Analizando Berserk. Capítulo 7: Guardianes de la codicia (V)

¡Analizando Berserk, capítulo 7 ha llegado! Retomamos la trama justo después de la esperada aparición de Femto y el resto de la Mano de Dios.

Y abrimos el capítulo no con Guts, sino con algo más grande, que desvela las verdaderas dimensiones de Berserk. La aparición de la Mano de Dios es trascendental, un hecho que destruye la lógica del universo, y ¿qué mejor forma de mostrarlo que viendo cómo afecta al mundo? Cuando la dimensión de la Mano desciende sobre la de Midland, se abate como un brutal torbellino que amenaza con engullir el castillo del conde. Imaginaos estar ahí, y que de pronto el cielo se nuble y de la nada descienda esta monstruosidad, como un puño de Dios.

Por ello, digo yo, los Mano de Dios aparecen en lo alto. No solo para establecer una jerarquía visual entre Guts y ellos, sino porque literalmente están descendiendo hacia el mundo terrenal. Es más, quien aparece en una pose «normal», es decir, con los pies en la tierra, es Femto. El único Mano, que sepamos, cuyo objetivo es reencarnarse en vez de conformarse con su existencia incorpórea como entidad maligna. Casi da la sensación de que no sea capaz de desapegarse del mundo.

No sabemos si Femto y compañía han descendido a otros lugares durante estos años, pero asumiendo que no, ¿no es irónico que la primera persona a la que se encuentre sea, precisamente, a Guts? Un Guts destrozado, consumido y que vuelve a estar a sus pies, incapaz de defenderse.

Y si bien apoyo la teoría de que Femto no es Griffith, puesto que se le han arrebatado buena parte de sus emociones, asumir que Femto no siente nada cuando no alberga al bebé es absurdo. Solo hay que ver cómo escucha el murmullo de Guts. Tenemos entonces dos enormes paneles en los que Femto baja la mirada…

Y sonríe. El cabrón sonríe maliciosamente.

Femto podría ignorar los gritos de rabia de Guts, pero no lo hace. Debe ser superior a él:

¿Todavía sigues arrastrándote por el suelo como un gusano?

La reacción de Guts es magnífica. Y muy compleja.

Ha debido reconstruir en su cabeza el encuentro millones de veces, pero es evidente que no se esperaba tal desprecio. A pesar de que siempre sintió a Griffith como un superior, seguía esperando un reconocimiento de alguna clase. Y ese es el problema. Guts piensa en Femto como Griffith. Griffith, sin embargo, ya no existe (del todo). Esto ata, a su vez, con el hecho de que Guts tiene el clásico conflicto del protagonista. Una cosa es lo que quiere, otra lo que necesita. Una cosa es lo que dice, y otra lo que siente. Como se señala en este análisis, Guts grita que matará a los Apóstoles, pero casi nunca es capaz de afirmar lo mismo con respecto a Griffith. Le odia, desde luego. Visceralmente. Pero hay algo más. Hay desesperación, dolor, y búsqueda de validación.

Eso fue lo que le impulsó a abandonar la Banda del Halcón. Él, en el fondo, pensaba que era amigo de Griffith. Cuando descubrió que Griffith no opinaba así, siguió al pie de la letra las palabras del joven: convertirse en alguien fuerte, que no siga sus órdenes, pero que pelee a su lado.

Esto asienta, para mi gusto con claridad, que Guts quiere todavía esa validación. Griffith lo marcó para siempre, antes y después del Eclipse, y todavía vive por y para él. Para ¿alcanzarle? ¿Matarle? ¿Las dos?

Solo cuando digiere las palabras de Femto, cuando comprende que le hacen daño, transforma todo ese dolor en furia… Porque es lo sencillo, la salida fácil, y con lo que se siente cómodo.

Para entonces, Femto ya se ha desquitado. Digo desquitar porque si de verdad jamás se hubiera interesado en Guts, habría hecho desde el principio esto: ignorarlo y dedicar su atención al Apóstol que se encuentra al borde de la muerte.

