Respuestas al Curious Cat: la ira Eren en Shingeki no Kyojin

Continuando con la pregunta acerca de Eren y Mikasa que nos hicieron en el Curious Cat de Mistral, esta vez toca hablar sobre Eren de Shingeki no Kyojin/Attack on Titan,.

¿Mikasa o Eren son diferentes en el manga y el anime? Porque para nada me parece buenos personajes hasta donde llegué en el anime (la segunda temporada). Eren es el prototipo de héroe shonen que repite cada vez que puede «Voy a matar a los titanes» mientras Mikasa parece existir solo para Eren.

La respuesta breve es: no demasiado.

La respuesta larga es: el personaje ha sido simplificado para resaltar su odio por los titanes. Se han cambiado pequeñas escenas, se le han dado frases que tenían otros personajes, y se han añadido muchos momentos que rompen su caracterización.

¿Y cuál es esta caracterización?

A la hora de la verdad, Eren es un personaje bien pensado y que cumple a la perfección su función como protagonista en un mundo como Shingeki no Kyojin. Para empezar, no es tan romántico como Armin ni emocional como Mikasa, y tiene un punto mucho más intermedio que permite establecer el equilibrio que caracteriza a E.M.A. como trío. Carece de la personalidad implacable de Mikasa, o de la cerebralidad de Armin, y se inclina más hacia la idealización y al pensamiento blanco/negro, algo perfecto para permitirnos ver la evolución de un mundo que, en principio, parece corresponder a las ideas de Eren: los titanes han entrado, los soldados deben luchar contra ellos para sobrevivir y ya está.

 


Cada personaje traduce su odio y temor por lo desconocido de formas distintas. Eren canaliza su miedo mediante la furia explosiva para no sucumbir a fuerzas que lo superan por muchísima diferencia. Pero, ah, tiene miedo. Cuando el Titán Colosal destruye la muralla de Trost, Eren pierde el control al ver cómo un compañero es devorado (exactamente igual que su madre) y se precipita a vengarlo… Solo para acabar sin una pierna. Isayama, al contrario que ocurre con muchas obras shonen, no premia el comportamiento temerario y agresivo de Eren. Al contrario, deja muy claro que la frialdad es necesaria para sobrevivir a los titanes. Pero Eren no es frío. Todo lo contrario.

Y su verdadera naturaleza se define cuando sacrifica su vida por salvar a Armin. Ichigo, Naruto, Luffy, Gon… todos estos personajes pertenecen a historias juveniles donde se enfoca el compañerismo y la amistad como el gran valor a defender. Y Eren no es la excepción…

Salvo en los matices.

Eren no protege a sus amigos solo porque viva la amistad. Lo hace porque tanto él como todos sus compañeros viven enfrentados a una constante y traumática perdida. Ya no es siquiera morir bajo unas balas, sino torturado y devorado por brutales criaturas. El mundo de Eren se sostiene en sus amigos. Puede lidiar con perder a algunos, pero definitivamente no a Mikasa o a Armin. Y eso se ve en cómo se arroja al interior de la boca de un titán para salvar a Armin in extremis entre otros ejemplos que serían spoiler.

 

Lo que mueve a Eren, lo que le hace volver del borde de la inconsciencia en más de una ocasion no es, como quiere hacernos creer el anime, su odio por los titanes: es el amor por sus amigos.

Porque: ¿qué pasa cuando averigua que amigos suyos son titanes enemigos?

Se niega a creerlo. Incluso tras ver a Annie aplastar a sus compañeros, Eren valora tanto a la gente que ha crecido, confía tanto en la nobleza de los humanos que no puede convencerse para hacer daño a Annie. Mikasa y Armin deben arriesgar sus vidas en un acto suicida para que Eren reaccione.

¡Matar titanes, hur hur!


A pesar de lo que se pueda pensar… Eren aspira a ver el mundo el exterior, no por explorar, sino por demostrarse que es libre.

