Si habéis superado el primer episodio de Dakaretai Otoko, sin duda este anime os interesa de verdad. Eso o adoráis mi prosa y mi ingenioso sentido del humor. No hay muchas más opciones. Para quien haya olvidado de qué va esta serie, aquí va un pequeño resumen:
Takato Saijyo era el número uno en el ranking que da nombre al manga hasta que Junta Azumaya entró en su vida para arrebatarle su posición, su virginidad y su derecho a negarse a mantener relaciones sexuales.
Tal cual.
Dicho esto, el segundo episodio empieza en el set de rodaje. El protagonista está tomando tranquilamente un café hasta que viene Junta con sus alitas de ángel a pegársele como una lapa. Takato le mataría gustosamente, pero tiene testigos que piensan que sus interacciones son adorables y, total, el hombre se debe a sus fans.
Una vez acaba la jornada, Junta se lleva al pobre Takato a su casa y ya de paso le hace de chófer. Suena bastante bien, pero el hombre se resiste… Solo que no lo suficiente, porque el resto del mundo no debe ver al ex-número 1 del ranking como un ser violento y hasta los huevos de su adorable compañero (y actual número 1).
Menudo lío.
El caso es que Junta siempre le hace la cena cuando llegan al apartamento y se pone en modo waifu —cualquier parecido con su modo violador es pura coincidencia— y aquí debo hacer un paréntesis:
Lo que viene a continuación puede herir la sensibilidad de los españoles valencianos.
Se ve una escena de Takato comiendo algo así como una paella mientras Junta le mira feliz de la vida.
No os dejéis engañar. Eso no es paella. Se le parece, pero no. Aquí viene la frase de la valenciana de turno: Es arroz con cosas. Es un insulto que ese plato salga en la televisión japonesa cuando en territorio español aún se celebraba la fiesta nacional y solo unos días después del día de la Comunidad Valenciana.
Ea, ya lo he dicho.
A pesar de mi indignación, debo romper una lanza a favor de la mangaka. Me consta que la mujer hizo algún viaje a España y probablemente haya hecho esa no paella con su mejor intención, pero es evidente que le sirvieron lo que sirven a los turistas en los restaurantes. Es decir, arroz con cosas y caro de narices.
Volviendo al episodio, el equipo de animación se disculpa por las sensibilidades heridas por esa abominación culinaria con una escena completamente necesaria de Junta en la ducha. Esos abdominales compiten con el célebre culo en HD de Viktor en el primer episodio de Yuri!!! on Ice. Hay calidad, pero sigo sin digerir ese arroz con cosas.
Es posible que esta vista os haya impedido procesar un detallito: hay dos cepillos de dientes en el baño de Takato, cosa que da a entender que este, en cierto modo, se siente cómodo allí o que Junta le ha comprado el cepillo porque piensa secuestrarle cada noche al salir del trabajo.
Lo que no entiendo es porqué Junta sale de la ducha con pijama si va a lanzarse sobre Takato, que está tranquilamente leyendo su guion en el sofá, al grito de guerra de «¡Buen provecho!».
Lo que pasa después se puede deducir con cierta facilidad.
Podríamos asistir al banquete que se da Junta, pero el estudio decide que no es el momento. Es mucho mejor apreciar las vistas de la ciudad nocturna mientras Takato reflexiona acerca de cómo Junta le está domesticando. Supongo que se refiere a que se ha acostumbrado a sus románticas prácticas sexuales porque, total, ¿qué más da? Junta no pide permiso—para nada, en general, y menos cuando se trata de sexo— y Takato no se va a pasar la vida dándole patadas.
Se ha resignado y una parte de él se odia por eso.
Podría parecer que solo Junta está contento en la relación y el estudio —o quizás la mangaka, qué sé yo, no me leí la obra original— se ha dado cuenta, así que ha ideado una táctica magistral para mostrar cómo Takato ama con locura a su compañero.
Tomad nota, futuros creadores de historias intensitas:
Takato se pasa así como medio episodio mosqueado porque su kohai-amante-violador-cocinero no le noticea. Así es: Junta se dedica a huir del protagonista con excusas cordiales a la japonesa cada vez que se le intenta acercar. Incluso deja de hacerle de chófer sin ninguna explicación y volvemos a ver al manager al volante.
