Analizando RG Veda #2 (2/2). La tempestad de las seis estrellas

¡Analizando RG Veda#2 por fin llega a su final! Diría que ha sido un tomo largo, pero es que no tiene ni comparación con lo grueso que es el tomo 3, así que todavía nos queda un largo camino por delante~.

En el anterior análisis de RG Veda, Ashura fue capturado por Kumara y su tía Kara le contó una versión muy azucarada de los acontecimientos alrededor de su nacimiento. ¡Seguimos con la historia! Y ¡cuidado con los spoilers, que están por todas partes y llegan hasta el final de la historia!

La tempestad de las seis estrellas II


En un desesperado intento por reconciliar al público con Kumara, el nuevo capítulo comienza con Kara velando el sueño de su abusador y preguntándose si estará recordando los tiempos en los que Kusumapura existía. Y, en una extraña transición, saltamos directamente a un flashback. Al parecer, Kumara asumió que el Rey Ashura podría vencer a Taishaku y ordenó a sus hombres tomar las armas. Lo cual es fascinante, dado que las CLAMP intentan que simpaticemos con él por lo mucho que sufrió cuando su pueblo fue destruido… Lo cual fue una consecuencia directa de anteponer su lealtad a un hombre muerto (que no, por ejemplo, a su hija, la princesa) en vez de valorar lo que es que un ejército liderado por un dios capaz de derrotar a las divinidades más fuertes se dirija contra ti.

El mismo Kumara reflexionó, entre lágrimas, mientras abrazaba un cadáver:

¿Significa que debería haber contemplado cómo Taishaku usurpaba el trono imperial sin inmutarme?

Podríamos entrar en una discusión filosófica acerca de la moralidad de los gobernantes, pero este análisis se alargaría más de lo necesario. Mi único comentario es que Kumara jamás se plantea lo que sería lógico de acuerdo a su personaje: ¿tendría que haber luchado porque sospechaba que Taishaku no perdonaría a su gente o debería haber intentado rendirse? En cambio, lo único que le importa es su decisión personal, privada, acerca de su lealtad. Una que antepuso, insisto, a un emperador muerto en vez de a su adorada ciudad.

 

Más interesante es que uno de sus consejeros, el viejo que vemos correteando por todos lados, decidió convertirse en un demonio. ¿Por qué? Porque estaba al borde de la muerte y no quería ser una molestia para Kumara. Así que consiguió un cuerpo superior para servirle… de una forma muy concreta:

Escondido bajo Kusumapura, esperaré hasta el día en que reconstruyas nuestro reino. Es el deseo de los difuntos de Kusumapura.

La escena se da en un par de páginas, y no tiene el suficiente peso en la trama como para justificar su existencia. Sin embargo, si se hubiera desarrollado bien, habría sido fascinante. Porque este hombre está manipulando emocionalmente a Kumara para que jamás pueda dejar ir el pasado.

Yasha nunca tuvo que enfrentarse a un superviviente de su clan, no uno que sobreviviera más de unos minutos, por lo que está libre. No hay nada que lo ate. Acordaos de esto porque va a ser un tema que se repita machaconamente más adelante. Así pues, nuestro protagonista puede dedicarse en cuerpo y alma a cuidar de Ashura. Es cierto que su hermano aparecerá más tarde para echarle en cara, con razón, todo lo que hizo. Sin embargo, para entonces ya ha transcurrido tiempo y Yasha no tiene más remedio que seguir viajando para destruir a Taishaku o esconderse para siempre.

Kumara, al contrario que Yasha, sí lidiaba con un superviviente y tomó una decisión romántica, idealizada, y quedó atado a su tierra. ¿Cómo va a reconstruir nada? Todos están muertos. No se le ve conservando la cultura de Kusumapura, ni tampoco atrayendo a gente que pueda poblar el lugar. Kumara y el anciano se están engañando, igual que Kara miente acerca del embarazo. Los tres son incapaces de seguir adelante, y están esperando que la tragedia se abata sobre ellos. Hasta la venganza de Kumara es absurda. Los mejores guerreros no pudieron contra Taishaku, ¿cómo va a poder él? Solo está buscando una forma de morir con cierta dignidad.

