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Incluir contenido «progresivo» en el anime se suele considerar un riesgo, en especial teniendo en cuenta cuál es la mayoría consumidora, que exige patrones narrativos y tópicos fetichistas muy concretos para satisfacer las fantasías del espectador. Ya puede tratarse de personajes planos que siempre triunfan en sus proyectos, arquetipos como la tsundere, la yandere o el Héroe, fanservice descarado y un largo etc.: a los espectadores no les gusta que les rompan los esquemas donde se sienten cómodos. Al menos a algunos.
Con todo, la inclusión avanza poquito a poco en Japón. En ocasiones da lástima contemplar el panorama actual y compararlo con el de hace veinte, treinta o incluso más años. Podemos remontarnos mucho más atrás en términos del manga, donde se ha explorado mucho más la sexualidad que en el anime —infinitamente más comercial—. En cualquier caso, personajes homosexuales, intersexuales, bisexuales y de otras sexualidades o incluso de género neutro (u otros) los ha habido en el anime. Y no necesariamente dentro de una serie Yaoi o Yuri, donde se promueven unos tópicos muy específicos y que obedecen a roles heterosexuales para complacer a una audiencia femenina y juvenil.
Así pues ¿cuáles son estas series valientes que incluyeron con mayor o menor naturalidad a personajes «diferentes»? Vamos a mencionar unas pocas, sin intenciones de analizarlas en profundidad. Sólo se dará un repaso de lo que estos personajes aportan a la trama o al fandom. Y, por supuesto, muchas quedarán fuera. Sin duda se preguntarán por qué no se menciona Puella Magi Madoka Magica, por ejemplo, y es porque he preferido coger aquellas series que dejaban clara la sexualidad o el género de sus personajes durante la misma. ¡No me tiréis piedras! ¡Siempre se pueden recomendar series en los comentarios!
Y, por favor, recordad que hablamos de animes y no de animación occidental. Dicho esto, por si acaso… a continuación se mencionarán series de anime con ciertos spoilers de relaciones románticas.
Sailor Moon
El clásico de los clásicos de las Magical Girl, de la brillante pluma de Naoko Takeuchi. Influenció profundamente a Utena, que trataremos después, y a prácticamente toda la generación de niñas de los años noventa. Cabe resaltar que hay que distinguir entre la obra original, donde el enfoque es más «hetero» —en el sentido de que, por ejemplo, a Haruka se la considera el «hombre» de la relación— y el anime original, mucho más comprensivo y liberador. En parte debemos darle las gracias a Kunihiko Ikuhara, director de Utena, que además desarrolló el romance entre otros tantos personajes masculinos e incluso metió mano a Mamoru (Armando) durante la película Sailor Moon R.
Haruka y Michiru
La pareja por excelencia es la de las Sailor (o Guerrero en España) Urano y Neptuno: Haruka (Timmy) y Michiru (Vicky). A pesar del daño que hizo la localización al inglés, considerándolas como primas y dando lugar a escenas más dramáticas por el posible incesto, son las grandes representantes de la normalización. Si excluimos la diferencia de directores al enfocar a Haruka, cuyos hombros crecen y su pecho encoge cuando viste de hombre, podemos considerar que en general se presenta de forma muy natural. Tanto Usagi (Bunny) como Minako (Carola) se prendan de ella creyendo que es un chico y luego saber que es mujer no termina de detener a Usagi para soñar de vez en cuando con ella. Se podría alegar que este enfoque de las bifauxnen japonesas se traduce en crear el ideal masculino no-dañino que buscan las mujeres.
En cualquier caso, el amor entre ambas Sailor queda clara y se lleva al terreno cinematográfico como en la película de Super S, donde Michiru comenta que hay muchas cosas divertidas que solo puedes hacer cuando eres adulto. Y Haruka prácticamente explota.
En general solo necesitamos pequeños gestos, miradas y declaraciones varias para ver la dinámica de nuestras Sailors y tenemos bastantes escenas de intimidad —mi favorita es cómo se dan las manos en sus momentos finales de Sailor Stars—, incluyendo comentarios de irse a la cama juntas. También cabe señalar su papel como madres de Sailor Saturno junto a Sailor Plutón.