Vamos, que todo vuelve a la normalidad y Takato tiene una oportunidad de oro de huir de esa relación tan tóxica —como la no paella— en la que se ha visto envuelto.
Pero eso no va a pasar.
La primera noche, Takato entiende que Junta está ocupado con el rodaje, los anuncios, ser el número 1 del ranking innombrable… Así que no pasa nada. Tampoco le importa mucho. Total, al día siguiente volverá a ponerse en modo lapa y el protagonista podrá reprocharle que no estuvo para cocinarle ese arroz con cosas que todavía me da arcadas.
¡Mec! ¡Error!
Junta sigue evitándole y, cuando Takato se le acerca para discutir algo del guion, se tapa la boca con una mano y huye, ligeramente sonrojado.
Me pregunto si Takato huele fuerte o algo. Recuerdo a los abdominales de Junta en la ducha, pero no al prota… Los actores también pueden oler a muerto, ¿no?
Parece que no, porque el director del rodaje se le acerca para marujear qué le pasa al actor principal de la obra. Como Takato no tiene ni idea y su jefe quiere ver el mundo arder, lanza una indirecta de que se han distanciado porque cayeron en la rutina. Todo esto, debo decir, con metáforas matrimoniales que hacen que a Takato le dé un apachusque mental.
Empieza a comerse la cabeza sobre si será cierto que Junta se cansó de él. Al fin y al cabo, Junta se declaró fan suyo y las fans se olvidan rápido de sus crushes —no sé qué decir a eso— así que quizás se ha dado el caso. Pero, con todo lo que Junta ha dicho y hecho… ¿Puede haberse cansado ya de él? ¿Así de fácil?
¿Veis cómo Takato no va a aprovechar la maldita oportunidad de rehacer su vida? ¿Veis cómo se tortura el muy…?
Entonces el protagonista tiene la genial idea de esperar a Junta a la salida del trabajo.
Cuando eso lo hacen en mi barrio, la escena da mucho más miedo y ciertas ganas de llamar a la policía. Cuando lo hace este señor, pues da cierta ternurita porque piensas ¿quién le llevará a casa si Junta no accede a hacerle de chófer?
Si bien la imagen de Takato presentándose en el trabajo al día siguiente con agujetas por haber tenido que volverse andando es más que tentadora, me da la impresión de que si llega dolorido será por otra razón mucho más relacionada con el género de esta serie.
Y es que Junta reacciona de una forma un tanto extraña al ver a Takato: se alegra, para luego volver a taparse la boca, sonrojado. Takato se da cuenta de que pasa algo raro —y de que el usurpador del número 1 es un actor terrible detrás de las cámaras— así que le soborna con un té.
Y así es como Takato se hizo con un chófer a un módico precio. Este es el capítulo que las autoescuelas no querían que viéramos, pero el estudio no se ha dejado amedrentar y ahora todos sabemos cómo conseguir chófer si en algún momento nos vemos en un aprieto.
El ambiente en el coche es más bien tenso. El silencio nos permite oír cómo la locutora de la radio anuncia que el objeto de la suerte para los aries es la miel. No viene mucho al caso, pero es que Junta se esfuerza una barbaridad en no hablar y evita mirar hacia Takato. Esto último podía ser incluso lógico, ya que está conduciendo, pero al protagonista le hierve la sangre al no ser el centro de atención del maromo que le está haciendo de chófer a cambio de un té.
La DGT no aprueba este comportamiento y tiene a Takato en una lista negra de «personas a las que no vamos a dejar ni presentarse al teórico». El actor pasa de la lista porque no es un ránking.
Cuando llegan a su destino, Takato obliga a Junta a subir a su piso a tomar un té mientras piensa cosas del estilo de «Le haré pagar», así como de malo de película de las que echan a la hora de la siesta. Podríamos pensar que va a envenenar su bebida, pero yo creo que directamente va a hacerle probar su propia no paella medicina.
Más o menos lo hace, porque impide la huida de Junta metiéndole la lengua hasta la campanilla y, cuando le rechaza, se dispone a desabrocharle el cinturón lloriqueando porque por una vez quiere ser él quien use al otro.
Esto sí que es tóxico y no Britney Spears.
