Analizando Berserk. Capítulo 16: La Edad de Oro (VIII)

Tras mucho darle vueltas, he decidido continuar analizando Berserk todo lo que pueda. Creo que es mi mejor forma de rendir homenaje a una obra que ha supuesto tanto para mí, y, además, seguirá siendo un placer perderse con ojo analítico entre sus maravillosas páginas.

¡Gracias por leer y vamos allá!


Una vida de aislamiento no conlleva felicidad, pero asegura que no tendrás amigos y que no habrá gente cercana que pueda traicionarte. Es lo que Evangelion denomina El dilema del erizo. Tememos aproximarnos a los demás porque es imposible no acabar heridos, pero, a la vez, sin otras personas no podemos satisfacer nuestras necesidades emocionales más básicas.

Guts ha vagabundeado solo durante años, sufriendo palizas, hambre, frío, miedo y desesperación, sin nadie con quien contar, con el universo entero al que temer. Puede que Guts esté atado por su palabra a la Banda del Halcón, pero mientras el sol le acaricia el rostro en su refugio de lo alto de la muralla, donde se ha retirado a abrazarse a su espada, su única amiga… valora la oportunidad que se le está presentando y medita no sobre el carisma de Griffith, ni tampoco la posibilidad de ser parte de una Banda famosa, sino sobre que se encuentra rodeado de gente corriente que le ha sonreído y aceptado como uno más.

Guts jamás se ha sentido arropado, ni siquiera en la banda de mercenarios de Gambino. Allí todos eran hombres rudos, mayores, que con suerte le trataban como a una mascota. Aquí, en la Banda, ha podido experimentar lo que es estar con gente de su misma edad, que habla el mismo idioma de las espadas, que le admira sin malicia y le ofrece formar parte del grupo.

Es su primera experiencia socializando como una persona normal, y para colmo es una impuesta por Pippin y Judeau. Dudo mucho que Griffith hubiera podido convencerle sin más, o que si hubiera empleado una táctica similar hubiera funcionado. Su presencia aísla, absorbe y deslumbra. Si Griffith hubiera traído a Guts a rastras, este habría quedado a su sombra. Era necesario que dos capitanes queridos, pero a los que no se considera dioses, le introdujeran en el círculo y se aseguraran así de que puede ser uno más.

Esa es, resumidamente, la conversación que sostiene con Judeau cuando este se acerca a saludarle y hablan sobre cómo todos los mercenarios están ahí por Griffith. Es como un faro demasiado luminoso para ser ignorado. La Banda del Halcón está formada por forajidos, herreros e hijos de nobles, y aunque creo que nunca llegamos a ver a estos últimos como tal… ¿Os imagináis lo que debe ser abandonar una vida de comodidad para seguir a este muchacho que todavía se está forjando un nombre? Sí, de acuerdo, pueden ser hijos segundones que no tienen derecho a una herencia, pero sigue tratándose de una apuesta increíblemente arriesgada… En especial si tenemos en cuenta el final de la Banda del Halcón.

Pero qué importa, el hecho es que miembros de todos los estamentos siguen la estela de Griffith, que los recibe sin diferencias. En otras palabras, Guts puede formar parte de este grupo tan especial. Que le hayan forzado a unirse de pronto empieza a parecer algo menos impuesto, algo más… Esperanzador.

Guts no ha conocido amor desde que Shisu y Chicchi fallecieron, su vida es un torbellino de crueldad, traiciones y soledad. Que se retire a lo alto de las  murallas cuando se siente superado por la situación no es casual; se trata de una posición fácilmente defendible, que le permite controlar a quienes le rodean… Pero, también, verse bañado por el sol. De forma simbólica, este amanecer es una nueva etapa en la vida de Guts.

Y, sin embargo, de momento lo que desea no es estar con Griffith, ni ser alguien importante a sus ojos,  sino sentirse parte de algo. Eso solo se lo puede ofrece la gente de a pie, como él. Judeau enfatiza que, de forma individual, los miembros de la Banda no son nadie. Juntos, la historia cambia. Miura siempre ha querido llevarnos hacia un camino amable, uno que nos recuerde que es la unión lo que nos hace fuertes y felices, lo que nos mantiene como seres humanos, y en su día la Banda era el mejor ejemplo.

