¡Seguimos los análisis de Vinland Saga, esta vez con el capítulo 2! El primer capítulo fue toda una sorpresa por la calidad que ha presentado. Animaciones fluidas, fondos asombrosos y, sobre todo, una adaptación fiel y respetuosa. Así que, una vez puestos los estándares tan altos, espero mucho del segundo capítulo.
Capítulo 2 «Espada»
El segundo episodio de Vinland Saga abre con una localización nueva: una base vikinga en Northumbria, el norte de Inglaterra. Como es costumbre vikinga bañarse en sábado, los ingleses aprovechan para atacar mientras los invasores están con la guardia baja. En unos planos terribles, queman y masacran la aldea sin dejar un solo superviviente. A pesar de que se enseñe la crueldad de los ingleses, agradezco enormemente que no se recreasen más de lo necesario en las muertes.
Choca ver cómo la serie pasa a mostrar a los niños de la aldea de Thors pasándoselo en grande jugando a las batallas. Sin duda es intencional el contraste entre la brutalidad de la guerra real y la idealización que los niños tienen sobre ella.
Una vez más, se vuelve a evidenciar que Thorfinn no acaba de encajar en esa cultura tan belicosa. Mientras sus compañeros se congratulan de haber «matado» a sus rivales, los únicos que permanecen derrotados en el suelo son Thorfinn y su amigo Faxi. Mirando al cielo, fantasean con el Valhalla, el cielo para los guerreros más fuertes. Parece que la frase va dirigida a Faxi porque siempre muere el primero y no es alguien muy hábil, pero sinceramente solo hace falta observar la cara de Thorfinn para ver que él tampoco está convencido de que ese sea su destino.
Aun así, el protagonista se pregunta ¡si su hermana y su madre podrán llegar al Valhalla! Es una idea que resuena mucho con la audiencia actual, pero que que es testigo también de una realidad histórica: las mujeres nórdicas sabían pelear, además de controlar el hogar. Ojalá hubiese más desarrollo respecto al tema de las mujeres guerreras, espero que la serie lo introduzca en un futuro. Eso sí, tanto Helga como Ylva se merecen el cielo, me da igual lo que digan las normas vikingas.
Para enfatizar la desvinculación que sufre Thorfinn respecto a su sociedad, Leif se asoma al improvisado campo de batalla para avisarle de que va a marcharse a Noruega para comerciar lana y pieles por vino. ¿Por qué concretamente vino? Porque tiene planeado celebrar con este el nacimiento de Jesucristo en su tierra natal: Leif Eriksson fue uno de los vikingos que se convirtió al cristianismo, y tenía por misión extender la religión por Groenlandia.
¿Os creíais que Thorfinn iba a quedarse callado después de saber que Leif se va de viaje? De inmediato se ofrece a unirse a él y, claro está, tiene que apuntar otro rechazo a la lista.
Entonces divisan un barco de guerra aproximándose a la costa.
En la herrería, un musculado y descamisado Thors repleto de antiguas cicatrices intenta hacer de herrero sin mucho éxito. Mucha fuerza y poca maña, comentan los artesanos. Debo destacar que, aunque no se ha mostrado cómo Thors ha recibido las cicatrices, es todo un detalle que hayan mantenido la herida de flecha del pecho que le infligieron en la batalla de Hjorüngávar. Pero, aparte, en términos narrativos es un mensaje a voces que nos recuerden sin palabras que Thors es un guerrero justo cuando acabamos de ver que se acerca un barco. Sería muy anticlimático (o más típico de la comedia deconstructora), después del inicio del episodio y esta escena, que la misteriosa embarcación terminara por ser un comerciante de especias.
Thorfinn avisa a su padre de las nuevas y acto seguido se nos presenta un impactante plano. Sobre el enorme barco de guerra que acaba de arribar a puerto se alinea una larga fila de fieros vikingos en estricta formación. Thors los identifica al instante: Jomsvikings.
Comandando la tropa vikinga está el cabeza-cuadrada Floki, que se retira el casco para arrodillarse junto a sus guerreros ante Thors, el Troll de Jom. Los aldeanos solo se sorprendan ligeramente, algo que me descuadra un poco debido a lo que veremos más adelante en el capítulo. Sí, están en guardia y serios porque tienen a unos guerreros con mala pinta atracados en su puerto, pero en mi opinión debería de haber despertado algo más que leves murmullos.
