¡Un domingo más con las respuestas al Curious Cat de Mistral Chronicles! Esta vez nos preguntaron por el destino de las Serpientes Primigenias, así que ¡allá va!
En Dark Souls III nos enfrentamos al fin del mundo y a las consecuencias de los actos de antiguos jugadores que decidieron perpetuar el ciclo del fuego, a pesar de que no es el discurso natural del mundo. Desde el enemigo final, una bella forma de despedirse de los fans, a innumerables personajes recurrentes o a los propios Señores de la Ceniza, todo es un eco de la historia de primer videojuego que, de una forma u otra, alcanzan su final.
Hay una aparente excepción descarada. En Dark Souls existían diez Serpientes Primigenias, de entre las que solo llegábamos a conocer a Frampt y Kaathe. En principio tenían ideales opuestos; el primero se alió con Gwyn y posiblemente Gwyndolin, buscando prolongar el ciclo de la llama. El otro, en cambio, manipulaba humanos para alcanzar la era de la Oscuridad. La caída de Nuevo Londo o de Oolacile parecían estar muy relacionadas con los actos de esta serpiente concreta.
De una forma u otra, los ciclos de la Llama Primigenia se prolongaron a pesar de los deseos de Kaathe hasta dejar el mundo en un estado de destrucción casi absoluta. Los parajes se están retrotrayendo hacia Lothric, como si asistiéramos a un Big Crunch, que culminaría en un futuro como el del DLC donde vemos un mundo de ceniza, desolado y sin vida. Sin embargo, mientras los Señores de la Ceniza resucitan y la tarea del jugador es obligarles a volver a arder para aumentar algo más la vida de la llama, hay otra posibilidad de desenlace.
La que siempre había perseguido Kaathe.