En el halcón, a pesar de que nos tiramos los días matando y sufriendo bajas, en medio de charcos de sangre y entrañas retorcidas, curiosamente seguimos siendo capaces de llorar, reír y cabrearnos.

Porque están juntos, porque son una familia.

Y no sería una sin Griffith.

Pero ¿quién es Griffith? Judeau mismo reconoce que no lo sabe. Griffith despliega un abanico de personalidades aparentemente irreconciliables,  máscaras que alimenten la leyenda del Halcón Blanco. Puede ser una persona encantadora cuando se siente cómodo y feliz, a la vez que emplea tácticas inhumanas, crueles y posesivas en pos de sus objetivos. Al contrario que con Guts, cuyas reacciones siempre tienen sentido cuando las respalda el contexto de su vida, no sabemos por qué Griffith es como es. Lo único que tenemos claro es que, como dice Judeau, posee una convicción férrea. Un sueño que lo tiene secuestrado, y por el que literalmente sacrificaría todo.

Por eso su relación con Guts es tan importante. Porque, frente a él, se vuelve genuino, abandona la motivación que hay detrás de cada paso que da, y se desnuda en cuerpo y alma. De forma muy literal.

También, diría, intencional. Es Griffith quien llama a Guts mientras decide darse un agua en el pozo.

Y, oh, vaya, a Guts no se le pasa por alto lo tensa que puede llegar a ser la situación. Hasta piensa, con incomodidad, «como si nada…» al encontrárselo desnudo en medio del patio. Lo cual, la verdad, sabiendo que Griffith ha sido violado, parece casi una actitud de desafío hacia el mundo, de control sobre su cuerpo, de poder decidir ante quién se muestra desnudo y ante quién no.

Puede parecer que exagero, ya que hemos visto que los mercenarios se bañan tal cual en medio del campamento, pero es que el problema no es tanto la desnudez como el lugar en el que se encuentran y el hecho de que Griffith es bello. Deseable. Miura siempre enfatizaba su rostro, sus labios, y la pureza blanca de su cuerpo elegante, sin una sola cicatriz ni prueba alguna de haber sido «mancillado». Da la sensación de que sea alguien superior, de que el mundo terrenal no pueda mancharlo. Y, ah, Griffith es perfectamente consciente de ello.

Así que nada ni nadie puede convencerme de que presentarse desnudo no sea intencional por parte de Griffith.

Lo que sí creo es que ambos ven su desnudez de forma diferente.

A ver, desde el punto de Griffith, no parece coincidencia que, justo tras comprobar que la camadería parece afectar a Guts más que su aura semidivina, se despoje de armas y armaduras para que no haya atisbo alguno de peligro en su cuerpo. Es decir, después de haberse impuesto por la fuerza y no haber obtenido la devoción de Guts, intenta aproximarse de otra manera más inofensiva. Menos… amenazante. De esta manera, Griffith baja voluntariamente de su pedestal y saca su lado más pícaro. En consecuencia, los dos terminan comportándose como iguales. Juegan, se persiguen como niños pequeños. Porque, de hecho, son niños. Ninguno puede haber cumplido todavía los 16.

Por eso es un momento tan delicioso. No sabemos cómo era Griffith de chiquillo, pero desde luego es evidente que ahora no juega con sus compañeros, probablemente ni a los dados, porque su camadería es más bien distante, elegante, como corresponde a un líder.

En cambio, con Guts ve algo distinto porque lo ha desafiado y no se ha rendido a su carisma. Aunque en el futuro se niegue a reconocerlo como su amigo, en este momento, Griffith está cortejándolo para que lo sea. Por eso abandona su posición jerárquica, deshaciéndose literalmente de ropajes y armas, y se lo pasa bien con Guts. En cierta manera, diría que se deja llevar por la liberación de no tener que ser el jefe de la Banda del Halcón. Así, sin darse cuenta, está plantando las semillas que llevarán a Guts a considerar que son amigos.

Por otro lado, al principio Guts afronta la desnudez de Griffith con suspicacia e incomodidad. Al fin y al cabo, en el tomo anterior no se sonrojó al cruzarse con un hombre en una tina, pero con Griffith aparta la mirada y se le nota más bien incómodo. Sin duda influye que Griffith es todo un espectáculo para los ojos, y si bien Guts no lo observa con deseo, sí que se queda absorto por su pureza (porque no podemos olvidar que todas estas escenas en las que Griffith es tan bonito y limpio están hechas desde el punto de vista de Guts). El problema es que sospecha que quiere sostener relaciones sexuales con él. Que le ordene acercarse cuando se está dando un baño no puede ser halagüeño.