Pero los fantasmas jamás lo abandonarán.

Y los propios sueños de Kumara demuestran que sabe que sus esfuerzos son inútiles. Cuando el flashback transiciona de cómo encontró a Kara a Taishaku a punto de asesinarla a ella y a su supuesto bebé, el emperador dice:

No puedes destronarme. Tampoco puedes satisfacer el deseo de tu clan. Te conformarás con recluirte bajo tierra a esperar el fin de tus días.

Al despertar y encontrar a Kara a su lado, la abraza y mira intensamente. En teoría, debemos apiadarnos de él por su historia, que «justifica» su comportamiento con Kara (no, no lo hace).

Pero, antes de que puedan decirse nada, la espada Shura comienza a reaccionar y a llamar tanto a Kara como a Ashura. El Otro Ashura despierta y se libra de su prisión sin esfuerzo para ir en busca de lo que denomina como la mitad de su cuerpo.

Los tres, el Otro Ashura, Kara y Kumara, se reúnen frente a la espada y el primero exige que se le entregue, extendiendo la mano hacia Kara. La mujer se encuentra mal y se dobla sobre el vientre. Si no supiera que no va a ocurrir, casi esperaría que algo fuera a salir de su estómago, como ocurre en X 1999 con las espadas.

Resulta que no hay conjuro, ni eclipse. Que solo el Rey Ashura puede liberar a su espada. Kara se sincera con Kumara:

Os he estado mintiendo durante trescientos años. Aunque obtuvierais la sangre de Ashura, la espada no os respondería. Lo que os conté era mentira… Os mentí acerca del poder que deseabais para destronar a Taishaku (…). Porque quería estar a vuestro lado y me entristecía que esperarais solo… Cuando estalló la santa guerra traicionaron al clan Ashura. Yo lo sabía antes de que ocurriera, pero no pude hacer nada para evitarlo. No podía soportar el peso de la culpa y me quité la vida. Sin embargo, a las sacerdotisas no les está permitido hacer tal cosa. El poder del Rey Ashura me devolvió la vida. Antes de la masacre, previendo su muerte, el Rey me ordenó huir lejos tras confiarme la espada Shura, hasta que, algún día, el nuevo Rey Ashura la reclamase. Soy la guardiana de la espada Shura. Cuando el heredero del Rey Ashura la tenga en sus manos habrá acabado mi misión y también esta vida prestada…

Y yo que creía que acababas de decir que a las sacerdotisas no les estaba permitido morir…

Es un fragmento de lore extraño, puede que mal traducido o interpretado, dado que acto seguido se dice que fue el Rey quien la revivió, no algún contrato mágico.

Entre lágrimas, Kara confiesa que el bebé solo existe en sus pensamientos, porque una muerta no puede engendrar descendencia. Pero también agradece los trescientos años que ha pasado junto al hombre que ama. Y qué trescientos años, sometida a malos tratos. Procede entonces a arrancarse la gema de la frente y a entregársela a Ashura, que contempla la escena con indiferencia. Esto, a su vez, marca un detalle importante: había dos sacerdotisas. Kara y Sashi. Y ambas tenían gemas en la frente. Cuando Ashura procede a introducir la de su tía en una de las coronas de las figuras que adornan la empuñadura de la espada, si nos fijamos, vemos que hay otra figura en el reverso.

Es una pena que no se preste un poco más de atención a este hecho y no se plantee con más habilidad.

Y es que pocas tragedias se me ocurren como que, a pesar de todo el deseo de ser amado por su madre, desde el principio debía ir tras ella para obtener el otro elemento que necesita para completar el despertar de su espada.

