Analizando Houseki no Kuni #4. ‘Alma, carne, hueso’

El cuarto episodio, como no podía ser de otra forma, de Houseki no Kuni trata el tema de la muerte. Una a la que, en principio, las gemas son ajenas. Es un capítulo que desarrolla bastante su trasfondo, comparándolas con otras especies, y que también echa una mirada hacia atrás para contemplar de refilón a la especie humana.

Comenzamos escuchando la música de los lunarian y luego aparecen inclinándose en masa frente al Maestro Kongo, que se encuentra en el centro de un círculo.  La luz cae sobre él, que ha adoptado una postura de meditación, y evidentemente todo sirve como referencia a Buda. Por otro lado, sabemos que la sala del Maestro no es tan grande y que tiene ventanas, por lo que no resulta difícil deducir que se trata de un sueño —en especial por los pétalos que caen de la nada—. Sin embargo, no se incluiría en una serie tan corta si no tuviera un significado detrás.

Los lunarian comienzan a tirar de las ropas del Maestro y extienden las manos, suplicantes. Kongo, todavía con los ojos cerrados, une las manos y los barre con una luz arrolladora. Recuerda un poco a la técnica que emplea para eliminar a los lunarian en general, pero aquí adopta una pose de rezo.

Entonces, el Kongo despierta —o emerge de una meditación muy profunda, que no queremos que nos odie— y se contempla las manos desnudas. Murmura que ha sido peligroso. ¿Acaso puede liberar ese tipo de energía en la vida real? Si es sonámbulo, como sabemos que es, la escuela sí que podría correr peligro…

Poco después, Jade se reúne con él y le informa que ha pasado un día entero «meditando». Lo cierto es que esta insistencia en que el Maestro no duerme da carácter a un personaje que, en principio, es demasiado callado y poco llamativo al lado de las gemas. Y no porque no sea interesante. Este episodio gusta de levantar muchas suspicacias alrededor del Maestro si sabemos mirar. Por ejemplo, sabemos que las gemas tienden a hibernar en invierno y a dormir por las noches debido a la falta de luz. El Maestro, en cambio, cae dormido de pronto y no parece ser capaz de regular ese sueño. Aparte de dejarlo fuera de combate para que no sea un constante Deus Ex Machina, todo esto nos va despertando pequeñas preguntas.

Sigamos con la escena. Cuando le pone la mano en la cabeza a Jade, el Maestro se asegura de hacerlo con guantes. Una tendencia que parecen tener todas las gemas para evitar hacerse daño unas a otras. Claro que el Maestro provoca daño con meros gritos así que… En cualquier caso, Jade tiene un trabajo duro. Kongo debería saber que es imposible despertarlo y no echarle la bronca a Jade cuando le informa de la aparición de lunarians.

Bortz también viene a dar su parte y, atención, se deja acariciar por el Maestro. Es una forma bonita de explicar la relación paternal que parece tener con todas las gemas, hasta con la más rancia y dura de todas, así como el respeto que les despierta. Que el Maestro se preocupe por él arranca una pequeña sonrisa a Bortz —la única que le vemos—.

Phos, entre tanto, está en el mismo sitio donde cayó Ventricosus, escuchando a la la susodicha presentarse. La verdad es que su discurso pierde bastante potencia cuando está reducida a una forma adorable, pero no deja de ser fantástico poder escuchar su voz y entender al fin que no es un personaje metido para hacer la gracia, sino que tiene una personalidad y hasta un cargo de «Rey» —Ventricosus es mujer, pero el cargo es  (Ou), en masculino-neutro—.

Lo cierto es que el plan de los lunarian es cuanto menos extraño. Lanzan a Ventricosus, que al parecer era la única que mantenía algo de conciencia, entre las gemas. Incapaz de retener su gula, devora a Phos. ¿Cómo pretendían que saliera bien y pudiera arrastrar a una gema hacia el mar? Más sabiendo que hay algunas como Bortz que son mortíferas.

Por suerte, Ventricosus es inteligente y con su nuevo aspecto y actitud adorable —aunque algo pervertida—, se asegura de aparentar ser inofensiva. El problema es la comunicación. Solo Phos le entiende, por tanto tiene que centrarse en él y en nadie más.