Es una presentación magnífica de un personaje que tiene que ser distante, misterioso y siniestro. Se deja claro que tienen una relación anterior, que algo ha cambiado, y para un nuevo lector todo son preguntas. En especial cómo es que Guts conoce a un demonio (o un ángel, como los denomina el conde).

Pero, si os fijáis, Femto apenas participa de lo que ocurre a continuación. Son los otros cuatro quienes se refocilan en el proceso, llevando las riendas. Casi me da la sensación de que Femto no tiene experiencia. Eso o no le interesa. En cualquier caso, es Void, el jefe, quien toma la palabra. Lo veamos como lo veamos, Femto no forma parte intrínseca de este grupo. No comparte con ellos más que el aspecto… y ni siquiera parece importarle estar apartado, a pesar de su obsesión por ser el líder supremo allá donde va.

Oh, elegido por el karma. El ferviente deseo de «vivir» de este individuo ha abierto el espacio y nos ha reunido aquí.

Elegido por el Karma. A estas alturas es posible que la Idea del Mal todavía no estuviera desarrollada, pero ya establece la base que hay tras la fantasía de Berserk. Los humanos creen que algo debe provocar sus desgracias. El destino no puede ser aleatorio. Así pues, los que caen en lo más bajo pero tienen la oportunidad de trascender, se denominan elegidos porque algo superior a ellos los ha escogido. Y ese algo parece ser el Karma, el Destino, esa fuerza inigualable que han creado los humanos en su subconsciente para que el sufrimiento cobre sentido.

El conde suplica que le permitan vivir. Y me encanta cómo toda esta secuencia sirve para establecer las normas de la Mano de Dios. Void y Slan le niegan el deseo al conde, porque él dice que quiere la vida de Guts para resarcirse. Pero, ah, las cosas no funcionan así. No puedes sacrificar a alguien a quien odias, y además, el deseo del conde es vivir, no vengarse.

El conde, pues, está intentando salirse con la suya. ¿Y cómo? Porque está seguro de que, como Guts ha matado a varios Apóstoles, la Mano de Dios querrá castigarlo, ¿no? Porque son como los jefes de los Apóstoles y se lo deben, ¿verdad? Son ángeles, son dioses. ¿Por qué no iban a aplastarle ahí mismo ahora que pueden a su enemigo jurado?

La reacción de la Mano es reír.

Se trata de simples Apóstoles. Para nosotros, sus muertes no significan prácticamente nada. Respecto al guerrero negro…

Y aquí Femto mira a Guts sonriendo:

¡Ni siquiera vale la pena tenerlo en consideración!

Lo cual es verdad. No merece la pena. Sin embargo, si Femto no sintiera nada respecto a Guts, si no le importara su existencia, se habría limitado a reír con el resto de la Mano. Pero no, da un paso al frente para decir todo lo que puede afectar a Guts directamente. Quiere que Guts le oiga, y que sufra.

Lo siento, pero esto no es no sentir nada.

Sobre todo porque conoce a Guts, y sabe que le va a afectar. De hecho, a Guts le duele lo suficiente para que haga acopio de su ira una vez más para ponerse de pie a pesar de todas sus heridas. La Mano de Dios nos hace las veces de comentaristas de shonen, por si acaso los lectores no ven los miembros rotos y lo muchísimo que está sangrando. Pero, por una vez, creo que es un comentario necesario.

Porque la Mano está llena de miembros sádicos:

Se levanta con lo malherido que está… ¡Qué curioso! Es increíble… La fuerza de voluntad y la hostilidad que demuestra…

Slan se manosea los pechos, claramente excitada, y si bien esto suele ser puro fanservice (y a estas alturas lo es sin más), es interesante por cómo lo recogerá Miura en el futuro. De momento Slan es una femme fatale que solo está para aportar un toque pornográfico a la serie, pero cuando se le da espacio para actuar es terrorífica. Junto a Donovan, es la única que abusa sexualmente de Guts, y aquí podemos ver las semillas de lo que ocurrirá en el Qliphoth, porque, si bien ya le llamó la atención en el pasado, es ahora cuando coge fijación por él.

