Analizando Umineko: Legend of the Golden Witch. Prólogo. Kinzo Ushiromiya

¡Bienvenidos! Octubre es el mes de Umineko y sabemos que vamos a tener más tarde que pronto un WTC 5, así que el hype es incontenible. Por eso, tras la presentación que hicimos en este artículo para quienes no sepan de qué va esta historia, nos disponemos a analizar los ocho arcos de las Sound Novel. Lo cual significa, sí, que nos llevará mucho tiempo… ¡Pero para eso estamos!

Como suele pasar con esta clase de análisis, he de advertir que estarán repletos de spoilers y no están preparados para gente que no haya leído al menos hasta la séptima novela de Umineko, donde se nos aclara de forma rotunda qué es lo que ha estado sucediendo durante la historia.

Para las capturas de pantalla usaremos los juegos de Steam, que están a buen precio y a menudo se encuentran de rebaja. Eso sí, como los rediseños para PC me hacen sangrar los ojos, me he tomado la libertad de instalar el parche para PS3, que incluye las maravillosas voces de los seiyuus y que vuelven Umineko una experiencia completamente distinta —y mucho más asimilable—.

Así pues…

Advertidos estáis porque vamos a empezar a la de YA. En tres…

Dos…

Uno…

Aviso de spoiler flagrantes de toda la historia de Umineko

WELCOME TO ROKKENJIMA

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‘Umineko no naku koro ni’ y el corazón de una historia

Ha llegado octubre y toca hablar de una obra perfecta para este mes y, en concreto, Halloween: Umineko no naku koro ni. Porque… ¿A quién no le gustan las brujas, los asesinatos y las historias de detectives?

Umineko, que se traduce como Cuando las gaviotas lloran, es una saga de ocho Sound Novel, que vienen a ser lo mismo que Visual Novel, solo que dependen más de su fantástica banda sonora y efectos de sonido que de sus diseños. Esto se debe a que Ryukishi07, autor de Higurashi no naku koro ni, Higanbana no naku yori o Rose Gun Days, no tenía el suficiente presupuesto para depender de otros sprites que no fueran los suyos. Y aunque no podemos negar que tiene talento para hacer diseños atractivos, su pluma es cuanto menos… Un poco… Particular. Y no muy comercial. El verdadero encanto de las historias de Ryukishi07, aparte de los memes que se puedan hacer con sus dibujos, reside en sus personajes e historias, que suelen ser profundas, enriquecedoras y muy, muy largas. ¡Y por eso vamos a empezar a analizarlas este mes en Mistral! Pero, entre tanto, abrimos con esta invitación a la saga.

Por suerte para todos los que tienen en estima la parte estética de una obra, Umineko no naku koro ni cuenta con una completa traducción inglesa en Steam —y unos diseños mejores que los de Ryukishi07, pero muy inferiores a los de PS3 que solo salieron en Japón—, además de una infame adaptación al anime, una mucho más decente al manga, spin-offs variados y diversos juegos de pachinko. Es decir, que hay mucho material que disfrutar… Una vez hayáis pasado por la historia principal.

Dicho todo esto, ¿de qué va Umineko y por qué es recomendable leerlo?

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El statu quo en ‘Gunjô no Subete’, de Furuya Nagisa

Alejarse de los amigos en el instituto es lo normal. No compartir aula significa que todas las horas que estás en clase, tú estás por un lado y tu amigo por otro. Ese tiempo que estabais juntos ahora lo pasáis con otros, y el distanciamiento es… natural.

Pero duele. Sobre todo si tienes sentimientos románticos por él.

Esa es la premisa de Gunjô no Subete, de Furuya Nagisa. Seguimos la historia de Makihara Kai y Mizushiro Ren, quienes han estado en la misma clase desde el primer año de secundaria. Sin embargo, llega un curso en que la mala suerte los separa de clase. En realidad, Ren también acaba aislado de sus otros dos amigos. Pero no es con ellos con los que su relación se rompe y vuelve a reconstruirse.