Sailor Stars
Las Sailor Star siempre han constituido un tema espinoso. A pesar de ser mujeres (como todas las Sailor) extraterrestres, que en el manga se disfrazaban de hombres para pasar más desapercibidas, en el anime se las convirtió en «hombres». Una confusión que ha llevado, en especial en países extranjeros, a asumir que eran hombres que se convertían en mujeres para pelear.
El punto es que Seiya y Usagi desarrollan una relación romántica durante la ausencia de Mamoru y el descubrir la femineidad de Seiya no le resta importancia a la misma. Lo que se interpone más entre ellas son sus identidades secretas. No solo eso sino que Seiya parece tener sentimientos románticos por su princesa, aunque esto es más terreno de especulación. ¿Cuánto daño hace esto a la representación? Es algo que queda en manos del espectador. En cualquier caso, se considera que la verdadera identidad sería la de una Sailor (por estar todo el peso dramático en esta personalidad), por lo que, hasta cierto punto, sigue siendo una normalización mal hecha.
Villanos
Y aún no hemos terminado. Saltando al género masculino, entre los villanos flotan muchas relaciones homosexuales, comenzando por Zoisite y Kunzite, también convertidos en primos en la traducción inglesa a pesar de que hay gestos claramente… Bien. Además, a Zoisite a menudo se le ha tratado en el doblaje como una mujer, un caso similar al de Ojo de Pez. Ciertamente su diseño lleva a confusión, pero están confirmados (al menos físicamente) como hombres.
Famoso es también el Trío Amazona, de la temporada de Sailor Super S. Nuestros villanos son personajes claramente queer, en particular Ojo de Pez, que no tiene problemas en convertirse en mujer y sus intereses predatorios siempre son hombres. Llega hasta el punto de enamorarse (más o menos) de Mamoru y en un capítulo se presenta como hombre ante un pintor y se lo ve desnudo junto a su víctima. Ojo de Pez es también el primero del Trío Amazona en ganar conciencia y volverse contra sus antiguos dueños para proteger la integridad de Usagi.
En la película Sailor Moon R, dirigida por Kunihiko Ikuhara, directamente tenemos al personaje de Fiore. Se trata de un atractivo alien enamorado de Mamoru desde que se conocieron de niños y que regresa a la Tierra para secuestrarlo y «protegerlo». Las escenas de rosas son maravillosas con todo su simbolismo.
Usagi y otras escenas
¿Y qué hay sobre Usagi? No solo se encaprichó de Haruka, sino que tuvo un romance como tal con Seiya, si bien su pareja destinada sigue siendo Mamoru. Más allá de las especulaciones, y de lamentar que en este aspecto el manga sí que fuera mucho más claro, queda al aire la más que posible bisexualidad de Usagi. Podría considerarse un mero añadido, similar al de Aiko o Makoto enamoradas de Haruka, pero Usagi normalmente no se echa atrás por descubrir que su interés amoroso es una mujer. No se puede afirmar nada con rotundidad, pero siempre es un aspecto interesante a comentar.
Como toque final, Sailor Moon no ceja ahí su toque a las relaciones homosexuales. A lo largo de los 200 capítulos de la serie encontramos escarceos con otras mujeres. Por ejemplo, en cierta ocasión cuando las protagonistas creen que Makoto (Patricia) estaba saliendo con Haruka y existe una chica que se declara a Usagi y ella simplemente responde «lo siento, ya tengo a alguien». Y como curiosidad, se puede mencionar a Rei y su NoHomo con Maya Touno: sus amigas estaban convencidas de que estaban saliendo juntas.
Utena, la chica revolucionaria
Como no podía ser de otra forma, Utena, dirigida por Kunihiko Ikuhara, trae todavía más elementos homosexuales. ¡Como tiene que hacer toda serie Magical Girl!
Cabe comentar, antes de entrar en los personajes, que en esta serie la relación entre hombres, incluso si se tira a la cara, no termina de ser canónica. Por suerte, no es el caso de las mujeres. Utena y Anthy tienen un muy lento desarrollo romántico que culmina en la película The Adolescence of Utena con un maravilloso y claro beso. Por otra parte, uno de los grandes personajes de la historia es Juri Arisugawa, canónicamente enamorada de una compañera y claro ejemplo de lo que sucede cuando se reprime la sexualidad natural.