Curiosamente, la espada transmite una visión a Ashura. Eso o hace que revivan sus memorias de su propio nacimiento. Uno que es odiosamente confuso. Todo el mundo parece saber que Sashi tuvo mellizos, a pesar de lo cual este flashback muestra cómo Shashi amenazó a una dama con matarla si afirmaba que había tenido dos criaturas. El caso es que se llevó a su bebé al bosque donde lo encontraría, mucho después, Yasha. Su intención era matarlo. No queda duda alguna, ya que saca un puñal y lo ataca mientras exclama con expresión viciosa:

¡Jamás deberías haber nacido!

El impacto psicológico es tan brutal para Ashura que logra despertar y sus poderes empiezan a destruir la ciudad subterránea. Y de verdad que me parecería una buena escena si no supiéramos desde el principio todo, o si no se nos hubiera mostrado una y otra y otra y otra vez que Sashi es una psicópata, quiere muerto a Ashura, y un largo etc. No supone golpe emocional alguno para el lector.

Y mientras todo se viene abajo, Kumara sostiene el cadáver de Kara y confiesa con serenidad que quería que ella sonriera y estuviera a su lado cuando volviera a tener Kusumapura. ¡Bien que lo ha demostrado! ¡Solo ha desperdiciado tres siglos! El anciano demonio le ruega que escape, pero Kumara sonríe con tranquilidad, por lo que su siervo decide morir a su lado.

La verdad es que lo más interesante de esta escena es cómo se recicla casi todo para la saga de RG Veda en Tsubasa Reservoir Chronicle, con un rey decidido a morir junto al recuerdo de su amado mientras le suplican que escape y el palacio se derrumba a su alrededor. Claro que, para Tsubasa, la narrativa de las CLAMP es incomparablemente superior y logran elaborar un verdadero clímax para la historia.

Ashura sobrevive a este pandemonium gracias a una llama que proyecta al cielo y, a pesar de la destrucción, Yasha se las apaña para llegar a su lado. Entre tanto tenemos el discurso de nadie me quiere que ya conocemos, pero llevado a la enésima potencia porque Ashura empieza a tener pensamientos casi suicidas. ¿Por qué ha nacido si su madre no le deseaba? Yasha, por suerte, está ahí:

Aunque haya gente que te diga que no te quiere en su vida, yo sí te quiero conmigo y necesito que estés aquí.

Y se prometen estar juntos, igual que la otra pareja que acabamos de ver se queda junta en la muerte. Por dios, CLAMP.

Saltamos a Zenmi, donde se encuentra el palacio imperial y al que se ve llegar al clan Karura en sus enormes aves. Es una fecha delicada: el aniversario del ascenso al poder de Taishaku. Sin duda, un momento perfecto para que exploten los viejos rencores. Y no me extraña que Taishaku lo escoja para perseguir a Karura y a todos los que considera potenciales enemigos. No es solo, como señala la Reina Karura, que estén poniendo en marcha una farsa para fingir que el imperio no se ha visto afectado por la desaparición de los Yasha (que, recordemos, defendían el norte del reino de los demonios). Es una forma de vigilar a quienes estén dispuestos a unirse a las Seis Estrellas, porque de algún lado tendrán que salir.

Frente a toda la corte, a quien Karura califica de hipócrita presuntamente porque no le importa cambiar de bando para mantenerse a salvo, Taishaku la interroga sobre la situación en el este. Y…

Gracias a la presencia de los Cuatro Reyes Divinos, hasta ahora ha sido fácil proteger los cuatro territorios. Pero desde que murió el general Jikoku , cuya jurisdicción era la zona este, nadie ha ocupado su puesto. Al sur, su alteza la Reina Karura. Al oeste, el Rey Dragón. Al norte, el Rey Yasha. Lástima que Yasha me haya traicionado y que el sucesor del Rey Dragón haya desaparecido. De los guardianes fronterizos, solo quedáis vos, la comandante del sur. Debéis estar bien alerta.