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Shuna no Tabi y las semillas de la filmografía de Hayao Miyazaki

Pocos conocen Shuna no Tabi o El Viaje de Shuna. Cuando pensamos en Hayao Miyazaki o en el Studio Ghibli se nos vienen a la cabeza títulos como La princesa Mononoke, El Viaje de Chihiro o El Castillo Ambulante. Son solo unos pocos en medio de una filmografía extensa, cuidada y variada. Bien, pues en esta ocasión no vamos a hablar de ellos, sino de una obra que los antecedió a todos y en la que podemos encontrar muchos elementos que luego Miyazaki recicló para sus historias.

El origen de esta historia se encuentra en la fábula tibetana El Rey Serpiente y los granos de king-ké, que narra la historia del príncipe Achu del reino de Bula que intenta erradicar el hambre que asola a su pueblo. Acaba así cerca de la guarida del Rey Serpiente para robarle unas semillas de cebada, pero es descubierto y convertido en un perro; para volver a ser humano, necesita el amor incondicional de una mujer. Por suerte, una dama llamada Zetang le cumple ese requisito y son capaces de salvar a su reino.

Inspirado por esta historia, Miyazaki trató de llevarla al cine incluso en China, pero no hubo forma. Por eso la sacó adelante como un cuento que logró publicar en 1983 con Animage JuJu Bunko y, como suele pasar con Miyazaki, con muchas divergencias respecto a la obra original.

Considerado por algunos como un prototipo de Nausicaä a pesar de que la publicación de esta comenzó en 1982 (pero, ciertamente, planta muchos temas que encuentran su desarrollo en el manga), Shuna no Tabi presenta un reino muy lejano, situado en un pasado distante o quizá un futuro incierto. El joven príncipe Shuna vive en una pequeña nación que se consume. Cierto día, rescata a un anciano viajero que le habla de unas semillas doradas que pueden encontrarse al oeste y que germinan en cualquier sitio. Enfrentado a la lenta decadencia y casi segura desaparición de su pueblo, Shuna decide arriesgarlo todo y partir en busca de este remedio mágico. En su camino se encuentra con caníbales, gigantescas naves abandonadas en medio de desiertos y crueles esclavistas. Debe poner en juego su integridad por seguir lo que su moralidad le dicta y caminar nada menos que hasta el fin del mundo para llegar a la tierra de los dioses.

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Impresiones: Yuri!!! on Ice #3, inesperadísimo desenlace

El segundo episodio de Yuri!! on Ice nos dejó con un reto al que Yuuri se tendrá que enfrentar para seguir siendo el prota pupilo de Viktor Nikiforov. Como todo el mundo sabe, en esta serie hay dos Yuris (el Yuuri japonés y el Yurio ruso en la edad del pavo) así que estamos a tiempo de cambiar de protagonista. Al menos, es lo que el equipo de animación intenta decirnos al meter la competición de Aguas termales sobre hielo, en la que ambos mozos se baten usando los arreglos de una canción que, a priori, menos pegan con sus personalidades. Es como darle a un santo dos pistolas solo que sin santos ni armas de fuego.

Hasetsu está plagado de periodistas, Yurio tiene mucha ira acumulada por una promesa rota, Yu-Topia se llena de gorrones y Yuuri solo quiere comer algo así como con grasita… Y la culpa de todo esto es de Viktor, que es algo así como un señor excéntrico de la leche a quien todo el mundo respeta porque no le conocen por sus medallas de oro. Pensándolo bien es como el típico de mi barrio solo que él lleva las cuchillas en los patines.

Este episodio empieza con un señor en una calidad regulera que baja hasta rozar el nivel Paint con la punta de sus dedos deformes enseñando cómo se interpreta Agape, el arreglo que le han asignado a Yurio. Sorprendentemente, el señor Low Quality se convierte en Viktor en los primeros planos, así que imagino que Viktor está por algún lugar por ahí haciendo el mismo baile. ¿O es que Low Quality-kun y Viktor son la misma persona? Porque nunca les he visto juntos.