Utena, como serie, no está exenta de problemas en su trabajo por tratar el sexismo y el machismo. Algunos son la fetichización de ciertos personajes —sorprendentemente el enfoque es más hacia los chicos— y caer en tópicos como la infelicidad de Juri y su interés amoroso. También se podría criticar que le cuesta desarrollar el amor entre Anthy y Utena, pero no considero que sea así. Al fin y al cabo, el romance está supeditado a la historia y obedece a los muros que han levantado ambos personajes a su alrededor de sus corazones. En particular está maravillosamente tratada la reticencia de Anthy por su pasado, que da numerosos traspiés antes de llegar a la confianza necesaria.
Así pues, Utena es una serie que toma en serio los errores de sus personajes, el amor implícito entre las protagonistas —y que, teniendo en cuenta el importante papel de las canciones, así como del opening y el ending, se muestra claramente— no florece como debería hasta el trabajo mucho más libre y alocado de la película, que podría interpretarse como una continuación. ¿Es un problema? Bien, todos queremos el beso que confirma lo que ya es evidente.
En cualquier caso, Anthy y Utena sirven para explorar juntas los problemas de los roles impuestos por la sociedad, la toxicidad de aferrarse a posiciones que no existen y la importancia de sacudirse esas ideas de encima y desnudarse ante otra persona si se busca que esta te brinde su confianza. Su relación se cimienta en una promesa olvidada y que rompe los típicos cuentos de hadas. Busca la verdadera relación humana entre dos personas.
Y antes del amor, deben conocerse la una a la otra. Porque, de lo contrario, como bien señala Utena, no encontramos nada más y nada menos que un acto falso. Por suerte, Utena y Anthy buscarán el verdadero sentimiento que las ata, tras cimentar una relación con innumerables escollos pero siempre con la voluntad de apoyarse y no controlarse mutuamente.
Hōrō Musuko
Esta serie es una pequeña perla, un drama slice of life que se centra en la historia de Shuichi Nitori, una niña transexual que da sus primeros pinitos con sus amigas en la búsqueda de su identidad de género. Junto a ella está Yoshino Takatsuki, un niño transexual que sufre por la llegada de la adolescencia y la imposición del rol femenino que se espera de él. También hay personajes gays o con evidente «curiosidad» por los protagonistas. Debido a que la serie trata todo desde la perspectiva de niños desinformados, no encontraremos una terminología precisa y a menudo Nitori intentará expresar su gusto por llevar vestidos o ponerse pelucas diciendo que se «ve lindo» en una forma de intentar hacer entender que está cómodo. Que sueña con que lo acepten como lo que es y quiere ser.
Pero no todo es sencillo y la vida en el instituto no es, precisamente, el mejor campo de prueba. Encontraremos situaciones que dejan con un nudo en la garganta y permiten empatizar sin problemas con Nitori, a quien se envía a la enfermería o aparta de clase por usar uniforme femenino. Sin quedarse simplemente en lo superficial, trata también problemas de roles. Así pues, Takatsuki y una amiga, Sarashina, visten uniformes masculinos. Pero al ser niñas ante la sociedad, no sufren tantos problemas. No se las considera enfermas o pervertidas. ¿Qué es lo que dice este tipo de comportamiento sino que es malo dejar de comportarte como un hombre?
En general la serie no se inclina a mostrar el aspecto cruel de la vida, o al menos no incide en ello, sino que nos deja ver con naturalidad cómo los niños enfocan sus problemas. Tenemos a personajes como Chiba, enamorada de Nitori y que cuesta ver si la comprende o no en su faceta transexual pero que la apoya a pesar de todo, a Sarashina, que tiene muy claro su género pero gusta de vestir como un hombre de vez en cuando, y diversas relaciones. Nitori, por ejemplo, se ve atraída más por las chicas que por los chicos —hasta donde se deja ver, al menos— y Takatsuki no busca como tal a nadie como pareja.
Cualquiera que quiera acercarse un poco a la mentalidad japonesa y a personajes adorables y un poco demasiado maduros para su edad (porque se busca con ellos exponer ciertas reflexiones), sin duda disfrutará de esta historia.
