El statu quo en ‘Gunjô no Subete’, de Furuya Nagisa

Alejarse de los amigos en el instituto es lo normal. No compartir aula significa que todas las horas que estás en clase, tú estás por un lado y tu amigo por otro. Ese tiempo que estabais juntos ahora lo pasáis con otros, y el distanciamiento es… natural.

Pero duele. Sobre todo si tienes sentimientos románticos por él.

Esa es la premisa de Gunjô no Subete, de Furuya Nagisa. Seguimos la historia de Makihara Kai y Mizushiro Ren, quienes han estado en la misma clase desde el primer año de secundaria. Sin embargo, llega un curso en que la mala suerte los separa de clase. En realidad, Ren también acaba aislado de sus otros dos amigos. Pero no es con ellos con los que su relación se rompe y vuelve a reconstruirse.

Podríamos decir que Kai es el protagonista principal, ya que empezamos la historia desde su punto de vista. Extrovertido, hace amigos con facilidad y le gusta jugar al shôgi, que aprendió gracias a su abuelo. Ren, que es tímido y tranquilo, opina que su amigo es muy relajado y se siente cómodo a su lado, porque puede ser «él mismo», y llevarse bien con las personas a su alrededor.

Del lado de los amigos tenemos a Andô (Andy), que se ve mayor de lo que es, tiene una fijación no muy sana con ser popular y conseguir novia, y no es capaz de leer el ambiente de ninguna clase de situación. En absoluto. Kaname (Kanamecchi) ama el anime y, al contrario que Andô, su aspecto es muy infantil. Es el primero en darse cuenta de que algo va mal entre Kai y Ren y lo habla con el ambos (aunque sólo veamos su conversación con Ren). Por último tenemos a Aoki, el único amigo que conocemos entre los nuevos compañeros de Ren que tenga nombre. Parece ser un chico amable, enérgico y que apenas tiene un par de planos.

Los personajes no son memorables y se nota que la historia se centra básicamente en Kai y Ren, ya que el resto está ahí como apoyo. Pero aun así sus diseños se distinguen, las personalidades también, y no son estereotipos o se sienten forzados, si bien son bastante planos.

Otros personajes que aparecen en un par de viñetas y no tienen nombre son… las novias. La que tuvo Kai en secundaria y la chica con la que Ren empieza a salir a mitad de la historia. Sólo tienen en común, además de no tener nombre, que las usan. Kai admite que, sin darse cuenta, volcó sus deseos y expectativas en ella, esperando que sus sentimientos por Ren no crecieran. Es decir, buscaba que ella empezara a gustarle y se olvidara de él. Se divertía a su lado, pero a su vez se sentía molesto por no estar pasando tiempo con su amigo. En el caso de Ren, sale con su novia para ver si puede comprender mejor las cosas, luego de saber que Kai está enamorado de él. Al menos no elige estar con ella para ver cómo reacciona Kai, porque eso sería… horrible. Y demasiado frecuente cuando de BL se trata.

Aun así, no justifica las acciones de ninguno de los dos. «Son demasiado buenas para nosotros.», dice Kai. Y la verdad es que lo son. Al menos la narración se asegura de que veamos que ellas no han hecho nada malo y salen heridas por culpa de las inseguridades y egoísmos de los chicos.

Hay tres temas que se presentan en la historia, en mayor o menor medida. Uno de ellos es cómo nos ven otras personas y cómo permitimos que lo haga una persona especial, lo que se deja caer muy por encima en la conversación de Ren con Aoki y luego con Kaname. Si bien da para detenerse en ese tema por un tiempo, no es el centro del manga, por lo que es lógico que se pase un poco por encima.

Por otro lado tenemos las distintas maneras que los protagonistas ven su enamoramiento. Kai, por ejemplo, sabe desde hace tiempo cómo se siente y se ha resignado. Intenta que todo siga siendo normal, por más que se lleve su relación con Ren a cuestas. Como punto de vista contrario, Ren descubre sus sentimientos hacia el final de la historia y decide hacer algo al respecto. Si bien no tiene que enfrentarse a la misma situación que Kai (al fin y al cabo, la relación ya está destrozada y no hay nada valioso que intentar mantener), el mensaje está más que claro: la falta de acción no da frutos, y lo que es peor, hiere.

