¡Analizando Berserk capítulo 12 está aquí! ¡¡Ha llegado la hora de Griffith!!
¡Recordad que podéis leer el anterior análisis aquí, y el resto en este enlace!
Comenzamos con Guts tomándose un merecido descanso después de haber derrotado a alguien que le dobla en tamaño y probablemente multiplica varias veces su peso. Los mercenarios de su bando, dado que los asediados se están orinando un poquito encima por la impresión, no dudan en aprovechar la ventaja que les ha concedido Guts y atacan. El chico comprueba su herida, tiene tiempo para librarse de otro gigante que intenta matarlo mientras está despistado, y decide ponerse bien el casco para seguir peleando. Todavía tienen que acabar con el castillo si quiere que le den su paga.
Lo que Guts no sabe es que le han estado observando.
—Oh. No está nada mal ese chico.
Me alegra que apreciéis su belleza, porque es un chico muy mono, estoy de acuerd…
—¿Quién es más fuerte, tú o él?
Oh, que hablabais de su técnica. ¡Claro que sí, lo entiendo, Guts es muy buen guerrero, es comprensible que les haya llamado la atención!
—No seas imbécil; no se pueden comparar. ¿Verdad, Griffith?
Me desconcierta un poco que quienes sostienen esta conversación sean gente aleatoria, en vez de los personajes que vamos a aprender a querer. Estaba convencidísima, antes de releer esta parte, de que Corkus sería el que halaga a Griffith, pero el diseño no parece concordar. Lástima.
Centrándonos en lo importante, los paneles que presentan a Griffith son chef kiss. No solo sirven como paralelismo para lo que hemos visto de Femto, sino que presentan el personaje a los nuevos lectores (como esos a los que yo recomendaba comenzar por la Edad de Oro). Así, Griffith aparece por primera vez en lo alto de un castillo (eh, eh, eh, ¿lo pilláis? Griffith sale por primera vez en un castillo. No el que él desea, desde luego, pero sigue siendo uno), lo cual hace que le relacionemos de inmediato con la nobleza, con los poderosos. Eso sí, Miura no trata de engañarnos: en seguida podemos averiguamos que Griffith es un simple mercenario, ya que da orden de abandonar el castillo (que está perdido. Gracias a Guts. AAAAAAAAAAAAH), pero asienta la base de los símbolos esenciales de Griffith, casco incluido.
Por otro lado, no puedo dejar de hablar sobre cómo Griffith se limita a observar a Guts, este pequeño elefante que viene a hacerle perder de vista su objetivo. A abandonar un castillo, a perder de vista su sueño. La diferencia de posiciones, de nivel, con Griffith arriba y Guts abajo, el primero vigilando como si controlara lo que ocurre a su alrededor y el segundo moviendo las cosas pero sin saber que está siendo observado, es un eco de Femto y Guts. La diferencia de jerarquía entre ambos es abismal.
Otro elemento que me encanta, aparte de cómo se enfoca su casco para que pensemos en Femto, es que nunca vemos sus ojos. No sabemos qué está pensando mientras ve cómo Guts mata a su hombre. Solo se nos muestra lo que los demás piensan: que Guts es guay y, por tanto, un rival para Griffith. Nada más haberse cruzado, la propia Banda del Halcón especula sobre cuál de los dos es más fuerte, como si el universo mismo quisiera que fueran enemigos en vez de amigos.
Más interesante aún, Griffith no responde a la pregunta de si se pueden comparar o no. Si os dais cuenta, da la impresión de que esté molesto, y diría que es consciente de que Guts podría matarle porque se ha dedicado a analizar su estilo de combate y está buscando la forma de suprimirlo. Más adelante lo veremos, pero esta es la diferencia más importante entre ambos. Por su posición, por su dominio de lo que le rodea, Griffith puede imponerse a los demás. Y cuando se enfrenten, Guts no solo va a estar cansado o herido en las dos ocasiones, sino que contará con la desventaja de no saber cómo pelea su enemigo.
