Esta temporada de anime (otoño de 2018, para quien se haya perdido) viene cargada de variedad. Hay series para todos los gustos y hemos decidido pararnos a comentar el BL (Boys Love) titulado Dakaretai otoko ichii ni odosareteimasu. Por razones evidentes —no pienso ir a Google cada vez que quiera decir el título—, lo vamos a dejar en Dakaretai Otoko, que es como lo llama el fandom. Este anime está basado en el manga del mismo título infernal de Hashigo Sakurabi, mangaka conocida en nuestras tierras gracias a su obra Los deseos obsesivos de mi chico. Gracias, IVREA, por una más de tus maravillosas adaptaciones de los títulos de los manga que traéis.
Takato Saijyo protagoniza esta historia… Pero eso no es lo importante. Lo verdaderamente importante es que es el número uno en la lista de Hombres por los que queremos ser abrazados. O algo así. En japonés suena mucho mejor. El caso es que Takato lleva cinco años siento el number one y no hace más que repetirlo por si no nos ha quedado claro.
También está bien destacar que nuestro amigo es actor, que empezó a trabajar como tal a los ocho años y que lleva otros 20 en esa industria en la que hay que comer o ser comido. Takato tiene bien claro que se trata de un mundo en el que solo sobrevive el más fuerte. Vosotros lo llamaréis industria del entretenimiento, pero él lo llama Guerra.
Todo esto palidede en comparación con su número uno en el ranking, pero no está de más saberlo.
A estas alturas, ya nos podemos hacer una idea bastante definida del tipo de persona que es. Takato tiene muy claro que quiere ser el mejor y aplastará a quien sea con tal de conseguirlo. De hecho, deja caer que ha acabado con la reputación de otros «compañeros» para conseguir ser el actor principal de algunas obras en su ascenso a la fama. Nótese el uso de comillas en compañeros, pues él opina que eso no existe en la industria del entretenimiento. Solo hay enemigos en la Guerra ese mundillo.
Dicho todo esto, la historia empieza cuando el mundo de Takato se cae a pedazos. Su vida está a punto de dar un giro de 180 grados. Mi tono dramático está perfectamente justificado: alguien le ha destronado del número uno de la lista de Hombres por los que queremos ser abrazados.
Me parece importante aclarar que Takato se entera de casualidad, solo porque quería reafirmar su enorme ego y confirmar que seguía siendo primero. Si no hubiera abierto esa revista, no se habría llevado el disgusto y seguiría siendo feliz a su extraña y retorcida manera. Pero no, él necesitaba recordarse a sí mismo que es el mejor… solo que ya no lo es.
Seguro que os estáis preguntando quién es ese nuevo puto amo que ha desplazado a nuestro querido protagonista a un triste número dos. Sí, dos. El primero de los perdedores.
Junta Azumaya.
Ese es el nombre del hombre que ha relegado a Takato al segundo puesto de su ranking preferido para subirse el ego. Además, lejos de conformarse con ello, se ha hecho con el papel de protagonista en la siguiente grabación en la que Takato pasa a convertirse en personaje secundario.
¡Qué osadía!
Es difícil imaginarse a un señor más bestia que el protagonista en cuanto a su forma de entender su trabajo —sé que lo estáis intentando sin éxito—, así que os encantará saber que Junta es justo todo lo contrario: es joven, lleva apenas tres años en el mundillo, le pone mucha ilusión a su trabajo y se pasa el día con una sonrisa brillante y bobalicona que le ha merecido el apodo de ángel.
Por si no lo habéis notado, Junta representa todo lo que Takato odia… Lo cual es maravillosamente irónico porque el chaval siente un profundo afecto y admiración por el protagonista. De momento empleo esos términos de forma sincera y sin segundas, cosa que durará unos cuantos párrafos más. Y eso con suerte. Pero, bueno, por ahora quedaos con esa imagen de cachorrito adorable, puro y abrazable (para ser un tío que le saca una cabeza a todo el mundo) que todos parecen tener de él.
La historia de verdad (vamos, la parte con chicha, la del BL) empieza cuando Junta se acerca a Takato para… brillar. En serio, el chaval brilla. Es algo así como un ser de luz. El animalico le dice a Takato que le admira y le agradece su ayuda y sus consejos de la última vez que trabajaron juntos. Takato asiente y tiene pensamientos de persona resentida y amargada del palo de «En aquella ocasión yo era el protagonista glu glu glu». Junta le invita a tomar algo y le pide más consejos.
