Berserk alcanza, por fin, en este capítulo 18 a uno de sus personajes más famosos: Nosferatu Zodd. Por ello es totalmente apropiado que la primera imagen que vemos sea el Beherit:
Era de color rojo intenso, como una gota de sangre.
O una lágrima cargada de dolor, si me permitís.
En un pequeño flashback se nos recuerda de dónde proviene el Beherit, cómo parece haber llegado por casualidad a las manos de Griffith… Y la voz de Guts murmura que aún recuerda el sueño que Griffith compartió con él hace tres años, en plena gloria desnuda (jeje): nada menos que hacerse con su propio reino.
La siguiente página es una en la que Griffith aferra su colgante mientras relámpagos cruzan el cielo.
En otras palabras: gente, es importante que recordéis que el Beherit es relevante y, por si no lo habéis notado, va a tener importancia inmediata en la trama. De ahí el flashback para que no nos pille de sopetón. La cosa es que el Beherit no tiene, técnicamente, papel hasta el siguiente capítulo, pero es necesario recordarnos que 1) Griffith siempre lo lleva encima para que, cuando se le salga de la armadura, no parezca un Deux ex machina y 2) simbólicamente representa la que Causalidad se aproxima.
En forma de un Apóstol.
En concreto, aquel que servirá con fidelidad a Griffith cuando este se reencarne y esté un paso más cerca de su sueño. Ese de conseguir un castillo y un reino.
Pero, vale, ¿cuál es la situación para que nos encontremos con un Apóstol?
Bueno, como suele ocurrir en las guerras, hay un asedio y la Banda del Halcón está a punto de lograr tomar cierta fortaleza. Solo hay un problema: los enemigos cuentan con un soldado formidable que controla el torreón principal desde el que está impidiendo que todo el pelotón de Guts asalte el castillo. Judeau, fuente de eterna sabiduría, nos explica quién es este guerrero.
Nosferatu Zodd.
Favorito de muchos, un guiño al cine antiguo por el vampiro Nosferatu de la homónima película y, si la wikia no se equivoca, producto del deseo de Miura de recrear monstruos a lo Go Nagai, es una bestia parda en el sentido más literal. Ah, y también ha sido teorizado como padre de Guts. A lo cual respondo: para un villano que no está interesado en violar mujeres, o tener interacción alguna con ellas, POR FAVOR, ¿podemos dejarle en su obsesión por masacrar señores y no volver su relación con Guts todavía más visceral de lo que ya es? ¿Sí? Muy bien, así me gusta.
Además, una parte de mí no puede dejar de señalar con un dedo al hijo de Guts y Casca, afectado en cuerpo y alma por la… hmmm… por la semilla de Femto, así como a los trolls y a los daka de los kushanos, todos ellos hijos de Apóstoles o pseudo Apóstoles o al menos criaturas que no son de la dimensión terrenal. La mezcla entre humano y no-humano no es ni buena para la madre (porque, ya sabéis, aquí solo se viola a mujeres humanas) ni dar lugar a un bebé humano.
Y la gracia de Guts es que es humano hasta el tuétano de los huesos.
Dicho esto, volvamos a Zodd.
Las leyendas se amontonan a su espalda a modo de ríos de sangre, vísceras y desesperación. Como hay, aparentemente, mucha mitología pesadillesca a su alrededor, es natural que sea el niño del grupo, el que más escucharía los cuentos a la luz de las fogatas, quien nos hable de Zodd con morbosa fascinación:
Es un espadachín que goza de fama legendaria entre los mercenarios… Se dice que se ha cobrado cientos, miles de vidas en los campos de batalla… Aunque no es el único motivo por el que se le teme. Cada vez que se rumorea sobre su muerte, vuelve a aparecer en alguna guerra. Y lo más increíble de todo es que ¡se tiene constancia de que sus hazañas de guerra se remontan por lo menos cien años en el tiempo! Por algo le llaman Zodd el Inmortal…
Oh, boy, esto es fascinante porque los lectores llegan a este punto desde dos posiciones muy diferentes.
1. No saben nada de la parte sobrenatural de Berserk porque han empezado a leer a partir de la Edad de Oro.
2. Saben lo que se viene porque es un patrón que ya conocen por el arco del Guerrero Negro o porque han visto alguna de las versiones animadas de la historia.