Pero todavía no sabemos nada de esto. Solo vemos cómo el grupo de mercenarios abandona el castillo (más tarde nos enteraremos de que, gracias a ellos, llevó tres meses tomarlo en vez de tres días, así que no es una huida ignominiosa) y una panorámica del mismo desde el exterior, con unas figuras en negro ayudándose a caminar en medio de la masacre. Es un momento pequeño, olvidable en comparación con las escenas del asedio tan minuciosas, pero ayuda a respirar y nos recuerda que tras la sangre llega el silencio… Que solo rompen los buitres y los cuervos.
Seguimos con Guts recibiendo su salario e ignorando abiertamente a su contratante, que intenta ofrecerle un puesto oficial a su lado. Guts no está por la labor, como prueba su arisca actitud. La pregunta es ¿por qué? Como bien dice el tipo:
—Los mercenarios no recibís propuestas así todos los días.
Guts le da la espalda.
—El contrato expira hoy, ¿verdad? No parece que vayan a estallar más guerras por aquí.
Es decir, que no solo se está negando a ser un vasallo porque no quiera formar parte de ningún grupo (que también), sino porque busca la guerra. Renuncia, como exclama el hombre mientras intenta retenerlo del brazo, a paz, seguridad, dinero constante y sonante.
¿Por qué?
Oh, bueno, diría que es fácil entenderlo. Guts no quiere volver a servir como hizo con Gambino. No quiere jefes, no quiere depender de nadie.
Y, además, es un suicida y por eso persigue la guerra. También es posible que haya un poco de visión de túnel. Guts no ha hecho más que guerrear desde niño. Dentro de unos años meditará sobre su falta de habilidad en cualquier otro campo. No es que haya intentado encontrar una alternativa, pero tampoco creo que nadie le fuera a aceptar sin más para ofrecerle la oportunidad de cambiar su modo de vida. No tiene familia, ni amigos, ni nada.
Solo su espada y la guerra.
Ah, y un PTSD intenso.
Cuando el hombre lo retiene del brazo, Guts se deshace de un tirón, despidiendo una evidente ansiedad mientras le ruge que no le toque.
—¡¡A mí no me toca nadie!!
Como esto es una historia y no la realidad, el trauma de Guts va más allá de ser una consecuencia de su horrible experiencia. Es un símbolo de su estado actual. Guts no permite que nadie se le acerque, ni emocional ni físicamente. Por otro lado, está el momento tras el calentón, tras haber perdido el control y demostrado que tienes miedo. Desde luego la gente de tu alrededor no va a terminar de entender de dónde viene esta explosión, pero tú sí. Guts sí. Así que no es solo estamos ante una reacción ante un movimiento externo, sino la posterior incomodidad de haberte mostrado vulnerable.
Claro que cuando un noble te desea que te mueras en un campo de batalla por haberle apartado la mano te das cuenta de que, eh, mejor estar lejos de ese tipo.
Por desgracia, ¿o intervención del Karma?, el camino de Guts lo lleva a cruzarse con la Banda del Halcón. Él ni se fija, porque están a cierta distancia, pero, perpetuando esta idea del Destino que tanto acompaña a Griffith, ellos sí le ven y se abalanzan sobre él para vengar la muerte de Bazuso… Después de que Griffith les dé permiso casi por silencio administrativo. Quien incita este encuentro es Corkus, siempre dispuesto a actuar como Macho Alfa a pesar de que el «papel» se le queda «grande» en más de una ocasión. Lo encontraría irritante si no fuera porque es Casca quien tiene que ir a salvarle el culo, y eso después de advertirle que no va a poder con Guts (lo cual, claro, solo sirve para que Corkus se emperre más en ir a por el chico, ya no solo por su dinero, sino por demostrar que puede matar a un crío. ¡Yay, mercenarios!).
Si lo pensáis, es un poco absurdo y extraño. Griffith sabe que Corkus no es rival para Guts. Casca y Judeau, también. Para colmo, son amigos de Corkus desde hace un tiempo. Se conocen. Así que ¿por qué Casca dice las palabras que sabe que van a enviar a Corkus directo contra Guts?
Mejor aún, ¿por qué Griffith le da «permiso»? Técnicamente le dice que haga lo que quiera, pero ¿no es evidente que va a acabar sin cabeza? ¿No debería saber ya cómo es Corkus?
