NieR: Automata y la muerte de Dios

NieR: Automata comienza con un monólogo de su protagonista, 2B:

Todo cuanto vive está diseñado para morir. Estamos atrapados a perpetuidad en una espiral infinita de vida y muerte. ¿Será una maldición o algún tipo de castigo? Pienso a menudo en el dios que nos «bendijo» con este críptico acertijo… y me pregunto si tendremos algún día la ocasión de matarlo.

Sin embargo, cuando terminamos el juego, la pregunta queda sin resolver.

Yoko Taro siempre se ha mostrado interesado en los ciclos de violencia y muerte desde el primer título de Drakengard, y ha explorado estos temas de distintas formas. Poco a poco ha aceptado una visión más sosegada y menos nihilista acerca de las respuestas que buscamos en el mundo. El mensaje de NieR: Automata en la ruta final es que merece la pena intentar vivir, incluso si sabemos que vamos a morir y cometer errores. Que hay segundas oportunidades y que no podemos afirmar que vayan a ser un fracaso. Por tanto, merece la pena creer, porque es el primer paso necesario para mejorar.

Pero alcanzar tal respuesta es trabajoso, y nunca queda del todo claro si los personajes han aprendido la lección, dado que otros (nosotros) deciden en su lugar.

2B y 9S reciben la bendición, ¿o maldición?, de volver a vivir después de innumerables, interminables generaciones de injusticia, monstruosidad y muerte. Sin embargo, como mucho en los mundos de Yoko Taro, las dudas de 2B quedan incompletas. En parte esto se debe a que en la vida real es imposible que resolvamos todo lo que nos suscita dudas, odio o curiosidad.

Con todo, cuando se rejuega NieR: Automata la espinita continúa ahí. Es una frase imponente que no vuelve a traerse a colación ya que no accedemos de nuevo a los pensamientos de 2B (su personaje se mantiene fuera de nuestro alcance, solo podemos observarla y fetichizarla de lejos. Por el contrario, 9S tiene el beneficio de la introspección y que el desarrollo de su personalidad se convierta en un elemento central del  trama).

De modo que… ¿De verdad 2B le da vueltas a esta pregunta o fue solo una forma cool de iniciar un videojuego?

No lo sabemos. Pero Yoko Taro no dejó pensar en esta pregunta y que decidió darle respuesta, como tiene tendencia a hacer, en un formato al que solo los japoneses pueden acceder: mediante un recital.

El Dios del que habla 2B no es el mismo y misterioso Dios que condenó a la humanidad en Drakengard y que acosaba mediante la Flor a la gente en Drakengard 3.

Vamos a ver de quién se trata:

La historia se nos cuenta en el Concert Recitation: Project YoRHa. En el año 11.932, los androides, autodenominados Ejército de la Humanidad, comenzaron a desarrollar unidades de combate especiales para poder hacer frente a las máquinas. El proyecto se denominó YoRHA y a su cargo estuvo el androide científico Zinnia, que se encargaba de la producción de los prototipos en la sexta estación de órbita, el Laboratorio.

A pesar de sus esfuerzos, los procesos eran lentos y no dejaron de presentarse escollos. El principal radicaba en de dónde se podría extraer una energía que pudiera mantener en marcha a un androide que pudiera luchar durante horas y horas sin descanso. ¿La respuesta? Zinnia se volvió hacia las máquinas. Fue entonces cuando desarrolló el concepto de las cajas negras, fabricadas a partir de los núcleos de mejor calidad… de máquinas.

Pero conseguir los mismos exigía un precio muy alto, precisamente porque las unidades androides de tierra no estaban especializadas en el exterminio de máquinas. Un círculo vicioso, sin duda. Entre tanto, los androides eran derrotados sin pausa y caían en la más absoluta desmoralización ante la eterna batalla.

