Este artículo se publicó originalmente en Deculture.es, ¡donde todavía podéis leerlo!
Cloud Strife es uno de los personajes más icónicos de Final Fantasy. Dicha fama implica que ha sido usado y reusado innumerables veces, hasta crear un mosaico de interpretaciones que suscitan opiniones extremas acerca de su personaje.
En gran medida, parte del odio deriva de la simplificación que ha sufrido Cloud en entregas ajenas a la obra original. Emo, edgy, inútil son algunos de los encantadores calificativos con los que una se cruza por internet cuando quiere leer sobre el personaje. Los orígenes de este disgusto son… variados, a cada cual más sonado; desde el exceso de negro en Advent Children a que no se decidiera abiertamente por Tifa o Aeris como parejas románticas. Pero ninguna queja es tan importante como el hecho de que nunca parezca ser feliz ni estar satisfecho con su vida.
La palabra «depresión» es un tabú. Al fin y al cabo, un protagonista sirve para proyectarnos en él. Ya tenga una gran personalidad o sea una hoja en blanco, es nuestro avatar. Y un avatar que se rinde, que se cansa, que no está seguro de lo que hace, que está enfermo… Pues a muchos no les hace gracia. Podríamos decir que Cloud Strife tiene el mismo problema que Shinji Ikari de Neon Genesis Evangelion pero en menor medida. Al fin y al cabo, Cloud maneja una espada gigante a lo Guts de Berserk y da toñas importantes. Según las teorías, el peso mínimo de su espada rondaría los 36 kilos, pero podría alcanzar los 100 kilos. Menos mal que esto es fantasía, porque los bracitos y el tamaño de Cloud no son muy convincentes para soportar tamaña plancha. Al menos Guts parece un armatoste humano.
Así pues, una pensaría que la simplificación de su carácter debería haber hecho felices a muchos. Pero no, porque gran parte de los juegos lo mantienen en su faceta más «emo», distante y desconfiada. Esto se debe a que su historia con Sephiroth, por un motivo u otro, no se ha terminado. Cosa comprensible: ¡El drama llama al drama y el fanservice al fanservice!
Pero, más allá de los comprensibles gritos agónicos de los fans y los haters cuando se reusa a uno de los personajes más emblemáticos de la saga sin que aporte mucho a una trama, es cierto que el personaje de Cloud es problemático. En especial cuando hablamos de un videojuego de los noventa que se tomaba a broma muchas cosas que hoy en día nos parecen serias.
¿Qué habríamos pensado de un personaje traumatizado, quizás con dudas de género y evidentemente psicológicos como Cloud en 2017? Muchas cosas interesantes, sin duda, que ahora solo pueden ser headcanon. De momento, el Remake no ha buscado profundizar ninguno de estos aspectos al haber preferido centrarse en la presentación de personajes y el conflicto entre fans y creadores. Respecto al género, claramente ha habido una buena voluntad para presentar a los personajes LGTBI+ bajo una luz positiva, pero nada más.
En fin, ¡centrémonos en el material que nos importa! Hablemos de la evolución de Cloud como oposición al héroe clásico. Como una víctima que tiene que hacer frente a sus numerosos traumas durante el fin del mundo y que, en Advent Children, se hunde bajo el peso de los mismos mientras sufre una condena a muerte por su propio Planeta.
Cloud Strife. Su propio nombre nos dice que va a ser un personaje lleno de capas y contradicciones internas. Una nube de contienda. Prácticamente no le conoceremos hasta el final de su historia, cuando se ha librado de todas las máscaras.
Quizás por eso Cloud no tenga theme, por mucho que se le asocie con el principal de FF VII. Porque no existe como Cloud hasta que se pone punto y final a la historia.
Y luego llegó Advent Children, pero vamos por partes.
Aviso de spoilers de toda la historia de FF VII
Leer más