Paradise Kiss
Incluso si el manga es bastante más conocido, esta obra slice of life de Ai Yazawa, creadora de Nana, tuvo su sitio para personajes menos «usuales». Así pues, cuando Yukari, una alumna corriente sometida a la presión de los estudios, se choca un día con ciertos individuos que quieren que sea su modelo para un desfile de instituto, se niega. La verdad es que la perspectiva de pertenecer a ese mundo de moda extravagante la horroriza. Pero entrar al Atelier cambiará en muchos aspectos su vida y hablamos más allá de lo romántico.
A pesar de lo buena que pueda ser la historia de maduración, lo que nos interesa es el tratamiento de dos personajes en concreto: George e Isabella. El primero es el principal interés romántico de la protagonista, Yukari, y es bisexual. Nunca lo vemos más que coquetear con un par de chicos —aunque de forma bastante abierta— pero no tiene vergüenza de reconocer que le atraen los hombres tanto como las mujeres. En realidad George no tiene vergüenza de nada, pero ese es otro tema.
Por otra parte tenemos a Isabella, un personaje transexual que contó desde niña con el apoyo de George —que le hacía los extravagantes vestidos que lleva— y que siempre excepto en una entrevista de trabajo viste como a ella le apetece y se la trata con cariño y respeto. Además, es uno de los personajes más amables de la historia y mantiene una bonita relación de amistad con George.
Nabari no Ou
¿Te gustan los ninjas? ¿Y las jóvenes samuráis? ¿Alguna vez has tenido depresión? Si es así, probablemente Nabari no Ou atraiga hasta cierto punto. Para un público juvenil, esta serie sigue las desdichas de Miharu, un niño que alberga en su cuerpo el Shinrabansho, que permite un poder inigualable a quien lo posea. Las diferentes aldeas ninjas lo buscan y no dudan en tomar las medidas más radicales para obtenerlo-
Entre ellas, se envía a un joven que gasta su energía física para hacer sus ataques, y que parece buscar ya no morir, sino directamente dejar de existir.
Muchos vieron Nabari no Ou en su momento, pero pocos son conscientes de que Yoite es intersexual (si bien es importante resaltar que su género es masculino). Para aquellos que no lo sepan, se trata de un caso relativamente poco común. Sería difícil explicarlo sin insultar a nadie a menos que se usen términos científicos, así que os dejo un enlace para que podáis consultarlo vosotros mismos. Pero básicamente, Yoite es un personaje poco común y que nada tiene que ver con las infames futanari del hentai.
El caso es que la relación de Yoite y Miharu es muy, muy cercana. Nada está confirmado pero tener un personaje intersexual prácticamente como co-protagonista y cuyo deseo es lo que guía al protagonista, con numerosas escenas de estrecharse las manos o acercarse mutuamente a su compañero dejan que hablar. En el manga parece ser mucho más directo.
Raikou y su compañero, por otra parte, harán las delicias de muchos en sus escenas y dejarán con la pregunta en el aire… Si es que alguien puede preguntárselo, la verdad, después de ver la serie.
Darker than Black: Ryuusei no Gemini
En el mundo de Darker than Black existen una serie de personas llamadas Contratistas con increíbles poderes. Dependiendo de la persona, puede convertir el agua en hielo, invocar lluvia, electricidad o incluso revertir el tiempo. Pero siempre se pide algo a cambio. Algo que no puede evitar cumplir. Nadie quiere saber qué sucede si el Contratista no paga cada vez que emplea su poder. Puede ser partirte los dedos, beber cerveza, poner en fila unas piedras…
O besar a una persona.
Es el caso del personaje que nos viene a colación. Mina Hazuki es una brillante espadachina que, cada vez que emplea su poder, no tiene otro remedio que besar a un hombre. Pero deja bien claro que le da asco besarles (lo cual no puede dejar más clara su sexualidad, por si el repaso visual o la forma de atraer a Youko Sawasaki no son lo suficientemente cantosos) y, si puede, se consuela besando acto seguido a una chica.
Puede que una en concreto le guste más que otras. Y resulta evidente que esa chica, Youko, correspondía y se sentía atraída por Mina. En cualquier caso, la sexualidad de Mina siempre quedó clara y nunca se le dio mayor importancia que la que debía tener, y su relación con Youko se tomó como lo que era: atracción sexual que podía evolucionar hacia algo más. Un detalle más en medio de una historia oscura, de contratistas, muñecos y enfrentamientos a muerte.