Pero entonces Griffith le arroja un cubo de agua encima y… Bueno, está ante alguien de su edad que se niega a comportarse como su señor y que se pone en bandeja para pelearse amistosamente con él.  Y digo pelearse, porque no creo que Guts sepa jugar, ya que nunca lo hizo como tal de pequeño. Al final todo se convierte en una competición en la que Guts necesita vencer porque ya sabemos que no es capaz de echarse atrás, pero al menos es inofensivo. Debe ser toda una sensación, porque, por lo general, volcarle un cubo de agua a tu jefe no debería acabar bien para ti. Sin embargo, Griffith se echa a reír y reconoce la derrota.

Es un detalle pequeño, fácil de pasar por alto y aparentemente inconsecuente, pero es esto lo que nos permiten ver que la relación de Guts y Griffith comienza a cimentarse cuando son capaces de comportarse como iguales.

—¡Guts! ¡¡Serás…!!

—Estamos igualados.

—¡Muy bien, tú ganas! Eres testarudo, amigo mío…

Y creo que la señal más evidente de que este es el momento en que Guts acepta a Griffith es que la Causalidad (también conocida como la Trama) se manifiesta en la forma más tangible que existe en el universo de Berserk: con la forma del Beherit Rojo. Es como si se nos dijera: ¿este momento? PUES ES IMPORTANTE, ES LA FUNDACIÓN DE SU RELACIÓN.

Miura dedicó una página entera al mismo que hace encoger el estómago porque, oh, vaya, sabemos para qué acabará sirviendo. Casi como si la Causalidad hubiera decidido cerrar sus frías garras sobre Guts, haciéndonos saber que no hay vuelta atrás.

¿Y de dónde sale este Beherit? Al parecer, Griffith lo obtuvo de manos de una anciana… gitana. ¡Los gitanos existen en Berserk y no vuelven a aparecer!

—Es un Beherit. También llamado «huevo del conquistador». Se dice que el que lo posea está destinado a conquistar el mundo a cambio de su carne y su sangre.

Un par de detalles antes de continuar. 覇王 se ha traducido como Huevo del conquistador, probablemente porque el primer kanji, (hegemonía, supremacía), coincide con 覇者 (conquistador). Sin embargo, el segundo kanji es , que viene a ser rey… De modo que la traducción española se desvía bastante del significado original. El King’s Egg inglés se acerca más, pero probablemente una mejor forma de traducirlo habría sido Rey Supremo, porque las connotaciones es que quien posee el huevo está por encima de un rey. Además, me llama la atención que en español se haya dicho que quien posee el Beherit rojo está destinado a conquistar, cuando la Mano de Dios es, ante todo, pasiva. Por supuesto, nadie puede negar que están conquistando poco a poco el mundo a través del subconsciente, del terror y de pervertir las creencias que podrían salvar a la humanidad al haber erradicado casi por completo la magia, pero… Ningún Mano de Dios, ni siquiera Femto antes de su encarnación, es un soldado ni un gran conquistador.

Por otro lado, la segunda parte de la traducción también es floja. Se dice que el que lo posea está destinado a conquistar el mundo a cambio de su carne y su sangre. Meh. El inglés acierta al establecer que el Beherit concede no el destino de conquistar, sino el destino de obtener el mundo a cambio de tu carne y sangre. Literalmente, pues, el destino de Griffith es, técnicamente, morir para que después Femto/NeoGriffith obtengan los frutos de su «sacrificio».