Taishaku está lanzando advertencias casi a grito pelado. Hay un claro patrón en los reyes que lo están traicionando: los fronterizos. Karura ahora tiene que ocuparse de más territorios, por lo que su poder y sus responsabilidades han crecido. También, por tanto, su influencia. Los reyes Yasha y Dragón son problemáticos, pero el uno ha perdido a su clan y el segundo anda desaparecido. Karura, como veremos, es un caso distinto. No solo es una reina amada y respetada, que de verdad piensa en su pueblo, sino que es hostil a Taishaku. ¿Y qué mejor situación para liderar una rebelión que controlando dos de los cuatro grandes territorios? Debéis estar bien alerta no es una indicación de que tenga cuidado con los demonios, sino que la está vigilando de cerca.

Y Karura, que no tiene ninguna habilidad política, responde:

Sí. Hasta ahora he defendido el este y el norte junto con el clan Yasha. Pero me encargaré también del norte y del este junto con el clan dragón del oeste.

Estoica como solo lo puede ser una persona recta, Karura se niega a criticar a los Yasha o desvincularse de ellos, y afirma que se acercará al clan dragón.

Taishaku, que ve que Karura no se lleva muy bien con la sutilidad, es claro:

Deberéis esforzaros más por la estabilidad del reino… Y no me refiero solo a los demonios. Vuestro deber incluye también aplastar a los insurrectos. No lo olvidéis nunca.

Karura se enzarza en un monólogo interno acerca de cómo Taishaku ha destruído la paz, precisamente, con su ascenso. Lo cierto es que las CLAMP nunca se sientan a contarnos hasta qué punto afecta el mandato del nuevo emperador a la gente, más allá de que purgue nobles que están en su contra, pero asumamos que es cierto. Es muy interesante que Karura acaba pensando que no sabe para qué intentan defenderse de los demonios, cuando no son capaces de protegerse del verdadero enemigo.

Y, sin duda, Taishaku lo es. El problema es la dimensión dramática de RG Veda. Taishaku es el producto de una sociedad cruel, ya que si todo hubiera sido perfecto y maravilloso, cosa que no era porque tenemos a Kujaku y personajes que sufrieron a manos del antiguo emperador, entonces no habría tantas «frutas podridas». Si Taishaku hubiera sido el único problema, no habría ganado un golpe de Estado por muy fuerte que hubiera sido en términos físicos. Habría estado solo. Había sectores enteros de dioses encantados de subirse al carro.

¿Por qué?

No lo sabemos, porque CLAMP no lo desarrolla. Incluso cuando llega la hora de desgranar a Taishaku como personaje, lo reducen a que quería poder y cumplir una promesa. Que Taishaku, irónicamente, luchara contra el Destino crea una tragedia griega en el que los personajes participan inconscientemente en su propia caída. Si no se hubiera rebelado, los temores del Rey Ashura no se habrían cumplido. No habrían surgido Estrellas vengativas, ni tampoco se habría venido abajo el Reino Divino.

De modo que no podemos hacer un verdadero comentario, porque las CLAMP no intentan crear uno. Es una tragedia, donde lo visceral predomina antes que cualquier otra cosa. Una promesa, amor, odio, venganza. El único momento en que atisbamos un comentario social es con la reina Shashi y su deseo de ascender, y ya vemos cómo se trata a la única plebeya que no es pureza, amor y está conforme con la vida que tiene.

Habría sido muy interesante tratar a las Estrella como el elemento inevitable de una sociedad cruel y déspota, no como la respuesta a un único individuo movido por el Destino. Pero no se puede, así que continuemos.

Taishaku, que no se fía un pelo de Karura, señala que le gustaría mucho que la hermana pequeña de esta viniera a cantar a la corte, ya que se dice que tiene una voz magnífica. ¿La reacción de Karura?

Quién… Quién le ha hablado de mi hermana pequeña.

¡Lleva trescientos años en el trono y tu hermana es tu ser más querido! ¡Cómo no iba a saber de su existencia! A veces las CLAMP tienen unos agujeros en la construcción de su mundo que me hacen llorar sangre. Especialmente porque, acto seguido, aparece la Reina Kendappa pensando que todos saben que adora a su hermana.