El pobre Takato tiene que aceptar mordiéndose la lengua. Literal, eh, que sangra y todo. Aunque, viendo cómo es el protagonista, más que sangre es posible que lo que vemos sea veneno puro.
Acto seguido sucede un salto temporal que nos transporta a… la cama de Junta. Takato se acaba de despertar junto al dueño del piso, que le sonríe grabándole con el teléfono. Éste le explica que le tuvo que arrastrar a su apartamento porque se emborrachó a lo bestia. Le enseña vídeos donde Takato acepta que le llame por su nombre en lugar de su apellido a cambio de mil míseros yenes (no llega a diez euros) y en los que raja que da gusto acerca de la profesión y del propio Junta (nada nuevo para nosotros).
Junta le enseña los vídeos brillando con una de sus sonrisas tontorronas, chantajistas y adorables.
Takato entonces se da cuenta de que no lleva ropa. Podréis pensar mal, siendo esto un yaoi, pero la explicación viene a continuación en otro de los vídeos que el actor grabó. El protagonista no toleró bien tanto alcohol y acabó vomitando sobre sí mismo. Qué triste todo… Aunque Junta no pierde su sonrisa merecedora del premio al hombre del que todo el mundo quiere recibir un abrazo y a saber qué más.
Eventualmente Takato ata cabos: todos esos vídeos son perjudiciales para su carrera y Junta tiene un arma poderosa de su lado. ¿Qué querrá su rival a cambio de borrarlos? ¿Dinero? ¿Contactos?
Lo peor de todo es que nuestro amado prota sigue con el chip guerrero puesto y se le ve bastante orgulloso de que Junta se haya puesto las pilas y se esté adaptando al mundillo de los puñales por la espalda.
Cuando Takato pregunta qué pide a cambio de borrar el material, Junta se sonroja cual colegiala y le dice que se lo quiere tirar. Qué mono. Qué adorable. Qué… Espera, ¿qué?
Junta salta sobre su presa Takato, le intenta besar y recibe una contundente negativa en forma de patada en los abdominales. A la vista de la firmeza de dichos músculos, tengo la impresión de que esa patada le dolió más a Takato que a Junta. En cualquier caso, le sirve para huir en dirección al baño mientras tiene una epifanía.
Y es que abrazar y tener sexo con alguien usan exactamente el mismo kanji. Él quería ser el número uno en la lista de «hombres de quienes queremos recibir abrazos» y acabará siendo «abrazado». O más bien, acabará «recibiendo». Qué maravillosamente irónico es el idioma japonés.
No podemos negar que el título de este manga rezuma ingenio por los cuatro costados. La autora debe sentirse orgullosa de su momento de genialidad. Espero que todo su entorno le haya dicho que es la puta ama.
Volviendo a la escena en la que nos encontramos, digo que parece que vaya a acabar recibiendo porque no logra cerrar la puerta a tiempo y Junta se cuela en el baño con él. El chaval está más caliente que una plancha encendida. Literal, que se ve el humo saliendo de sus músculos esculpidos por los mismísimos dioses. En estas condiciones, le dice uno de esos clásicos del género que jamás pasará de moda. Sí, el típico «Provocarme solo hace que me ponga más cachondo».
Bueno, en realidad dice «caliente», pero lo veo difícil con tanto humo saliendo literalmente de su cuerpo. El caso es que la frase es terrible porque, no sé, le tiene que faltar un tornillo para confundir huida con provocación. Porque, además, Takato no ha sido sutil en su negativa al salir de la cama propinándole una señora patata en el estómago que habría dejado a cualquiera sin aliento.
A continuación, la escena pierde un poco de… no sé. Por decir algo, diré que lo que pierde es el poco sentido que le quedaba a esto. Takato tiene cara de trauma, Junta insiste en que lo único que quiere como pago por el chantaje es precisamente lo que ha dicho —tirárselo—, le besa… Y Takato se larga dejando a Junta encerrado en su propio baño.