X (1999)
Sin duda, muchos habéis conocido a CLAMP, y sabéis que han tocado una gran variedad de temas. También que pocos de sus animes están a la altura de sus manga (la excepción la mencionaremos a continuación). La obra de X está muy por debajo de su producto original, condenado a un hiatus eterno para amargura de las fans de las reinas del shojo, pero aun así respeto ciertos elementos que nos traen de cabeza:
Subaru Sumeragi es el líder de una familia de onmyouji de Japón, con los que solo pueden rivalizar los Sakurazuka. Como uno de los Dragones del Cielo, seleccionados por el Destino para hacer frente a los Dragones de la Tierra y evitar el Fin del Mundo, deberá apoyar al Elegido en la lucha final. Pero Subaru, aparte de ser una persona dulce y herida por su pasado, tiene otros objetivos. Como perseguir al hombre que destruyó su corazón cuando era joven: Seishiro Sakurazuka, uno de los Dragones de Tierra y de los mejores asesinos del mundo.
Pero no es tan sencillo vencer al pasado, como nos demuestra la serie, que en ningún momento denuncia a Subaru como algo excepcional (quizás deberíamos mencionar su mal gusto para los hombres…) ni extraño. Simplemente sigue sus sentimientos autodestructivos y, por supuesto, nos deja ver que ese no es el camino. Para más detalles tendríais que echar un vistazo a la tragedia del Fin del Mundo.
Card Captor Sakura
La más adorable cazadora de cartas, creada a manos de CLAMP, exploró a través de sus amigos numerosas clases de amor. Algunas más sanas, otras no tanto…—oh dios esa pedofilia— pero en general sin miedo a incluir personajes no-binarios y amor homosexual y entre distintas edades.
Tomoyo
El ejemplo más claro sería el que Tomoyo siente por Sakura. Lejos de imponerse, consciente de que Sakura solo la ve como una amiga, se conforma con que ella sea feliz. Se podría decir que es una versión «mejorada» del amor que su progenitora experimentó por la madre de Sakura. En ninguno de los dos casos fue un sentimiento que que eclosionara de forma romántica, ya que Tomoyo comprende que Sakura ama a Shaoran y se queda entre bastidores grabando felizmente con su cámara, pero eso no lo hace menos respetuoso y rompe el mito de que no se puede ser amigos entre personas que se quieren. Sin duda Tomoyo es el ejemplo de mejor amiga, que nunca impone sus sentimientos a Sakura y también toma con completa naturalidad lo que siente por ella.
Toya y Yukito
El hermano mayor de Sakura tiene intereses románticos de ambos sexos, afirmando la apertura que esta serie siempre ha mostrado con las relaciones románticas. El más reciente sería Yukito —podríamos hablar del enamoramiento que experimenta Shaoran con Yukito, el mismo que Sakura, y cómo no niega la posibilidad de que un chico se enamore de otro chico por mucho que después se señale que es una atracción mágica—. Resulta evidente que Toya se siente atraído por él y que este nunca se muestra incómodo con las atenciones del chico. Con la aparición de Yue, la verdadera personalidad de Yukito, se exploran los sentimientos que Toya siente por su compañero y que llegan hasta el punto de realizar un heroico sacrificio por el bienestar de su compañero.
Sin embargo, de joven tuvo una relación amorosa con su profesora Kaho (a su vez en una relación… que espera para florecer con alguien mucho más joven), con quien vuelve a encontrarse y se mantiene en buenos términos con ella.
Ruby Moon
Un guardián que se presenta en términos de género como mujer (aunque sólo porque le gusta la ropa femenina, de acuerdo a sus palabras), si bien deja claro que no es humano y que, por tanto, no se guía por sus ideas binarias. Es más, técnicamente no tiene ninguna clase de sexo. Decidir si es genderfluid o simplemente no debemos catalogarle dentro de nuestras categorías queda en manos del espectador.
Shin Sekai Yori/From the New World
Otra gran perla por (algunas partes de) su animación y música, además de un guión brillante con una historia distópica atrajo a muchos espectadores. Espectadores que huyeron de la serie cuando se trató el tema sexual. Y es que, por motivos que no cabe discutir aquí, los humanos de Shin Sekai Yori son muy pacíficos entre sí. Lo son tanto que, para remediar los conflictos, en vez de pelearse, tienen aproximaciones románticas que pueden culminar en un acto sexual.