Y son dos caminos extremadamente divergentes para aproximarse al primer enemigo sobrenatural de la Edad de Oro. Si no sabes nada, la presentación de Zodd es siniestra, pero puedes asumir que ha habido varios hombres que se han apropiado de un nombre famoso a lo largo de las décadas. En cambio, si has leído el Guerrero Negro te aferras al manga, o a la pantalla del ordenador/móvil, y el corazón te da un pequeño vuelco de emoción… Porque a partir de ahora las cosas van a cambiar y no precisamente para bien. Y ahora tienes muchos, muchos más personajes de los que irte encariñando y que, al contrario que el protagonista, son prescindibles.
En otras palabras: hay nubes en el horizonte.
Por otro lado, es posible que como lector nunca fueras consciente de lo joven que es Guts. El arte del primer arco lo representa de una forma ambigua entre los 20 y 30 años, pero aquí tienes claro que no ha alcanzado los 20. De hecho, en España acabaría de cumplir la mayoría de edad. Y este crío se va a encontrar con su primer Apóstol totalmente a ciegas.
Es una promesa deliciosa y terrorífica. Miura no había olvidado la historia principal. Es la hora de encarrilar de nuevo hacia la tragedia.
Los personajes reaccionan de formas distintas. Corkus es un negacionista por nacimiento y todo lo que hace suele ser ridiculizado o enfocado de una forma negativa, de modo que Miura lo usa para dejarnos claro que el elemento sobrenatural tiene peso. Al fin y al cabo Corkus no suele hacer buenas predicciones. ¿Por qué esta vez iba a ser diferente? Rickert nos provee todavía de más worldbuilding al afirmar, a la defensiva, que no es que él crea, es que muchos mercenarios tratan a Zodd como un dios de la guerra. Esto me recuerda a cómo en China y Japón existen personas que fueron divinizadas tras su muerte, asociadas a un aspecto muy concreto de su vida. Mi kami favorito de esta clase es Tenjin, un escolar y poeta de la poderosa familia Fujiwara que murió en el exilio durante el siglo IX por intrigas palaciegas. A día de hoy, sus templos se abarrotan de estudiantes antes de los exámenes. Es, como podréis imaginar, es uno de los dioses más populares.
Es posible que Miura jugueteara con un concepto similar con todo eso de ser un dios de la guerra. Y, bueno, en cierta manera Zodd es un dios menor, deificado gracias al sacrificio de seres queridos y que continúa participando en guerra tras guerras así que… ¿Por qué no?
Que la tormenta se aproxime, todavía más ominosa que antes, solo enfatiza la sensación de pérdida de control. De que la Causalidad está a punto de echarles la garra. Y, como bien señala Judeau, ¿cuáles son las probabilidades de que Guts evada a un monstruo de esta clase?
Resulta que son: 0.
Y lo son porque sus hombres están cayendo uno tras otro. De hecho, si Guts no ha ido ya a desafiar a su enemigo es porque lo están reteniendo por la fuerza. Tienes que reírte al ver que, literalmente, se le han amotinado porque quieren protegerlo de Zodd y Gastón no encuentra demasiados problemas para llamar a otros hombres a que lo ayuden a controlar a su capitán.
Frustrado y consternado, Guts grita que ha transcurrido una hora desde que llegaron ahí, que han enviado 50 hombres y que ninguno ha regresado. Si soy sincera me sorprende que haya aguardado tanto tiempo. Dice bastante de lo mucho que respeta la habilidad de quienes están a su cargo… Y precisamente por ello no va a perdonarse por haberlos enviado en su lugar. Por supuesto, en su desesperación también juega hasta cierto punto su orgullo, porque a pesar de que podría haber pedido ayuda a Griffith al encontrarse en la tesitura de que quinientas personas no pueden penetrar la fortaleza porque un tío se ha plantado en su camino… No lo ha hecho. Es más, cuando Gastón le sugiere que vayan a su general, Guts se niega en rotundo.
Hasta ahora la Banda del Halcón parece contar con un currículo impecable. Si perdían un castillo, como ocurrió durante el encuentro de Guts y Griffith, ya habían demostrado de sobra su capacidad aguantando meses en una situación desesperada. Desde entonces da la sensación de que solo han conocido la gloria. Eso, unido al hecho de que tiene toda la pinta de que esta es la primera misión después de que el rey haya otorgado a Griffith un título nobiliario… Fallar queda fuera de la ecuación. Y más si es culpa de Guts. No solo eso, sino que pedir ayuda cuando aún tiene a gran parte de su pelotón intacto resultaría humillante.
Así que Guts patalea y grita porque es una situación insostenible.
Entonces un hombre regresa. Y lo hace partido en dos. Guts abandona su fachada de orgullo masculino para sostenerle, le llama por su nombre (Dilos) y contempla cómo se le escapa la vida junto a la sangre. Lo último que dice Dilos es el famoso nombre:
Nosferatu… Zodd.
