¡Que llegamos casi al final! Por aquí tenéis la serie entera.
Resumen básico del capítulo
Llegamos al final del camino. Tras una misteriosa llamada, Battler y compañía deciden abandonar la seguridad del despacho de Kinzo y bajar a la sala de estar. Allí aguarda otra carta de Beatrice para Natsuhi.
Metacomentario
La narración comienza este último capítulo afirmando que «sospechar de otros ser humano es el peor crimen» y, bueno, eh… ¿De acuerdo? Y, por supuesto, deciden resumir lo que acaba de pasar porque… ¿Por qué no? Es Umineko. Yo ya he dejado de intentar buscarle lógica a sus decisiones narrativas.
Se comenta que a Jessica le gustaba Kanon —por eso se lleva el inhalador a la boca, porque él fue el último en dárselo. ¡Se deduce sin que se tenga que se tenga que poner por escrito, maldita sea!—. «Battler» opina que Jessica no se había dado cuenta de que le gustaba Kanon porque era un sentimiento muy «vago». Luego no tiene nada mejor que hacer que reflexionar sobre lo triste que es todo. ¡Ah, no, que cambia inmediatamente al tema de estamos encerrados porque hay un asesino! Por favor, Ryukishi, esto se podía escribir mucho mejor.
¿No es hilarante que Battler se dedique a investigar el círculo de la carta y no a intentar resolver el epitafio, ya que quiere matar tiempo?
Al final comienzan a hablar de Maria, llevados por la culpabilidad, y ya que se están poniendo en modo sincero… George dice que «cree» que Maria se aferra a las brujas por culpa de Rosa. ¡No me digas, muchachote!
Después comentan el tema de que Rosa parece que quería casarse, pero «no podía por culpa de Maria» y que probablemente la odiaba, porque no era capaz de quererla sin más y tenía que forzarse en sentir cariño. Para empezar… No. Rosa es rica y tiene un buen nombre. Muchos hombres estarían dispuestos a casarse con ella incluso con una niña como Maria, que es como es por la falta de educación de Rosa. De modo que todo esto son excusas, bastante sexistas, que se vuelcan para decir que pobre Maria, que es una carga y culpable a la vez de la infelicidad de su madre.
Me pregunto, ya que es George quien sugiere que Maria usa la magia para ser un poco más feliz, si no estará pensando en Shannon. En cualquier caso, es muy evidente que aquí se asoma Sayo como escritora, y que nos está contando una realidad filtrada por las expectativas de los primos.
¡Así que es muy irritante que puedan comprender esto y no se den cuenta de que alguien debía conocer a Maria para presentarse como Beatrice!
Battler da la vuelta al tablero y medita sobre lo extraño que resulta que, si Genji y compañía eran culpables, pusieran la carta ahí para llamar la atención. Es una duda que no lleva a ningún lado y solo pretende exonerar a los que acaban de echar de la sala, puesto que la pregunta original sigue sin responderse: ¿quién puso la carta sino ellos?
Irónicamente, los personajes comprenden al final el movimiento de Beatrice: han caído en su trampa al volverse locos con la carta y expulsar a la gente de la habitación. Si no contamos con el conocimiento de que Genji iba a provocar sí o sí este movimiento, se crea la ilusión de que eran inocentes y todo obra de Beatrice…
¡Hasta que volvemos a preguntarnos quién puso la carta, diantre!
Entonces llega el adorable chantaje emocional: Battler ataca el punto flaco de Natsuhi para decirle que es una gran madre. Y que tiene que actuar así con Maria, también. Jessica llega hasta el extremo de mentir y afirmar que siempre ha adorado a Maria, lo cual revela lo preocupada que está. Jessica insiste en que sospechen de la bruja, no de personas reales. Porque ella conoce a todos, no como Battler, y añadiendo esto a su tendencia a intentar no sospechar de los demás… Es perfectamente razonable que prefiera mantenerse en la ignorancia.
Pero Natsuhi se mantiene en sus trece. La carta la tuvo que poner alguien ahí, y no va a dejar que ningún sospechoso se acerque a su hija.