Cercano a los prototipos de YoRHa, Zinnia se llevaba particularmente bien con los Número 9 y Número 2, base para los personajes que conocemos en el juego de NieR: Automata. Como habréis notado, Zinnia tiene nombre y no número. Concretamente, el nombre de una flor (motivo recurrente en Drakengard y NieR). No hay ejemplo más claro de la diferencia de clase entre los YoRHa y él que este detalle:

Zinnia: Nunca se les podrá dar nombres oficiales. En sus cuerpos de YoRHa reside una fuente de alimentación inmensa, impulsada por núcleos de biomáquinas. Unidades que incorporan tecnología del enemigo… No sería correcto utilizarlo en androides válidos. Una vez salen de su línea de producción, se les otorga el nombre de su modelo. Es algo que ya se ha decidido.

¿Qué estoy…?

¿Qué demonios estoy haciendo…?

No mucho después, a Zinnia se le ocurrió una idea mientras daba indicaciones a Número 2, el prototipo de 2B, sobre cómo orientarse en la Tierra a partir de las estrellas, que los humanos consideraban dioses.

¡Eso es! Los androides han perdido la voluntad de pelear porque han perdido la única cosa en la que creían: la Humanidad. En ese caso, lo único que necesitamos hacer es recrearla.

(…)

Necesitamos publicar un anuncio a todos los androides del planeta que afirme que «la Humanidad sigue viva». Entonces, naturalmente alguien se adelantará y exigirá «¡dejad que los vea!». Para satisfacer su curiosidad, crearemos el servidor en la Luna, desde el que emitiremos información de la humanidad. Hay una base deshabitada donde se guarda la información sobre la humanidad, así que todo lo que necesitamos es extraer la información. Con este propósito, crearé el servidor del Concilio de la Humanidad.

Después, tendremos que instalar androides a tiempo completo desde las Fuerzas Especiales, así como restaurar el Satélite 13 para despachar mensajes del Concilio de la Humanidad. Hasta que esto se vuelva conocimiento común, este sistema…

[Zinnia vacila]

…No. No funcionará. Un plan así es demasiado arriesgado. No podemos ocultar información de esta clase para siempre. Tal vez tendré que desechar este plan…

Sin embargo, no lo hizo. ¿Qué mejor forma de elevar la moral que convencer a los androides de que los humanos seguían vivos y estaban luchando por una causa que su programación impulsaba respetar? Todo androide está programado para amar a los humanos. No tiene sentido, por tanto, luchar si están muertos. Pero si les hacía creer que había un reducido grupo que sobrevivía en la luna gracias a los esfuerzos de los androides, si les convencía de que estaban luchando por su Dios, entonces ¿no tendrían un motivo para vivir?

Zinnia instaló un servidor de comunicación en la Luna con una voz artificial para personar a los seres humanos. Pero no tuvo tiempo para ver su proyecto finalizado.

Número 9, como no podía ser de otra forma, era curioso e investigó. Y, como Eva en la Biblia, rompió la ilusión de su mundo perfecto y equilibrado cuando se dio cuenta de que su caja negra estaba fabricada a partir de núcleos de máquinas. Su odio se volcó sobre toda la organización de YoRHa y empezó por sus compañeros antes de volverse contra el propio Zinnia.

¿Recordáis que durante el juego se comenta que hay una puerta trasera de entrada al servidor de YoRHa? ¿Uno que utilizan las máquinas para destruir la estación orbital?

Lo creó Número 9.

No contento con ello y con toda la alevosía del mundo, Número 9 programó el servidor para que, cuando una generación de YoRHa estuviera preparada para transmitir todos sus datos de combate a la siguiente, las máquinas pudieran entrar y destruir la estación. A su vez, el servidor estaría listo para programar una nueva reconstrucción de YoRHa, asegurándose así de que todos los datos anteriores y el secreto de la humanidad destruida quedaran desaparecidos para siempre y los androides se mantuvieran perpetuamente destinados a pelear y mantener la guerra como grupo de vanguardia.

¡Crearé un «Dios» para todos los androides en la superficie de la Luna!

Ya he enviado un programa al servidor lunar para que ejecute este plan. También contiene los registros de todos los diseño YoRHa. Con este método, la producción automatizada de los escuadrones YoRHa creará a Dios… Y entonces, YoRHA tendrá un Dios por el que merezca la pena morir… Eh, Número 2. Creo que bautizaré esto como «Proyecto YoRHa».

