Reseña: Cadmus, de Sam Beck. El primer rey de Tebas

Cadmus, o Cadmo, fue el fundador de Tebas. Al menos, eso es lo que dice la mitología griega. No es que sea el personaje más conocido del mundo, pero no por ello la suya es una historia menos cruel y hermosa. Sam Beck ha dedicado un cómic a esta figura de leyenda que supone un verdadero soplo de aire fresco en medio de un mundo que solo sabe recuperar la historia de Perséfone, para colmo destrozando su relación con su madre.

En fin, no hemos venido a hablar de Perséfone, aunque sí de otra mujer secuestrada. Quizá os resulte familiar el mito de la princesa Europa.  Zeus paseaba como solía hacer en busca de mujeres vírgenes a las que destrozar la vida y se prendó de ella a primera vista. Convertido en un toro (no preguntéis) tan magnífico que la princesa no pudo resistirse a acercarse y, al parecer, montarse encima (por favor, no preguntéis). Entonces Zeus arrancó a correr y la princesa no debió atreverse a dejarse caer, porque se la llevó consigo y jamás regresó a su tierra de origen.

En la Metamorfosis de Ovidio, esa compilación de mitologías en verso que tanto nos influencia hoy en día aunque nunca la hayamos leído, se nos cuenta una versión donde Júpiter (el Zeus romano) tiene la decencia de demostrarle a Europa quién es antes de que escapen juntos. Si es que puedes negarte a escapar con el padre de todos los dioses, señor del Olimpo y líder del mundo, claro.

Una historia tradicional seguiría a Europa para contarnos su historia. No ocurre así en la Metamorfosis. Ovidio salta a relatar la desazón de su padre, Agenor, que decide que va a recuperar como sea a su hija. Para ello envía a su hijo Cadmo en busca de su hermana, exigiéndole que la traiga de vuelta o muera en el intento. En otras palabras, está condenando a su hijo no solo al exilio, sino a la muerte, pues el poema nos asegura que es imposible recuperar lo que Júpiter ha robado.

La trama de Cadmus comienza con una Europa fascinada ante un Júpiter que se desvela ante ella en su verdadero aspecto y, juntos, se pierden entre las olas como los protagonistas de una novela romántica. El idilio, sin embargo, condena a Cadmus indirectamente. Quien queda como culpable, con todo, es un padre que en una sola frase demuestra cuánto valora la vida de una hija y desprecia la de un hijo.

Con una elegancia artística que trabaja ante todo los colores y el silencio, vamos a seguir la historia de Cadmus por el mundo mientras trata de encontrar a su hermana. Todo mientras es consciente de que su búsqueda es en vano. La amargura y el estoicismo del personaje contrastan con un estilo dulce, cercano, y por personajes expresivos, jóvenes, a los que no quieres que les ocurra nada malo mientras siguen a su señor.

Por desgracia, estamos en el mundo de los mitos grecorromanos y la expectativa de vida de los personajes es minúscula, a menos que se incremente a cambio de tragedia, dolor y miseria.

No os asustéis, Cadmus es una historia corta. Lo que hace, creo, es dar por sentado que conocéis algo de mitología. Ciertos dioses aparecen y se desvanecen sin que nadie mencione su nombre, ni se dé un motivo por el que actúan de una forma u otra. Muy fiel a la mitología, si me preguntáis. Hay serpientes gigantes, hombres que nacen cuando se introducen colmillos en la tierra y comienzan a asesinarse unos a otros nada más verse. Se fundan ciudades, las familias se extienden. Todo como un tapiz que usa colores a veces apagados, a veces vibrantes, pero sin duda efectivos para evocar un tono más trágico, más dulce, más terrible.

Ah, también hay sangre y vísceras. Es un mito griego, ¿qué esperabais?

Muchos no sabréis qué está ocurriendo cuando la tragedia alcanza las últimas páginas, pero no por ello merece menos la pena. Puedes entender lo básico. Cadmus sufre. Y la emoción está tan bien evocada como una historia contada en pequeños cuadros.

Además, la autora no es desalmada. Al final encontraréis una lista con ciertos nombres. Al leerla es el momento de decir ah. Y releeréis el final y volveréis a decir ah, pero ahora con más tristeza, porque comprendéis mejor qué es lo que rodeó a Cadmus.

El cómic ocupa 19 páginas y vale solo 2 dólares. Yo os aseguro que merece la pena. La habilidad de Sam Beck al narrar logra que, aunque no sepas bien por qué ocurren algunas cosas, te siga afectando. Que te preguntes por qué, por qué, por qué y quieras volver a la página anterior donde todavía había una luz clara y familiar. Ayuda a ponerte en el lugar de Cadmus, cuya vida parece precipitarse al sufrimiento cada vez que uno cree que por fin va a enderezarse. ¿Y por qué? Desde el comienzo hasta el mismísimo final, por los dioses. Dioses que no son como en la mayoría de las adaptaciones, sino figuras sublimes en el buen y mal sentido. Puedes sentir su presencia, pero nunca verles. Nunca podrás tener a un Hércules de Disney arrojando a su tío de un puñetazo hacia el retrete de las almas.

Gracias a Cadmus puedes llegar a imaginar cómo debía ser vivir en la Antigüedad, sospechando que cada paso que das puede ser truncado por un dios furioso. O, peor aún, por un dios que simplemente se cruza en tu camino…

O en el de tu familia.

Al haber tan poco texto, y alimentarse este de la narrativa de Ovidio, el comic se vuelve poético. El nacimiento de los spartoi (no confundir con los espartanos) me ha dejado boquiabierta y vuelvo una y otra vez a él porque se puede leer tanto haciendo scroll como en tradicional y no pierde su fuerza. Las expresiones de Cadmo brillan con emoción mal contenida. Cuando le ves siendo viejo hay una delicadeza en su cuerpo que habla del amor que ha puesto Sam Beck en cada ilustración.

La verdad, si tuviera que leer historias que adaptaran mitos, me encantaría que fueran así. Terribles en su injusticia, poéticas en su belleza, y ante todo dispuestas a humanizar hasta a los personajes que solo aparecen en una viñeta.

P.D.:

Y, Dios mío, el nacimiento de los spartoi es brutal. ¡La violencia capturada con el sucio rojo mientras estos hombres recién nacidos y dispuestos para la guerra, como Atenea, la diosa que les ha hecho nacer, y Ares, de cuya serpiente provienen, se asesinan entre sí! Y entonces se quitan las máscaras y son chicos jóvenes y quiero saber qué fue de ellos, qué clase de relación tuvieron con Cadmo y… y… ¡que alguien me dé una adaptación de esta parte de la historia, por favor!

Por último, esta debe ser una de mis Ateneas favoritas. Que salga solo durante una viñeta donde no se la presenta pero SIENTES SU PODER la vuelve aún más maravillosa.

¡Que el viento sople a vuestro favor!

 

 

 

 

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