Los amantes del que sin duda fue uno de los videojuegos más exitosos del año pasado están de enhorabuena: la animación de Persona 5 por fin ha llegado. El sábado se estrenó el primer episodio de Persona 5: The Animation, titulado «I am thou, thou art I» o «Yo soy vos, vos soy yo», una de las frases más características de la franquicia. Esta adaptación ha despertado emoción e inquietud por igual entre los fans: ¿será fiel al juego o se tomarán tantas licencias que será un producto completamente nuevo? El primer capítulo ya nos deja ver por dónde irán los tiros.
Como ya pasaba en el juego, la acción empieza en un casino. Un grupo de ladrones se ha hecho con un botín y podemos ver cómo Joker, el líder, se dispone a escapar. No parece una misión complicada a priori, ya que se oye constantemente a sus compañeros haciendo comentarios como si se tratara de una aventura más y no de la comisión de un delito. Hacen que robar parezca tan fácil y tan divertido que dan ganas de probar, así que si el siguiente capítulo lo comenta alguna compañera ya sabéis que aceptaré encantada que me paguéis la fianza.
Desgraciadamente para la banda, la policía les está esperando y capturan al líder. En el calabozo de comisaría, el protagonista de Persona 5 se enfrenta a un cruel interrogatorio en el que le acusan de diversos delitos: amenazas, difamaciones, posesión de armas e, incluso, asesinato. Con tales cargos, no se cortan un pelo para sacarle una declaración; le dan una paliza, lo drogan para atontarlo y le amenazan con darle un trato similar —o peor— a sus compañeros. No queda claro si quieren obligarle a confesar sus crímenes (¿lo del asesinato iba en serio?) o mandarlo al otro mundo por la vía rápida. En su estado, al protagonista no le queda otra que firmar la declaración. Así es como conocemos su nombre: Ren Amamiya. Se me antoja llamativo el hecho de que el chaval no haya abierto el pico más que para revelar su identidad y ya tengan el documento listo. Vaya con la eficiencia nipona. Por suerte, aparece la fiscal encargada del caso, Sae Niijima, y se libra de los matones. Gracias a ella, Ren descubre que sus compañeros están a salvo. Él es el único prisionero… así que diría que los matones de antes tienen reservada una vacante en el infierno por marcarse semejante farol.
Entonces ocurre algo inesperado: Ren oye una misteriosa voz que proviene de una mariposa hecha de llamas azules que le insta a recordar. Solo así y con el poder de los lazos que construya logrará romper sus cadenas y escapar. En su situación, podría parecer que lo dice de forma literal, pero es evidente que no se refiere a huir de esa celda. Se trata de desafiar al destino. Imagino que mientras tanto, el tiempo se ha detenido para el resto del mundo porque, de no ser así, la fiscal habría llamado ya al psiquiatra de guardia. Ya me imagino la declaración al juez: «Una mariposa me dijo que cometiera todos esos delitos, Señoría.»
Una vez acabada la experiencia mística sobrenatural, empieza el interrogatorio. Ren le cuenta a Niijima que hace medio año se mudó de ciudad… Así nos trasladamos al pasado, concretamente al 9 de abril. Lo de trasladarse es literal —y definitivo—: a partir de ahora vamos a ver todo lo que Ren narra, aunque en ocasiones volveremos al presente para ser testigos de la maravillosa técnica de interrogación de la fiscal (que, a grandes rasgos, consiste en redirigir la historia cuando Ren se va por los cerros de Úbeda o preguntar si las cosas se vuelven demasiado raras para ser creíbles).
Al hacer transbordo en Shibuya, el protagonista se da cuenta de que una extraña aplicación ha aparecido en su teléfono. Al seleccionarla, parece como si el mundo se hubiera detenido y ve una silueta en llamas azules. Sin embargo, no le da importancia. Tiene cosas más importantes que hacer como para prestar atención a semejante fenómeno: si no se da prisa perderá el tren de enlace que le lleva a su destino. El mundo podría estar llegando a su fin, pero la prioridad es coger ese metro a tiempo. Así que se limita a borrar la aplicación y a seguir su camino hacia la cafetería Leblanc, en el barrio de Yongenjaya, cuyo ático se va a convertir en su nuevo hogar. Allí conoce a Sojiro Sakura, el dueño, quien le expone su situación más por el bien del público que el del protagonista que, total, la ha vivido en sus carnes: Ren tuvo un altercado con alguien, fue condenado por agresión y, como consecuencia, lo expulsaron del instituto. No sé, de momento se aleja bastante del asesinato del que le acusarán en el futuro. Sojiro ha aceptado acogerle mientras dura su periodo de libertad provisional porque uno de sus clientes habituales conoce a su familia, pero le deja bien claro que no quiere que le cause problemas. Diría que los padres tienen otra plaza reservada en el infierno justo al lado de los matones del inicio por enviar al chaval a vivir bien lejos con un perfecto desconocido, pero gracias a esto ocurre la historia.
