Analizando el anime de Sailor Moon, episodios 21-24

Analizando Sailor Moon alcanza los episodios 21 al 24 y eso significa que terminamos con Nephrite, tratamos temas de consentimiento y rechinamos mucho los dientes ante las ideas de bombero de los animes noventeros. Si queréis leer el resto de análisis, ¡aquí tenéis el anterior, y el resto los encontraréis en este enlace!

Y recordad: ¡spoilers por todos lados!

La trama


El episodio 21 es uno de los mejor animados hasta la fecha, con un buen ritmo, buena historia, buena elección para establecer los momentos sentimentales y coordinar la transformación de las Senshi. Es más, estas juegan un papel muy secundario y aparecen más como heroínas de fondo… Lo cual resulta refrescante. Comienza nada menos que con el estreno de un anime de Sailor V, recordándonos que hay una señorita por ahí que viste exactamente igual que nuestras protagonistas. ¡Qué intriga, quién será! Usagi fantasea con que hagan un anime sobre ella y tenemos deliciosos e irónicos comentarios de Luna acerca de qué anime tan estúpido sería. Metareferencias, gente.

La pobre víctima de este episodio es una animadora (de las de dibujar, no de los institutos estadounidenses) llamada Hiromi, que duda de su propio talento y que pierde unos bocetos de Sailor V. Unos bocetos que, por suerte para ella, encuentra Ami de pura casualidad. Entre tanto, Nephrite decide emplear a sus youma «más poderosos», Castor y Pollux versión genderswap. Ami lo ve conducir a toda velocidad por la ciudad y ¡lo reconoce! ¡Lo reconoce! ¡Vamos a gritar! ¡Me encanta, identifica a Nephrite porque el muy idiota no disimula su aspecto pero la gente sigue confusa respecto a la identidad de las Senshi y Tuxedo Kamen! ¡Aleluya!

Nephrite conduce hasta el trabajo de la animadora, encanta el último lápiz especial que le queda de una vieja promesa que hizo con su amiga, y se dice que «solo tiene que atraer a las Senshi». Y Ami, ¿esa misma que siempre grita que Usagi no debería ir sola a ningún sitio?, al parecer ha conseguido seguirle a pie y decide enfrentarse sola a él con sus inexistentes poderes de ataque. Por suerte para ella, Nephrite se limita a tirarla el suelo para que deje de pisarle el coche y le deja claro que ha metido monstruos en el estudio de animación antes de largarse.

La cosa es que Ami no sabe dónde están esos monstruos, por lo que tiene que esperar a que estos ganen fuerza y aparezcan. La verdad es que no es una mala forma para ocultarlos y emplear sus poderes cuando están en su mejor momento. Por cierto, Zoisite sigue apareciendo para picar a Nephrite, y aunque no son momentos esenciales, me gusta que se presente así al siguiente villano y puedas ver cómo el actual va cayendo a pesar de sus mejores esfuerzos. Aunque sea poner un estándares muy bajos, es mejor que todo lo que ocurrió con Jadeite y se siente menos de relleno.

Afectada por la influencia del lápiz, Hiromi decide, por su cuenta y riesgo, que Sailor V morirá en la última escena, aunque frente a sus compañeras afirma que es cosa del director y desprecia la labor de las demás, olvidadas todas sus promesas de trabajo en grupo. Poco después toca enfrentarse a Castor y Pollux, que son bastante más fuertes que las Senshi. Por desgracia para Nephrite, el trabajo en equipo (que viene a ser el tema del capítulo) entre ambos youma se quiebra en cuanto quieren dar el golpe final. Las Senshi se combinan aprovechando un nuevo y agradable theme cantado por las seiyuu de las protagonistas. Por supuesto, una vez liberada, Hiromi se retracta de todo lo que ha hecho, su amiga la perdona y le muestra que ella también estaba presionada por . Es un final algo precipitado, pero en general todo el episodio resulta adorable.

En el episodio 22 volvemos a la trama «mayor». La pobre Naru está melancólica por lo ocurrido con Nephrite y, sobre todo, desconcertada. No es para menos. Su familia, por otro lado, ha recibido una invitación para acudir a la fiesta de la princesa del Diamond Kingdom (no os riais, sed buenas personas) que va a desvelar un «antiguo tesoro». Luna sospecha que esta princesa podría ser La Princesa que ella está buscando. ¿Os sentís seguros en sus patitas almohadilladas? Porque yo no. Quiero a Luna, pero su ineptitud me desarma para mal.