Siguiendo con la trama, Floki afirma que jamás se habría imaginado que se lo encontraría escondido al final del mundo después de que se escapase en la campaña de Noruega. Thors se huele algo raro y pide hablar en privado con el comandante.
Se trasladan a su casa, donde unos cuantos curiosos, entre los que se encuentran Ari y Thorfinn, espían su conversación por el resquicio de la puerta. Thorfinn nota que su padre está muy enfadado, por mucho que permanezca sereno.
Después de tantos años alejado del mundo, Floki pone al día a Thors: debido al ataque del principio del capítulo, los ingleses asesinaron a muchas tropas danesas, incluida Gunhilde, hermana del rey de Noruega Sweyn. Por lo tanto… una gran guerra se cierne. En palabras de Floki, es hora de que los guerreros brillen, así que los Jomsviking se van a unir al ejército de Dinamarca y lanzarán una invasión contra Inglaterra la próxima primavera.
La supuesta misión de Floki es la de volver a reclutar a Thors por petición de Sigvaldi, el líder de los Jomsvikings, incluso si Thors, el Troll de Jom, desertó. No parece una petición, sino una obligación.
Vinland Saga vuelve a brillar con su fantástica adaptación cuando unas ascuas del crepitar del fuego se cuelan en la bebida de Thors. Serio, el hombre bebe tranquilamente. Puede parecer un pequeño gesto sin importancia, pero me fascina cómo dan a entender lo que pasa con una concatenación de planos que parece tan simple. De la guerra, que sería el fuego del hogar, se escapa una ascua, Floki. Ha llegado hasta su casa, representado por la bebida, y Thors bebe para aceptar su destino.
Ya tiene la decisión tomada. Esta vez no hay escapatoria, pero Thors sigue oliendo que bajo la petición del vikingo subyace algo más. Floki no necesita venir con un barco de guerra y parte de su ejército para comunicarle las órdenes de Sigvaldi. En un tono amenazante y para nada disimulado, el guerrero observa que Thors ha cambiado, y que parece que la culpa la tiene la villa. No hacen falta más palabras para saber que si no acepta, los Jomsvikings destruirán la villa y masacrarán a sus habitantes, incluida su familia. Es espectacular cómo el dibujo del plano da una fuerza a la mirada de Thors, que llega a intimidar incluso al espectador.
Mientras en el capítulo anterior se vio a un Thors egoísta, que arriesgaba a su familia y su pueblo por salvar a una sola persona, aquí toma la dirección opuesta aunque signifique volver al campo de batalla después de casi dos décadas. Me parece desgarrador cómo se rompe por completo el sueño que estaba empezando a forjarse dentro de Thors. El sueño de llevar a su gente a una tierra mejor, sin las inclemencias del tiempo y el peligro de los esclavistas y guerreros nórdicos. Quizá pasará el testigo a otra persona…
Los que tampoco son muy disimulados son los jóvenes espías, porque Floki los detecta con facilidad, momento en el que deciden huir. Están felices y admiran la fuerza de Thors, ya que si un pequeño ejército ha cruzado el océano para invitarle a su compañía, debe de ser porque es alguien muy poderoso. Su única preocupación es la de si ellos serán invitados al ejército o no. No han entendido nada de la conversación.
Una mirada parecida a la que ponía cuando escuchaba a Leif narrar sus aventuras se adueña de la cara de Thorfinn. Se empieza a notar un cambio en él, y quizá empieza a valorar la fuerza por encima de lo demás.
Aprovechando la ausencia de Thors, los Jomsvikings se han dispersado por la ciudad y permanecen en actitud hostil por si hubiese que atacar. Resultan muy amenazantes ataviados con sus armaduras y con las poderosas hachas colgadas en la espalda.
Ni siquiera Leif, alguien cercano a Thors, estaba al tanto su pasada vinculación con los Jomsvikings. Eso sí, Leif los conoce bien: son tan poderosos que ni siquiera el Rey de Wendland —una zona de la actual Alemania— se atrevía a cobrarles sus impuestos. Son el ejército más fuerte y temido del Mar del Norte.
Al acabar la reunión entre los guerreros, Floki vuelve al barco y retira a sus fuerzas. Allí, se dirige a los aldeanos, explicándoles que el motivo de su visita es reclutar al héroe de guerra Thors —ante lo cual Thorfinn se queda maravillado— y que requiere de un barco de guerra y de algunos soldados valientes para acompañarlo hasta Jomsborg, base de los Jomsvikings.
