Analizando Berserk. Capítulo 21: Nosferatu Zodd (IV)

Dejamos el último capítulo de Berserk con Griffith rescatando a Guts. Por desgracia, a Zodd no le hace nada de gracia que le intenten quitar a su víctima…

Si algo hemos aprendido leyendo Berserk es que las peleas contra los Apóstoles no son gloriosas. Complejas, sangrientas, satisfactorias, sí. ¿Épicas? A su oscuro modo, también. Pero no hay gloria en ellas. Si la hubiera estaríamos en otro tipo de historia. Guts no puede vencer sin más. Con todo mi amor y respeto para esta clase de juegos y mangas, Berserk no es un paseo por el mundo de The Legend of Zelda,  Dark Souls o One Piece. Cada batalla está pensada para dejar cicatrices en el cuerpo de nuestro protagonista que no pretenden exhibirse como grato recuerdo de un obstáculo superado, sino de una muerte evitada por los pelos.

De modo que, ahora que entramos en la tercera fase de este boss, debemos prestar atención a lo excepcional que es. Porque, por unos momentos, esta batalla se vuelve gloriosa. Griffith toma el control de la situación. Un par de gritos para sincronizarse con Guts crean el subidón de adrenalina necesario. Así, combinados, los dos se enfrentan ante la muerte encarnada que se precipita contra ellos con ojos sangrientos y cuernos listos bien afilados.

Y, aunque luchan por sobrevivir, de pronto el mundo se vuelve esperanzador y rabiosamente clásico porque parece que estos hombres pueden vencer.  A su favor juega que Zodd  se ha dormido en los laureles. Demasiadas victorias sencillas. No es capaz de anticipar el rápido movimiento de los humanos y sufre por ello. Guts le hunde la espada en el hombro derecho. Griffith le sesga el brazo izquierdo.

Detengámonos a considerar lo badass que es Griffith. Si tuviera que compararlo con alguien, sería con Serpico. Los dos son rápidos, ligeros, letales, pero más como agujas que  planchazos monstruosos. Griffith no tiene el peso, la corpulencia o la espada de Guts. Y, aun así, se las apaña para provocar un daño que solo tendemos a asociar con nuestro guerrero negro.

Con ello no quiero desmerecer a Guts, por supuesto. Ha hecho mucho daño también. Por favor, qué no habrían sido capaces de hacer si hubiera estado sano… Vamos, no creo que hubieran hecho picadillo a Zodd, pero sí le habrían provocado un ataque de excitación al encontrar semejantes rivales. Y, es que, juntos, son casi invencibles. ¡La fuerza de la amistad! 

Griffith es como los mejores jefes finales; se reserva para los momentos más épicos y, entonces, nos deja sin aliento. Y aun entonces siempre se asegura de dar el golpe más contundente posible sin desperdiciar energía. Femto hace exactamente lo mismo. Es esta reserva, esta dificultad para concebir sus verdaderas habilidades, lo que vuelve a Griffith tan delicioso como personaje. Y… quizá sea ese su problema. Si luchara más junto a sus compañeros, como hace aquí, ¿el futuro habría sido distinto? Yo diría que sí.

Habría sido una historia de un líder que trabaja en grupo, no que comanda uno. Si Griffith hubiera sido más de formar parte de la Banda, en vez de encarnarla, es muy probable que no hubiera perseguido los títulos nobiliarios, porque su ambición no habría sido tan abrasadora. A cambio, habrían conseguido muchas otras cosas. Puede que hasta hubieran vivido más tiempo.

Pero Griffith no es así, ni esta es la historia de Berserk… Y, sin embargo, pequeñas escenas como esta hacen que el lector suspire por que puede percibir el potencial de la Banda. Puede soñar con un futuro donde hubieran podido luchar codo con codo, como Guts desea fervientemente gracias a momentos como este en los que Griffith se deja llevar.

Pero, y aquí interviene la trama, cada vez que Griffith se centra en Guts, queda vulnerable. Así, mientras le tiende la mano para intentar ayudarlo, Zodd le alcanza y lo deja fuera de combate. Y luego usa su propio brazo para librarse de Guts porque savage. Me recuerda al gigante de fuego de Elden Ring… ¿Miyazaki, es otra referencia, solo que con una pata en vez de un brazo? Encajado el brazo de vuelta, porque el señor es lo más, tiene la cara de lamentarse porque va a perder a dos rivales magníficos. En vez de ser como Hisoka de HxH, que prefiere dejar que sus «manzanas verdes» tengan tiempo para madurar, Zodd hace un metafórico encogimiento de hombros porque «es lo que hay» y va directo a por Griffith.

Y es entonces cuando ve el Beherit.

No es casual, por supuesto. Ya no es solo que Miura haya planeado la escena, sino que dentro de la propia historia hay un poderoso elemento de destinación. Incluso si la causalidad no es rígida y no equivale exactamente al Destino, sabemos que existe una fuerza divina que interviene en el mundo para que las cosas ocurran de acuerdo a un guion concreto. Así que, cual Anillo Único, el Beherit ha «quedado expuesto» fuera de la armadura de Griffith.

Porque en ese guion divino no pone que un futuro Mano de Dios pueda morir antes del momento de la elección.