Es decir, que puede que aquí ya esté fantaseando con torturarle y abusar de él.

Ubik, por su parte, revolotea siendo explicativo, pero va con su personaje. Es el gran manipulador, el que estudia a las víctimas y retuerce sus debilidades para someterlas a su voluntad. Y no cabe duda de que está disfrutando de este desafío futil:

Lo que sostiene su cuerpo no es otra cosa que el profundo odio que siente por la Mano de Dios… Especialmente por «Femto». Al fin y al cabo, fue él quien le marcó.

Dado que la traducción española parece ser bastante fiel al japonés, me pregunto si las comillas en el nombre de Femto se refieren a que Guts odia a Griffith, no a Femto.

Conrad establece, por otro lado, la gran pregunta de la escena:

Aunque… no sé cuánto más aguantará.

Lo cual es muy interesante. No saben medir a Guts. Nadie sabe. Por eso es el protagonista.

¿Ni siquiera vale la pena tenerme en consideración? Qué gracioso… Precisamente gracias a este elemento a quien tanto desprecias… Estás donde estás ahora mismo… ¡Gracias a que me dedico a luchar contra cadáveres andantes! ¡A que no paro de arrastrarme entre charcos de sangre y vómitos!

Griffith decía que quería un amigo, pero a la hora de la verdad ansiaba estar por encima de Guts. ¿Ahora no es importante? ¿A pesar de que es gracias a que ha destrozado a este Apóstol que Femto ha tenido que presentarse en la tierra?

¡Es gracias a mí por lo que puedes jactarte de ser superior a los hombres! ¡Griffith!

Con suerte estaría pudriéndose en las celdas si Guts no lo hubiera salvado no solo del rey, sino del Apóstol que vino después. Femto no existiría de no ser por la compasión, literalmente, de Guts.

Y luego hay que plantearse: ¿de verdad es alguien a no tener en consideración cuando, a pesar de ser un sacrificio, continua con vida? Nunca se ha dejado claro si la transformación de Femto está incompleta dado que Guts y Casca no fueron sacrificados, pero que sigan vivos debería ser alarmante. Su pasado viene a buscarlo, a pesar de haberlo ofrecido en bandeja para su destrucción y así librarse de sus debilidades. Desde el momento de su nacimiento, Femto nunca ha podido desligarse, ni parece albergar interés alguno por hacerlo, de lo que hubo antes del Eclipse.

Y esto parece indicar que Griffith no ha muerto. No del todo.

Así que esto es un pulso. Uno que pretende demostrar quién tiene razón.

También es un intento de comunicación. Blame! representa muy bien lo que ocurre en un mundo injusto donde solo sobreviven aquellos personajes monstruosamente fuertes: no hay combates, hay ejecuciones. En los shonen, u otros manga que concentran en sus batallas buena parte de la caracterización de sus personajes, como puede ser Hunter x Hunter, Naruto, Bleach, One Piece, Rurouni Kenshin o, vaya, el propio Berserk, los personajes se expresan mediante el enfrentamiento. Las batallas son un diálogo (en ocasiones, literal). No tiene que ser necesariamente realista, ya que forma parte de la estructura de este tipo de historias, pero sí es necesario que ocurra algo aparte de darse golpes. Blame! y, en general, los otros trabajos de Tsutomu Nihei, no funciona así. Incluso en Aposimz, que es básicamente un shonen, los personajes, por lo general, no intercambian palabras entre sí. ¿Por qué? Porque son tan poderosos, o la diferencia de poder es tan abismal, que en general los encuentros acaban de un solo golpe que vuela la cabeza o el cuerpo entero de un personaje. Esto deja un sabor amargo, porque despoja el encuentro de cualquier epicidad. Es… muerte. Los protagonistas, los villanos, todos se mueven en un mismo idioma: matar antes de que te maten.