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Impresiones: ‘Mahou Shoujo Ore’ #12, volver a empezar

¡Por fin llegamos al último episodio de Mahou Shoujo Ore! En el episodio anterior, Manager-san —Yamo, se llama Yamo— desvela que todo fue un elaborado plan para hacer que las Macho Shoujo saltaran a la fama y hacer que las chicas mágicas en general se convirtieran en tendencia. ¿Todo para qué? Para tener a gente con la que fanboyear porque adora el concepto de chicas mágicas. Aunque, bueno, las Macho Shoujo no son ni chicas (en su forma digievolucionada) ni mágicas, pero eventualmente les cogió cariño y no había nada mejor en el planeta Tierra.

Mientras Sakigasuki lucha contra una gran manada de machos nya con su inacabable poder del amor y sus músculos de acero, Ore flipa. Flipa porque su manager, en quien confiaba, le dice que tiene que pelear contra él en una batalla épica. O no tanto. Yamo no tiene ni digievolución bara, ni forma alternativa terrorífica ni poderes especiales así chungos, así que la batalla no promete mucho. Pero, oye, si con ello Ore logra salvar el mundo, será un exitazo en audiencias.

¿Os habéis dado cuenta de que, perdiendo, Yamo va a ganar sí o sí? Con lo lerdito que parecía, se va a salir con la suya.

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La Balada del Viento y los Árboles, una crónica del abuso a menores

Milky Way se está ganando un buen nombre en España por traer numerosos títulos de calidad, algunos bastante ansiados por los fans. Cuando supimos que traerían Kaze to ki no uta, que nunca antes había salido de Japón, se generó una enorme expectativa. Se trata de un clásico del BL/yaoi de Keiko Takemiya, una de las afamadas autoras de la generación del 24 junto a Riyoko Ikeda, autora de La rosa de Versalles, o Hagio Moto, que creó Poe no Ichizoku o ¿Quién es el 11º pasasjero?, que nos ha traído Tomodomo. Sus obras no se limitan a este género, por supuesto, pero sí pusieron las bases de un estilo que se mantiene hasta hoy en día…

Y, en muchos casos, resulta mucho menos misógino o problemático que las obras actuales.

La Balada del Viento y los Árboles empezó a publicarse en 1976, tras nueve años de esfuerzos por Takemiya para que la revista Shogakukan aceptara la obra. Al parecer tenía demasiado contenido sexual. Todavía hoy resulta pionera en muchos aspectos como el maltrato y la violación, al acercarse a ellos sin fetichizar ni romantizar la idea. Al contrario, los personajes que insisten en romantizar el constante abuso que sufre uno de los protagonistas son representados como… lo que son. Seres muy despreciables. En particular, los adultos.

Porque, oh sí, La Balada trata de cerca la prostitución y la pedofilia. Y lo hace bien, no como otras obras que deben mucho a esta obra y no saben transmitir bien lo que deben.

La historia transcurre en Arlés, a finales del siglo XIX, en un internado obviamente masculino. Serge es, por azares del destino, el único heredero de su padre. Eso significa que ostenta el título de vizconde a la tierna edad de 15 años, aunque su cargo de noble tampoco se le ha subido a la cabeza. Siguiendo la tendencia de muchísimas de las obras de la época, o más bien inspirándola, Takemiya presenta a un protagonista inocente, recto y digno a pesar de los golpes que le ha dado una sociedad racista y clasista. Porque el padre de Serge renunció a todo por casarse con una gitana y el muchacho ha heredado no solo los rumores desagradables, sino la piel de su madre (aunque esto lo sabemos más por los personajes que por el sombreado del dibujo…). No solo eso, sino que sus progenitores murieron cuando era muy joven y quedó en las manos de su tía, a la que solo le interesaba su fortuna.

Serge, virtuoso de la música, ha crecido puro y fuerte a pesar de ser expuesto a la sociedad como un monito de circo. Perfectamente educado, se enfrenta al rechazo constante con resignada dignidad. En otro personaje resultaría demasiado maduro, en especial por su constante tendencia a ayudar y a esperar lo mejor de los demás solo para llevarse una decepción; y lo cierto es que en ocasiones Serge resulta increíble en su… falta de rencor. Solo que a veces asoma, siempre cubierta de una capa de buenintencionismo. Esperemos que en próximos tomos se enfoque más que se fuerza a encajar en una sociedad racista y clasista que lo desprecia con toda clase de epítetos a sus espaldas (y a veces a la cara).

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Mistral Chronicles