Cada vez estamos más y más acostumbrados a encontrarnos con los dichosos remakes en todo tipo de productos audiovisuales. Algunos para bien, y otros… que es mejor olvidar. Si bien diría que en el mundo del manga sea donde menos obras de este tipo vemos, no está exento de ellas. Y es que Pluto, de Naoki Urasawa —creador de títulos como Monster o 20th Century Boys— es uno de estos remakes. En concreto, del arco argumental de El mejor robot sobre la faz de la tierra, del archiconocido manga Tetsuwan Atom, más conocido en occidente como Astroboy, escrito y dibujado por el pilar del manga Osamu Tezuka.
Estamos acostumbrados a mirar los remakes con recelo… y es normal. Muchas veces suelen dejar atrás la esencia original de la obra original, y se centran solamente en sacar dinero de un producto antaño conocido. Pero este no es el caso.
Sí, hay enormes diferencias entre Pluto y Astroboy. Obviamente hay un cambio de enfoque: mientras que en la obra de Tezuka hay una inclinación hacia una narrativa más de acción, en la historia que adapta Urasawa, como no podía ser de otra forma tratándose del creador de Monster, vemos que el misterio y la historia detectivesca se convierte en el núcleo del manga. Pero aun así los personajes, sus motivaciones e historia, y la trama general son muy similares.
Curiosamente, Astroboy —llamado Atom en este manga, tomando su nombre original en japonés—, no es el protagonista principal de la historia por mucho que gane presencia a medida que avance la trama. Durante la mayoría del manga seguimos los pasos de Gesicht, un robot detective que, en El mejor robot sobre la faz de la Tierra, apenas salía en una decena de páginas.
Si conocéis a Urasawa y sus obras, ya os imagináis por qué escogió a un detective como protagonista para esta historia.
En cuanto al diseño de los personajes, algunos distan bastante de los originales. Mont-Blanc, el profesor Tenma o el mismo Pluto son perfectamente reconocibles quitando el cambio de estilo, pero otros han terminado siendo completamente diferentes como Gesicht, Epsilon o Atom, que aquí no deja de ser un niño completamente humanoide con una crestita adorable a un lado del pelo. En estos casos el cambio es tan grande que cuando me encontré con este manga por primera vez y vi a Atom en la portada, jamás me imaginé que se trataría del famosísimo Astroboy.
Todo esto no pretende ser una crítica, ¡ni mucho menos! Urasawa actúa desde el total respeto hacia Tezuka y por eso acabó obteniendo permiso para realizar este manga. Veréis, Makoto Tezuka, el hijo mayor y heredero de Osamu Tezuka, fue muy reticente a dar luz verde al proyecto, ya que todos los mangaka que se le habían acercado con proyectos similares pretendían crear parodias u homenajes hacia la obra original que nunca eran lo suficientemente interesantes o independientes como para funcionar por sí solos.
Por eso, después de un primer rechazo hacia Urasawa y que este persistiera, Makoto acordó reunirse una última vez con él y su editor. Al principio volvió a desechazar la idea del mangaka, ya que se presentó con unos diseños de personajes demasiado parecidos al original. Sin embargo, apreció la pasión que Urasawa desprendía por el trabajo de su padre, así que le propuso aceptar si cambiaba visualmente la obra hacia algo más original, más propio de Urasawa. Y así fue como surgió el principio de Pluto, con Naoki Urasawa como autor, Takashi Nagasaki como editor y coguionista, y Makoto Tezuka como supervisor del proyecto.
Argumento
El manga empieza con el asesinato de Mont-Blanc, un afable robot amante de la naturaleza, y posiblemente el autómata más querido por toda la humanidad. No solo era un adorable montañista, sino que también formaba parte de los siete robots más poderosos y avanzados de todo el mundo, veterano de la 39ª Guerra Asiática. Estos dos últimos elementos son clave para el desarrollo de la historia y el misterio, y es aquí donde entra nuestro protagonista, Gesicht, un robot humanoide que trabaja para la Europol como detective.
Gesicht se ve envuelto en una serie de misteriosos asesinatos que le ponen en peligro tanto a él como a sus personas más cercanas. Hasta aquí, parece una historia típica de Urasawa: misterio, crímenes, y thriller policial. Sin embargo, si en algo se caracteriza este mangaka, es por añadir una capa extra de profundidad y humanidad hacia sus personajes. Y por eso aquí mismo es tan interesante. Gran parte de los personajes no son humanos, sino que estamos ante robots completamente humanoides.
Por tanto, visualmente, la mayoría de los robots pasan completamente desapercibidos ante el resto de la población —sin contar los modelos más antiguos, los cuales cuentan aún con las típicas características de los autómatas de ciencia ficción—, y tienen casi los mismos derechos que un humano. Y digo casi, porque aquí es donde entra uno de los puntos interesantes del manga. Aunque en la capa más superficial encontremos una igualdad absoluta entre seres humanos y robots, no dejamos de ver pequeños indicios que ponen en evidencia la desigualdad que en realidad existe.
Por ejemplo, las leyes de la robótica impiden matar a un ser humano, pero el asesinato de robots por mano de éstos es algo bastante común. A pesar de estar perseguido y castigado, notamos cómo realmente no se le da tanta importancia. Otro caso que encontramos es la segregación en distintos ámbitos, quizá el más claro siendo que hay puertas separadas para robots y para humanos ¿Para mantenerlos controlados? Y, quizá el punto más evidente de todos, podemos ver cómo existe una secta —que visten prendas casi exactas a las del KKK— que tiene por objetivo acabar con los robots.
También los mismos robots murmuran que ellos son diferentes, e incluso inferiores a los humanos, ya que no pueden sentir al carecer de emociones. Sin embargo… solo nos hace falta leer los primeros capítulos para darnos cuenta de que eso es mentira. Por ejemplo, Epsilon, uno de los siete robots más poderosos —y en mi opinión, uno de los mejores personajes, y más interesantes del manga—, tiene más humanidad que un ser humano de a pie.
Mezclado con la trama policíaca, nos topamos con la más que conocida pregunta que se desarrolla en toda obra sobre robots y transhumanismo… ¿Qué es ser humano?
Este manga nos llega editado a España por Planeta Cómic a lo largo de 8 tomos, en una edición bastante sencillita pero de calidad —aunque echo en falta las páginas a color que sí que se incluyen en otras ediciones —, y añadiendo al final de los tomos diversas entrevistas, como la del mencionado Makoto Tezuka, hijo del llamado dios del manga, Osamu Tezuka. No me extrañaría que en poco más de un año viésemos editada una nueva edición en formato doble, como ya hicieron con Monster, y están haciendo hoy en día con 20th Century Boys, pero habrá que esperar para verlo.
Este manga remueve emociones, pensé encontrarme al personaje infantil de mi infancia… Que casi ya no recuerdo por el paso del tiempo, pero a medida que comencé a leer esta obra, me di cuenta que los autómatas lograron desarrollar mucha más humanidad que sus creadores.
¡Sin duda! Es un manga muy profundo que ahonda en temas super interesantes, y en ella, los robots son casi indistinguibles de los humanos… la verdad es que Urasawa escribió a unos personajes espectaculares.
¡Muchas gracias por pasarte a comentar!
Me encantó la reseña, el año pasado la leí y me parece una de las historias más sublimes e interesantes de Naoki Urasawa, como siempre añadiéndole filosofía y calidad a todas sus obras.