En fin, que Taishaku está exigiendo un rehén político. Sin embargo, Karyohbinga, la niña en cuestión, tiene la salud increíblemente frágil y no puede sobrevivir si no es en la cima del palacio de Karura, donde corre el aire más limpio del mundo. No preguntéis, cosas de dioses.

Por cierto, una diminuta escena: el príncipe Ten se acerca a Kendappa para regalarle unos pendientes. Ella, cortés pero dejando claro que no quiere hablar, se aleja de él y regala los pendientes a una sirvienta. ¿Por qué? Porque ya tiene uno que le importa: el de Soma.

Acto seguido, Kendappa y Karura sostienen una conversación en pleno palacio imperial que es para darse cabezazos contra la pared. Porque Karura reconoce que admira a Yasha y seguiría sus pasos de no ser porque toda su gente depende de ella. Kendappa desestima el aire casi legendario con el que cubre la reina a Yasha y nos enteramos de que hubo un tiempo en el que la primera y Yasha eran como hermanos. Creo que nunca se llega a ver tal cercanía entre ambos, vaya… Y, en cualquier caso, Kendappa ya no se preocupa por él. Solo por Soma.

O eso dice, porque es capaz de mostrar bondad con personas a las que respeta, como es el caso de Karura. Sus deseos de tocar junto a su hermana parecen sinceros. Curiosamente, jamás piensa mal de ella a pesar de su debilidad. Me pregunto si CLAMP todavía no la tenían tan desarrollada o si Kendappa solo desprecia a los débiles en términos de voluntad…

Karura regresa a su palacio, solo para averiguar que su hermana sufre de fuertes fiebres. Y es hora de hablar de pájaros. En este reino, al menos la familia real parece obtener unos pájaros elementales (de fuego en el caso de Karura, de luna en el de Karyohbinga) con los que comparten vida. Queda establecido que, si ellas se encuentran mal, los animales también. Es más, si una muere, el pájaro también. Estoy segura de que esto no tendrá relevancia más tarde. El caso inverso no parece darse. Los animales no son seres independientes, sino como una extensión del dios pero con forma bonita.

Lo cual es una pena, porque sería muy interesante que se hubiera dado más importancia. Como mucho, podemos escarbar un poco de simbolismo. Son pájaros, porque la reina y la princesa están encerradas. La primera, por su pueblo y por su delicada hermanita, que la atan al deber. La segunda, porque es débil y enfermiza, y se siente una terrible carga. No solo eso, sino que vive en unos aposentos hermosos, repletos de flores, con una cama que recuerda a la jaula de un pajarito. Una vida acomodada, pero sin dejar de ser una jaula. En cuanto la abandone, Karyohbinga perecerá. Para colmo, la niña tiene la mejor voz del reino divino, así que no hay más excusas. Es un bonito ruiseñor.

Y todos sabemos qué pasa con los ruiseñores en casi todas las historias.

No sé qué podía ser tan importante para Yasha como para arriesgarse a que destruyeran a su clan por protegerlo. Lo único por lo que pondría en peligro a mi clan es mi hermana. Por ella tengo que postrarme ante un traidor y aguantar… Un poco más.

Gracias, CLAMP. Evidentemente necesitaba que me lo dijerais.

Lo único interesante es el un poco más. Alguien parece estar deseosa de que Yasha asesine a Taishaku.

Ahora, Karura es un personaje interesante porque es el único que pone por delante el bienestar de su clan… y solo porque considera que ya no tiene nada que perder. A pesar del constante intento por las autoras de establecer un paralelismo entre Karura-Karyohbinga y Yasha-Ashura, es una comparación insostenible. Yasha lo sacrifica todo por un niño inocente al que acaba de conocer, mientras que Karura lleva cuidando a su hermana desde que es pequeña y sus padres fallecieron. ¿Quiere esto decir que hay que sacrificar una vida por la supervivencia del grupo? ¿Que mientras no sea un conocido, está bien que un bebé muera? Desde luego que no. La idea es que no es justo, que Taishaku es un monstruo. Que ningún niño debería morir. Sin embargo, no se puede comparar la experiencia desgastadora que vive Karura y que la lleva al borde de la locura con la de Yasha, que tuvo tiempo para pensar, para esconder a Ashura y proteger a su gente.

