Impresiones: ‘Mahou Shoujo Ore’ #7, ¡hora del karaoke!

El capítulo anterior de Mahou Shoujo Ore dejó el listón muy alto con los baños termales. No solo tuvimos humor y fanservice, también vimos cómo Sakuyo empezaba a sospechar que Hyoue es quien está detrás de la aparición los machos nya.

Este episodio empieza con Saki llegando tarde, como siempre. Y es que cuando suena la alarma, la chiquilla siempre le dice medio dormida a su madre que le deje dormir media hora más. Cinco minutos no son suficientes para una joven. Así que se va corriendo con su cazuelita de carne de desayuno. Lo normal. Mientras tanto, su madre parece estar al límite: nada más salir la protagonista por la puerta, pierde sus fuerzas y se desmaya. Un anime sin drama no es un anime. Y eso que este es comedia… Pero el drama vende.

¿Será una maldición? ¿Un efecto secundario por haber sido una macho mágica? Qué intriga.

Gracias al cartel del camerino, por fin aprendemos los nombres oficiales de las formas macho de las chicas: Saki es Ore (ya lo sabíamos) y Sakuyo es Sakigasuki (que significa MegustaSaki y le viene que ni pintado para marcar territorio). Son nombres perfectos para las fans. Imaginad al público gritando «¡Me gusta Yo!» o «¡Me gusta Saki, quiero un hijo tuyo!».  Caóticamente maravilloso.

¿Sabéis qué hacen las machos en el camerino? Lamentar su fama. Y es que la fama conlleva trabajo. El trabajo… No sé, ¿cansa, supongo? Además, cuanto más famosas son, más demonios nyas aparecen. Y siempre van a por Mohiro, que parece que les seduce con su expresiva mirada de pez sensual. Entre su trabajo como idols y su deber como chicas mágicas, están un poquitín muertas.

Su manager aparece para decirles que no se quejen, que la fama les da trabajo y trabajar es bueno. De hecho, llega con más trabajo… y con un doujin R18 de ellas en forma macho que despierta el interés (y vete a saber qué más) de Sakigasuki. La portada además es muy bonita y salen más estilizadas que musculosas. ¿Será yaoi o yuri? Qué curiosidad.

Ah, sí, también tiene buenas noticias. ¡Van a grabar un CD!

Y para grabar el CD, deben practicar. Pero el manager es el más rápido del este disparando y no duda en apuntar a Saki y ¡Zas! Le dice que nunca cantó demasiado bien… Y que baila como raro… Pero que lo da todo y eso la hacía brillar. Traducción: es inútil, pero se esfuerza. Cuenta que, cuando las vio cantar en la calle, decidió ser su manager y el entusiasmo, que no el talento, de ambas le hicieron convertirse en un fan número uno aunque las cosas no iban bien. Es tan cuco y tan deprimente que le pega perfectamente a esta serie.

El caso es que se van a practicar al karaoke y el resto de clientes muere. Vale, no mueren, pero alguno llega a desmayarse. Dios, Saki, qué mal cantas. Cuida de tu manager porque, aunque siempre te haga bullying, no duda en animarte con unas maracas mientras los cadáveres clientes inconscientes se apilan por los pasillos. Eso no quita que les diga que cantan de pena… ¡Pero lo ha dado todo con sus maracas!

Cuando le toca hacer un solo a Sakuyo, esta anuncia su amor por Saki, se transforma en macho, saca un radiocassette y anuncia que se tiró la noche escribiendo una canción. Una obra maestra que haría llorar de envidia a grandes de la música como Mozart, Beethoven o Leticia Sabater. Se titula «I love Saki». Consiste en Sakigasuki pegándose a Saki sutilmente, repitiendo su nombre así cual acosador, pidiéndole un beso y diciéndole que si le confunde con su hermano, pues que está abierta a todo tipo de posibilidades.