La conclusión a todo esto es que Junta no es tan cuco, adorable y angelical como nos lo pintaban al principio (ni como insisten en presentarlo). Es un hombre que se dedica a hacer chantaje a la persona que le gusta a cambio de sexo. Y, bueno, si ahí quedara todo… Se podría decir que esto sería un yaoi tóxico más. Lo peor es que no espera a que el otro acceda: va a saco a por lo que busca, ignorando la negativa más que explícita de Takato.
Enhorabuena, Junta. Has hecho que Dakaretai Otoko suba de nivel en cuanto a relaciones tóxicas.
Porque va a haber relación. Es cuestión de tiempo. Y no tanto como cabe esperar en un yaoi de esta clase, que de todas formas no suele ser mucho.
Después de pasar la noche acurrucado en un sofá ajeno cubierto solo con una sábana oyendo los gritos aparentemente adorables del que iba a ser su violador y, de hecho, sigue siendo su chantajista, toca ir al trabajo… donde Takato tiene que volver a verse con Junta.
El protagonista decide fingir que nada ha pasado —algo muy al estilo japonés, para qué mentir— mientras que Junta le sigue la corriente con aire de cachorrito abandonado.
Me gustaría decir que no engaña a nadie… Pero es que lo hace.
El caso es que empieza el rodaje y Takato se lo pasa pensando en cómo Junta le robó su primer beso.
No me veis, pero me parece preciso que seáis conscientes de que me estoy llevando las manos a la cabeza por este recurso tan de shoujo que han usado para convertir al protagonista en una niña quinceañera a punto de empezar un emocionante curso en un instituto nuevo.
Volviendo al rodaje, Junta no da pie con bola porque está tristón ya que no pudo «abrazar» a su ídolo.
Estoy segura de que nadie esperaba este giro en los acontecimientos, pero el semblante decaído de Junta hace que el protagonista empiece a preocuparse por él e incluso a sentirse culpable por… ¿Por no haberse dejado violar? No me queda claro. Será que intento ser demasiado racional.
El caso es que Junta actúa tan mal que Takato lo invita a café para darle consejos que no merece. Junta se siente noticeado y las compañeras fangirlean porque juran que ven sus alitas de ángel, esas que parece que van a ser un recurso tan ingenioso y abusado como el propio título de la serie.
Takato es un firme seguidor de la filosofía de una de cal y otra de arena así que, antes de inculcar su sabiduría en Junta, se dedica a bajarle la moral. En todo caso, a la gente que pasa por ahí le parece que está siendo mega amable con él.
Eso, señores, es ser un buen actor. Cuando puedes echarle a alguien la bronca y decirle que su actuación es penosa haciendo que los espectadores vean una escena de camaradería… Ahí has tocado techo. Ya no vas a hacer nada mejor en tu campo. Es imposible. Entre eso y lo de ser número uno del ranking ese maldito yo diría que Takato ya ha alcanzado el cielo como actor.
El consejo que Junta recibe es sencillo: «No pienses».
Es lo que hago yo para poder ver según qué tipo de series.
Junta decide poner en práctica estas enseñanzas justo en una escena con Takato que acaba volviéndose un pelín más erótica de lo esperado, pero seguro que el público no nota esa evidente tensión sexual entre ambos. Todo porque Junta no pensó y actuó acorde a sus sentimientos por Takato, no por el papel que interpreta.
Olé.
Nadie se lo tiene en cuenta porque en Japón la gente no tiene ojos y está bien visto irse nada más acabar el rodaje —en serio, espero que no se dejaran nada por grabar— arrastrando a un compañero para llevárselo al huerto. Porque sí, eso es lo que pasa cambiando huerto por apartamento y los compañeros… fangirlean. De hecho, al manager le falta darles condones. La verdad es que se le ve feliz de no tener que hacer de chófer para Takato.
Aquí el equipo de animación lo da todo al hacer que el camino del estudio a la cama de Junta esté plagado de plumas de ángel.
No olvidemos que Junta, antes que violador, es un angelito puro e inocente.
No.
Junta arrastra a Takato a la cama y se echa sobre él tras quitarse la camiseta a una velocidad digna de récord. En este punto, la música cambia y se vuelve romanticona para que no tengamos en cuenta la noche anterior.
Parece que mágicamente funciona y que Takato la ha olvidado, porque se deja besar después de que Junta le diga que le quiere. Se da cuenta de lo atractivo que es y… ¿Dónde quedaron las patadas voladoras a lo Chuck Norris?
