Entramos en el mundo de Inio Asano desde una de sus obras más representativas: Solanin. ¿Por qué precisamente ésta? Hay varios motivos, pero el principal es que es una obra que hace reflexionar bastante sobre el fin de la adolescencia, la juventud y la llamada vida adulta. Inio Asano es un autor que ha aterrizado en el panorama español para quedarse definitivamente desde que la editorial asturiana, Milky Way, decidiese apostar por él en 2013 con la obra La chica a la orilla del mar. Los más avispados ya se habrán dado cuenta de que, en cambio, Solanin está licenciada por Norma Editorial, pero la batalla de licencias y las competencias entre editoriales es algo que podemos dejar perfectamente para otro artículo.
Nacido en 1980, Inio Asano empezó a publicar en el 2000 y un año después ganaba el premio GX de jóvenes mangakas. Asano se consolidó rápidamente en un mercado que se rindió a sus emotivas obras, llenas de un realismo dramático. La gran habilidad de este hombre ha sido la capacidad para conectar con toda una generación, al empatizar y desgranar punto por punto los problemas a los que nos enfrentamos en la juventud, especialmente aquellos que están entre esa línea intermedia que conecta la adolescencia tardía con la recién estrenada vida adulta.
Anteriores a Solanin fueron mangas como La chica a la orilla del mar y Nijigahara Holograph, ambas de Milky Way, aunque ésta última obra ya había sido editada en el 2009 por Ponent Mon, sin mucha repercusión. Tras el inesperado éxito cosechado -los tomos agotados en todas partes daban fe de ello-, Norma también decidió apostar por Asano y así apareció, a finales del 2014, la obra que vemos hoy. Otras que quizá os suenen son la laureada Buenas noches, Punpún; el tomo de relatos cortos El fin del mundo y antes del amanecer o El barrio de la luz.