Así que cuando Battler confirma que el círculo que han encontrado era un instrumento mágico para causar discordia y CAEN EN LA CUENTA de que el asesino irá TRAS LAS ÚNICAS PERSONAS QUE NO ESTÁN EN UN BÚNKER, entran en pánico. Esta gente es cortita, eh…
La llamada del teléfono es perfecta. Siempre me provoca un maldito escalofrío. Y me encanta que Battler de entre todas las personas, menudo Detective, no sigue la pista de Natsuhi: los teléfonos no deberían funcionar.
¡Es cosa de los malditos sirvientes!
Pero bueno, se entiende, los niños se sienten muy culpables por lo que ha ocurrido y asumen que les están pidiendo auxilio desesperadamente. Pero bien que se toman su tiempo para contestar. Que Sayo dejara el teléfono puesto para que se oiga cantar a Maria, por cierto, es tannnnn over the top. Maldita dramática, cómo te quiero aunque acabes de asesinar a tres personas más en tu versión novela.
Battler deduce que todo es una trampa para hacerlos salir, porque Beatrice tiene que completar el último sacrificio… Pero, al mismo tiempo, ya está todo perdido. Quedan minutos para las doce. Sayo sabe que nadie va a descubrirla ni a detenerla a tiempo. Me pregunto por qué decidió escribir esta primera novela así, si quería torturarse antes de atreverse a escribir un posible final feliz que nunca hemos visto o encontrado (o que quizá nunca terminó de poner escrito porque no era capaz de creer en él. Si lo fuera, no habría recurrido a la bomba, ¿no?).
¡Hey, que las mujeres se queden atrás! Gracias, Battler, como si esta historia no tuviera suficientes puntos negativos. Pero bueno, al final van todos juntos y Battler es el único que pilla un arma. George decide que es el mejor momento para sugerir que el enemigo va armado con algo además de estacas. Wow. Aplaudamos. Battler pregunta entonces si cree que el enemigo posee una fuerza animal. OH, SÍ, BATTLER, SEGURO QUE ES UN HOMBRE LOBO Y ASÍ SE EXPLICA QUE MATARA A SEIS ADULTOS, TRES DE ELLOS HOMBRES ROBUSTOS, SIN ENCONTRAR APARENTEMENTE RESISTENCIA.
Y entonces asumen que el asesino tiene una suerte de ballesta que lanza las estacas. Entiendo que es situación de histerismo —y que con los tintes de manga que suele tomar Umineko en especial en la tercera novela, es difícil no dejarse arrastrar por teorías locas— pero más tarde creo que no sería tan difícil imaginar un disparo y cubrirlo con una estaca. Más cuando cada capítulo nos indicará muy sutilmente su final con el sonido de un disparo. Claro que como Sayo evita convenientemente detalles variados —que elimine a quienes saben de armas en un primer momento es una buena opción, pero no le valdrá para siempre: si hay un disparo, por fuerza debería quedar algo de pólvora—, y sus disparos nunca atraviesan cabezas y dejan una clara evidencia… Ya sabemos. Ryukishi adora rompernos la cabeza, pero no es lo que se dice «justo» con la escena del crimen.
Una que es muy inquietante, en especial con Maria cantando sin «darse cuenta de nada». Es imposible, claro, ignorar gritos y disparos solo con cantar, así que o Maria está mintiendo, o el trauma es tan fuerte que lo ha borrado de su mente por mucho que no parezca traumatizada, o tiene una capacidad de abstracción de la hostia. En cualquier caso, como se dice aquí, Beatrice quiere que, pase lo que pase, Maria pueda conservar hasta el final la ilusión de las brujas y eso me rompe un poco el corazón…
De nuevo, es George y no Battler quien sabe hablar con Maria y sacarle los datos importantes. Yo ya me río por no llorar, a ver cuándo aprendemos a que las cosas que el texto quiere decirte se correspondan con lo que se muestra.
Esta habitación cerrada es la más absurda de todas. No debería ser difícil imaginar que alguien abrió la muerta, mató a los sirvientes y se marchó cerrando con llave.
Maria resulta muy desagradable y la verdad, no sé cómo tomármelo, porque no es la impresión que debería dar.