De noche, Ren se da cuenta de que la aplicación que se suponía que había borrado sigue en su teléfono móvil. Va a volver a borrarla, pero se queda dormido y tiene un extraño sueño donde está atrapado en una prisión y un tipo, aún más extraño, llamado Igor le habla de ruina y cosas que, de momento, no tienen ningún sentido. Lo único comprensible que revela es que la habitación en la que se hallan toma la forma de aquello que yace en el corazón de su ocupante. Habría que reflexionar acerca de qué puede haberle pasado a Ren para que la manifestación de su corazón sea una celda, pero tenemos toda una temporada por delante para ir entendiéndolo poco a poco.
Al día siguiente, Sojiro lo lleva a la academia Shujin para conocer al director y a la profesora Kawakami, que será su tutora durante el curso. Cada vez se vuelve más evidente que su vida no va a ser nada sencilla y que nadie le quiere. Sus padres se deshacen de él mandándole a Leblanc, Sojiro básicamente le dice que le acogió por el dinero y el instituto lo ha admitido porque alguien tenía que hacerlo. Luego Igor se extraña de que la Velvet Room sea una prisión.
Por fin llega su primer día de clases y la suerte sigue sin acompañarle: se pone a llover en cuanto sale del metro. Ni que le hubiera mirado una convención de tuertos. Ren se intenta resguardar de la lluvia y descubre que la aplicación desconocida, sí, todavía sigue ahí. A su lado, una estudiante hace un comentario sobre la dichosa tormenta antes de subir al coche de un señor que se ofrece a llevar a ambos al instituto. Ren rechaza la invitación y así conoce a Ryuuji Sakamoto, que pasaba por ahí de camino a clase y, al reconocer al conductor del coche, empieza a quejarse de él a la primera persona que encuentra: el protagonista. Denuncia que dicho conductor, que resulta ser un profesor de Shujin llamado Kamoshida, trata a todos como escoria y se cree el rey del lugar. Shujin es su castillo, añade.
Mientras Ryuuji habla, la aplicación de Ren va introduciendo datos y acaba por encontrar una localización… pero nadie se da cuenta porque el rubio no calla ni bajo el agua de lluvia. Seguramente se podría tirar todo el día criticando al profesor, pero tienen que darse prisa si no quieren presentarse tarde a clase. Cuando llegan al instituto, les espera exactamente eso que había descrito quien se acababa de convertir en el primer amigo—porque después de soportar su discurso anti Kamoshida no se pueden considerar meros conocidos— de Ren: un castillo donde reina Kamoshida ataviado de una capa rosa brillante y flanqueado por un ejército de matones en armadura.
Totó, creo que ya no estamos en Kansas…
Y es evidente que la aplicación tiene algo que ver. Una persona normal ni se plantearía entrar en semejante lugar, pero Ryuuji no es normal no se lo piensa dos veces y se adentra en el castillo seguido de Ren… y acaban en el calabozo.
Las cosas pintan mal para Ren y Ryuuji. Especialmente para el último, ya que ese extraño Kamoshida se dispone a acabar con su vida. Ren solo puede mirar mientras el rey blande una espada y… No, no puede limitarse a mirar. Una mariposa, justo como la del interrogatorio pero con voz de hombre, le pregunta si es capaz de actuar y el protagonista lo tiene muy claro: va a luchar. Con esa resolución, aparece una máscara, que se quita para invocar a su Persona, Arsene, un ser enorme que aparece entre llamas azules. Ya van tres apariciones de estas llamas: las mariposas, la silueta de Shibuya y Arsene. Todo está conectado: Arsene era la silueta de Shibuya y la voz de la mariposa era suya, pero aun no sabemos de quién era la del interrogatorio. Con esta impresionante escena acaba el episodio.
Como se puede ver, la historia lleva un ritmo rápido pero no vertiginoso. Es evidente que quien haya jugado está acostumbrado a tener más diálogo, más explicaciones, pero una adaptación no puede permitirse el lujo de parafrasear todo el guion de un juego que puede extenderse hasta las 80 horas. Sin embargo, las presentaciones hasta el momento son suficientes y el público no se queda con la sensación de que le falta información importante. ¿Se saltan cosas que aparecían en el juego? Obviamente. ¿Omiten datos imprescindibles? De momento, no.
Además, la adaptación va haciendo guiños a cosas que ocurren más tarde en el juego: durante el robo en el casino se puede ver la silueta del último miembro en unirse al grupo, en el tren se ve a unas chicas viendo una entrevista de Goro Akechi, por las calles de Yongenjaya camina cierta doctora que seguramente aparecerá más adelante y a la profesora Kawakami se le cae un folleto que a más de uno le resultará familiar.
En cuanto a la animación, hay que decir que el estudio A-1 Pictures ha hecho un buen trabajo en el primer episodio. Si bien hay alguna escena donde los personajes que no están en primer plano están dibujados casi sin detalle (con ojos sin pupilas—ni alma), las escenas de acción lo compensan a la perfección con unas animaciones cuidadas y mucho dinamismo.
Si la animación ha sido buena, la música ha sido brillante. Se mantiene la OST del videojuego, así que se puede afirmar que nos espera una temporada de buenos temas. Y es que la música de Persona 5 está plagada de pistas que hacen que la atención no decaiga. La banda sonora no es un añadido, es parte de la experiencia.
Y hasta aquí las impresiones para el primer episodio de Persona 5: The Animation. ¡La próxima semana más!