Lo peor es que la reina Beryl también sospecha que todo esto sea serio (no por nada comparten seiyuu y neuronas, hm) y que lo que se vaya a desvelar será el Cristal de Plata. Al menos da para un choque entre Zoisite, que es quien está encargado de buscar el Cristal y quien ha avisado a la reina de este evento, y Nephrite, que al parecer tiene la jurisdicción de la Tierra. Yo diría que tiene la jurisdicción de TOKIO, pero bueno. Eso sí, Beryl es una buena villana. No solo se le dan planos nuevos y siniestros, sino que está claro que le da la misión a Nephrite porque no tiene nada que perder: si consigue el Cristal de Plata, ¡fantástico!, pueden revivir a su líder (Metalia). Si no… Puede deshacerse de Nephrite.

¡Y tenemos la primera escena gay con la aparición de Kunzite! Me pregunto cómo se sentían los niños de habla inglesa al ver a estos supuestos tío y sobrino (de acuerdo a la traducción) que se achuchaban tanto, la verdad. Los visos de incesto ponen los pelos de punta.

Las Senshi deciden comprobar si Luna tiene razón y discuten que no hay forma de acercarse a la princesa. Se ve que Usagi no ha usado las suficientes veces el bolígrafo deus ex machina para que piensen en él de inmediato. Es más, a Usagi solo se le ocurre que puede recurrir a él cuando llega a su casa. Y Luna grita «¡no!». ¿Para qué se lo has dado si no pretendes que lo use? Aunque, sí, vamos a concederle a la gatita que convertirse en una princesa es algo exagerado.

A continuación tenemos un sueño de Mamoru en el que una figura frente a un grandioso palacio, que para nada es Usagi en una vida anterior, le suplica que busque el Cristal de Plata. Parece que es un sueño recurrente y por eso se acerca a cotillear el baile de máscaras del Diamond Kingdom, siguiendo el mismo razonamiento que el resto de personajes.

De modo que en un mismo sitio se reúnen Nephrite, Naru, Usagi y Mamoru. ¡Usagi no reconoce la melena de Nephrite, que saca a bailar a Naru, y quiero gritar mucho porque luego Tuxedo Kamen la mira y aunque el padre casi la ha reconocido, simplemente dice que le suena! Evidentemente es por cosa del traje, que le está recordando al sueño, pero en fin.

Naru acaba poseída por un youma de Nephrite, Tuxedo Kamen invita a bailar a Usagi y nuestra protagonista experimenta un déjà vu, como si ya hubiera bailado antes con él. Entre tanto, Naru logra entrar en contacto con la princesa del Diamond Kingdom que básicamente es Umino pero con la voz más suave y muy consciente de su aspecto… ¡A pesar de que es guapa quitando las gafas! Naru roba el cofre del tesoro SIN molestarse en ver qué hay dentro y se lo arroja a Nephrite. Usagi y Tuxedo Kamen acaban desempeñándose por un balcón… y se salvan porque Luna lanza una sombrillita a Usagi para que la abra y caigan cual Mary Poppins… ¿He dicho que este episodio es malo? Porque lo es. Al final Tuxedo Kamen reconoce que está detrás del Cristal de Plata, pero que no sabe si es enemigo o amigo de las Senshi. Al final estas se enfrentan al youma de Nephrite (saltan de varios pisos de altura, EJEM) y vencen sin mucho problema.

Por supuesto, el objeto de la princesa no era el Cristal de Plata ni ella es La Princesa, de modo que las chicas se limitan a disfrutar de la fiesta aprovechando que se han colado. Más o menos. Porque Usagi, 14 años, se emborracha lo suficiente para quedarse dormida y Tuxedo Kamen, que ha decidido volver tras una rápida huida, se la lleva aparte para besarla y revivir esa sensación de que se conocieron hace mucho tiempo. ¿Nivel de creepyness? Insuperable.

El episodio 23 ya se centra por completo en Naru, que intenta comportarse como una adulta porque ella, al contrario que Usagi, está metida en un «romance maduro»… Y confiesa que sí, que está enamorada de Sanjoin, para horror de nuestra protagonista. Entre tanto, la Reina Beryl está muy, muy enfadada con Nephrite porque este se niega a presentarse ante ella. De hecho, su cabreo es tan intenso que me cuesta creer que sea la voz de Luna. La señora acojona mientras jura que más le vale a Nephrite tener una buena excusa. Por supuesto, Zoisite disfruta muchísimo de este espectáculo de hostilidad, hasta que se enfrenta a Nephrite y este le jura que encontrá el Cristal de Plata antes de que él. Nephrite crea un Cristal Negro que pueda guiarlo hasta el otro Cristal… Y le indica que se dirija hacia Naru (cosa que interpreta como que ella lo tiene). Entre tanto Zoisite llora sobre Kunzite mientras se sostienen mutuamente las manos en una clara despliegue de familiaridad para nada romántica. ¡Por supuesto que es normal que un sobrino coja las manos de su tío para restregárselas por la cara buscando caricias! ¿Cómo os atrevéis a insinuar lo contrario? En fin, que decididos a no permitir que Nephrite se les adelante, envían a una youma a vigilarlo para poder robarle el Cristal de Plata en caso de que lo encuentre.