Parece que esta vez Takato va a llevar el control de la violación, pero de pronto Junta nos sorprende con un «No puedo resistirme más» y aplasta la cabeza de Takato, que estaba arrodillado frente a él, contra su paquete antes de tirar de él para arriba y besarle así como con pasión.
En ese momento tan subidito de tono, Junta cae al suelo con una tos muy fea —si esto fuera de los anime que suelo ver, sería tuberculosis— y el dueño de la casa le grita que no muera. No sé si lo hace por su bien o porque sería letal para su carrera que se hiciera público que el cadáver de su enemigo apareció en su salita de estar.
Aquí es donde los aspirantes a escritores deben prestar total atención.
Junta evitaba acercarse a Takato porque, ojo, tiene un resfriado y no quería contagiarle.
Por eso cuando su crush le besa ya dice «A la verga, ya está infectado» y decide darlo todo hasta que un ataque de tos destapa el pastel y obliga a Takato a hacerle un vasito de nosequé con miel para que no le haga pupita la garganta. El actor explica que le ofrece ese remedio casero como disculpa porque pensó que Junta se había cansado de él y el angelito fangirlea porque deduce que eso significa que Takato le quiere a pesar de todo.
Junta, gran conocedor de remedios medicinales, decide tomarse la bendita miel directamente de Takato. Se ve que en alguna revista 100tifika ha leído que lamerla por todo el cuerpo de tu amante la hace mucho más efectiva.
Así es como el ángel salidorro —bello apodo que le pone el protagonista— se cura milagrosamente, contagia a Takato, le deja sin miel y mancha a conciencia su alfombra blanca.
Yo no digo nada, pero antes la radio dijo algo de los aries y la miel… Y Takato es aries. Espero que estéis tomando apuntes como locos porque estos detalles son los que dan calidad a la historia. Marcan la diferencia entre lo bien traído y lo que pasa a la posteridad.
Ahora viene una escena más empalagosa que la miel en la que Takato está cubierto: Junta le pide al prota que diga su nombre, le intenta sobornar con 1000 yenes como cuando estaba borracho, se la mete, insiste con el nombre y Takato lo dice, pero mal.
Pronuncia «Chunta».
Takato entra en pánico y dice que es su apodo cariñoso para él así que Chunta se queda. Esto parece gustarle al chaval porque se pone así como muy feliz y repite que ganará el premio al mejor actor y seguirá manteniendo su número uno.
A Takato ya le da igual el número uno porque, total, se la ha metido por todas partes y qué importa que le jodan su último orgullo.
Y, bueno, al día siguiente Takato está resfriado.
No sé por qué se esfuerzan en meter escenas tras el pornillo cuando es evidente que a la gente ya todo le importa más bien poco. Digo, lo del día siguiente me sobra… Y era evidente que Takato acabaría constipado. Tampoco hay que ser un genio para deducirlo. Pero bueno, es solo una opinión.
Si la escena del día siguiente sobraba, no puedo decir lo mismo de la que va tras el ending. No es trascendental, pero tenemos a la parejita en la cama hablando de su futuro cuando no trabajen juntos y Takato acaba acojonado cuando se da cuenta de que Chunta se sabe de memoria su número de teléfono… Ese que él nunca le ha dado.
Mientras Takato repite que tiene miedo, Chunta se ríe de una forma muy adorable, como el buen angelito stalker que es.
No sé, pero es una pena porque esta escena es más divertida que la de antes del ending y mucha gente se la saltará porque cierran el episodio nada más oír las primeras notas de la melodía final. Una lástima.
Diría que el episodio emplea un recurso muy forzado de mostrar cómo el protagonista siente algo por Junta y así romantizar una pareja más tóxica que la nube que se forma en el metro cuando sube gente que viene de correr una maratón. Es ridículo que se forme tal drama por un resfriado.
Por otro lado, los clichés requete usados del yaoi y el humor siguen siendo buenísimos. Sin duda son el hilo conductor para que un argumento tan soso que no hay por dónde cogerlo dé lugar a un anime que hay que ver semana a semana para, al menos, echarse unas risas.
Dicho esto, mi teoría de hoy sobre el final de esta bella historia de amor es que Takato eventualmente contratará a unos asesinos a sueldo para acabar con su competencia por el número uno en el ranking de los hombres por los que ser abrazados.
¡Nos leemos en el tercer episodio!
Con suerte, para entonces habré olvidado la maldita no paella.