No quiero introducirlo en la parte de personajes porque, sinceramente, no sabría cómo examinarlo. Maria está en la gloria porque su sueño se está cumpliendo y el amuleto de Battler —Sayo perfectamente pudo estar escuchando en una habitación y oír cómo se lo daba, pero en cualquier caso es la escritora, de modo que claro que sabe que lo tiene Maria— la ha protegido de la muerte, así que ha llegado al final del juego. Pero su insensibilidad y su crueldad no me parecen creíbles. De nuevo, es más una necesidad del guion para enfatizar que todo es magia y crueldad porque todavía no vemos a Beatrice, como ocurre en la segunda novela, donde el papel de Maria se suaviza bastante.
De verdad, Maria, ¿cómo puedes estar contenta porque «Beatrice no pudo hacerte nada»? Pobre niña…
¡Qué bonita es la voz de Beatrice, por favor!
En algún momento, Sayo deja una carta para Natsuhi y esta encierra a los niños con el… candelabro. ¿Por qué, pudiendo usar la llave? ¡Y si muere, el asesino puede quitarlo y entrar a matarlos!
La historia termina, al fin, entre madrastra e hija, cara a cara. Ryukishi dirá lo que quiera, pero el amor romántico entre Battler y Beatrice nunca se establece tan bien como esta rivalidad entre Natsuhi y Sayo, que a su vez elabora una tragedia al convertirse ambas en víctimas.
Como madre, como representante de los Ushiromiya, Natsuhi acepta el desafío de la carta. ¿Qué pondría? Natsuhi grita a Beatrice que se enfrentarán por ser la cabeza de la familia, así que quizá la cara estaba dedicada a ella en concreto (ahora imaginad a Sayo escribiendo una carta para cada superviviente, a ver cuál le quedaba más cerca de la puerta).
La fantasía nos envuelve. No sabemos cómo transcurrió en realidad esta escena. Pero sabemos que Sayo aparece vestida como Beatrice, que ha terminado por revivir, y que va armada con su propia escopeta.
Me gustaría creer que Sayo acentuó las sospechas de Natsuhi mencionando a Lion, que es el legítimo heredero de acuerdo a Kinzo. En especial porque Natsuhi dice, en plena fantasía, que no puede creer que alguien como ella exista. Si intentamos quitar la fantasía, puede que debajo encontráramos que Natsuhi no podía creerse que hubiera sobrevivido al acantilado.
En cualquier caso, Beatrice ríe, porque sabe que Natsuhi no tiene balas.
Solo escuchamos un disparo cuando Battler logra romper la puerta del comedor. Sayo ha tenido que ser rápida, porque después de volar la cabeza de Natsuhi le ha puesto la dichosa estaca. Luego ha corrido a disimular su presencia para poder hacer una gran entrada triunfal. Llegados a este punto, consciente de que todo va a explotar por los aires, supongo que quiere cumplir su fantasía hasta el último instante y pensar que al menos Beatrice y la leyenda vivirán para siempre.
Battler coge el arma para intentar matar al asesino. Maria corre hacia Beatrice, que acaba de volver al salón y ríen juntas. Me repito, pero qué bonita es la voz de Beatrice, de verdad.
Y suena el dichoso reloj. No solo eso, sino que se nos marca el punto en que llega a marcar las doce…
La novela acaba.
Bueno, no del todo. Tenemos una suerte de epílogo donde se nos dan datos muy importantes acerca de Umineko, lo que se espera de nosotros y que ayudan a la vez a confundir ciertas ideas.
Para empezar, sabemos que la policía llegó al día siguiente, sin duda atraída por la explosión. Investigaron, pero no encontraron nada. En ese caso, dado que la isla ha reventado, no dejo de preguntarme cómo sospechaban que los niños sobrevivieron hasta el final. Quizá Ryukishi planeó explosiones de distinto calado según la novela, quién sabe. En cualquier caso, no tengo ni idea de cómo demonios lograron encontrar un fragmento de la mandíbula de Maria. Eso sí, nos da la sensación de que algo horrible les ha ocurrido. ¿Descuartizados? Casi seguro. Pero es difícil asumir que ha sido una bomba porque se nos habla como si hubiera algún sitio parar encontrar pistas, y no queda más que un maldito agujero.