Es una verdadera lástima que las connotaciones se pierdan, porque el texto original parece sembrar la semilla en la mente de Griffith de lo que termina por convertirse en su objetivo. No es difícil imaginar cómo se iluminarían los ojos de un pequeño Griffith al escuchar tal leyenda. Él, un chiquillo de la tarde, podría ser Rey Supremo siempre y cuando fuera dueño del Beherit. Quizá fue entonces, y no antes,  al cruzarse con el Beherit, cuando empezó a soñar con el castillo y convertirse en rey. Es una posibilidad escalofriante, porque parece despojar a Griffith su libertad de elección, pero Berserk ha jugado peligrosamente con este concepto al crear los Beherit Rojos. El problema es que no sabemos, y puede que nunca lo hagamos, si la Idea del Mal continúa funcionando como en el Episodio Perdido. En el caso de que sea canónico que esta Idea preparó el nacimiento de Griffith desde hace milenios, entonces la Idea del Mal perfectamente podría haber manipulado los acontecimientos para implantar en su elegido la idea de ser el señor de un reino y, en el futuro, el mundo.

Nada de esto arrebata por completo la libertad de elección, por supuesto. Al fin y al cabo, Griffith podría haber dicho no. Pero, madre mía, restringe muchísimo la vida de Griffith, que habría estado planeada a grandes rasgos desde tiempos inmemoriales.

Pasando página, Griffith le lanza el Beherit a Guts y, de inmediato, el huevo abre un ojo. Me gusta imaginar que siente la presencia de un sacrificio en potencia… Aunque probablemente sea una escena hecha para demostrar que el Beherit no es una roca, sino que está dotado de cierta vida. Cuando Puck mangonea el misterioso Beherit del conde podemos ver que este llega a tener pequeños bocadillos de diálogo con puntos supensivos (…) dando a entender cierta incredulidad o hasta, uh, exasperación con una hada que no siente el más mínimo respeto por su ominosa existencia. Sin embargo, estas son escenas de comedia y cuesta decidir hasta qué punto se deben tomar en serio.

Por ello, la mejor comparación para comprender cómo funciona el Beherit, creo, sería el Anillo Único de Sauron. Está claramente dotado de una voluntad maliciosa y tiene la tendencia a escurrirse de las manos de los que no son sus dueños, y a manipular acontecimientos para que funcionen a su favor. Y lo traigo a colación como mera aclaración. No puedo decir nada con rotundidad, pero diría que el Beherit parece una criatura bastante corriente en un país como Japón, donde los kamis nacen de objetos.

En cualquier caso, yo también reaccionaría como Guts. Sobre todo al pensar que Griffith suele llevar el Beherit Rojo sobre el pecho, ugh.

Griffith, obviamente, no lo ve así. Cuando sostiene de vuelta su huevo, sonríe de oreja a oreja y dice:

—¿A que mola?

Lo cual desarma por completo a Guts, más incluso que la desnudez, porque ya no sabe por dónde pillar a Griffith. ¿Es un comandante bello, distante y cruel? ¿Un cretino arrogante? ¿Un niño?

Bien, la respuesta es que se trata de un poco de todo, porque como vengo diciendo, Griffith se está desnudando ante Guts. Está ofreciendo, en cuerpo y alma, su yo más real. Uno que comparte sus secretos como un niño que viene a mostrar sus mejores cromos al chico que, quizá, vaya a ser su mejor amigo. Uno que quiere que le digan que su destino mola, que quiere suscitar una admiración distinta a la devoción de los soldados que le rodean.

Ojo, con esto no hay que entender que Griffith sea totalmente sincero. Cuando Guts intenta arrancarle una respuesta a por qué le salvó la vida, Griffith guarda un silencio antes de responder:

—Porque he conseguido un excelente peón y no quería perderlo en una batalla de mierda como esa.

En inglés dice más bien soldado, lo cual considero es más apropiado, porque Griffith sabe cuándo no insultar a quienes le rodean. Además, no hay que olvidar que Guts pasa a creer que Griffith le considera como un amigo. Es difícil imaginar que una conversación así le hiciera sentir valioso ante su nuevo jefe y le ayudara a crear la ilusión de que es apreciado.

En cualquier caso, Griffith no está siendo sincero. El silencio, el hecho de que cierre los ojos y cierre una mano sobre su huevo indica que está volviendo a cubrirse con la armadura de siempre: la de perseguir su sueño a cualquier precio. Griffith no necesita amigos, sino soldados que luchen por él. Soldados brillantes como Guts.

Y entonces aparece otro símbolo; las palomas blancas, casi como si fueran pura luz. Sabemos que Griffith está asociado con el blanco y con las aves. Concretamente, los halcones. Aun así, Miura todavía estaba construyendo su mundo y  la Santa Sede y sus símbolos no aparecen por la Edad de Oro. Todavía todo es muy ambiguamente judeocristiano, y Miura parece tomar elementos como las palomas para asociarlas con Griffith, su destino y su divinidad, quizá tirando de la imaginería religiosa del Espíritu Santo.