Después de consultar qué debe hacer con Motoki y Mamoru, Usagi le cuenta a Naru que Sanjoin es malo y se larga sin esperar respuesta. Como consecuencia, Naru decide mantenerse en sus trece y acude al encuentro de Nephrite cuando este la cita por teléfono. En un intento de averiguar si tiene el Cristal de Plata, Nephrite le explica que está siendo perseguido por villanos y que es lo único que puede salvarlo. Ahora, Naru tiene experiencia con joyas, por lo que imagina que cierto cristal podría ser lo que su amado está buscando, de modo que lo birla a pesar de lo caro que debe ser. Por suerte para ella, Usagi sale escopetada para salvarla.

Nephrite desvela sus verdaderas intenciones al ver que Naru desprende un poder similar al Cristal de Plata (el poder del amor) y lanza unos ataques que en la última temporada adaptarán las Star Light contra Sailor Moon. Y la verdad es que la animación da gusto porque por una vez, cuando acierta, puedes sentir que hacen daño. Sailor Mercury y Mars se unen en el último momento y Sailor Moon lanza su Moon Tiara Action.

Y entonces, Naru se interpone para proteger a Nephrite. Perdono que todo ocurra a una cámara lenta que permite dos pequeños discursos porque, vaya, es visceral. El horror de Sailor Moon al ver que va a matar a su amiga, el alarido para detener en el último instante la tiara es perfecto. Y el derrame cerebral que está teniendo Nephrite porque Naru lo protege también merece dieces. Cuando su Cristal Negro resplandece al extremo porque identifica el poder del amor como Cristal de Plata, y la youma de Zoisite se precipita para capturarlo, Nephrite reacciona defendiendo a Naru, todavía desconcertado por «el poder del amor humano». Sailor Moon destruye a la criatura y Nephrite devuelve la joya robada a una Naru que ha acabado inconsciente, superada por toda las emociones e intentos de asesinato.

Cuando las Senshi lo enfrentan por cómo ha tratado a la chica, él responde que le ha devuelto el favor y les grita que cuando obtengan el Cristal de Plata (cosa que a Luna le resulta familiar, puesto que escuchó algo similar en la fiesta de la princesa) dominarán el mundo entero.

El episodio 24… Spoilea en el título lo que va a pasar. Bueno saberlo. Naru se niega a dejar ir a Nephrite, cada vez más deprimida por la situación. Nephrite, que por fin suma 2+2, se da cuenta de que Sailor Moon conocía el nombre de Naru, por lo que seguramente sean amigas o conocidas más allá de las identidades secretas. Cuando se acerca a Naru, que duerme agotada en la cama, el Cristal Negro resplandece de nuevo y se asienta la idea de que el Cristal de Plata podría estar dentro del cuerpo de una persona. Eso y saber que el Amor y el Cristal son equivalentes ya dice mucho de por sí. Nephrite, hmmm… ¿Escanea? A Naru hasta que la vemos desnuda (yikes) y comprueba que, al menos en su caso, no hay ningún Cristal. Naru se despierta yo gritaría al encontrar a un señor (o su sombra, lo que quiera que sea) en mi cuarto y su amado le confiesa que todo el tema de Sanjoin es una fachada, que pertenece a una organización secreta, pero que pretende unirse a Sailor Moon. Entonces pregunta si sabe quién es o dónde está. Naru, claro, solo puede ser sincera y decir que no tiene ni idea.

Por desgracia para él, Zoisite sí sabe lo que es el amor y se ha dado cuenta de que Nephrite está cambiando. Sin pensárselo dos veces, decide secuestrar a Naru para atraer a su enemigo a una trampa mortal. A su vez, Naru llama llorando a Usagi porque no sabe qué hacer y Luna arrastra a nuestra protagonista hacia la casa de su amiga para asegurarse de que Nephrite no hace nada de lo que luego deban arrepentirse. Luna se adelanta y Nephrite impulsa a Usagi a transformarse, confirmando así su identidad como Sailor Moon.