Por otro lado, lo que nos debe atraer es que se nos cuenta que nadie sabe qué pasó. No solo eso, sino que la leyenda de Beatrice no surgió hasta que se encontró, años después, un relato escrito supuestamente por Maria Ushiromiya donde escribía los hechos de la isla en letrita muy pequeña. E incluso así se asume que todo es cosa de Beatrice:
Maria es una niña y no podría escribir con ese nivel… Al menos en teoría, porque ya vemos el pedazo de vocabulario que le pone Ryukishi cuando quiere. El caso es que supongo que sería tan fácil como contrastar sus escrituras para confirmar si fue ella o no la responsable de este cuentecito.
Se dice que está escrito en un cuaderno, muy apretado y guardado dentro de una botella, de modo que desde luego este Episodio no representa como tal esa historia. Este episodio sería más un producto de las fantasías de todos los frikis que vinieron después y sazonaron todas sus fantasías con la existencia de Beatrice. Eso o asumimos que el Meta está por todos lados.
No puedo dejar de lamentar no haber leído el texto como tal. Habría sido fascinante descubrir a Sayo a partir de la escritura de Maria, darse cuenta de que esto no lo ha podido escribir una niña de nueve años, ver cómo planteaba ciertas escenas, la presentación de Beatrice y de los hermanos… Ay.
No se mencionan más botellas y sabemos que al menos sobrevivió la del siguiente episodio antes de que gente como Tohya y compañía decidiera plagar el mundo de escritos sobre los asesinatos.
El texto afirma que el cuento que se lanza al mar no era necesario. Y es cierto. Sayo se sabotea a sí misma hasta el último segundo. ¿Por qué escribiría nada si de verdad quería que Beatrice triunfara como leyenda? Porque, como dice al final de su relato, su deseo más profundo es que alguien averiguara la verdad.
Quizá, como dice el texto, se arrepintió de no contarla.
Quizá.
Pero Sayo siempre quiso que alguien la rescatara.
Incluso si tenía que ser un desconocido.
Por eso escribió estas últimas palabras, ocultándose bajo Maria hasta el último segundo.
¿Quién soy?
Averiguadlo. Es lo único que quiero.
Personajes destacados
Natsuhi, por supuesto. En el capítulo anterior ya se comentó que las madres pueden ser muy peligrosas cuando quieren proteger a sus hijos, y esta idea se lleva hasta el extremo cuando se medita sobre su negativa a dejar que Maria, una niña de 9 años, permanezca cerca porque la considera sospechosa. Puede parecer extremadamente cruel, y lo es, pero Ryukishi se asegura de permitir que veamos (mediante su diálogo y sus silencios, ves, Ryukishi, puedes hacerlo cuando quieres) que no se siente cómoda con su decisión… Pero que no está dispuesta a arriesgar al vida de Jessica, a la que indudablemente quiere. De modo que hay que verlo desde la perspectiva de un madre que sabe que cada vez son menos personas, que hay un asesino suelto que la reta en persona…
¿Qué se le debió pasar por la cabeza? ¿La muerte de su marido? ¿La posible muerte de su hija? ¿Fue el sentimiento de responsabilidad por ser la adulta restante que envió a la muerte a los sirvientes? ¿O llevaba planeando desde el principio el acabar ella misma con la amenaza?
No lo sé, pero no me cabe duda de que Natsuhi es épica y el duelo final con Beatrice fue de las cosas que me animó a continuar la historia. Pocas veces he encontrado narraciones que traten a personajes femeninos tan elaborados, contradictorios y profundos como en Umineko.
De verdad que deseo que Battler hubiera llegado a ser tan buen personaje como cualquiera de las mujeres que pisan esta novela.
Por otro lado, en este capítulo vemos lo mejor y lo peor de Battler. Cuando tiene tiempo para pensar, cosa que Beatrice no le suele conceder, se sienta a investigar para resolver sus dudas. Así es capaz de encontrar lo del círculo y entender más o menos lo que el culpable buscaba de ellos. Luego su ansiedad lo guía y quiere salvar a toda costa a Maria, que no deja de ser una niña pequeña.