¿A dónde quiero llegar con todo esto? Veréis:

Guts no carga sin más hacia Femto. Guts grita, exigiendo que reconozca su valía, y asciende, peldaño a peldaño, como ha intentado hacer desde que vio a Griffith sobre esas escaleras y quiso ser su amigo, su igual.

Femto podría matarlo de un golpe, sin necesidad de mover un dedo. Él no es un sádico como el resto de la Mano. Es frío, distante. Solo necesita mirar a Guts y destrozarlo, barrerlo para siempre de la existencia. Podría, en definitiva, ejecutar y acabar con quien considera una escoria.

En cambio, guarda un silencio. ¿Pensando? ¿Buscando una respuesta que le resulte convincente…? Parece ser así, porque responde:

En efecto, tú no eres más que un sacrificio que se arrastra por el suelo…

En definitiva, dialoga.

Lo ideal para Femto es que, sí, Guts tiene un papel. El de ser inferior a Griffith y, ahora, un sacrificio de Femto que ni merece morir. Porque, bueno, siempre podemos engañarnos y considerar que no le necesita, que nunca lo ha hecho. Que Guts no es una parte importante de su existencia. Pero si así fuera no le escucharía, no le prestaría la más mínima atención. Lo aplastaría bajo su bota sin dedicarle ni un pensamiento. Femto puede reducir Apóstoles a una bolita de carne del tamaño de una canica.

Si no mata a Guts es porque no quiere hacerlo.

Entre tanto, para los que nunca han leído antes Berserk, Puck vuelve a hacernos el favor de manifestar dudas más que razonables: ¿qué es lo que ocurrió entre ellos dos?

Y entonces… Entonces Guts se rompe. La cercanía sobrepasa lo aceptable y su marca vomita chorros de sangre. El dolor debe ser insoportable.

Maldito necio… Sabes muy bien que, en presencia de demonios, el estigma reacciona torturándote con un dolor atroz. Ante pequeños trasgos las molestias que notas no son más que incómodos pinchazos… Pero cuánto más poderoso sea el demonio ante el que te encuentres, más intenso será el sufrimiento. Ilimitadamente. Y si ese demonio resulta ser demasiado fuerte, el dolor puede perfectamente matarte.

Podría haberse acabado ahí, con Guts cediendo al dolor, cegado y destrozado por dentro, cuando al final pierde la conciencia. Pero Femto es un bocas y a Griffith siempre le gustó quedarse con la última palabra:

Se acabó.

Pero no lo hace, porque cuando el Destino (representado en este caso por la Mano de Dios) parece asentarse y seguir con su curso, Guts intenta alterarlo con todas sus fuerzas, por pequeña o inútil que pueda parecer la rebelión. Así pues, Guts despierta y carga, cogiendo desprevenido incluso a Femto. Es precisamente esta capacidad de salir adelante lo que siempre atrajo a Griffith, si bien en su primer encuentro Guts le sorprendió con un ingenio brutal, más que esta pura terquedad.

Las tornas, sin embargo, son muy diferentes ahora. Guts no puede partirle la cara. Femto está fuera de su alcance, y solo tiene que usar sus poderes para marcar punto y final. No solo rechaza la espada de Guts, sino que lo arroja por los aires y lo deja incapaz de moverse del impacto.

Sin embargo, sus esfuerzos han conseguido atraer la atención del resto de la Mano, que debe estar más que aburrida de que todo salga de acuerdo a sus predicciones. Alargar las cosas un poquito, recrearse en lo que creen que es una victoria segura, tiene pinta de ser uno de sus grandes entretenimientos.

La Mano valora la fuerza interna, aparte de la externa. Y admiran a Guts lo suficiente para que Slan diga mientras se relame:

Sería maravilloso incorporar al chico a nuestro clan.

Y como solo tenemos que ver lo que les ocurre a quienes se convierten en Apóstoles, es evidente que habría mucha tortura y sufrimiento para lograr que se rompiera, que cediera al deseo de convertirse en Apóstol. Un desafío fascinante para Slan.