El vikingo se despide de Thors mientras se aleja de la costa. Es entonces cuando todos los aldeanos celebran la próxima batalla, felices, preguntándose cuántos años hacía de la última. Todos menos uno: Thors.
Deprimido y cabizbajo, vuelve a casa junto a Helga para sincerarse con Leif.
Antes se ganaba la vida luchando y matando, pero un día empezó a odiar su existencia. No quería matar ni que lo asesinaran, y por eso huyó en batalla e hizo ver que había muerto. Sin embargo, los Jomsvikings no perdonan a los desertores, y por lo tanto no puede huir esta vez o los vikingos la tomarán con la aldea. Thors acepta su futuro, sabe que es hora de pagar por lo que una vez hizo.
Vuelve a haber un contraste muy grande entre la amargura del hogar de Thors y la felicidad que rezuman los aldeanos al sacar de la caseta el enorme barco de guerra de la aldea. Leif aprovecha para revelar que también va a acompañar a los guerreros durante un tramo del camino, ¡Cómo no, alguien tendrá que ir explicándonos el lore!
Quien también se está preparando es Thorfinn, que lucha otra vez contra los niños del pueblo. Armado con una espada de madera, se las apaña para dar una paliza a los demás, negándose a seguir las reglas del juego y «morir». Thorfinn, enfadado y sangrando por la nariz, abandona el terreno de combate después de arrearle un último espadazo en la cabeza a uno de sus compañeros.
Si hasta ahora Thorfinn había estado siguiendo los pasos de Leif desarrollando su faceta exploradora, con la llegada de los Jomsvikings y la guerra, hay otra inquietud que empieza a despertar dentro suyo. Dejar de ser un crío y pasar a ser un guerrero fuerte como su padre. Por desgracia, parece que está desviándose hacia la parte violenta.
Las acciones de Thorfinn no pasan desapercibidas. Un señor mayor lleva a los chiquillos heridos a un ocupado Thors para enseñarle las heridas que su hijo les ha infligido, incluido uno de ellos al que le ha roto el brazo. Thors, aparte de disculparse por el comportamiento de su hijo, también se preocupa por la crueldad que Thorfinn ha manifestado. El señor que custodia los niños lo excusa con que, al fin y al cabo, es impresionante que un niño de 6 años sea tan fuerte y capaz para la batalla. ¡Y es que como para no alegrarse! ¡Ha salido a su padre…! ¿Verdad?
La preocupación de Thors hace que me plantee qué clase de educación le ha dado a su hijo. Si tenemos en cuenta los dos capítulos de serie, apenas se les ha visto interactuar e intercambiar palabras entre ellos. ¿Le ha educado de verdad bajo sus valores, o ha pasado de él?
Los jóvenes que han dejado atrás la infancia, Ari entre ellos, se reúnen ataviados con cotas de malla, cascos, armas y escudos, completamente preparados físicamente para la guerra, pero ¿lo estarán mentalmente? Desde luego que ahora parecen mucho más que chiquillos inexpertos, aunque se les sigue viendo la cara de inocentes.
Es posible que sea aquí donde Thorfinn haga definitivamente el cambio de rumbo en sus objetivos, porque al verlos y compararse con ellos, pequeño, y con espada y escudo de madera, se precipita a casa enfadado. Allí, lanza sus armas al suelo y se cuela en la despensa a buscar un cofre propiedad de su padre mientras Ylva le echa la bronca por tirar todo al suelo. Rebuscando un poco entre algunos trastos, el cofre sale a la luz y dentro descubre la equipación de los Jomsvikings de Thors.
Me maravilla lo bien hecho que está el cofre. En los planos generales, está dibujado en 2D como el resto de la escena. Sin embargo, cuando Thorfinn se dispone a abrirlo, pasa a estar creado tridimensionalmente. Gracias al extenuante trabajo del departamento de efectos especiales, el cambio apenas se advierte de lo bien integrado que está con el resto de elementos, como las manos del protagonista o el fondo. ¿Os preguntáis por qué se invierte tanto trabajo en un objeto que puede parecer insignificante? Bajo mi punto de vista, este cofre contiene el futuro de Thorfinn, así que es importante trabajarlo a fondo para darle mayor emotividad a la escena.
En una serie de imágenes preciosas —y con una banda sonora que recuerda a la OST de Origen—, Thorfinn desenvaina la daga de su padre y la luz se refleja, poco a poco, en su maravillado rostro, y además el protagonista se refleja en la pulida hoja. De repente, esa luz que hace centellear los ojos de Thorfinn se apaga. Thors ha puesto su mano en la hoja, clavándose los afilados bordes en el proceso.