Sin embargo, ante la muerte, ante la locura de la escena, pierde la compostura frente a Maria, gritando, siendo violento y arrojando cosas contra las paredes. Como personaje veleta que es, ahora grita que no cree en las brujas. De nuevo, es algo comprensible, pero no se afirma con la suficiente fiereza en las siguientes historias.
Y después, cuando se hace con el arma, Battler se rebela contra las felicitaciones de Maria a Beatrice —a pesar de que la narración está lo suficiente calmada como para examinar el punto de vista de esta— entre gritos de frustración. ¡Vivirá, vivirá, no piensa morir! Me pregunto si Tohya ya estaría pensado desde el principio al menos como concepto…
Pistas de las que no nos damos cuenta
Primero, ¿creéis que es el momento? ¡Se ha descrito que el grupito se pasaba un buen rato sin hacer nada en la habitación de Kinzo y ahora vais a lo loco a salvar a Maria! ¡Es muy anticlimático!
Segundo, ¿por qué es George quien siempre nos va guiando con estas cosas?
Como ya se ha dicho, es bastante sencillo. Maria no ha visto a Beatrice entrar como mariposas por la puerta en ningún momento. Simplemente es lo que ella cree. Genji cerró con llave, pero alguien que tuviera otras llaves —como se ha sugerido, ya que el asesino pudo pasar por la zona de los sirvientes— no tendría problema para abrir la puerta. Mata a todos y luego abandona la habitación, cerrándola con sus llaves.
Alguien dispara y clava una estaca para ocultar la herida —o destroza las caras—. Aparte, aunque es comprensible que Battler esté histérico, lo que nos desconcierta es que hemos oído un disparo y que el arma de Natsuhi todavía desprende humillo (¡y huele a pólvora! ¡Así que aquí sí, eh, Ryukishi!). ¡Pero antes ya se estableció que el enemigo puede tener otra arma! Incluso si no se nos ocurre que el asesino tenga una escopeta o no podamos reconciliarlo con el hecho de que Natsuhi haya disparado, podemos imaginar que le pusieran el arma asesina en las manos para asemejar un suicidio.
Función del capítulo
Cerrar (más o menos) esta primera historia, por supuesto. Diría que el único arco de personaje que llega a su clímax es el de Natsuhi, que ha tenido una clara evolución desde que apareció hasta ahora, plantada con un arma frente a un asesino que ha destrozado a su familia. El resto se mantienen más o menos como al principio, más resentidos y asustados, pero sin cambios profundos.
Lo más importante son los datos que se nos proporcionan al final y el claro e inequívoco mensaje: que alguien descubra la verdad. Por desgracia, con la Tea Party todo se vuelve extraordinariamente confuso y es difícil sentarse a discernir qué clase de «realidad» debemos destapar. Pero eso ya se comentará en su respectivo análisis.
Ya se ha comentado arriba cuáles son los datos importantes, de modo que no los reiteraré. Solo quiero destacar que Umineko se sitúa de forma clara en el campo de la tragedia y trata de removernos con las horribles muertes para intentar entender qué clase de asesino escribiría en nombre de Maria una historia que podría (o no) ser verdad. ¿Quién fue? ¿Cuándo la escribió? ¿Por qué oculta su identidad? ¿Se arrepiente de sus actos? ¿Está loco/a?
Sin duda, saber que Maria está definitivamente muerta gracias a su mandíbula y que alguien usurpó su identidad y arrojó al mar una historia donde la familia Ushiromiya moría poco a poco es desconcertante y confuso. Es la intención. No tenemos que mirar a Ryukishi con suspicacia, sino preguntarnos qué clase de persona sería la que haría algo así. Desde luego, parece estar implicada en los asesinatos y en el misterioso final de los primos, pero ¿de qué forma? ¿Y por qué arrojaría una mentira al mar para luego suplicar que alguien investigue y desvele la verdad?
Preguntas, preguntas y más preguntas que resolver mientras se esperaba a que saliera la siguiente novela. Preguntas que debemos llevar escritas en negrita para asegurarnos de no perderlas de vista cuando afrontemos la continuación de Umineko.