Y los mercenarios comienzan a temblar, porque su fama le precede.
Lo cual dice bastante de lo ignorante que es Corkus, pero divago.
Guts cierra los ojos de Dilos y se incorpora con decisión. Ya no sacrificará más vidas. Prohíbe a su pelotón seguirlo y se adentra solo en la guarida, literal, del monstruo. Me gusta mucho esta escena porque es lo que todos preveíamos que ocurriría, desde Judeau a los lectores, pero el motivo no es que Guts quiera probarse o que le excite la futura batalla. Lo que quiere es vengar a sus hombres y proteger a los que quedan vivos. Como solo puede ocurrir en una historia de fantasía, el jefe avanza por el tablero para ser un escudo en vez de continuar enviando peones a morir.
Que no me siga nadie. Acabaré con él yo solo.
Entonces avanza por una galería con mucho aire de cripta así medio románica, tan gruesa y pesada, que acentúa la sensación de opresión, oscuridad y misticismo. Las antorchas iluminan los cuerpos de todos los hombres que ha enviado a su muerte. Guts no deja de notar que están cubiertos por sus armaduras y, a pesar de ello, han acabado destripados o partidos en pedazos. Pone cara de asco y horror, como es normal, pero en el fondo yo sé que se está marcando a su contrincante como goals. Total, Guts ya consigue atravesar armaduras, el siguiente paso es estar a la altura de Zodd.
Y antes de continuar, quiero resaltar que los cadáveres están distribuidos de forma muy estética. Asumiendo que entraron cincuenta hombres de golpe, y no de uno en uno, entonces es extraño que haya tantos desperdigados por el pasillo en posiciones tan distintas. Sí, da la impresión de que alguien haya pasado por medio y los haya estampado contra las paredes, pero eso es todo. No hay una sensación, por ejemplo, de retirada en masa o de que los cuerpos del principio del pasillo fueran una vanguardia que se encontró con Zodd y cayeron en combate, porque en ese caso tendrían que haber sido aplastados en el proceso cuando sus compañeros pasaran por encima. Y, vaya, es lo que tendrían que haber hecho porque casi todos los cadáveres, como veremos, se acumulan al fondo de la galería, lo cual indica que la Banda del Halcón fue la que presionó hacia Zodd. Lo cual es, también, muy extraño porque no me imagino a ningún humano corriente pudiendo hacer retroceder a un Apóstol. Pero bueno, que si hubiera sido este el caso todo tendría que ser mucho más gore y sucio. Irónico, siendo esto Berserk.
No estoy criticando a Miura por desplegar minuciosamente los cadáveres como miguitas que se van incrementando, ni de lejos. Funciona de maravilla para construir el horror de la escena, pero una vez lo piensas no tiene mucho sentido.
En cualquier caso, es indudable que se trata de un espectáculo horrendo. Uno aderezado con buenos ángulos para causar ansiedad, en especial cuando escuchamos los rugidos que provienen de una lejana salida que parece pequeña, aplastante, de esas que no te van a dejar escapar.
Y Guts corre hacia ella… porque es Guts.
Al final se encuentra, literalmente, con una montaña de cadáveres y una criatura monstruosamente grande en medio de su obra de arte, con dos hombres ensartados en su desmesurada espada (porque Guts no es el único en llevar planchas en lugar de armas corrientes) y los dedos de la otra mano hundidos en la boca de un tercer desgraciado.
Aquí podemos notar que Zodd no estaba totalmente pensado porque su primera aparición es más impresión que sustancia. No me malentendáis, es una imagen escalofriante. Es brutal. Me encanta. Pero está desnudo y más tarde Miura siempre le mostrará con armadura, incluso si después va a transformarse. El motivo de su desnudez es evidente; lo descarnado resulta más impactante. Más animal. El daño es personal y carnal. Podemos rizar el rizo considerando que la desnudez también produce miedo por el elemento sexual y, qué queréis que os diga, Zodd tiene empalados a unos cuantos señores y a otro lo coge por la boca. Sabemos que Miura apreciaba mucho el diseño estético de Hellraiser, hasta el punto de alimentarse de ideas del laberinto de esta historia y probablemente de su Leviatán para crear la dimensión de la Mano de Dios o la Idea del Mal, y… bueno. Hellraiser es una historia escrita y dirigida por un hombre gay que quería experimentar con ideas brutales de sadomasoquismo. El elemento sexual está más o menos reprimido en las películas, pero no en la novelette, creedme. Por otro lado, Go Nagai fue una de sus grandes inspiraciones, y aunque no encuentro que hable explícitamente de Devilman… Creo que no hace falta que discutamos sobre ello, porque las referencias son evidentes ¿verdad? Solo quiero resaltar que Go Nagai siempre ha impactado en sus lectores por la libertad con la que empleaba el elemento sexual, dando lugar a comentarios bastante interesantes incluso si con el paso del tiempo son bastante, eh, cringe, sobre las mujeres, la homosexualidad, bisexualidad y demás ideas.
