Una vez más, Milky Way vuelve a traernos una maravillosa historia BL, esta vez de la mano de hagi, una autora novel que despuntó en Japón con la publicación de Algo entre nosotros en 2017, un tomo autoconclusivo al que se añadió un capítulo extra para su publicación en físico. La editorial asturiana ya nos ha malacostumbrado a licenciar obras de este estilo, llenas de encanto y sentimiento. Pero ¿qué diferencia a este BL de otros que ya nos hayan podido ofrecer?
Como suele ser lo habitual, la historia transcurre en un instituto en el que estudian nuestros dos protagonistas, Tajima y Koga. Aunque ambos son de clases diferentes, terminan conociéndose cuando a Tajima se le cae un cubo con agua desde el segundo piso mientras limpiaba el aula. Preocupado por el chico al que acaba de empapar, decide ofrecerle su chándal de gimnasia como disculpa… a la vez que se pregunta por qué estaría llorando. Al final, Koga acaba confesándole que un gato ha matado a su pez y a Tajima se le cae el alma a los pies porque el culpable es Cerdi, su propia mascota.
Desde ese momento, entre los dos va surgiendo una amistad un tanto extraña: Koga es un chico introvertido que no suele decir lo que piensa ni hablar mucho, mientras que Tajima demuestra ser extrovertido a la vez que amable. Mientras vemos cómo va despuntando la relación, la historia nos remite a la forma de ser de cada uno, a sus preocupaciones y frustraciones. Descubrimos, de este modo, que Tajima nunca se ha enamorado de nadie, por lo que le resultan confusos los sentimientos que empieza a sentir hacia Koga.
Este, sin embargo, lleva años enamorado de su hermanastro, que está a punto de casarse con su novia y que siempre ha tratado a Koga con el mimo que se le da a los hermanos pequeños. En esta situación, Koga sufre por un amor imposible, a la vez que va permitiendo más espacio a Tajima en su vida.
Debemos pararnos aquí un segundo para analizar este cliché del amor prohibido entre hermanastros que, por desgracia, suele usarse bastante en BL y GL (un ejemplo de mal uso sería Citrus, el GL publicado por Ivrea). En este caso, su uso podría estar justificado por el hecho de que Koga no hace amigos con facilidad. El único contacto real que ha tenido es con su hermanastro, quien siempre se ha portado de forma muy amable con él —tal y como está empezando a hacer Tajima— y a quien Koga se ve que admira profundamente. La muerte del pez que su hermano le había regalado hacía años resulta simbólica: Koga debe despertar al mundo y desengancharse del ambiente familiar que lo ha llevado a sufrir y sentirse asqueado por sus sentimientos. Y Tajima puede ayudarlo.
Pero si dejamos de lado el tópico, la historia es tierna y entrañable. Muestra la realidad de dos chicos descubriéndose a sí mismos y enfrentándose con cautela al nacimiento del primer amor, algo que nunca es sencillo. El dibujo de hagi es simple pero expresivo y nos enseña con imágenes lo que los personajes sienten sin necesidad de que digan nada. Además, las ilustraciones son detalladas, con un deje de realismo mágico que se puede ver en la propia portada del tomo.
En conclusión, Milky Way ha vuelto a hacer un gran trabajo de edición —postal de regalo incluida—, siendo habitual que este tipo de licencias BL de la editorial asturiana sean historias de lo cotidiano, cargadas de sentimiento. Como se ha señalado antes, el tomo es único y autoconclusivo, en rústica con sobrecubierta y tamaño B6. Si os han gustado otras historias como Puedo oír el sol o En un rincón del cielo nocturno, seguro que Algo entre nosotros no os deja indiferentes.