¿Por qué está tan bien dibujado este episodio? ¡Qué arte tiene Nephrite para aparecer con su melenón al viento! Usagi le suplica que no le diga a nadie su identidad, en una escena que si no te arranca una sonrisa no tienes sentimientos. Todo carisma, Nephrite le responde que no pasa nada, ¡porque va a morir! Y probablemente habría cumplido su amenaza de no ser porque Tuxedo Kamen llega a tiempo de despistarlo. Nephrite se retira porque supongo que el poder del amor le permite comunicarse mentalmente con Naru, que grita auxilio.

Oye, por cierto, las calles destrozadas ¿también se arreglan por arte de magia?

Bueno, que Naru ha sido secuestrada por tres de las youma de Zoisite, que ha dejado una nota a Nephrite: la chica a cambio del Cristal Negro. Nuestro villano se deshace de los youma casi sin esfuerzo, pero cometiendo el gravísimo error de no matarlos, y salva a Naru, a la que se lleva en brazos con una mirada extraña, y luego reconoce que no tiene ni idea de por qué hace lo que hace. La «pareja» tiene una inocente conversación acerca de ir a merendar algún día y a tomar chocolate cuando las youma atacan de nuevo, hiriendo de gravedad (y con un detalle bastante sorprendente y brutal para una serie infantil) a Nephrite, que sangra en verde. La tensión se desata cuando Naru trata de arrancar las raíces que han atravesado a Nephrite y que descargan altas dosis de electricidad, ignorando las súplicas de Nephrite para que corra y se esconda.

Al final Nephrite protege a Naru de unas explosiones, que le dejan la espalda prácticamente calcinada, Zoisite roba el Cristal Negro y las Senshi derrotan a las youma justo a tiempo para permitir que la pareja pueda hacer un intento de despedirse. Y resalto lo de intento.

Todo deliciosamente dramático.

Personajes destacados


Usagi

Pocas veces se luce tan bien como personaje como cuando algo les está ocurriendo a sus amigas. El miedo que siente por Naru es tan real que resulta palpable. No es la primera vez que los enemigos se infiltran en su vida cotidiana, pero ahora su mejor amiga de toda la vida es la que está yendo tras un villano que no solo trata de robarle energía, ¡sino de matar a Usagi y a sus otras amigas! Y, aun así, cuando discute con Ami y Rei qué deberían hacer, antepone los sentimientos de Naru. Es cierto que luego se echa atrás y va a buscar consejo de Motoki (para sentirse mejor consigo misma), pero Usagi no deja de ser una niña pequeña que teme hacer daño a un ser querido y recurre a lo más superficial que se le ocurre para justificar sus acciones.

Me encanta cómo acaba con Motoki y Mamoru y se ve lo perdida que está. ¿Qué es lo que tiene que hacer, debería intervenir, debería ponerse entre su amiga y la persona que le va a hacer daño aunque ella jamás lo vaya a entender? Motoki, igual que Ami, le dice que no pasa nada por esperar. En cambio, Mamoru le dice que tiene que lanzarse adelante y Motoki termina por ponerse de su lado:

Es posible que Naru se enfade, pero eres su amiga y es lo que tienes que hacer.

Y Usagi se siente mucho más segura. Lo suficiente para comer y coger fuerzas. ¡Y encima invita a los chicos! Si es que es adorable.

Ahora, Usagi tiene que crecer muchísimo porque lo que hace es gritarle a Naru que Sanjoin no es buena persona (ni tampoco humano) y que debe renunciar a él y se larga. Her job here is done. But she didn’t do anything. *Disappears*

Por suerte Luna decide ser útil y, en sus intentos de educar a Usagi, la obliga a regresar al caer la noche y en principio Usagi no quiere enfrentarse al problema de afrontar de nuevo a su amiga. Pero cuando se entera de que ha robado una joya, de que quizá esté en peligro, toda su expresión cambia y corre a buscarla como si no hubiera nada más importante en el mundo. Y, probablemente, en ese momento no lo haya para ella:

¡No lo perdonaré! ¡Cómo se atreve a aprovecharse de los sentimientos de Naru!

Esto es amistad. A pesar de que el arco de Naru y Nephrite sea dolorosamente problemático, hay que dar gracias por esto, porque dejen tan claro lo que debe hacer una buena amiga y que la amistad se explote más allá de tomarse el pelo o batallas mágicas. Porque esto es algo que cualquier niña podría vivir con sus propias amigas. Por eso se puede llegar a perdonar que se enfoque todo más como un creepy aprovechándose de una niña que un villano a punto de, quizá, matar a una chiquilla.