Tras esto, Número 2 logró atravesarlo con su espada, gritando que había perdido la cordura. Número 9, en los últimos instantes de conciencia, agradeció que fuera ella la que acabara con su vida. De esta manera se iniciaría el ciclo inescapable que definió la relación de sus sucesores.

El plan del Concilio de la Humanidad arrasó. Los androides se unieron de nuevo para pelear y aplastar a las máquinas, llevados por el fanatismo y la esperanza de estar viviendo y muriendo por una causa…

De modo que por un lado tenemos a Zinnia decidiendo esforzarse, quizá debido a su programación, por dar un motivo de existencia a los androides en vez de pensar en retirarse a otro planeta, y forzándolos a vivir solo para morir en combate:

Estamos atrapados a perpetuidad en una espiral infinita de vida y muerte.

Y, por otro, está Número 9, que no pudo encontrar amor por sí mismo y decidió castigar a todos los demás por verlos como monstruos y seres que no merecen una vida digna.

¿Será una maldición o algún tipo de castigo? Pienso a menudo en el dios que nos «bendijo» con este críptico acertijo…

Zinnia elaboró una esperanza cruel para los androides, y Número 9 se aseguró de que esta falsa idea jamás desapareciera. Para ello, pues, creó un conflicto eterno y cíclico porque ¿qué harían los androides en el caso de que llegaran a ganar? ¿Descubrir que no hay humanos que proteger y volver a caer en la más pura desesperación?

Irónicamente, tanto máquinas como androides sufren el mismo conflicto y por eso se sumergen en una orgía de muerte y destrucción.

Y es que fue gracias a Número 9 que las máquinas pudieron acceder al servidor de la Luna y a los informes del Proyecto Gestalt y el Gestalt Original (NieR), tras lo cual nació el ego de N2 como forma colectiva de consciencia de las máquinas. Fue él quien permitió que las máquinas pudieran destruir a nuestros protagonistas, y quien les abrió el camino para que también pudieran acceder a los datos sobre la humanidad (de ahí que las máquinas comiencen a imitar sociedades humanas; en todo caso, parece que N2 no permitió que la masa de la red de máquinas supiera de la desaparición de los humanos, lo cual explicaría la ignorancia de Adán y Eva respecto a la muerte de esta especie).

Tras nacer N2, alcanzó la conclusión de que la guerra debía ser eterna para no perder el propósito para el que las máquinas fueron creadas: destruir a los androides.

Sabiendo el papel del antecesor de 9S, creo que cobra bastante más sentido que N2 preparara las cajas para el chico y le prestara tantísima atención. Al fin y al cabo, existe gracias a las acciones de su modelo.

En definitiva, cuando 2B se pregunta quién les sometió a esta tortura y si tendrán la oportunidad de matarlo… Bien, la respuesta está ahí. Dios no existe, es una ilusión, y en una «anterior vida» ya se ocupó de destruir a quien les había condenado a este ciclo de muerte. Casi como si Número 9 hubiera decidido condenarse a sí mismo y al modelo Número 2 a una tortura eterna, Número 9 sigue orbitando siempre alrededor del Proyecto YoRHa y Número 2 debe asesinarlo para perpetuar el plan del mismo.

Retorcido como solo podía imaginarlo Yoko Taro.

Es posible que esta historia resulte innecesaria, y absurdamente melodramática. Es uno de esos ejemplos que inclinan la balanza a favor de la opinión de Yoko: el material adicional no es necesario. No necesitábamos conocer a Zinnia, ni agregar más sal a una herida de por sí dramática de los protagonistas. Ni siquiera nos aporta nueva información.

Sin embargo, acentúa la idea de que los androides pueden escoger. Dios debe morir para que escapen al fanatismo de entregar sus vidas por una causa que no existe.

Solo en ese momento serán libres para escoger su destino.

¡Que el viento sople a vuestro favor!

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Bichillox
Bichillox
3 years ago

Wowww 😍

Mistral Chronicles