La idea de la libertad puebla Shingeki no Kyojin como es el símbolo de los exploradores, de Erwin, Levi, de Hanji. De todos aquellos que se rebelan contra la sociedad acomodaticia (algo bastante más importante de lo que parece a primera vista) y que deciden volverse contra los enemigos que les impiden disfrutar plenamente de la vida. Eren es un pajarito que se ha dado cuenta de que está en una jaula, y sabe que fuera aguardan gatos terribles.

Que su madre muriera a manos de uno de los titanes aviva un odio neblinoso que ya estaba ahí. Porque Eren no odia a los titanes de forma personal, sino por una idea genérica, fruto del terror y del rencor. Al contrario que en otras historias de vampiros, de ghouls o de enemigos con personalidad y objetivos propios, Eren no odia a los titanes de forma personal. No es lo mismo aborrecer a Drácula que con maldad y alevosía va a por tu prometida, o a un doctor que decide experimentar con órganos de ghoul en tu interior, que a un titán sin mente, sin malicia y sin nada excepto el impulso de comer.

Los titanes no son archienemigos. Solo gatos. Los titanes son un símbolo para Eren, un enemigo múltiple, plural y reducible a una sola idea. Es como leer El señor de los anillos y encontrar personajes que odian a los orcos. De forma genérica. No a uno concreto, sino a «ellos» porque son lo Otro, son el Negro que choca contra tu Blanco.

 

Por eso es tan fácil para él decir que va a matarlos a todos. Al fin y al cabo no son lo importante: ni siquiera tiene una fijación personal con el titán que asesinó a su madre.

Cuando lo pensamos, no es una motivación lo suficiente fuerte y está destinada a desmoronarse. Quizá por ello, porque quieren enfatizar el momento en que la lógica de Eren se viene abajo, en el anime el chico repite una y otra vez que quiere vengarse y se obsesiona con demostrar que nadie tiene más determinación y fuerza de voluntad que él. Ya sabéis, para que la caída sea más fuerte.

El problema es cómo lo hace, porque lo que se logra es que vayamos perdiendo lentamente nuestra simpatía por él. Sin ir muy lejos, en más de una ocasión acusa a Armin de cobarde o se pelea con él con cierto desdén, a pesar de que en el manga su relación es bastante armónica y Eren confía en las capacidades de Armin. No solo eso, sino que Eren es mucho más bestia con quienes no opinan como él en el anime, como cuando casi acaba peleándose con Jean mientras que en el manga la conversación es en general más contenida. Cuando Bertholdt y Reiner hablan con Armin y Eren, se cambia el diálogo para que sea Armin y no Eren quien dice:

Proteger tu propia vida también es admirable.

También se borran líneas en las que Eren se muestra bastante compasivo con las experiencias de Bertholdt. Y eso por no hablar acerca de las veces que Eren habla acerca de su sueño de cruzar las murallas. Casi me sorprende que mantuvieran que lo que da fuerzas a Eren para salvar a Armin del titán Papá Noel es que recuerda cómo hablaban de viajar más allá. 

Con todo, hasta en el anime queda claro que hay algo que guía a Eren aparte de su odio. Por ejemplo, Armin logra sacarlo de un estado casi comatoso recordándole su sueño; no es mediante la ira, ni el deber, ni nada más. Es simplemente el deseo de tener la libertad de explorar un mundo que ya no sea una jaula. Un mundo que los titanes les impiden tener. Solo así Eren reúne las fuerzas para cargar con la enorme roca y sellar Trost. Por una vez, en esta escena no se introduce ningún discurso de odio contra los titanes (que están masacrando a sus compañeros, por cierto), sino que nos inflama con el convencimiento de que nuestras vidas y nuestras muertes tienen significado siempre que luchemos por ser libres.

Para Eren lo importante es la gente. Camaradas que se sacrifican por salvar Trost; amigos como Mikasa o Armin que arriesgan su vida al alejarse del terreno propicio para la batalla con tal de darle una oportunidad para que la Humanidad gane por una sola vez.

 

Y entonces esta gente empieza a decirle que es un elegido, que es la última oportunidad de los seres humanos. Así, sin presión.

Parece fácil, ¿no? Solo tiene que hacer lo que siempre ha querido hacer. Luchar, sobrevivir, matar.