Aunque Sakigasuki canta con pasión, parece no convencer al manager, que termina por cantar él mismo para enseñarles cómo deben hacerlo. Aquí es donde se nos cae el mito de que los hombres no saben hacer varias cosas a la vez: el señor canta y se anima a sí mismo moviéndose a la velocidad de la luz para crear un efecto óptico y que parezca que son tres personas (el cantante en forma kawaii chibi y los dos animadores al fondo). Es un todo en uno.

Mientras tanto, la madre de Saki y Kokoro hacen cosas en su habitación. Si bien los gemidos y lo que dicen es sugerente… Kokoro le está dando un masaje y punto. Como siempre que se lanza este cebo. Y fijo que alguien ha picado. Es uno de los clichés más usados de la industria. Es tan cliché que hasta ellos mismos lo comentan.

Acto seguido, Kokoro le ofrece finalizar su contrato como chica mágica. Argumenta que la madre de la protagonista ha trabajado lo suficiente y que su espalda ya no está para tanto. Además, tiene a Saki como indigna sucesora. La mujer le pide una semana más para disfrutar de su vida como chica mágica. Podemos ver su báculo y el frasquito de cristal es completamente rojo, lleno hasta los topes de la sangre de sus enemigos.

De vuelta con Saki, abre la puerta del baño sin preguntar y se encuentra con un macho nya haciendo sus cosas, teléfono en mano. Tarda unos segundos en reaccionar, tras los cuales cierra la puerta y sale del baño. Es bueno saber que los nya también hacen sus necesidades curioseando cosas en el móvil. Son más humanos que algunos personajes de manganime que directamente no conocen el concepto de ir al baño.

Al regresar a su sala de karaoke, abre la puerta que no es y se encuentra a Mohiro (con Hyoue y rodeado de animalicos en modo princesa Disney) cantando la canción que antes mató a medio local. La diferencia es que él canta bien y Saki no. Las cosas como son.

Saki cierra la puerta y fangirlea. Fangirlea. Fangirlea más. Y sigue fangirleando. Sakigasuki le dice que da mal rollito (ojo cuidado, que si lo dice ella es que el nivel de mal rollo ha alcanzado niveles bien altos) y Saki sigue fangirleando. Acaba por rendirse cuando Hyoue abre la puerta para echarla y se tira al suelo con la mala suerte de que se le ven las bragas. Por suerte, Sakigasuki se lo advierte como buena samaritana para que rectifique la posición.

Lo que realmente pasó: a Saki se le veían las bragas si te agachabas e inclinabas el cuello cual contorsionista con la clara intención de verle la ropa interior, como era el caso de Sakigasuki.

Podríais pensar que entonces las machos volvieron a su sala de karaoke. ¡Incorrecto! Saki acaba de atar cabos: había un macho nya en el baño y Mohiro estaba cantando por ahí así que era posible que en la sala contigua hubiera una reunión de nyas. ¡Bingo! Allí están, picando en la pared para abrir un boquete y capturar al idol. Porque entrar por la puerta está sobrevalorado. Seguro que en el infierno no hay puertas, solo paredes, paredes y más paredes sin salida. Casi casi como un Ikea.

Las machos acaban con los nyas al ritmo de la canción infantil que estaba cantando Mohiro. Ore golpea con tanto ímpetu que termina por romper su báculo. Madre mía la que se va a liar cuando le toque volver a luchar y no tenga arma. Kokoro ha dicho que le costará encontrar un reemplazo y se ve a la legua que algo así va a ocurrir. Si fuera un pelín más ludópata de lo que ya soy me jugaría algo.

Para poner punto y final al capítulo, tenemos la sospecha de Sakigasuki: los nyas siempre saben dónde está Mohiro. Eso significa que su jefe es alguien cercano.

Parece que el cerco se estrecha y cada vez queda más claro quién es el culpable. El final se acerca… Pero sin prisas, que quedan 5 episodios y no queremos más relleno pesado como el de los sixtillizos.

¡Nos vemos en el siguiente capítulo de Mahou Shoujo Ore!

¡Que el viento sople a vuestro favor!

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