¡Continuamos con analizando Berserk! Aquí tenéis el primero, por si os lo habéis perdido. Dicho esto, solo queda recordar que encontraréis toda clase de spoilers así que continuad con cuidado.
Bien, si el anterior capítulo presentó a nuestros dos personajes principales, ahora toca un poquito de lore, hablar de la religión (que es importantísima en el mundo de Berserk) y dejar caer que Guts no es el monstruo que se esfuerza por ser.
Lo importante antes de continuar es entender por qué Guts se comporta como lo hace. Y es que, básicamente, es consciente de que el estigma que le marca el cuello le convierte en un agente de destrucción. Gracias al mismo, la vida de Guts es un infierno, no encuentra descanso durante las noches y, aunque él no lo sabe, la pesadilla se va a prolongar más allá de su muerte. Un día acabará junto a sus compañeros en el corazón de la Idea del Mal, sufriendo para toda la eternidad. No hay mayor lucha inútil que la suya. Da igual cuánto se resista, el destino que le aguarda es inamovible.
¿O no lo es…?
El caso es que una persona así de herida no debería preocuparse por nadie más que sí misma, ¿verdad? Y más si es un tipo sanguinario y despiadado como Guts.
De acuerdo. Entonces ¿por qué no ha matado a Puck? Sería tan fácil como aplastarlo con el tacón, mucho más sencillo que ladrarle amenazas.
Podríamos considerar que siente nostalgia por Chicchi, pero la hadita todavía ni rondaría la mente de Miura, de modo que ¿cuál es la respuesta?
Ya que estamos, te aviso que no soporto a los elfos como tú. Porque sois débiles. Tan inútiles que me ponéis enfermo. Me dan ganas de estrujaros y aplastaros.