E, ironías, es ella la que por poco asesina a Naru. Para aumentar el conflicto emocional, Nephrite salva a su amiga de una youma, de una de los suyos, de modo que Sailor Moon destruye al youma que trata de matarle a él. Después, furiosa, le grita que por qué no se preocupa por los sentimientos de Naru e insiste en que no es lo mismo salvarle la vida que tratarla bien. Todas las Senshi están de acuerdo en el mismo punto y me encanta. Y a pesar de que Nephrite ha jurado que él y los suyos van a destruir el mundo que las Senshi luchan por proteger, cuando cae una estrella fugaz, Usagi es tan buena que pide el deseo de que si de verdad siente algo por Naru, Nephrite deje de hacer cosas malas.

Después ocurre algo interesante. Naru le pregunta si ama a alguien de verdad y Usagi se apresura a responder que sí. Su amiga insiste que entonces debería saber cómo se siente.

Es interesante porque, primero, esto está plantando una idea que se recogerá cuando Mamoru sea secuestrado y se vuelva contra Usagi, si bien las circunstancias serán diferentes porque estos dos tienen una suerte de relación y Naru y Nephrite no. Segundo, es un golpe emocional para Usagi porque habla de cómo le falta muchísimo por aprender. Puede dedicar toda su simpatía a su amiga, pero todavía no tiene la suficiente experiencia para empatizar.

Ah, Usagi también tiene un gran momento, justo cuando Nephrite está muriendo, en que este le dice con una sonrisa irónica que parece que su identidad continuará siendo un secreto. Y Usagi, horrorizada, antepone la seguridad de este hombre a la suya propia suplicándole que no se muera. Demuestra al mismo tiempo que no deja de ser una chiquilla y que es una buena persona.

Ami

Después de tanto tiempo sin apenas desarrollo, es genial ver que Ami es más que la mamá del grupo, que puede ser impulsiva y competente a la vez. Vamos, que se está contagiando de sus amigas y que de verdad se ha motivado a cumplir con su papel de Senshi investigando el mal y no limitándose a esperar que ocurra algo. Podría ahorrarse el burlarse de Rei (y no de Usagi) porque le guste el anime, pero en fin.

Mamoru

A pesar de que no tiene mucho tiempo en pantalla, es interesante que se nos estén dando «tantos» datos sobre él. Primero, y como ya sabíamos, siente cosas respecto al Reino Oscuro. Luego, que se transforma sin buscarlo en Tuxedo Kamen y a veces da la sensación de que se trate de dos personalidades distintas. Ya en el episodio del ascensor se empezó a insinuar con descaro que tanto él como Usagi se conocían de antes, si bien nosotros podemos decir con rotundidad que fue en una vida anterior.

Por otro lado, Mamoru está amnésico y… Ciertamente no se profundiza ni se trata mucho esta condición, pero resulta fascinante reflexionar sobre cómo su forma de ser es una fachada para lidiar con un gran vacío interior. Su desesperación para llenar este hueco le lleva a tener sueños (o recuerdos de una vida anterior) y perseguir sus ambiguas instrucciones para dar sentido a su vida. Tuxedo Kamen es otro chico joven que no sabe bien lo que está haciendo y da tumbos igual que las Senshi. Simplemente, lo esconde mejor. Y después de tanto ayudarlas y de intervenir en su camino, Mamoru se siente lo suficiente incómodo por pensar que podrían acabar siendo enemigos que les confiesa la verdad: que no sabe quién es, que no tiene ni idea de si está de su lado…

Y entonces huye. Huye como siempre hace Tuxedo Kamen, para no enfrentarse a lo que viene tras una pelea. A los intercambios que le obligarían a sincerarse y a reconocer aún más que no tiene ni idea de lo que le pasa. En definitiva, que Mamoru está muerto de miedo. Por eso, quiero pensar, decide llevarse aparte a una niña claramente borracha y medio inconsciente para darle un beso, guiándose por la sensación de déjà vu y de la intuición de que, así, recordará cosas.

Por cierto, en el episodio 23 tiene una interacción cuca con Usagi en la que le toma el pelo pero de forma más cercana y menos agresiva. Se limita a llamar la atención a Motoki porque ha visto que Usagi está celosa de que preste atención a otra mujer. Y luego le da un buen consejo, al contrario que Motoki: sentarse a esperar para ver qué pasa no servirá para nada. Usagi debe ser valiente, debe contarle la verdad a Naru.