Manga
Kei Natsumi no sabe dibujar cosas kawaii. No dejaré de repetirlo. Por favor, señora, deje de intentarlo, me da miedo. Quitando eso, las expresiones han mejorado una barbaridad y el ritmo es muy, muy fluido y está llevado de maravilla. Puedes notar la frustración y la culpabilidad que experimentan los personajes en cada panel, en particular Battler y Natsuhi, o lo tocada que se siente Jessica cuando su madre se niega a abrir las puertas porque quiere protegerla. Sin duda, emocionalmente funciona mil veces mejor que la VN.
Hay otros cambios pequeños pero muy valiosos: Natsuhi es la única que quiere que Jessica se quede atrás y Battler, que sabe cómo está utilizándolos Beatrice, se niega e insiste en que todos marchen juntos. También nos ahorramos estúpidas reflexiones acerca del enemigo y si tendrá una fuerza monstruosa. Aun así, se deja para el final la idea de que el enemigo debe estar usando un arma distinta a una «lanza estacas», pero supongo que funciona mejor con la escena porque George advierte de ello antes de abrir la puerta del comedor.
Yay, gore con todos los cuerpos, completamente innecesario.
Y entonces tenemos una portada con Maria sobre Battler en una pose completamente sugerente mientras le tira del lazo de la corbata con… la boca. No tiro el manga por la ventana porque es versión inglesa y es caro, pero las ganas que tengo no me las quitará nadie. Y más Maria riendo como si fuera un demonio porque nunca tenemos suficiente. ¿A alguien le extraña que el lector casual termine por cogerle manía?
En fin, gracias al formato manga, podemos ver la escena de fantasía de una fantasmal Beatrice entrando en el salón. Y se me rompe el corazón porque te muestran a Kumasawa sollozando, horrorizada. ¿Qué debió sentir cuando su niña le dijo que iba a matar a tres presentes? No quiero imaginarlo. Tampoco puedo imaginar a Sayo escribiendo esto porque se me revuelve todo.
Natsuhi es pura majestuosidad cuando acepta el duelo con Beatrice y amo cada panel. No soy especialmente fan de que veamos a Beatrice aparecer en su forma de mariposas (por mucho que el uso de la luz me robe el aliento). Si eso, me encanta que veamos cómo usa su pipa para apuntar a Natsuhi porque podríamos superponerla con la imagen de Sayo alzando su propia pistola.
El discurso de Battler se reduce mucho y así resulta mucho más doloroso y emocional. ¡Gracias! Y me encanta que Beatrice aparece con su cuerpo como tal delante del retrato para que podamos imaginar su cara… Pero el manga se la ensombrece para que no podamos verla tal cual. ¡Hola, Sayo, ese vestido te queda precioso! Me pregunto si el hecho de que no veamos jamás el valle de sus pechos es intencional por parte de Natsumi Kei, ya que en la tercera historia se mira cuando Battler la reconoce y parece muy afectada, como si dijera «ahora tengo de verdad». Ojalá. También desconozco si era la intención, pero todas las veces que vemos reír a Beatrice en su cuerpo físico (al menos antes de la Tea Party) da la sensación de que lleve una máscara.
Y adoro el final del capítulo. Como no tenemos ningún sonido como en la VN, hay que recurrir a evocar un sentimiento mediante un dibujo. Podríamos poner a Battler gritando, sin más. O podríamos poner una escena grandiosa.
Y no. Lo único que vemos es un fundido en negro que se traga a Beatrice. Una Beatrice que nos da la espalda y sonríe maquiavélicamente, pero a la que no vemos la cara como tal. Y es una sonrisa que podría ser completamente forzada y monstruosa, mientras la leyenda que ha creado… la devora.
Como siempre, aquí tenéis un análisis más extenso que el mío.
Detalles a mencionar
Sayo, ¿de verdad aspiras a que me crea que Battler reflexiona sobre esto en la situación en la que está? Que se te ve el plumeroooo.
Ya aparte, me encantan ciertos detalles del epílogo. Por ejemplo, mientras llegamos al final de la descripción se nos grita: nadie resolvió el misterio del oro. Y «descansa en paz, Beatrice», con el mar de fondo.
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