Vista la distinta reacción del protagonista, Junta se envalentona y le dice que, después del rechazo —vaya, así que sí se dio cuenta de que su respuesta fue que no— seguramente era demasiado pronto para volver a intentarlo… Pero es que no puede contenerse.
Qué coincidencia. Yo tampoco puedo contener mis ganas de facepalmear.
Aquí Takato lloriquea un poco para asegurarse de lo que Junta siente por él. No entiende cómo puede quererle después de la rajada monumental que grabó cuando estaba borracho.
Yo no entiendo cómo olvidó lo que pasó después de la borrachera, pero este yaoi debe avanzar y llevan como 20 minutos sin sexo. La mangaka tiene que estar llevándose las manos a la cabeza.
Junta brilla —literal— al admitir que pensó que podría usar ese vídeo para chantajearle más tiempo… Pero le admira. Le quiere. Le ama. Le intentó violar. Así que se le declara y le pide que, al menos una vez, tengan sexo.
Mientras, suena una música tan romántica que empieza a dar diabetes y Takato tiene una crisis interna porque… ¿Qué pensará la gente?
Junta no acepta su «Espera un momento» y pasan cosas mientras las plumas de ángel danzan para que todo sea todavía más romántico porque, no sé, ¿acaso soñé yo lo de la noche anterior, la patada, el baño… o la situación actual donde Junta no es capaz ni de respetar lo que le pide Takato?
Y, bueno, llega la mañana siguiente después de mucho contenido para adultos que no llega a salir en pantalla y tras una conversación en la que Takato sigue emperrado con que recuperará su número uno en el ranking, accede a dejar que Junta haga lo que quiera si éste gana el premio al Mejor Actor.
Entonces, ¿qué ha estado haciendo el chaval hasta ahora?
El caso es que Junta se emociona, le vuelven a salir las dichosa alitas de ángel y sobetea en plan cachorro mientras Takato se jura que la próxima vez no perderá. Como actor, se entiende.
Y hasta aquí el primer episodio.
En resumen, tenemos a un protagonista cínico con tendencia a sonrojarse como una chica de un shoujo y con un don para olvidar experiencias traumáticas. Luego tenemos a Junta, un angelito cuco, adorable y que no sabe lo que es que «No es no». La relación resultante es más tóxica que Chernobyl… Pero esto tiene su público.
Dakaretai Otoko se nutre de dos elementos: clichés y comedia. Si bien la base de la historia —o, más bien, de la relación— es terrible, sus lectores más fieles no se la toman en serio. O eso quiero pensar.
Nota: los siguientes párrafos pueden contener altas concentraciones de sarcasmo.
¿Le intenta violar? Es un cliché del yaoi. Anda que no se habrán construido parejas así. ¿Para qué pensar en una forma sana de iniciar la relación pudiendo usar ese recurso al que el público se ha acostumbrado? La gente ya está curada de espanto aunque no está de más recordarles que algo así no es romántico, moral, legal ni nada del estilo.
¿Le dice que le quiere pero no puede resistirse? Otro cliché… Y con la música de fondo es hasta cuqui. Pero mira cómo se sonroja Takato… Adorable.
¿Le dice que…? Ostras, qué sentido del humor más bueno.
La conclusión es que Dakaretai Otoko es una serie basada en una relación abusiva y está orientada a según qué públicos. Primero, evidentemente, a quienes disfruten de los clichés y estereotipos de este género. Este anime los usa sin parar y sabe unirlos con humor creando una combinación adictiva para quienes busquen algo del estilo.
En segundo lugar, esto puede gustar a quienes no le busquen ningún sentido a la relación. Más que nada porque no lo tiene.
Por último, recomiendo Dakaretai Otoko a quienes quieran disfrutar de la prosa cuidada y del humor refinado de una servidora.
Como esto tiene pinta de que será un nido de clichés del mundo del yaoi, he decidido escribir al final de cada episodio una teoría de cómo creo que acabará Dakaretai Otoko. De momento, creo firmemente que Junta y Takato acabarán en una relación tóxica en la que Junta se pasará el día diciéndole al protagonista que le quiere y siempre recibirá la misma respuesta: «El número uno es mío, cabronazo». Sinceramente, no sé si se cumplirá, pero seguro que tenemos algo parecido en episodios venideros.
¡Nos leemos en el siguiente episodio!