Pero es un camino que no puede darse. Guts es el opuesto de Griffith. No puede seguir el mismo camino, porque la gracia de Berserk es destrozar las expectativas. Griffith, que parece tan bueno, tan elegante, tan blanco, es uno de los personajes más grises que termina por convertirse en puro negro. Guts, entre caídas y ascensos, sigue siendo gris a pesar de cubrirse en una ropa que recuerda morbosamente a Femto. Pero su aspecto lleva a que la gente lo juzgue como lo que no es. Por dentro es una persona vulnerable, sensible y destrozada. Una que aprende a no renegar de sus sentimientos y a anteponer a quienes aprecia.

Así que Miura establece una regla desde el principio:

Y, sin embargo, el karma no le ha elegido a él. No puede ser de los nuestros.

No se deja muy claro desde qué momento uno es elegido por el karma, pero da la sensación de que los Beherit persiguen a sus dueños desde muy pronto. Se podría aducir que Griffith era especial y por eso consiguió el suyo en la infancia, pero Rosine también era una niña cuando obtuvo el suyo y es una Apóstol de nivel relativamente bajo. En cualquier caso, Guts viaja con un Beherit. Y si le hubiera escogido a él entonces todos lo sabrían, igual que Zodd supo a quién pertenecía el Beherit de Griffith (sí, que colgara de su cuello tuvo que ser una pista importante, pero Guts lleva uno en la armadura y Flora sabe que no es suyo).

Si el karma eligió a Guts para algo, fue para que fuera consumido en el holocausto de Griffith.

Ese es «su papel». Guts nunca ha pertenecido a los «grandes», ni ha intentado ser superior a los demás. Incluso cuando forma parte de algo, es como mercenario (errante) o como viajero (al que los demás siguen). Tuvo la oportunidad de ser un noble y la abandonó, porque estar por encima de los demás no era lo suyo.

No cabe duda de que su papel no es el de Apóstol, ansioso por protegerse y demostrar que está uno o dos escalones por encima de sus víctimas.

¿Femto? Vaya, Femto lleva desde que apareció recordándole a Guts lo debajo que está de él.

Y, además, se da esta escena, que creo que demuestra que sí siente cosas por los demás, y que no es una máquina fría:

Al final se ha cumplido tu deseo, conde.

El deseo de resarcirse por Guts. Dios mismo ha bajado y le ha dado un capirotazo que lo ha reducido a una pulpa de sangre que a duras penas consigue respirar. ¿Está contento, conde?

Por su sonrisa, parece que sí. Me pregunto si de verdad se siente feliz, o si lo hace solo para complacer a sus señores… Porque parece estar sufriendo, y mucho.

Por desgracia para el conde, su tiempo se acaba, como declara Void.

¡Que empiece la ceremonia del advenimiento demoníaco!

Es hora de sacrificar. Otra vez. Lo cual es muy interesante. El Destino/Karma parece ofrecer en más de una ocasión a los Apóstoles la posibilidad de sacrificar. Y eso me ha llevado a preguntarme si, ya que este arco establece paralelismos tan fuertes con Griffith y Guts… ¿Y si el Beherit que lleva Guts no es para nadie de su grupo? ¿Y si es para NeoGriffith?

Algún día, espero, lo averiguaremos.

Una vez más, el conde trata de elegir a Guts, pero la Mano de Dios es categórica. Guts es el sacrificio de otra persona, y de todas formas no es válido. Para un advenimiento…

Debe de tratarse de alguien importante para ti: parte de tu corazón… Alguien a quien puedas considerar incluso parte de ti mismo.

(…)

Se abrirá una grieta en tu corazón por la que penetrará el Mal.

Me parece muy relevante que Femto, y no otro Mano de Dios, sea quien indique a quién hay que sacrificar. Refuerza la idea del paralelismo.