Además, se lo ve siendo muy humano, muy natural con las miradas que intercambia con Motoki. Es decir, el estudio es diferente a otros que han trabajado hasta ahora en la serie, y se agradece muchísimo que trabajen la expresión de los personajes y cómo interaccionan unos con otros.

Naru

Naru es un personaje que tiene muchísima fuerza para resonar con chicas de su edad y, desgraciadamente, más mayores porque sin duda muchas han pasado por lo mismo: obsesionarse con un hombre mayor que solo quiere sacar provecho de ellas. Por suerte, la serie insiste en mostrarla como la cría que es, intentando idealizar a Nephrite, encajarse a él y a sí misma en un rol que… no existe, que solo ocurre en los cuentos.

Lo más interesante es que Naru es consciente de que Sanjoin no es buena persona, pero es tan guapo que quiere, como sea, que forme parte de su cuento de hadas. De modo que, en cuanto recibe la llamada, descarta todos sus temores y los de Usagi y corre a su encuentro. ¡Porque es un romance de verdad, como en las películas, donde todo está conectado!

Hasta tal punto llega en su fantasía que está dispuesta a robar por Nephrite. Por supuesto, ella piensa que va a salvarlo de un gran apuro, pero no deja de ser robar una joya carísima a su propia familia. Feliz de poder ayudarle, de sentirse útil, Naru se niega a creer que sea un villano a pesar de que lo ve atacar a Sailor Moon a muerte y cuando se interpone para evitar que lo hieran es… extrañamente conmovedor. Naru insiste en cubrirse de la fantasía, en confiar en que ayudar a un hombre que recuerda que la ha herido, que ha intentado matar, que no ha hecho ninguna pregunta al presentarle una joya carísima, es buen tío y corresponde a sus sentimientos. Es más evidente que nunca que es una niña y que no podemos exigirle lo mismo que a un adulto.

Naru se ha alimentado de historias donde las mujeres tienen papeles sacrificiales, donde el poder del amor cambia a las personas. Y eso pone en peligro su vida. Nephrite corresponde salvándola a grito de «Naru-chan» de la youma de Zoisite, pero después la abandona y Naru no es capaz de dejar de pensar en él porque «lo ama». Y, sin embargo, no es más que una niña indefensa tratando con un adulto. Se ve claramente cuando quiere acercarse a él (cuando flota fuera de su cuarto) y le dice con suavidad que se quede quieta y escuche. Naru obedece, pequeña y tímida, y la desesperación y el dolor que la consumen cuando no es capaz de ayudar a Nephrite, de decirle dónde está Sailor Moon, rompen muchísimo el corazón.

A pesar de acabar secuestrada por culpa de Nephrite, como este luego se la lleva en brazos después de haber arriesgado su vida por ella, Naru está feliz, decidida a continuar adelante si así puede tenerle cerca. De inmediato empieza a soñar con una cita normal, una merienda con chocolate. Francamente, me gusta mucho esta escena porque Nephrite dice que le gusta la comida que sugiere y ella se da cuenta de que está mintiendo. Con una sonrisa, murmura:

¿Ves? A veces mentimos con buenas intenciones.

Qué mona es.

Y como niña que es, se le ocurre preguntar si las organizaciones malvadas tienen también domingos de descanso. Nephrite rompe a reír de una forma como no lo hemos visto antes y es… Ay. Funciona muy bien, aunque tiene un vago toque villanesco. El caso es que verlos reír juntos por algo tan inocente y tonto es adorable y prepara bien el drama, porque por fin Nephrite está dando pasos hacia ser mejor persona.

La sinceridad de Naru, su voluntad a hacerse daño con tal de protegerle, alcanza un extremo horrible cuando trata de arrancarle unas espinas del cuerpo a pesar de que ella misma se electrocuta entre lágrimas:

¡No quiero que mueras!

Pero, a pesar de todos sus esfuerzos, Nephrite termina por morir pidiéndole perdón por mentirle hasta el final, y a Naru ni siquiera le queda un cuerpo sobre el que llorar, puesto que se deshace en burbujitas de luz que me hacen pensar en el final de La Sirenita.

 

Temas


Competición y el estigma del anime

Tenemos un episodio dedicado a quejarse sobre el anime, ¿no es jugoso? Por ejemplo, está la incompetencia de los jefes que nunca te explican exactamente qué cambios quieren en el diseño de personajes. ¿Que sea más sexy? NO, DESDE LUEGO, pero sí, sí, solo que no quiere decirlo en voz alta.