En realidad creo que nunca vemos si quien posee un Beherit puede tener tan buena suerte de que lo maten antes de tiempo, así que voy a asumir que simplemente no es posible.

La impresión de Zodd es mayúscula. Cruzarse con el Huevo del Conquistador no es habitual y, de hecho, prácticamente ningún Apóstol ha debido tener una experiencia semejante. Al fin y al cabo, solo aparece una vez cada doscientos y pico años. Aparte, Zodd no puede asumir que haya estado a punto de aplastar sin más a un chavalín que va a ser (técnicamente ya es) uno de los Mano de Dios. Concretamente, el último.

Pero una vez todo encaja, Zodd rompe a reír, porque ahora comprende por qué se ha enfrentado a alguien tan fuerte. Es posible que se haya informado también sobre la Banda del Halcón y que sea capaz de entender esa aura de misticismo que les rodea gracias a su líder. Después de todo, un Mano de Dios no puede ser menos que excepcional. De lo contrario, la Causalidad no podría acumularse a su alrededor, tan pesada como un agujero negro, para luego estallar en la perturbación necesaria que creará a un ángel (o un dios, dependiendo de cómo queráis verlo).

De modo que decide marcharse. Su intención es matar a Guts en otro momento, pero reconoce que es posible que no vuelvan a encontrarse. Normal, pues si algo le debe haber quedado claro al ser testigo de la cercanía de ambos es que Guts es un sacrificio de Griffith.

—Deja que te haga una advertencia… O, mejor dicho, te dé un consejo… Si te consideras un verdadero amigo para este hombre vete preparando porque, cuando sus sueños se vengan abajo, ¡te visitará la muerte! ¡¡Una muerte del todo inevitable!!

Muerte escrita.

Tras esto, Zodd se va a lo grande, agujereando toda la edificación y se pierde entre los relámpagos del cielo. A eso le llamo tener estilo.

Pero la situación sigue siendo crítica. Casca se precipita sobre Griffith mientras a Guts le rodean sus propios hombres, entre ellos Gastón, que echa por tierra sus débiles afirmaciones de que se encuentra bien. Guts insiste en que no necesita atención porque…

—Lo importante es cómo está Griffith…

Pero, cuando trata de acercarse, Casca lo rechaza y lo culpa entre lagrimones.

Acostumbraos a verla llorar. A Miura le encanta dibujarla de esta forma alrededor de Guts.

De momento creo que podemos cerrar el arco de Zodd apreciando la habilidad de Miura. No solo ha sabido mantener durante varios capítulos una inmensa tensión, sino que ha mimado a la perfección a sus dos tipos de lectores. Por un lado, los que leyeron desde el principio por fin reciben una suculenta información que les permite ver cómo se aproxima la tragedia. Con la historia del Conde y Theresia todavía en mente, no es difícil imaginar cuál es el destino que ha profetizado Zodd para nuestros protagonistas. Y, aun así, les aguardan muchas sorpresas porque a estas alturas no podían imaginar el papel de Casca, ni tampoco qué provocaría que los sueños de Griffith se vinieran abajo.

Por otro lado, los fans nuevos ahora saben que hay un plan maestro. Que esta historia va a ser, literalmente, invadida por monstruos que rompen todas las reglas. Este tipo de fans debe estar haciéndose muchas preguntas. Desde si Zodd tendrá un nuevo duelo con Guts a qué demonios es la Mano de Dios y por qué está relacionada con el Beherit. Y, no menos importante, un fan nuevo debe empezar a preocuparse por lo que Griffith pueda hacerle a Guts.

Dulce criatura del verano, quien ha empezado a leer con la Edad de Oro no puede ni imaginar el destino que le aguarda a la Banda.

¡Nos leemos!

Ojos destrozados

0

Gente partida por la mitad

0

Niños muertos

0

¡Que el viento sople a vuestro favor!

5 1 vote
Article Rating
Subscribe
Notify of
guest

5 Comments
Oldest
Newest Most Voted
Inline Feedbacks
View all comments
Dorameg
Dorameg
1 year ago

Ufff, mi espera a valido cada segundo en ascuas por ver tus siempre maravillosos análisis de cada capítulo de Berserk. Para mí, éste es uno de los episodios más subliminales y crudos en cuanto a avance de trama se refiere, tanta información pero sin ser contundente que ayuda a mantener el interés por saber qué demonios sucede en este mundo épico medieval, y la angustia por presentir que algo horrendo se cuece tras bambalinas. Sin duda, Miura era un genio por calibrar de forma impecable ambos tintes y hacerlo perdurar durante el transcurso de la historia. Mil gracias por todo, Suzume, que sepas que no hay nada mejor para mí que leerte en mis domingos pasivos y descansados. Un abrazo. ❤️

Albonk
1 year ago

Hola! yo no soy una persona tan entendida de Berserk, pero tus reseñas me parecen interesantes y entretenidas, solo me preguntaba si algún día tienes pensado hacer un análisis de The Legend of Zelda. Buena reseña!

Albonk
Reply to  Suzume
1 year ago

Saludos! no quiero ser pesado jaja, pero si lo que te interesa son los personajes Majora’s Mask esta guay, lo dejo caer. Gracias.

Mistral Chronicles