Hayao Miyazaki se ha convertido en uno de los clásicos en cuanto animación y pocos niños no han crecido con sus películas. Desde luego, sabiendo que el director quiere que su principal público sea este, estará más que feliz de saber que incluso fuera de Japón ha marcado numerosas infancias. Desde hace unos años España ha comenzado a sumarse a vecinos como Francia a la hora de registrar y estudiar el papel de Miyazaki y Ghibli en la industria. En particular Héroes de Papel, Dolmen o Diábolo han publicado distintas obras acerca del primero y de sus obras más famosas.
Entre esos autores que se esfuerzan por investigar y abrirnos las puertas al mundo de Miyazaki está Laura Montero Plata, que publicó varios ensayos antes de lanzarse a trabajar en El mundo invisible de Hayao Miyazaki. La autora dedicó su tesis al tema y, gracias a ello, tenemos un riguroso y ambicioso estudio que abarca desde los primeros pasos de Miyazaki en el anime hasta 2011 y la aparición de Arrietty y el mundo de los diminutos. Porque, sí, Dolmen publicó el libro en 2012. ¿Significa esto que esté desfasado? En absoluto. Simplemente no ha podido incluir en sus páginas las películas que vinieron tras la misma. Dejar de lado una investigación tan buena sería como negarse a leer entrevistas antiguas de Miyazaki solo porque sean viejas y no abarquen la época actual. ¡Que no os eche atrás!
Eso sí, el libro no es un simple y agradable paseo. La letra es pequeña, las imágenes —a veces un poco demasiado metidas en el texto, lo cual puede molestar un poquito durante la lectura—, meras acompañantes del texto y no os permitirán saltaros páginas alegremente para acelerar la lectura. Por otra parte, el vocabulario que escoge la autora es denso y en ocasiones poco fluido porque se nota esfuerzo por resultar académico. Al fin y al cabo, este libro nace de becas del Ministerio de Educación. Es divulgativo pero profesional. Y eso puede no gustarle a algunos. No se puede negar que, en ocasiones, las frases resultan algo farragosas frente a la simplicidad de otros estudios… ¡Pero merece la pena!
Montero ha dedicado un esfuerzo enorme a hacer una investigación profunda no solo de Miyazaki, sino de Ghibli. Así, para los que sientan verdadero interés por el mundo de la animación, el libro detalla la evolución de la misma desde los inicios de la industria. Nombres famosos como Satoshi Kon, Katsuhiro Otomo, Mamoru Oshii, Hideaki Anno y otras tantas figuras claves de la industria revolotean por las páginas y tenemos extractos de entrevistas acerca de su opinión sobre la animación… O el propio Ghibli. Y es que este estudio es una excepción por su organización a la hora de elaborar películas, cosa que puede causar respeto u odio a partes iguales de acuerdo a Oshii:
Creo que para ellos [Miyazaki y Takahata] hacer una película es todavía una extensión del movimiento sindical. Trazar una estrategia, organizar a la gente y purgar traidores, es lo mismo. Encontramos la agitación e intimidación características de cualquier movimiento popular. Básicamente, se trata de una meticulosa organización para cumplir la voluntad de la cúpula.
[…]
¿Qué piensan otros animadores de Ghibli? Hasta donde yo sé, básicamente respetan a Ghibli. Es una mezcla entre amor y odio. Una respuesta generalizada seria: es un lugar formidable, pero no quiero ir allí.
Ghibli es un titán en Japón, uno donde se representan sobre todo las ideas de Miyazaki en vez de permitir una estructura más orgánica como era el sistema de Oshii. Con este libro nos asomaremos al brutal ritmo de trabajo de Ghibli para mantenerse dentro de una industria donde la calidad, en especial hoy en día, no reluce demasiado. Gracias al recorrido por la aparición de los primeros estudios, su caída o desagregación, Montero nos explica los pasos para la simplificación de la animación y el abaratamiento de costes (cosas que Miyazaki odia con pasión).
También, por supuesto, se tocan detalles acerca de la falta de sucesores. Un problema más vivo que nunca, a pesar del nuevo regreso de Miyazaki —al final haremos un bingo sobre cuántas veces irá y volverá—. Una lástima que no se investiguen más películas como Susurros del Corazón o Cuentos de Terramar porque la autora busca centrarse en Miyazaki, por lo que tampoco nos asomamos demasiado a los trabajos de Takahata.
Por otro lado, a pesar de llamarse El mundo invisible de Hayao Miyazaki, no hay que ir con la idea de que veremos sobre todo qué hay tras las escenas. No, es un recorrido por el mundo de la animación, por las influencias literarias, extranjeras y japonesas, de manga, mitología y animación de Miyazaki. Todo está perfectamente documentado en la bibliografía y a menudo se cita la opinión de otros autores expertos en Ghibli como buen trabajo de investigación que es. Por supuesto, la escritora elabora sus propias ideas y teorías, en particular en los últimos capítulos acerca del universo compartido de Miyazaki, donde deja caer la posibilidad de un mundo cíclico.
La edición de Dolmen, como ya se ha mencionado, es en general muy buena. Las imágenes son pequeñas, no abarcan demasiado espacio y solo algunas se meten un poco en el texto. Se incluyen bocetos de Miyazaki (si hubiera que poner una pega, sería que no tengamos fuentes a mano de dónde proceden) para acompañar el tema del que se habla y diversos gráficos para ejemplificar temas monetarios. En definitiva, un gusto. Además, la portada de Tomeu Morey puede hipnotizar durante horas para encontrar a prácticamente todos los personajes de la obra de Miyazaki. Una portada así es amor y lo demás tontería.
El mundo invisible de Hayao Miyazaki es básico para cualquiera que quiera datos, recabar una imagen global de la animación japonesa y así poder situar bien el papel del Studio Ghibli en su maquinaria. Es una tesis hecha con amor, respeto y minuciosidad. No será fácil de leer en algunas partes, pero no es algo que pueda detener a un fan o alguien con verdadero interés por este mundo.