En fin, que aunque no vemos hombres violados en Berserk por Apóstoles, la impresión del peligro físico, místico y sexual se acentúan en una bestia parda que debe medir más de dos metros y triplicar, como poco, a Guts en anchura.
Ahora, debo reconocer que los genitales están más o menos censurados y si bien Miura nunca va a representar claramente ni los masculinos ni los femeninos, igual que decide olvidar que los hombres tienen pezones, tanto los testículos como el pene aparecen sombreados en muchos de sus dibujos a medida que avanza la historia. Así que, por mi parte, asumo que no dibuja aquí nada más que un saco porque está todavía en sus «primeras» etapas, y porque… A lo mejor ponerlo es demasiado directo para sus lectores.
También diré en defensa de Zodd, una vez más, que es de los pocos Apóstoles que jamás ha participado en cámara en un acto sexual, ni siquiera con la excusa de que matar le excita. Con ello se pone un escalón por encima de Femto. No me cabe duda de que su representación como una suerte de sanguinario guerrero dedicado a buscar enemigos fuertes sirve para darle un toque de dignidad y casi caballerismo del que carecen muchos de sus compañeros.
Pero solo un toque. Zodd no deja de ser un monstruo y Miura se asegurará de recordárnoslo cada vez que aparezca. Pero ese toque se perdería si se dedicara a violar. De hecho, en la futura Nueva Banda del Halcón me parece que todos los miembros más importantes están limpios de violaciones.
Salvo Griffith, claro.
En cualquier caso, en esta etapa Miura todavía estaba explorando y creo que el subtexto puede mantenerse simplemente como subtexto para aderezar la orgía de horror.
Orgía, ¿lo pilláis?
Volviendo a la historia. Guts, ante el espectáculo, cumple los temores de Judeau y, probablemente, los de Griffith. El chico es predecible ( ~Causalidad~ porque todo ocurre por un motivo), pero gracias a ello Griffith intervendrá para salvarle la vida. Porque sabe que se arrojará sobre este mítico enemigo y Griffith no quiere arriesgarse a perder a Guts. Al resto que le den.
Cabe aclarar que no es que Guts sea como Zodd y quiera plantar cara a un monstruo para probarse: es que está matando a sus hombres delante de su cara.
Pero Guts no está preparado para lidiar con la brutalidad de Zodd, que usa a los guerreros empalados para atacarle. La embestida es tal que lo manda volando al otro extremo de la sala. Y para alguien que nunca haya visto lo que pueden hacer los Apóstoles, es un paso terrorífico y excitante en comparación con las batallas más o menos realistas que hemos ido disfrutando a lo largo de La Edad de Oro.
Y lo último que vemos es la cara de un monstruo a quien la carcasa humana se le queda horriblemente pequeña.
Ojos destrozados
7
Gente partida por la mitad
5
Niños muertos
0
Simplemente maravilloso, por fin aparece Zodd, una bestia sin igual en el mundo de Berserk. La primera vez que lo vi, me acuerdo que sentí muchísimo miedo y me impactó demasiado su desnudez, así que se podría decir que Miura, aunque aún estaba en proceso de desarrollar por completo las características del monstruo, era un genio por cumplir su cometido de dejar con los pelos de punto al lector. Tus análisis son la gloria, siempre al pie del cañón leyéndote. Mil gracias Suzume. <3
¡Doraaaa! <3
¡Zodd es tan icónico! Siempre sonrío cuando releo esta parte porque a pesar de todo lo que comento, me parece que su brutalidad e impacto en la historia están tan bien conseguidos que <3 Además aparece lo justo y suficiente para que cada nueva aparición sea emocionante.
«y me impactó demasiado su desnudez». ¡Lo mismo! Es tan: por qué estás desnudo, qué significa, qué debo interpretar, POR QUÉ NO ESTÁS VESTIDO. Miura era increíble para representar cosas crudas y que afectaran, ay…
¡Mil gracias a TI por seguir leyendo! <3