Encuentro también encantador que la animadora no sienta realmente envidia del talento de su amiga, sino que vive una sana competición que la motiva para esforzarse más.

En este episodio se trata también el propósito de crear productos que hagan soñar a los niños, cosa que encantaría a Hayao Miyazaki ya que también es su motivación principal. Por supuesto, las youma de Nephrite pervierten el sentimiento de sana rivalidad y de deseo de mejorar de Hiromi y termina convirtiéndose en pura envidia, pero incluso esto no deja de ser un planteamiento real: el trabajo termina por separar a mucha gente. Aquí se presenta como que lo que puede romper amistades es el talento y no se toca el tema del dinero o de los ascensos, que sin duda son fuente de grandes resentimientos, pero básicamente podemos pillar la idea. También vemos por ahí el desdén que demuestran algunos (Rei) por el anime porque es «para niños», para que luego resulte que lo disfrutan en privado. Una aproximación que no se profundiza acerca del estigma social que tiene la animación.

Cuando Usagi y Rei acuden al estudio de animación a fangirlear y Hiromi les grita que se callen, que están trabajando, y molestan, su amiga se le planta, enfadada por sus modales. Pero Hiromi expone claramente el problema: ni Usagi ni Rei están ahí porque admiren la animación, sino porque quieren algo firmado y de lo que presumir más tarde. No es cuestión de entrar en el debate de los fans puros y los «casual» como se hace en los videojuegos, desde luego, ni tampoco cabe lugar a la creencia de que te tienes que saber todo de una persona para ser su fan..- Pero no me cabe duda de que los animadores transfieren parte de su frustración con ser invisibles y con los fans que no aprecian el trabajo que hay tras sus cientos de horas matándose a trabajar. A veces de forma literal.

Consentimiento

¿Os habéis fijado en que cada avance entre Usagi y Mamoru se da en paralelo a la historia de Naru y Nephrite? Si confiara un mínimo en los guionistas, diría que quieren trazar un paralelismo sobre el consentimiento. A la hora de la verdad, creo que simplemente están elaborando el paralelismo entre cómo debe ser el amor.

Quiero decir, escoged: un hombre adulto con una niña de 14 años a la que roba la energía, manipula abiertamente y posee para que cometa crímenes, o un hombre adulto (en Occidente) con una niña de 14 años a la que ayuda de vez en cuando o insulta abiertamente, y a la que besa cuando está borracha e inconsciente. Y las dos encaprichadas de una faceta falsa (Sanjoin, Tuxedo Kamen) de estas personas.

Evidentemente es más fácil tirar hacia el mal menor y asumir que, al menos, Mamoru podría tener cierta excusa porque es una persona desorientada y a punto de volverse loca.

¡O lo sería si no te representaran que llevarte aparte a una niña de 14 años para besarla mientras ella no puede consentir aunque da igual, tiene 14 años, APARTA LAS MANOS PEDÓFILO, como algo romántico de ideal!

Sé que es un poco mayor que yo, pero la edad no importa en el amor. Naru, 14 años.

Sí que importa mi cielo, sí que importa, sobre todo mientras seas menor de edad.

En fin. Vamos a reconocer que el «amor» de Nephrite y Naru es frágil por ambos lados. Por Naru, porque insiste en cambiar e idealizar algo que no está ahí. Por Nephrite, porque acaba sacudido por la inocencia de una niña y empieza a tener cierto desarrollo de personaje. En el episodio 24 no deja de preguntarse por qué el poder del amor equivale al Cristal de Plata y se lo ve francamente incómodo y desconcertado mientras medita sobre Naru.

Cuando descubre que ella no tiene el Cristal debería haber desaparecido de su vida después de sonsacarle el nombre de Sailor Moon, pero en su lugar se detiene a explicarle la verdad:

Mi nombre es Nephrite. No quiero mentirte más.

Me imagino que la vida de Nephrite ha tenido que ser bastante fría y triste para que le haya removido tantísimo la conciencia. Solo hay que ver cómo trata Beryl a sus subordinados, y lo mucho que Zoisite y Nephrite quieren matarse el uno al otro. Al menos Kunzite y Zoisite se tienen el uno al otro, hasta el punto de que son una pareja bastante empalagosa y adorable.  Nephrite no ha tenido nada de eso.

Pero, gracias a Naru, ahora ve las cosas con algo de perspectiva:

Pensaba que era lo normal, pero tu amor me ha hecho abrir los ojos.