Solo hay dos posibilidades; primero, que Miura no hubiera pensado demasiado acerca de cómo funcionaban las relaciones de los personajes. Cosa que me creo. Casca parece ser bastante más maliciosa que la versión a la que estamos acostumbrados, hasta el punto de que sonríe al sentenciar que Corkus va a morir. Wow, Casca, ¿no deberías detenerle?
O, segundo, que Casca contara con que Griffith detuviera al grupo. Sin embargo, es Judeau quien parece más sorprendido por la decisión de su jefe…
Y hablando de Griffith, me encanta esta segunda presentación. Por fin le vemos sin el casco, pero este anda cerca, solo que no enfocado en el centro de la composición. Y creo que, a pesar de que ya habíamos echado un vistazo a su aspecto humano, el cambio de estilo le favorece bastante. Tiene un rostro más armónico, una anatomía más realista y su juventud coge desprevenido a cualquiera. Además, es interesante que, al contrario que otros miembros de la banda, Griffith se ha despojado de su armadura, de su papel como líder. Podríamos relacionarlo con que se niegue a implicarse con la decisión de Corkus; está muy cómodo relajándose y, probablemente, dándose un respiro tras el fracaso que acaban de afrontar. Aparece en su faceta más humana, más cercana… siendo distante y desinteresándose de la historia. Quién sabe cuántas cosas habrían cambiado si hubiera dejado ir a Guts. Pero el Destino no lo permitirá. Y el enfoque final a su casco, ya sin tapujos, en el centro de una viñeta, que tan bien conocemos gracias a Femto, me parece un claro indicador de que hay fuerzas superiores tirando de los hilos para que estos dos personajes se crucen.
Los hombres de Corkus cargan. Guts demuestra que tiene una puntería afinadísima, capaz de acertarles justo debajo de la armadura, o de arrancarles un brazo armado. Los de la Banda contemplan el espectáculo como si sus compañeros no estuvieran cayendo. Dado el sentimiento de familia que se desarrolla al final, y que ya llevan bastante trabajando juntos, me imagino que esta disonancia es cosa de no haber planeado mucho al grupo… Eso o simplemente la gente de Corkus no cae bien.
Cuando es evidente que van a perder, Griffith envía a Casca (en la traducción pone Kasca, pero no me apetece ir a cambiar su nombre así que me quedo con la primera romanización) a salvarle el trasero a Corkus (al que acabo de darme cuenta que llaman Corcus. La edición española y yo no nos vamos a llevar bien). Estano quiere ir, lo cual es normal. Sabe que Guts es un buen guerrero, no le cae bien Corcus y definitivamente no quiere arriesgar su vida para salvar a unos hombres mezquinos. Pero entonces Grifffith, que hasta entonces no se ha dignado a mirar a nadie, abre un ojo y lo clava en Casca. De inmediato, esta se traga las protestas y cede. Uno, porque es su jefe. Dos, y más importante, porque se nos está mostrando que la gente de la Banda siente un inmenso respeto por Griffith, una dinámica que es paralela y contraste con la banda de Gambino. Este gritaba, insultaba, imponía su masculinidad tradicional sobre sus hombres. ¿Griffith? Griffith puede quedarse tumbado, batir una pestaña y lograr que su gente le obedezca sin rechistar. Guts se está aproximando a alguien que se le va a imponer de forma muy diferente a la de Gambino.
En fin, Casca llega a tiempo de salva a Corkus. Por supuesto, la chica no puede teletransportarse, de modo que emplea una ballesta para disparar a Guts… y este tiene mucha suerte de que Casca apunte al brazo y no a la cabeza, dado que no lleva casco.
A partir de aquí voy a asumir que Casca se deshace de la ballesta porque asume que Guts la alcanzará antes de que pueda cargar otra flecha… Aunque podría haberse quedado a distancia y acabar con él. ¡Pero, claro, entonces no habría historia! Así que luchan. Habrá gente que asuma que Casca es una guerrera meh por lo «rápido» que queda fuera de combate, por eso me gustaría enfatizar que Guts y Griffith están a otro nivel con respecto a todos los personajes. Es cierto que Casca necesita herir a Guts para ganar cierta ventaja, sin olvidar que va a caballo, pero es que literalmente solo Griffith puede vencerlo en circunstancias similares. Además, Guts ha derrotado a jinetes de un solo golpe. Casca, por su lado, logra mantener la iniciativa y evitar que Guts la despedace.