Así pues, se levanta y mira hacia el sol. Entonces Griffith asegura que esto solo es el comienzo, que la guerra acaba de empezar. La luz lo baña, pero también crea profundas sombras que casi devoran la viñeta. ¡Simbolismooo! Aun así, estas sombras quedan olvidadas cuando sonríe con confianza y afirma que vale la pena jugarse la vida por su sueño.

Por conseguir un reino.

Bueno, un país de acuerdo a la traducción española. En serio ¿por qué cambian tantos detalles? Estamos en un ambiente de finales de la Edad Media, hablar de países es anacrónico, resta riqueza al lenguaje de la historia y despista ligeramente sobre las intenciones de Griffith al perseguir a Charlotte.

Y luego Glénat vuelve a hacerme gritar, porque Griffith dice:

—Lucha por mí. Me perteneces, ¿recuerdas?

En inglés y japonés Griffith no ordena, sino que afirma algo que ya da por hecho. Que Guts, ya que le pertenece, luchará no por «él», sino por su causa. Es la actitud de un rey. Uno que, como bien dice en la página siguiente, decidirá el lugar donde Guts muera.

En teoría, este lugar debería haber sido el lago donde Griffith ofrece el sacrificio.

No se puede decir que no intente ser fiel a su palabra, ¿no?

En fin. En esta escena Griffith sigue imbuido de luz cegadora, de pie mientras que Guts está sentado a sus pies. Las implicaciones son… evidentes.

Y, sin embargo, la desnudez de Griffith es vital para comprender que está siendo sincero con Guts. Ha vuelto a protegerse en su destino, dejando atrás su infantil y vulnerable sinceridad, pero no se está escondiendo. Se está mostrando en todo lo que es y aspira a ser.

Jamás se ha ofrecido de esa manera a sus seguidores. Solo a Guts.

En cualquier caso, la «exposición» de la desnudez de Griffith siempre es un golpe de efecto para la historia que muestra una nueva verdad. Y con exposición me refiero a eso, a exponer su cuerpo, motivo por el que no incluyo las escenas con Charlotte, que son privadas. No, me refiero a cuando Wyald lo desnuda frente a sus hombres para mostrar lo quebrantado que está, lo incapaz que es de su cumplir su propio sueño o de volver a ser el líder que ellos deseaban. Y, después, cuando Femto renace, asistimos a un desnudo resplandeciente y grandioso que hace eco de este, solo que rozando un nivel inhumano, divino y diferente que promete muchas cosas terribles a pesar de que se trate de un cuerpo carnal.

Y hablando de carnal…

Creo que tenemos que hablar del subtexto. He leído tantas veces este capítulo que ya como ni reparo en él, pero dentro del propio manga se menciona por encima la duda de si Griffith desea físicamente a Guts, sobre si es gay o no, y hemos visto a nuestro protagonista sonrojado y algo incómodo al encontrarse a su jefe desnudo.

¿Hay… subtexto homoerótico?

Bueeeeno, yo diría que sí. Que, claramente, sí, incluso si no es intencional. No pretendo negar que la escena juega  más con ser una revelación pseudo religiosa, pero no podemos ignorar que este arco se baña en una gloriosa influencia de shojo. Porque, sí, Miura era muy fan del mismo.

También me gustan los mangas de chicas, así que pensé en cambiar mi enfoque inspirándome en historias con relaciones humanas y emociones tristes, dolorosas. Hasta entonces había estado siguiendo el camino del Puño de la estrella del norte, pero se volvía muy difícil rivalizar con el original (…) [risas]. Era una buena oportunidad, así que pensé en elegir otras armas, en utilizar el ángulo de La rosa de Versalles (de Riyoko Ikeda) y de La Balada del Viento y los Árboles (de Keiko Takemiya). Como esto era nuevo terreno para mí, me imaginé que quizá podría introducir a gente de mi alrededor en la historia, así como memorias de mi juventud.