Como si eso no fuera ya lo suficiente duro, de pronto el mundo deja de ser blanco-negro porque resulta que, vaya, los titanes podrían ser humanos.

Eren se opone una y otra, y otra vez a la posibilidad de que la Titán Femenina sea Annie. Y cuando lo descubre, cuando la ve transformarse y matar a gente…

En el manga, Mikasa le hace cambiar de opinión:

¿Cómo podéis pelear?

Eren, que siempre es quien insiste en pelear, en continuar viviendo, se bloquea por completo a la hora de enfrentarse a otro ser humano que no considera escoria, como los asesinos de la familia de Mikasa. Es decir, Eren se hunde porque pierde de vista su objetivo: luchar… para ser libre.

Y es Mikasa, que sobrevivió gracias a que Eren le aulló que luchara, que no se rindiera, la que le responde:

¿Qué otra cosa podemos hacer? El mundo es un lugar cruel.

Es una escena preciosa porque resume dos de las grandes ideas de Shingeki no Kyojin: el mundo es un lugar cruel, pero también hermoso y hemos nacido en él. Tenemos que pelear para continuar viviendo.

De modo que Eren, viendo que sus amigos cumplen a rajatabla, a pesar del peligro que entraña, su máxima, recupera la confianza, la fe, la terquedad que lo caracteriza. Y responde: así es. Se transforma y acude a luchar contra Annie en plena posesión de sus facultades, por su propia voluntad.

En el anime, en parte porque es final de temporada, en parte porque insisten y persisten en la idea de que Eren tiene que dejarse llevar por el odio y el dolor, hacen que se le caiga un edificio encima y que Armin no muestre el más mínimo grado de compasión por su mejor amigo, que ha sido atravesado por una estaca en el pecho. No, lo que hace es decirle que mueva el culo y pelee. Y luego todos dejan a solas a la esperanza de la Humanidad mientras se desangra porque el anime es muy coherente.

Al final Eren se transforma, fuera de sí, y entra en una suerte de estado berserker en el que no es capaz de pensar con racionalidad.

A pesar de que en el manga Annie y Eren corren por calles despejadas, en el anime aplastan a personas constantemente, atraviesan edificios y Eren hasta arroja a Annie contra una maldita iglesia.

No solo eso, sino que Eren literalmente empieza a arder mientras piensa:

Mataré a todos los titanes, no dejaré uno solo con vida. ¡¡Destruiré todo en este mundo!!

 

Y cuando atrapa a Annie la destroza y desgarra, en un claro intento de devorarla, hasta que esta se protege con el cristal.

Por contraste, en el material original Eren pelea con frialdad, evitando víctimas, escuchando órdenes y desde luego no trata de comerse a Annie. Se limita a sentarse sobre su cuerpo para inmovilizarla mientras el resto de soldados cortan la carne para llegar hasta ella.

No tan épico para el final de temporada, pero mil veces más in character.

De modo que no, Eren no es solo matar titanes hur hur. Eren es un personaje que grita y llora y se esfuerza porque el mundo no sea complicado, porque entonces no puede dar sentido a lo que está ocurriendo. Eren no es tan fuerte psicológicamente como Mikasa o Armin, que son extremos opuestos el uno del otro: Mikasa se aferra al romanticismo del pasado; Armin, al de la exploración y el futuro.

Eren solo tiene vagas ideas de la idea de libertad, una que jamás ha obtenido, y no se da cuenta de que la libertad exige elecciones dolorosas. Hasta que la trama se lo permite, Eren continúa un camino lineal en el que se aferra a la venganza para dar un sentido a la muerte de su madre, a lo que hizo su padre y a un mundo que los quiere muertos.

Pero ¿qué pasa cuando resulta que el mundo no es como esperabas?

¿Qué pasa si la libertad implica darse cuenta de que hay que madurar y enfrentarse a un mundo cruel y hermoso en el que la lucha no siempre consiste en puñetazos?

¿Cómo proteges entonces a tus seres queridos?

Es una respuesta a la que Eren tendrá que enfrentarse.

 

¡Que el viento sople a vuestro favor!

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