Por supuesto, hay que tirar con esa absurda escena de casco fuera y OH, NO, UNA MUJER. Pero es mejor a desvestirla.
Ah, no, que eso pasará más tarde.
En fin, que Casca pasa por una escena casi igual de parecida a la de Guts cuando Bazuso le arranca el casco. No solo eso sino que cae del caballo. Y, aun así, se levanta y arremete contra Guts. Los hombres contemplan con creciente inquietud el combate, dejándonos perlas como que solo Griffith puede vencer a Casca, con lo que aprendemos no solo del nivel de la chica, sino del jefe que está por llegar.
Y, entonces, pasa. Casca cae. Un hombre se levanta delante de ella, a punto de matarla… Hasta que una jabalina se interpone entre ambos. Casi viñeta por viñeta reproduciendo el primer encuentro de Casca y de Griffith.
Solo que, esta vez, Griffith no pretende que Casca luche por sí misma.
Ay, planazo de Griffith con su armadura. Casi un calco de Femto, pero en blanco. No sé vosotros, pero a mí se me ha puesto un poquito al carne de gallina.
La reacción de Casca y Corkus ante la llegada de Griffith es puro alivio, pero la primera no se confía y le grita a Griffith que tenga precaución. Y viniendo de Casca, que es una experta luchadora, es una buena advertencia. Lo fascinante es cómo los ecos de esta situación se van a perpetuar durante años. Corkus ni siquiera duda que Griffith vaya a vencer. Casca, en cambio, valora la posibilidad de que Guts vaya a dar problemas.
Antes de atacar, Griffith dice:
—¿Puedes retirar tu espada?
Guts, como es normal, la aferra más.
—Veo que no.
Y, antes de seguir, examinemos un poquito lo ocurrido.
Es fácil ver a Griffith y centrarse en lo diferente que es comparado con Femto. La idea es que intentemos escarbar en este personaje y encontrar todas las similitudes posibles con la criatura que ya hemos visto. Y, desde luego, los dos tienden a ser dejados emocionalmente, pasivos, distantes. Pero, cuando vemos que Griffith «ofrece» la paz a Guts, la primera impresión es apreciar su intento.
Por eso es importante poner en contexto su ofrecimiento. Guts no sabe que Griffith ha permitido el ataque de sus hombres. Nosotros sí y debería hacernos bailar las cejas. Griffith no habla de venganza por la muerte de Bazuso, ni tampoco se interesa por el dinero que puede cargar Guts. Esas ideas mezquinas se las dejamos a Corkus. Si hubiera que vengar a cada mercenario caído en combate, la Banda del Halcón sería la Banda de los Vengadores y jamás encontraría descanso. Y, respecto al dinero, Corkus se está comportando como un bandido.
Más aún, Griffith está permitiendo que sus hombres actúen como bandidos sedientos de sangre. Las reacciones de los demás personajes indican que no es una actitud normal, ni tampoco impulsada, por el jefe de la Banda. De hecho, más tarde vemos que son un grupo bastante cohesionado, simpático y, digamos, moral porque Griffith necesita crear una reputación de príncipe azul que lo acerque a los nobles. Su actitud apática es, cuanto menos, extraña dado que suele esforzarse por sonreír y ser socialmente activo.
Una parte de mí quiere atribuir su actitud a que se encontraba afectado por la presencia de Guts. Ya sabéis, el Kama, el Destino. Todo eso. La otra considera que es un recurso estilístico que Miura usa para mantener vivo el misterio.
Sin embargo, es posible que esta presentación sea totalmente intencional para mostrarnos una cara muy importante de Griffith. Una que no está revestida de encanto y carisma, porque todavía no siente tanto interés por Guts como para querer seducirlo con que se una a su banda de mercenarios. Guts es una piedra en su camino. Una que ha permitido que se ataque repetidamente. Toda su pantomima actual acerca de por favor dejemos de pelear es puro humo. Si hubiera querido arreglar las cosas, habría ordenado a Casca que detuviera a Corkus y compañía, no que les ayudara.
En definitiva, esperar que Guts baje su arma cuando le han demostrado varias veces que quieren matarlo porque sí es ridículo e hipócrita.
