Motoro Mase no es un desconocido en España ya que Panini Cómics trajo en su momento los diez volúmenes de Ikigami. En esta ocasión, la editorial ha vuelto a apostar por él con Demokratia, un seinen con toques de ciencia ficción que fue publicado entre el 2013 y el 2015 por la Shogakukan en Japón.
Aunque el título ya es suficiente para darnos una pista, ¿de qué va exactamente Demokratia? La historia empieza con dos hombres que se conocen de forma fortuita en una cena de estudiantes universitarios. Uno de ellos, Taku Maezawa, acaba de recibir un despacho y trabajo a pesar de no haber terminado sus estudios, gracias a la creación de un software de “decisión por mayoría”. El otro, Hisashi Iguma, es un ingeniero robótico de 33 años que ha decidido volver a la universidad para desarrollar su proyecto del “humano definitivo”. A ambos los unirá dicho proyecto: la fabricación durante año y medio de una androide que será controlada mediante el software de Maezawa. Todo ello se lleva en absoluto secreto, por supuesto.
El programa que permitirá manejar a la androide, nombrada Mai Tokunaga, será Demokratia: para su difusión, Maezawa e Iguma lo suministran a través de Internet como si se tratase de un virus y, una vez instalado en los ordenadores, informa a los usuarios de que van a formar parte de un experimento social. En él manejarán con decisiones por mayoría a Mai: caminar, comer, vestirse, recargar baterías, ir de compras, los gestos faciales, el trato con otras personas, los diálogos… Todo debe ser propuesto y seleccionado por los propios usuarios, un total de 3000 personas. Algo que inevitablemente nos lleva a cuestionarnos: ¿son siempre acertadas las decisiones tomadas por una mayoría? ¿Recordáis cómo llegó Hitler al poder?
Motoro Mase exprime a lo largo de los 5 tomos de Demokratia una serie de ideas que harán que nos cuestionemos diversos temas, desde el uso —y abuso— de la propia democracia hasta la influencia de Internet y las redes en la vida cotidiana. En cada tomo, Mai —controlada por los usuarios— deberá tratar con diferentes personas, cada una de ellas con una historia propia que nos generará mayor o menor empatía dependiendo del personaje. En general, todos ellos invitan a la reflexión y dejan caer la idea de que no se debe juzgar a alguien por su apariencia. Traumas de infancia, problemas familiares, deseos reprimidos… Nada sabemos de las circunstancias de las personas con solo verlas. Además, se ve una genuina preocupación por parte del autor a la hora de elaborar y trabajar personajes que se sienten aislados o marginados socialmente: un chico que usa un foro para desahogarse, un anciano desahuciado por los médicos, un hikikomori… Mase pone el foco sobre algunos de los principales problemas sociales de su país, incluido el trabajo excesivo y sus consecuencias. Para ello, utiliza un dibujo impecable que no dejará indiferente a nadie, con múltiples detalles y fondos bien elaborados.
Aun así, el manga de Demokratia tiene una nota discordante que quizá es un bemol bien colocado para que no desentone el conjunto. El hecho de que el androide sea una mujer puede hacer que nos preguntemos el porqué, pero la propia historia nos lo revela. Dice Iguma durante su fase final de construcción:
Hombre… siempre es más fácil tratar con una mujer, y da más confianza para que tenga contacto con más gente. Es mejor.
En cambio, a medida que avanzamos en la historia, vemos que el propio Iguma tiene otras intenciones con la androide. Unas intenciones bastante repulsivas y reprobables, que generarán una respuesta por parte de los usuarios que controlan a Mai, poniendo la trama real del manga en marcha. ¿Era totalmente necesario recurrir a la violencia machista para ello? ¿Habría habido otra forma de alcanzar el nudo de la historia? Seguramente sí, pero es mejor que lo juzguéis por vosotros mismos si os animáis a leer.
Saltando ese escollo, Demokratia ha resultado ser una lectura amena que deja un poso de malestar al terminarla: el tema de los robots, la Inteligencia Artificial, la democracia… Sin duda, Motoro Mase ha sabido aunar ciertos elementos para crear una casi distopía en la que se nos obliga a reflexionar sobre los avances tecnológicos, en especial sobre aquellos en los que no tenemos pleno control. Aparte, Panini Comics ha hecho un gran trabajo de traducción y maquetación de la obra, la cual ya podéis encontrar completa en el mercado. Una compra obligatoria para todos los amantes del seinen y la ciencia ficción.