En un artículo desarrollé los paralelismos entre La rosa de Versalles y Berserk, entre otras obras, y me dejé algunas fuera… Pero, en realidad, más bien debería decir los homenajes. Sabemos que a Miura le gustaba hacerlos de forma frecuente, como ocurre con la Banda del Halcón y el arco del Halcón Milenario, referencias a Star Wars y su nave más famosa, o las encarnaciones de Puck en Yoda o… Jar Jar Binks.

Uh.

Así que ahora quiero que centremos nuestra atención en el otro título que menciona el fragmento de la entrevista que os he mostrado. La Balada del Viento y los Árboles. Un BL/yaoi, como queráis llamar, centrado en el tormentoso romance de dos chavales, uno moreno y uno rubio. Este último se llama Gilbert y tiene una apariencia preciosa, angelical, pero su personalidad es extraordinariamente cruel como consecuencia de su educación, así como de haber sido y ser repetidamente violado. De momento no voy a decir más, porque prefiero tratar la relación y los homenajes, o paralelismos, en otros capítulos… Pero no me da miedo afirmar que Griffith bebe sus cosas de Gilbert, un muchachito que, entre otras cosas, tiene una peligrosa tendencia a pasearse desnudo para tentar a los hombres.

Evidentemente Griffith no tiene un aspecto «tentador». Si hubiera que compararlo con algo, diría que es distante como una escultura griega, pero… Lo mire como lo mire, esta escena no le necesitaba desnudo. De hecho, ni siquiera tenía que haber una referencia a su sexualidad, o a que Guts se ofrezca para ser violado. Pero centrándonos en esta escena del pozo, de haber puesto a Griffith vestido Miura se habría ahorrado muchas «malinterpretaciones».

El caso es que… asumir que no, que Miura no tenía ninguna intención de crear subtexto homoerótico y ni se le pasó por la cabeza lo que podía estar insinuando es… es… restarle mucha inteligencia al creador de una de las obras más relevantes del mundo del manga. Además, me parece ridículo imaginar que no entendiera la tensión sexual entre dos varones cuando sabemos que entre sus mangas favoritos figuraban obras centradas precisamente en el romance, en el coqueteo con lo homosexual o, directamente, las relaciones homosexuales.

De modo que, sí. Creo que el subtexto es intencional. Eso sí, entiendo que Miura estaba jugando con el baiting. Al fin y al cabo, la tensión, la incertidumbre acerca de si llegaremos a ver algo entre estos dos personajes, es lo que atrae a cientos de lectores y lectoras hacia las historias de romance, y el motivo por el que se insertan tantos intereses románticos en obras que no la necesitan: para atraer a cierto tipo de público. Miura debía saber que interpretaríamos lo que quisiéramos, y quien no quisiera ver nada, no lo haría. Igual ocurre con quienes van a Hellraiser, otra gran influencia de Miura, y asumen que la historia es solo heterosexual a pesar de que quien la escribió era un hombre gay y trabajó, fuerte, el subtexto homoerótico.

A veces la censura lleva a crear sabores que solo los interesados gourmets saben reconocer, y estoy convencida de que Miura hizo exactamente eso. Crear una escena que jugaba con lo homoerótico, pero que no lo daba en bandeja.

Otra cosa muy distinta es que alguna vez pretendiera, o incluso fantaseara, con que se estableciera un romance real entre Guts y Griffith.

No me atrevo a decir tanto. Seguramente, si llegó a planteárselo, nunca lo hizo muy en serio porque, bueno, editoriales, público y demás.

Pero, oh, vaya, el dramón que habría sido. Imaginadlo por un segundo.

Madre mía.

El caso es que no vemos la respuesta de Guts, pero podemos imaginar que fue positiva. ¿Qué otra opción le queda? Está atado a Griffith, le guste o no, tanto por su pacto como por la trama. Como estamos ante un flashback, hay una interesante sensación opresiva, ominosa, porque sabemos que algo va a salir mal. Narrativamente, Miura está aprovechando nuestro conocimiento como lectores para sentir de forma muy física las cadenas que están arrastrando a Guts hacia lo inevitable. Hacia lo que tiene que ocurrir para satisfacer nuestra curiosidad acerca de cómo acabó marcado, y por qué sobrevivió a un sacrificio.