Esto nos lleva al tema principal de la obra: el punto de no retorno. Algunas personas podrían decir que el hecho de enamorarte de alguien es, de por sí, el momento en el que ya no puedes volver atrás. Nada puede ser como antes. No puedes actuar con normalidad, o mantener la relación que tenías con esa persona hasta el momento. Sin embargo, Gunjô no Subete nos dice el punto de no retorno es cuando te das cuenta de ello.

—Me gustaría que… volviéramos a ser como antes.

—Mm… lo siento. Incluso si tú puedes, no creo que yo pueda hacerlo en este momento.

En el caso de Kai, intentó comportarse con lo que se espera de la normalidad: salir con chicas aunque pensara (con razón) que era escoria por usarlas, seguir haciendo numeritos BL con Ren para disfrute de Kaname y Andô (algo que le afectaba un montón. Ya podrían sus amigos, en especial Kaname, haberse dado cuenta), apoyar a Ren cuando tuviera novia… Hasta que el desgaste de estar en distintas clases hace que cometa un error: declararse a un Ren supuestamente dormido. Se pone así a la relación que tenían. Una en la que se entendían sin necesidad de hablar.

Ren hace lo contrario. Al darse cuenta de que está enamorado de Kai, de lo importante que es para él y cómo si no hace nada se separarán por siempre, corre a buscarlo y, decidido, le dice todo lo que siente. Da la impresión de que fuera a explotar si no lo hiciera. Gracias a eso pueden sincerarse de una vez y reconstruir su relación, y dejar de hacerse daño al intentar fingir «normalidad».

En Gunjô no Subete todo gira en torno a los protagonistas Los otros personajes no se lucen ni crecen, y son sólo un apoyo. No es algo malo, las historias así también pueden ser buenas. Sin embargo, habría sido un fallo si Ren no tuviera agencia propia y se limitara a ser el interés romántico. Si no viéramos su resolución, cómo su mundo cae, y siguiéramos desde el punto de vista de Kai, la historia habría fallado. No sólo habría quedado estancada, sino que la decisión de Ren no significaría mucho para nosotros más que el hecho de que Kai puede estar con él sin ocultar cómo se siente.

El hecho de cambiar el punto de vista en los últimos capítulos mejora tanto la obra como nuestra recepción de la misma al poder empatizar con ambos personajes y ver la magnitud del desenlace para ambos.

La ejecución, por cierto, es muy buena. El dibujo, en primera instancia, es muy, muy bonito. Las expresiones transmiten muy bien los sentimientos de los personajes sin sentirse exageradas, y es un estilo sólido y simple, con un entintado limpio y negros firmes que ayudan al balance y a la composición en general.

Furuya tenía obras detrás al momento de hacer este manga y se nota, sobre todo en la composición. Si bien no emplea ninguna técnica fuera de lo común en la misma, la decisión de que determinada viñeta sea horizontal o vertical, así como lo secuenciales que son las mismas, hace mucho a la fluidez de la narrativa y al ambiente de la escena, a la que también aportan los tramas, generalmente simples pero que acentúan la luz y terminan de establecer el tono de la escena.

En conclusión, es una historia bonita y simple, pero disfrutable. Se centra en sus protagonistas y trata sobre cómo nos afecta perder algo que dábamos por sentado y la incapacidad de volver atrás, así como la necesidad de cambiar las cosas por nosotros mismos. Si bien no es una obra memorable ni perfecta (el trato a las chicas y el uso del fanservice BL como móvil dentro de la misma historia son ejemplos de cosas muy mejorables), la manera en que se ejecuta, tanto en dibujo como narración, la vuelve muy emocional y fluida.

¡Que el viento sople a vuestro favor!

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