Lo cual dice mucho. Un poco como D.Gray man con la creación de Akumas, el advenimiento es la perversión del amor, el sacrificio más grande posible porque renuncias a parte de tu corazón, de tu integridad, para convertirte en un demonio. Es tanto simbólico como real. Una ceremonia monstruosa que permite que escapes de las ataduras de tu vida humana implica que debes entregar esa vida. ¿Y cómo hacerlo si no es mediante tus seres queridos? En cualquier viaje del héroe debe haber un hogar, metafórico o físico, que duela abandonar. De lo contrario, el regreso a casa no significaría nada.

Pero los Apóstoles sesgan ese regreso, porque renuncian a la vida corriente. Al entregar a sus seres queridos, la ceremonia se asegura de que no puedan mirar atrás… De que no puedan, físicamente, arrepentirse de nada porque ellos mismos han exterminado lo que era la fuente de dicha y dolor.

El caso del conde parece ser una excepción extraña, dado que su miedo a la muerte (y su posesión del Beherit) le permite pedir auxilio antes de fallecer. Si no le hubiera quedado nadie es posible que la Mano de Dios no se hubiera manifestado, igual que no lo hace en el caso de la muerte de otros tantos Apóstoles.

En cualquier caso, esto asienta los cimientos de la tragedia. Griffith amaba a su gente. Los sentía como parte de él. De lo contrario, no habría podido sacrificarlos. Da igual el resentimiento, el odio y el miedo que albergara contra ellos, el amor era más fuerte. Por eso es tan brutal, tan repugnante que un humano sacrifique.

Ese amor brillaba lo suficiente como para que mereciera ser asesinado.

Más importante aún para quienes comenzaban a leer Berserk es, sin embargo, esto: nadie sabía de la existencia de la Banda del Halcón. Puede que ni Miura mismo. Solo estaban Guts y Femto.

Guts es un sacrificio de Femto. Es decir, la persona anterior a Femto amaba a Guts como si fuera una parte de su ser.

El protagonista (y los lectores) nunca reflexiona sobre esto, puede que porque se encuentra medio inconsciente, o porque se niega a creerlo. Pero la perversión de la ceremonia es mayor en su caso, pienso yo, porque le permite saber que Griffith le quería y aun así escogió hacerle pasar por el infierno.

A su vez, me pregunto si esto tendrá alguna relevancia en el final de NeoGriffith. Como ya he dicho, su sacrificio está incompleto. Hay «dos partes de su corazón» vivos y coleando por ahí…

Pero volvamos al conde.

Femto señala a la víctima. La pobre Theresia.

Corta todo vínculo de amor… ¡Conde!

El conde se niega en rotundo. Suplica. Y aquí se ve lo cruel es que es la Mano. Siempre, siempre hay manipulación. Si los personajes se limitaran a ser homicidas psicópatas que aceptaran de inmediato a matar a sus sacrificios, para empezar dudo mucho que pudieran ser «seleccionados» porque no habría amor.

Por eso el papel de Ubik, que parece ser el torturador mental del grupo, es tan importante, y la diferencia entre Griffith y el conde, magistral.

En ambos casos, Ubik los trastorna. En el de Griffith hubo, además, invasión mental, imagino que porque el sacrificio era incomensurablemente mayor y lo que se jugaban era muy superior. Había que extorsionar hasta el último aliento para que naciera el último Mano de Dios.

Pero con el conde Ubik utiliza otro medio más brutal y directo: la vergüenza. Porque el conde está avergonzado de su pasado y lo último que desea es que su hija se entere. Sabiendo esto, Ubik expone el corazón del conde. Muestra el pasado, lo aparentemente perfecto que era. Hasta permite que Theresia vea a su madre y rompa a llorar por la nostalgia.

Y Guts escucha. Sabe que se avecina algo que romperá los esquemas. Que supondrá una traición. Lo sabe bien, lo ha vivido antes.