Llega a reconocer que, que gracias a ella, ha conocido lo que es el amor del que tanto había oído habla. Sinceramente, no parece que se refiera a que está enamorado de ella, sino afectado, tocado, conmovido. Lo suficiente para halagarla, mantenerla aparte, decirle que él es de una organización malvada te imaginas formar parte de una organización y decir abiertamente SOMOS MALOS… Miente diciendo que ha considerado hasta unirse a Sailor Moon, sí, a esa persona de la que en el capítulo anterior se burló por defender conceptos tan absurdos como el amor y la justicia, pero también se miente a sí mismo diciéndose que no le importa lo que le pase a Naru. Es más, cuando ataca a Sailor Moon se muestra contenido, sin asomo alguno de placer ni de risas malvadas como antes.

Así que… ¿A qué tema nos estamos enfrentando? ¿A que el amor redime?

Sí. Bueno, en parte. Digamos que es el amor te hace cambiar. Es un tema horrible que aparece en miles de historias entre chicos malos y chicas buenas, y que estabece que una mujer debe soportar todo porque su pureza hará que, al final, el hombre mejore. En este caso, sin embargo y a pesar de todos los problemas de crear una pareja tan dispar, el hecho de que no sea nada sexual y que Naru sí que tenga ese aire puro y distante porque es, literalmente, una niña pequeña… «Funciona» hasta cierto punto. Podrán vendértelo como que Nephrite está enamorado (o que Naru lo está), pero lo que se ve es que se están atrayendo el uno al otro. Naru porque es una cría que idealiza a Nephrite. Nephrite porque jamás ha encontrado a alguien dispuesto a sacrificarse por él sin apenas conocerlo. Incluso si es desde la ignorancia o desde la inocencia, Naru ha querido protegerle por encima de su propio bienestar.

Y eso ha sacudido los cimientos de su vida. Le ha proporcionado una salida que nunca antes había considerado.

Nephrite está atreviéndose a soñar con algo diferente a lo que siempre ha hecho. Sueña con algo inocente y, por tanto, desconcertante. Algo que sabe que nunca le van a permitir. Asumir que Nephrite no es consciente de que va a acabar muerto, ya sea a manos de Zoisite o de la propia reina Beryl, es absurdo. Es un tío inteligente. En el momento en que elige a Naru es evidente que sabía lo que se le caía encima, unido a todas las veces que había tensado la cuerda con la reina.

Así que tenemos a un hombre que se permite soñar, aun sabiendo que no van a vivir felices y a comer perdices, porque la historia de Nephrite es una tragedia. Y eso es lo que hace que la historia funcione.

No hay una unión escalofriante entre dos personas que no se conocen, solo el sueño de que las cosas podrían haber sido mejores y la satisfacción amarga de que Nephrite experimentó un sentimiento bueno por una vez en su vida. Un sentimiento lo suficientemente fuerte para que una persona cruel, egoísta y déspota decidiera cambiar y proteger a la persona que de verdad necesita ayuda.

Por tanto, cuando muere, hay una magnífica catarsis.

No ha sido un arco de redención, sino el inicio de lo que podría haberlo sido. Un sueño que se viene abajo. Por eso, cuando Nephrite sonríe con tristeza a Naru y le dice, entre espasmos de dolor, que no podrán ir a comer chocolate juntos, es un golpe directo al corazón. Es la oportunidad que jamás tuvo. No importa si se la merecía o no después de todo lo que ha hecho: la tragedia es que podría haber tenido tiempo, y se le acabó. Como grita Naru, esto es cruel, es injusto.

Ese es el punto de todo el tema de estos episodios.

Respecto a las palabras finales de Nephrite, me alegro de haberte conocido, podemos entenderlas en clave romántica, algo que siempre me chirriará porque jamás se conocieron el uno al otro, o simplemente como que Nephrite conoció a una niña que lo hizo cambiar para mejor. Y, gracias a ello, ha podido morir en paz consigo mismo…

Y escapar a la crueldad de la reina Beryl.

Apariciones de Tuxedo Kamen

2

Apariciones de Mamoru

2

Uso del extraño deus ex machina bolígrafo para convertirse en cualquier persona

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¡Que el viento sople a vuestro favor!

Autor

  • Suzume

    Redactora de artículos variados (Neon Genesis Evangelion, Utena, Nier Automata, Berserk, D.Gray-man. Houseki no Kuni y un largo etc.) sobre worldbuilding, personajes o narrativa. De vez en cuando alguno de opinión. Tengo un blog donde hago lo mismo pero con libros. Fui redactora de Deculture. También escribo relatos (cuando puedo) y he publicado algunos que podéis encontrar en Goodreads.

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Mistral Chronicles