Y, por cierto, ¿qué es del grupo de Yasha?

¡Pues que llega al territorio de Karura! ¡Justo se detiene debajo de su castillo, por supuesto! ¿Qué podría haberles llevado a una ciudad en plena celebración por el aniversario del levantamiento de Taishaku? Llevan varios días diciendo que es el supuesto aniversario, y luego Taishaku aún dirá que se necesitan tres días más. Supongo que celebran la semana entera de rebelión. Para enervamiento de Naga, y del lector, al parecer Yasha ha decidido arriesgar sus vidas porque Ashura quería ir. Al menos le ha puesto un turbante para disimular sus orejas…

Pero, vamos a reconocérselo, Yasha ha pensado un poco en el asunto. Se suponía que la espada debía guiarles hacia las otras Estrellas. No ha sido el caso. Hasta entonces, solo pretende que Ashura disfrute de la vida. Lo cual es bastante adorable. Ashura no puede disfrutar de una infancia normal, por lo que Yasha intenta darle todos los momentos de respiro que puede, por arriesgado y negligente, como apunta Naga, que pueda ser como decisión de un líder.

Y, cómo no, Ashura se mete en líos. Unos matones tratan de robarle el dinero, y acaban cargando contra Ashura y Yasha. Hay que reconocer que este último se limita a esquivar ataques, pero aun así un puesto de frutas termina destrozado y al final no tiene otro remedio que defenderse pasivamente. El alboroto atrae la atención Karura y sus guardias, que justo paseaban por el lugar. Karura reconoce de inmediato a Yasha a pesar de las telas que usa este para disimular su identidad, y se lo lleva aparte para hablar.

Allí, otra vez, repetimos información que ya conocemos. Karura se alegra de que esté vivo y desea unirse a él, pero no puede porque está su hermana. Lo que me trae de cabeza es cómo CLAMP va dejando más y más claro que la relación de Yasha y Ashura no está enfocada como… paternal. En los extras que Norma añadió en el tomo 7, en vez de al final de cada recopilación como debería ser, se habla de ambos como pareja y ahora Karura suelta:

A propósito, Yasha… Todos tenemos nuestra vida privada, y no estoy al corriente de temas tan enrevesados, pero no he oído rumores de que os hayáis casado así que… Deduzco que este niño es el heredero del Rey Ashura.

Sí, se puede enfocar como no te has casado así que no has tenido hijos, pero el clan Yasha tenía concubinas, demonios. No es necesario hacer alusiones a casarse. Si se quisiera hablar de descendencia, se diría no he oído rumores de que hayas tenido un bastardo ni similar. Por otro lado, estoy muy segura de que el juego como esposos es parte de lo que impulsó a los traductores a enfocar a Ashura como niña. Lo cual no deja de ser igual de creepy y siniestro. ¡CLAMP, por favor!

Volviendo a terrenos menos desagradables, Karura presenta sus respetos a Ashura y le asegura que, cuando sea mayor, estará a la altura de su padre. Es un gesto encantador sobre su padre, y uno que debería afectar para bien a Ashura. Su fijación con su madre es comprensible, dado que está viva (solo podemos tener madres vivas si son malas, al parecer), pero es sorprendente la escasa atención que presta al padre del que es clara imagen.