Claro que nada de esto significa que Guts sea un autómata que se rinda al destino. Alberga sus dudas, en especial cuando empieza a despejarse del «hechizo» de Griffith una vez hay cierta distancia entre ellos, pero aun así los retazos permanecen. Porque sí, es ridículo pensar que el chico pueda hacerse con un reino. Guts hace una buena lista de razones, que incluye detalles tan cruciales como que Griffith no es noble, que solo tiene un puñado de mercenarios y, más importante, es un crío.

Un crío con ambiciones imposibles.

Y, sin embargo, su carisma es tal, el peso de la Causalidad que cae sobre él parece ser tan poderoso, que resulta imposible no querer creer en que puede conseguirlo. Igual que ocurre con los demás miembros de la Banda, Guts se ve atraído hacia el vórtice que es su personalidad y la pasión con la que cree en su propio sueño.

Su primera chispa de admiración se traduce, también, en empezar a mirar hacia dentro, a preguntarse sobre sus propios objetivos. Su lugar en el mundo.

Me pregunto qué he estado haciendo con mi vida estos cuatro años. Viajando de un campo de batalla a otro, sin parar. Matando a un enemigo detrás de otro…

—Limitándome… a sobrevivir…

Y entonces piensa en Gambino. En el hombre que lo modeló para dos cosas: matar y sobrevivir. A pesar de su habilidad, Guts jamás ha intentado medrar. No es un mercenario como Gambino, no vive en el campo de batalla para ser un líder de poca monta, o enriquecerse a base de pisotear los cadáveres de los demás.

Gambino murió cuando Guts era muy pequeño, de modo que el único modelo que ha tenido era un maltratador amargado, pero que en su día le procuró algunas muestras de afecto. Es decir, Guts tiene una suerte de limbo como referencia. Un guerrero eterno que repite, sin cesar, batallas con el objetivo de vencer, ganar dinero y pasar a la siguiente guerra. Guts nunca supo qué quería hacer Gambino aparte de guerrerar, si pretendía jubilarse, si quería algo más que una prostituta que llevarse a la cama. Y, por tanto, Guts se ha pasado años sin saber qué hacer, huyendo de la culpa, intentando prolongar las lecciones de Gambino y sin saber a dónde ir.

Quizá me equivoque, pero creo que es la última vez que se dirige a Gambino en voz alta, y es para reconocer que aún no sabe qué hacer con su vida. Y es un alivio, porque significa que por fin va a encontrar un sitio donde sentirse cómodo, a salvo.

Que va a poder superar a Gambino.

Entonces Rickert irrumpe su meditación arrojándole, sin querer, al agua. En la traducción castellana le habla de tú a tú, pero en inglés se respeta más el tono japonés porque le llama señor. Y, francamente, teniendo en cuenta la edad de Rickert y que es un fan de Guts, habría estado bien que tradujeran ese inmenso respeto y admiración que siente por él.

Quejas aparte, Rickert viene a anunciar que Guts ha ascendido socialmente, justo eso que se negaba a hacer al servicio de otros señores. Su emoción y admiración al darle la bienvenida oficial a la Banda del Halcón alcanzan el corazón de Guts, a pesar de que el pequeñajo lo haya arrojado sin querer al agua, y, sonrojado, se permite un momento de vulnerabilidad. De pensar que, al menos por el momento, puede pertenecer a un lugar. A una gente.

No sabe la razón que tiene. Por unos años, lo será.

Los mejores de su vida, bañados en sangre, feroces batallas y, sobre todo, rodeado por la gente a la que llegará a considerar su familia.

Ojos destrozados

0

Gente partida por la mitad

0

Niños muertos

0

 

¡Que el viento sople a vuestro favor!

P.D.: ¡ahora tenemos una sección de preguntas por si os da palo o pereza hablarnos con cuenta/twitter/Curious Cat! ¡Podéis entrar en modo anónimo, así que adelante y sin timidez!

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dorameg
dorameg
2 years ago

Lloro con este análisis. Es increíble todo lo que es Berserk, más aún con reseña como éstas que saben sacarle todo el jugo que tiene su historia. Mil gracias Suzume, siempre es un gusto leerte.

Ali
Ali
2 years ago

Estoy leyendome Berserk y voy por el arco de Jill y Rosine y me están encantando tus análisis, me haces reflexionar sobre aspectos que no había visto en mi lectura, espero que sigas haciéndolos porque aquí tienes un fiel seguidor de tus reviews.

Mistral Chronicles