En particular se promueven las relaciones homosexuales durante la adolescencia y no se ridiculizan cuando se pasa a la edad adulta. Así pues, prácticamente todos los personajes de Shin Sekai Yori tienen una cultura bisexual. Sin ir más lejos, la protagonista, Saki, y el co-protagonista, Satoru, aman al mismo chico, pero Saki también tiene una relación romántica con su pareja María —quien, a su vez, tiene una relación con otro chico llamado Mamoru—.
A pesar de que la exploración sexual es muy superficial y casi casual, con un par de besos y que suprimen el contenido más directo del libro que adapta —que incluye descripciones de sexo oral entre hombres—, fue suficiente para horrorizar a los que no querían ver nada de Yaoi (pero sí Yuri) en una serie que por lo demás tenía una más que buena trama.
En cualquier caso, los sentimientos están presentes y son el motor de buena parte de la historia para nuestros protagonistas. Saki nunca deja de tener en cuenta a sus dos amores de la juventud y su compañero Satoru aún de adulto sigue amando al mismo chico. La sexualidad, por tanto, se toma con total naturalidad y como algo positivo y parte integral de la sociedad.
D. Gray-man: HALLOW
¿Quién iba a esperar encontrar personajes homosexuales en D.Gray? ¿Y encima entre los protagonistas? Ciertamente lo encontramos medio justificado por temas que suponen graves spoilers, pero cuando averiguamos el pasado de Yu Kanda y vemos su relación con Alma Karma, sin duda muchos empezaron a sonreír.
Porque ya es hora de que los shonen también den un paso al frente.
Kanda y Alma se criaron juntos bajo la Orden de los Exorcistas, sometidos a duros experimentos que terminaron por acercarlos el uno al otro. A pesar de que su tiempo fue corto, ninguno se olvidó del otro. No eran capaces de hacerlo. Así que cuando llegó la hora de encontrarse de nuevo solo quedaban dos opciones: o afrontar el dolor o ignorarlo y destruirse mutuamente.
Los shonen no suelen dejar espacio para relaciones románticas y D.Gray no es la excepción. A pesar de ello, deja bien claro, por el contexto y el pasado de Alma, que lo que compartía con Kanda iba mucho más allá de la mera amistad. Lo cual nos da a un personaje gay (Alma) y a otro bisexual (Kanda), sin que se enfatice en ello. En parte porque sabemos cómo es el público masculino, y en ocasiones femenino, japonés y también porque es la forma correcta de hacer las cosas.
Sería un placer examinar de cerca la relación de estos personajes, pero habría que tantear demasiado con los spoilers.
Nº6
Nº6 es una de esa historias que se catalogan (por los fans) como shonen ai. Y es un error. Su objetivo no es como tal tratar la relación romántica de dos personajes, sino la de la ciudad en la que viven y los siniestros planes que hay en su interior.
La historia presenta una suerte de mundo distópico donde, tras innumerables guerras, se han construido seis grandes ciudades duramente jerarquizadas. El protagonista, Shion, ayuda a un chico de su edad (Nezumi) a escapar a pesar de saber que era un criminal, y por ello resulta degradado y obligado a abandonar todos sus privilegios. Cuando, años más tarde, Shion es testigo de un desagradable y preocupante suceso y Nezumi está ahí para devolverle el favor.
Ambos desarrollan lentamente una relación con muchos altibajos, no solo por sus diferentes orígenes e ideologías, sino por el choque de sus personalidades. Shion es un personaje bastante torpe socialmente, por lo cual es interesante ver cómo se acerca al cerrado, cínico y casi cruel Nezumi. Todo sin que se idealicen sus sentimientos ni se ponga en duda la sexualidad de ninguno.
Nezumi canta ópera y se viste como una mujer (claro que en Japón es una tradición que se ha mantenido hasta cierto tiempo) y no siente ninguna vergüenza por ello, ni la gente que acude a verle ignora que es un hombre. No tienen problema con ello, como tampoco lo experimenta Shion. Es con visiones como esta que se normaliza algo, no recurriendo a mero fanservice.
