este artículo que, por cuestiones de extensión, hemos tenido que dividir en dos partes. El machismo.