El seiyū hace un trabajo impresionante en transmitir la seriedad de las palabras de Thors sin necesidad de verle la cara. Según el héroe, una espada es una herramienta para matar a gente, así que… ¿A quién tenía planeado matar Thorfinn? El niño, apabullado, contesta que quería matar al enemigo. Con una mezcla de dureza y tristeza en los ojos de Thors, le pregunta que quién es ese supuesto enemigo. Thorfinn ahora molesto, pero sobre todo avergonzado, contesta que gente como Halfdan. Thors le replica que eso es mentira. Ni él ni nadie tiene enemigos. No hay nadie a quien esté bien herir.
Thorfinn acusa de mentiroso a su padre, le echa en cara que al día siguiente se va a una batalla a matar al enemigo y huye de casa. Años de crianza en una sociedad así no van a cambiar lo que Thorfinn debe considerar una simple regañina de su padre. Aun así, es extraño que Thors no haya intentado inculcar sus valores a la villa para que no ocurriesen este tipo de situaciones.
El montaje del anime vuelve a brillar: mientras suena una canción bellísima aunque algo triste, Thors contempla a Thorfinn irse, su mano sangrienta aun sosteniendo la daga. Helga le coge de la mano, para que suelte el arma y curar la herida. Thors pide a Helga que cuide de Thorfinn de su parte.
Al amanecer, Leif y Thors observan el precioso y tranquilo mar. Parece que Odín está de buen humor y las aguas están perfectas para la partida de los guerreros —o mejor dicho, del guerrero y sus acompañantes—.
Las Islas Feroe es el último destino de este capítulo, donde parece ser que una compañía mercenaria ha tomado una pequeña aldea. Los aldeanos que quedan vivos, miran horrorizados como el aterrado cura permanece atado contra una pared para que los mercenarios le lancen hachas a su alrededor a modo de juego.
¡Sorpresa! Los Jomsvikings también están en el pueblo, firmes e inamovibles, contemplando inexpresivos el patético espectáculo de los mercenarios. De fondo, un sonido hace pensar que acaban de fallar —o acertar, según se vea— el lanzamiento de hacha y que la aldea se ha quedado sin líder espiritual.
Cerrando el capítulo, se da un último vistazo de Floki y de, posiblemente, la figura clave más importante del anime, Askeladd, el líder de la tropa de mercenarios. Excusa el comportamiento de sus hombres diciendo que simplemente odian a los cristianos. Hay presente un claro contraste entre los dos batallones, pero la visita de los Jomsvikings a las Islas Feroe cobra sentido cuando Floki empieza a hablar de negocios: ha venido para contratar a Askeladd y su compañía para que maten a Thors.
Adaptación y fidelidad
La adaptación de Vinland Saga es admirable. No solo es fiel a la historia desarrollada por el mangaka Makoto Yukimura, los injertos originales del anime, absolutamente todos los que vemos —de momento, al menos— sirven para un motivo. Dar más humanidad o desarrollo a algunos personajes, por ejemplo, en vez de servir como simple relleno. Incluso las escenas que alargan respecto al manga, como la conversación entre Floki y Thors, añaden un extra de tensión al ambiente.
En la dirección artística y el diseño de personajes se nota muchísimo que este estudio ha trabajado previamente en Shingeki no Kyojin. Personalmente, me parece una mezcla entre el arte original de Vinland Saga y el popular anime de los titanes. Además, predomina el uso del estilo artístico que Yukimura desarrolló más adelante en el manga. Por poner un ejemplo, Floki al principio del manga no tenía la cabeza tan cuadrada, si no que tanto su barba como su peinado eran más puntiagudos.
Lo que no dejo de preguntarme, es… ¿Por qué no le han dejado el diente mellado que tiene Thorfinn en el manga? ¡Quedaba tan adorable!
Por último, comentar que el autor es un gran amante de la historia vikinga y trata de documentarse para hacer su manga lo más realista posible y sea fiel a la historia de verdad. Al final de los tomos, suele incluir información extra que recopila en su proceso de documentación y añade esquemas de armas o de construcciones. Está claro que es algo imposible de adaptar al anime, ¡pero lo encuentro algo digno de mención!
¡Esto es todo por esta semana! Y estad atentos porque los dos próximos capítulos marcan un punto de inflexión en la historia del joven Thorfinn.
¡Que el viento sople a vuestro favor!