Ubik nos cuenta que el conde solía patrullar las tierras de los alrededores para acabar con los herejes (y, viendo cómo es la iglesia en Berserk, podemos imaginar que significa matar campesinos a diestro y siniestro) para, al regresar a casa, encontrarse con que su esposa no solo ha organizado una orgía… Sino una orgía hereje. Es más, ella misma gozaba, participando en el sexo con entusiasmo. ¿Se puede decir que tienes sexo si estás utilizando una estatua?

Por supuesto, la escena en sí es un poco disonante. Se supone que tiene que representar horror porque estamos viéndolo todo a través de los ojos del conde. No sé si sería «mojigato» o no, pero todo indica que se tomaba muy en serio la fe que fuerza la «pureza» en las mujeres. Así que, cuando vemos por todos lados mujeres desnudas en posturas sugerentes para disfrute del lector y nos ahorramos ver falos u hombres en sí, que parecen desaparecer en medio de los retorcidos cuerpos femeninos, no puedo dejar de arquear mucho las cejas. Se podría alegar que la intención es que haya cierta tentación en el punto de vista del conde, pero no encaja con el personaje. Hay Apóstoles obsesionados con las violaciones o la lujuria; sí. El conde no es uno de ellos. Sus obsesiones son matar, purgar, hacer daño, mantener infantil y pura a Theresia. No hay nada sexual en cómo ve el conde el mundo. Hasta podríamos establecer un claro paralelismo entre el rey de Midland y el conde en que ambos quieren que sus hijas no crezcan, que estén encerradas y preserven para siempre un pasado que ya no existe… Pero el rey alberga deseos horribles por su propia hija, a la que quiere violar una vez «ha dejado de ser una niña». El conde no se comporta de esta manera. A pesar de que Theresia parece una copia andante de su madre, no proyecta en ella ninguna imagen fetichizada, ni la compara con su madre para herirla cuando ella rechaza sus demostraciones de cariño.

El conde quiere un mundo puro en todos los sentidos. En religión, en mujeres… Y creo que eso se puede ver a la perfección cuando empieza a matar a diestro y siniestro. La última que sobrevive es su esposa. Y ella, temblorosa, desnuda, extiende los brazos.

Desconozco si Miura ha estudiado o leído La Ilíada, pero esta es la misma reacción de Helena cuando su marido Menelao la alcanza tras diez años de separación y viene dispuesto a asesinarla. Helena se desnuda y ofrece a Menelao, que cae bajo la «tentación» de su esposa, que era la mujer más bella del mundo.

No nos engañemos, Berserk es sexista y utiliza indiscriminadamente los cuerpos femeninos. Puede que Miura todavía no domine en exceso la anatomía, pero está estableciendo un tono muy claro. Sea para vender, como se hacía en las revistas pulp con Conan el Bárbaro, o porque le gustaba dibujar mujeres así, no lo sé. El caso es que si hubiera querido enfatizar que el conde cede ante la lujuria, lo habría representado. En su lugar tenemos una escena de cuerpo entero de su esposa. Los pechos están en el centro de la composición, pero la luz y la línea de los brazos nos guía en primer lugar hacia su cara repleta de terror y de decisión. Y luego su desnudez no vuelve a ponerse en primer plano, sino que se emplea para enfatizar la vulnerabilidad en la que se encuentra. Desnuda, sin más mentiras, expuesta.

El conde baja el arma y llora, incapaz de matarla, de castigarla como a los demás, porque la quiere.

Así es, no fuiste capaz de acabar con aquella que representaba la mitad de tu ser… Aquella sonrisa de orgullo de la traidora, que se adivinaba vencedora te arrojó al abismo de la desesperación.

Que se emplee la palabra traidora es fundamental, porque Griffith también se sentía traicionado y, como respuesta, traicionó. En este caso, el conde acaba de despertarse de una furia enloquecedora consecuencia de sus estrictos ideales. Una en la que solo te puedes sumir si no ves a los herejes como seres humanos, y ello se percibe en que los cuerpos no tienen rostro, son solo… fondo. Son más una prueba de los pecados de su esposa que las víctimas de una tragedia.