Y como a las CLAMP les gusta dejar claro que Ashura trae desgracia, no creo que sea casual que justo tras este encuentro Karura regrese a casa para encontrarse con que los hombres del emperador han secuestrado a su hermana. Cosa que habrían hecho estuviera Ashura o no por en medio, y sin que ello quite que Karura tiene que saber que Yasha anda por ahí para poder unirse más tarde a él, pero…

Karura se apresura a volar hacia el palacio de Zenmi, donde Taishaku encierra a Karyohbinga en una especie de esfera de cristal para evitar que se escape. Lo cual me lleva a hacerme muchas preguntas. ¿Los dioses tienen que hacer necesidades? ¿Cómo le dan de comer a esta muchacha? ¿No podía Taishaku protegerla de la «contaminación» que menciona Karura y que puede acabar con la niña?

¡Nunca lo sabremos!

Karura trata de entrar al palacio por la fuerza, pero entre el General Zohchoh y Bishamon logran convencerla de que no cometa desacato.

Estos altercados en el palacio de Zenmi podrían convertir a tu clan en culpable de traición, ¿no crees?

Dios, las CLAMP eran realmente repetitivas y poco pulidas.

Cuando Karura replica que el emperador está desafiándola al secuestrar a su hermana, Bishamon replica que debería estar orgullosa por poder cantar ante su soberano y asegura que la devolverá en tres días, cuando terminen los festejos. De modo que Karura retrocede, porque no hay mucho más que pueda hacer.

Siguen unas escenas francamente desagradables, con Taishaku disfrutando de la voz de Karyohbinga, cuyos «sollozos también son una delicia». Hasta las concubinas del emperador se muestran horrorizadas por esta tortura, que va derivando en que Karyohbinga vomite sangre.

Y al final, por fin, llega el gran momento. Taishaku permite que Karura entre al palacio y hace traer a Kendappa para que toque junto a su «ruiseñor cautivo». Debo resaltar que la arpista se muestra preocupada por Karyohbinga, lo cual nunca dejará de desconcertarme dada su caracterización final. Supongo que no está por encima del maltrato a niños.

Al final, Karyohbinga reúne fuerzas para cantar cuando Taishaku la amenaza con hacer daño a su hermana mayor, a la que hay que retener físicamente para que no se arroje a salvarla. La melodía es sublime. Los pensamientos que acompañan a la misma, aburridos a morir, porque los hemos escuchado mil veces en un espacio de tiempo escasísimo:

Soy una carga para mi hermana. Si no existiera, sería completamente libre. Soy el grillete que la encadena y le impide alzar el vuelo. Pero ahora podrá ser libre…

Y no es solo que lo hayamos escuchado mil veces, es que describe tal cual los dilemas de la trama. Mientras Karura tenga a alguien que proteger, no será parte activa de la historia. ¡Así que hay que matar a la niña! Más tarde, las CLAMP establecerán escenas más personales, más profundas. Tokyo Babylon en particular presenta casos en los que esta bondad infantil, pura e increíble, es una expectativa que tiene la gente y no una realidad. Una niña pequeña no pensaría así, sino que sufriría, querría volver a los brazos de su hermana.

Eso sí que haría daño y crearía un buen paralelismo con Ashura.

Una vez Karyohbinga muere, Taishaku da orden de que se lleven su cuerpo a donde sea. Karura, horrorizada, solo puede recuperar al pequeño pajarito lunar…

Y jurar que lo matará.

Para cerrar… Ya que el objetivo de Taishaku es evitar que las Estrellas se reúnan y, en su caso, mueran, quiero entender que no sabía que Karura era una de ellas. O, en caso de que sí lo supiera, que decidió matar a su hermana para ponerla entre la espada y la pared por su pueblo. Pero no termina de tener sentido dada la compasión que experimenta Taishaku por los seres queridos que son separados…

Su objetivo final debería ser mantener viva cuanto menos a Karura, para así evitar que el Otro Ashura despierte por completo, pero todos y cada uno de sus pasos le enfrentan a una rebelión en la que sacrificar la vida es lo último que les importa a quienes buscan venganza. Es decir: las Estrellas están más que dispuestas a luchar y morir en el intento de vencer. ¿Quizá es que simplemente no entiende los sentimientos ajenos?

O que está mal escrito, eso siempre es una opción.

¡Que el viento sople a vuestro favor!

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