Aunque cada plano del fugaz choque que se da a continuación merecería un análisis (porque son preciosos, ¿habéis visto lo bien que presentan la tensión y el movimiento no solo por las poses sino los ojos? ¿Lo amenazador que resulta Griffith dentro de su casco con el uso de las sombras?), vamos a limitarnos a señalar un punto importante: Griffith sabe que no puede con la fuerza de Guts, así que, al contrario que Casca, no intenta sobrepasarle a base de golpes rápidos… Sino que emplea la carga del chico contra él mismo. Griffith aprovecha el terreno alto desde su caballo para no tener que recibir todo el peso del ataque de Guts, y lograr con un simple movimiento de brazo que la espada del chico resbale hacia abajo.
Es decir, todo se ha reducido a un solo golpe.
Si os fijáis, cuando Guts desee abandonar la Banda del Halcón, ocurrirá una secuencia muy similar y distinta al mismo tiempo. No será verano, sino invierno. No habrá un chico a caballo contra otro a pie, sino que los dos serán hombres jóvenes frente a frente. En otras palabras, que Griffith habrá perdido su ventaja jerárquica (en parte voluntariamente, en parte porque Guts ha crecido). Más importante aún, los dos estarán en condiciones físicas ideales.
Guts también querrá marcharse y no bajar el arma a pesar de las órdenes de Griffith, que perderá el control de sus emociones creyéndose superior a su capitán en técnica y velocidad. Griffith perderá por haberse dejado dominar por las emociones, por anteponer el deseo de control al de eficiencia. Y todo se resolverá también con otro golpe dirigido al hombro/pecho…
Pero, ah, todavía falta bastante para que lo abordemos.
Y más si sigo analizando a este ritmo.
En fin, que Guts pierde el equilibrio porque la inercia juega en su contra y Griffith, que ha calculado exactamente esta situación, solo tiene que mover un poco la espada. Como se dirá más tarde, Griffith no habría tenido problemas para matarlo, pero se limita a dejarlo fuera de juego.
Al menos, en apariencia. Porque, mientras la Banda del Halcón celebra la victoria con satisfacción (y Casca pone en su sitio a Corkus. No, definitivamente no le cae bien con esa mirada que le está lanzando), Guts se levanta de nuevo. Porque siempre lo hace. Se podría aducir que, si hubiera fingido estar muerto, quizá le hubieran dejado en paz, pero… Se trata de una herida casi mortal y de todas formas no creo que unos mercenarios fueran a desperdiciar la oportunidad de registrar un cadáver. Además, por su expresión de desafío, de furia, Guts no está pensando en una estrategia. Está rebelándose contra quien le va a matar. Ni siquiera parece consciente de que Casca se interpone entre él y Griffith. Solo quiere atacar. Y vaya si lo intenta, pero el esfuerzo y el dolor son demasiado y acaba desmayándose.
Atentos a que, a pesar de la preocupación de Casca y el resto, Griffith no se molesta en intentar protegerse. Casi sin duda está calculando que Guts no va a aguantar mucho en pie.
Y diría que es este desafío final el que termina de seducir a Griffith, el que le atrae y le convence de que quiere a Guts a su lado. A un chico de su edad, poderoso, fuerte, y que se niega a dejarse matar. Puede que sea cuestión de control, del Destino, o que simplemente le sorprende tanto esta terquedad ante la muerte (en especial después de haber visto lo suicida que es). Guts carga contra las normas convencionales, se esfuerza por vencer, por probarse a sí mismo que merece vivir.
Puede que, desde el punto de vista de Griffith, no sea tan distinto a intentar demostrarle al mundo que alguien como él puede ser un rey.
De una forma u otra, Griffith se despoja del casco. Aparte de ser una secuencia preciosa, creo que lo hace como gesto de reconocimiento hacia Guts. Antes, cuando lo derrotó, no se molestó en acercarse a él. Siguió de largo con su caballo a reunirse con su gente. Ahora, en cambio, permite que Guts le vea el rostro antes de perder el conocimiento.
Y Griffith le contempla desde lo alto.
Ah, si solo supiera cómo va a afectar a su vida la decisión que acaba de tomar…
Ojos destrozados
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Gente partida por la mitad
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Niños muertos
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¡Que el viento sople a vuestro favor!