Mientras él arriesgaba su vida (probablemente matando campesinos mal armados), su esposa llevaba la herejía al centro de su poder. ¿Durante cuánto tiempo? ¿Por qué? ¿Cuándo cambió? ¿Cuándo dejó de ser la mujer ideal?

¿O es que nunca lo fue?

Nunca lo sabremos. Esta no es la historia de su esposa, que carece de nombre. Lo único que vemos es su rol como esposa, que decidió quebrar por motivos que nunca conoceremos, pero que desde luego no merecían su muerte.

Eso, sin embargo, no es lo que opinaba el conde. Esta traición a su religión, a su masculinidad como marido que, al parecer, no era suficiente en la cama, a su confianza, es abismal. Sobre todo porque no es capaz de imponerse a su esposa…

Y no puede haber mayor tragedia que ella misma provocara su final. Al haber invitado a los herejes y celebrar sus ceremonias, alguien trajo consigo un Beherit. Uno destinado a causar su muerte. El horror del conde era tan violento que bastó para invocar a la Mano de Dios y entonces, oh, sí, ante la oferta de acabar con el mal sin tener que utilizar sus propias manos, de intentar restañar su orgullo y de la promesa de una transformación que pusiera fin a su dolor…

Es interesante a dónde fue a parar la marca del sacrificio: a su pecho. Podría simbolizar el corazón del conde, o ensuciar el pecho que le ofreció cuando se enfrentó a su espada.

El conde sacrificó.

Todo este espectáculo llega a su final, y está siendo todo un éxito: atormenta al conde más allá de lo posible, tortura a Theresia y, quizá lo más importante, nos está contando indirectamente la historia de Femto.

Es fácil pasarlo por alto, pero hay un pequeño panel en el que se le ve delante de las imágenes proyectadas del cuerpo devorado de la pobre mujer… Mientras Ubik grita:

¡Regalaste la vida de la persona a la que más amabas y a la vez odiabas, de la mujer que no pudiste matar con tus propias manos! ¡Para liberarte de tu débil y frágil alma de hombre! ¡Para superar la propia existencia humana!

Femto aparece en una escena que es FLASHBACK del conde, así que se está creando un claro paralelismo.

En el caso de Griffith siempre se hace énfasis en el estado de su cuerpo, pero no creo que debamos olvidar la tortura psicológica a la que se le sometió durante un año y que la Mano no hizo más que explotar. Griffith entregó a sus seres queridos, a los que envidiaba y odiaba porque tenían la libertad que a él le habían arrebatado. Quería un cuerpo nuevo, fuerte, uno que le permitiera alcanzar sus deseos.

Uno que se parece, sospechosamente, al físico de Guts.

Pero… ¿No quería también dejar de sentir? El amor por Guts lo desviaba de su camino, una y otra vez. No había podido retenerlo, ni tampoco matarlo.

Así que sacrificó para dejar de sufrir.

Solo que los Apóstoles siguen sufriendo y la prueba está ante nosotros: el conde tiene a alguien de su pasado. Mientras no interacciona con Theresia, todo está bien. Puede descabezar a quien le apetezca, parasitar cuerpos y luchar contra sus enemigos sin sentirse amenazado.

Pero mientras Theresia exista, el amor sigue ahí, su vida anterior continúa atándole. No se han cortado todos los vínculos de amor.

Como en todo pacto con el Diablo, hay que leerse la letra pequeña. Los Mano de Dios prometen acabar con el sufrimiento, pero es completamente necesario cortar con la vida anterior. La transformación no elimina los sentimientos, el Apóstol sigue experimentando emociones, incluso si no son las mismas que antes. Lo que termina con el dolor, con la vergüenza y la envidia, es acabar para siempre con aquellos que despertaban esos sentimientos.

Exactamente la misma situación que la de Femto.

Void manifiesta una nueva marca de sacrificio, que arde frente a Theresia.

¡Haz realidad el deseo que hierve en tu interior!

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¡Que el viento sople a vuestro favor!

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burbujero info
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1 year ago

qué bueno !

Mistral Chronicles