Por ello, cuando vemos que las escenas de bailes o los besos son completamente normales y están, hasta cierto punto, supeditadas a la trama mayor, la serie se merece un aplauso por saber en qué medida debe aparecer todo.
Neon Genesis Evangelion
Esta serie, aparte de destruir para siempre la mente de sus inocentes espectadores, también trató con naturalidad ciertos temas homosexuales. Y sí, son canónicos. Pero antes de entrar a la afamada pareja, cabe comentar un personaje que se suele pasar por alto.
Maya Ibuki
Brillante científica de NERV que sigue los pasos de Ritsuko Akagi, se podría decir que su admiración por la misma podría confundirse por un crush… Si no fuera porque End of Evangelion nos confirma que está enamorada de ella. En la famosa escena del zumo de naranja, la entidad divina que conforman Rei y Kaworu toman la forma de la persona amada (con la que el personaje quiere «unirse») para destruir los campos A.T. que mantienen con forma a los humanos. Su compañero, por ejemplo, ve a Misato, mientras que ella… Ve a Ritsuko. Una Ritsuko que escribe en el ordenador de Maya ciertas palabras y luego la besa, deshaciéndola literalmente mientras Maya se pregunta si no es eso lo que siempre ha deseado.
Kaworu y Shinji
End of Evangelion es el pináculo de la introspección en Evangelion, pues los personajes se ven obligados a enfrentar sus mayores miedos y vergüenzas. Entre otras cosas, como confirmar los romances canónicos de la historia. Y el otro es el de Kaworu y Shinji.
Cuando la entidad divina se enfrenta a un Shinji crucificado, el pobre chico casi se rompe ante la locura de ver a una Rei gigante. Y no es hasta que Kaworu toma el mando —es decir, aparece la persona querida— que Shinji se aviene a dejarse «penetrar» por la lanza de Longinus y su campo A.T. desaparece.
Más claro, agua. ¿O LCL?
En cualquier caso, Evangelion es uno de esos casos en los que la mano del autor se vio truncada por la intervención de una desesperada GAINAX. La constante profundización en la psique de los protagonistas ya había desagradado a algunos espectadores, así que retirar a Asuka y a Rei como posibles intereses románticos de Shinji e introducir a Kaworu casi fue una locura. Existen versiones tempranas del escaso capítulo que se permitió compartir a Kaworu y Shinji donde la famosa escena del baño o las declaraciones de Kaworu —y la posterior de Shinji— se trataban de formas distintas. Nadando en un lago a media noche completamente desnudos, por ejemplo. O directamente con un beso.
Es evidente que hubo que rebajar el tono. Sin entrar a discusiones sobre la sexualidad de Shinji (¿gay, bi?, ¿otra opción?) o Kaworu, sigue siendo el amor canónico de la historia y que se ha llevado a las películas de Rebuild.
Conclusiones
Nos dejamos series por el camino, es inevitable. Madoka Magica confirmó en Rebellion los sentimientos de cierto personaje que todos podréis imaginar; Yu Yu Hakusho creó a dos de sus villanos más importantes (Sensui e Itsuki) como una pareja homosexual y muy poderosa, por cierto; Rurouni Kenshin/Samurai X tenía al personaje de Honjo Kamatari, travesti y abiertamente enamorado de Shishio (unos sentimientos que nunca se pusieron en duda), y no son los únicos animes. Pero tenemos un espacio limitado y ya he extendido esto demasiado.
De modo que hasta aquí con las series que se atrevieron a dar el paso al frente. Muchas no son conocidas o no han recibido el mérito que deberían haber tenido. Sin necesidad de ser Yuri o Yaoi, o depender del fanservice barato, presentaron a personajes variados, que merecen como cualquier otro ser representados. Algunas se dedicaron en particular al tema; otras, simplemente los incluyeron y normalizaron en su elenco. Sin negar que dependiendo del caso se jugara con su sexualidad, a nivel general hubo bastante respeto.
Y, ante todo, confirmación. No se negaron, ocultaron o disimularon estas relaciones. ¿Los hace revolucionarios? No lo sé pero sí puedo decir que llevan ahí años, dispuestos a recibir a nuevos espectadores. Gustarán más o menos dependiendo del gusto y la edad, sí. Pero es evidente que no se regodearon en lo que es natural.