Pero no antes de que Phos saque su lado más malicioso y la arroje al agua. ¡La venganza es la venganza, Ventricosus, qué se le va a hacer! La relación entre ambos es fascinante porque el rey trata de matar a Phos dos veces, pero aun así Phos desarrolla la suficiente comunicación y empatía para entender sus actos. Pero para eso antes tiene que aprender a ver a Ventricosus como alguien digno de respeto. Y es que Phos no comprende a los animales. Bortz comentó que los consideraba seres inferiores y no sería de extrañar que fuera una mentalidad extendida entre las gemas.

Por eso es una pena pensar que Phos perderá parte de sus recuerdos y de la lección que aprende con Ventricosus. Sería fascinante imaginar cómo le habría afectado esto de no haber perdido las piernas.

En fin, no hay que adelantarse. Ventricosus introduce el elemento del mar, siempre presente y muy relacionado con la luna —las mareas obedecen al satélite, después de todo— y se muestra como aliada de las gemas. Su gente, lo cual no es mentira, también es víctima de la tiranía de los lunarian. Al igual que las gemas, Ventricosus fue capturada y arrastrada a la luna porque a los lunarian les encanta la ostentación y las conchas de su especie, los Admirabilis, son hermosas.

—Mi gente todavía sigue capturada. Una historia triste, ¿no crees?

—Bueno… Si es verdad, entonces me da lástima, pero… ¡Olvida eso! ¿Por qué soy el único que…?

Phos todavía no ha perdido a nadie, por lo que el sentimiento de empatía que busca establecer Ventricosus tarda un poco en establecerse —es más, tendrá que tirar por Cinnabar para encontrar debilidades en Phos—. Además, la presencia de Ventricosus lo aísla de los demás, que asumen que algo le han montado mal para que esté hablando con un animal.

Entre tanto, al menos Ventricosus se lo pasa bien. Viendo lo andrógino que es su hermano y que le gusta lo estético, no es de extrañar que le encanten las gemas y les silbe, encantada. Y su favorito es Diamond, por supuesto, si bien su tipo consiste más bien… en Bortz o Cinnabar. En el caso de este último, no solo por su aspecto, sino porque al fin encontró a una gema decente que supo arreglar el problema de Phos.

Enterarse de ello, claro, no sienta bien a Phos. Ya es la segunda vez que Cinnabar lo salva. No puede mirar a otro lado y seguir ignorando la promesa que le hizo. Por otra parte, parece ser que Diamond no es el único que se da cuenta de que entre Phos y Cinnabar hay algo. Ventricosus en seguida comprende que Phos no quiere quedar «mal» delante de él. Por supuesto, va más allá de eso: Phos jamás ha sido útil, así que quiere serlo para Cinnabar. Lo último que busca es tener deudas con él.

—Es por eso que tengo que salvarle a la próxima vez.

Phos se anima a trabajar y Ventricosus rápidamente decide ir con él. Nuestro protagonista se niega, seguro que porque quiere que dejen de pensar que tiene problemas mentales por hablar con un animal. Por desgracia para él, Rutile lo está escuchando y decide que debe volver a montar a Phos, preocupado porque su habilidad como doctor quede en entredicho. Phos, al intentar escapar, le arroja encima a Ventricosus y Rutile le da una patada que la arroja volando por los aires. ¿Hemos dicho ya que no sienten respeto por los animales? Al menos se da una de las escenas más graciosas de Houseki no Kuni cuando Ventricosus acaba en la cabeza del Maestro Kongo, que escuchaba los informes de Diamond. Es posible que aquí sea la única vez que vemos reír a Bortz. La reacción de Jade y Diamond es mucho más extrema. Os entendemos.

Ventricosus, por su parte, aprecia mucho lo guapo que es Kongo. Pero aparte de fangirlear intensamente, nos deja caer un dato importante:

—¿Eh? ¿Por qué no puedo comerte a ti?

¿Por qué será?

Ventricosus dio tanto a esta serie y hace el mejor dúo cómico con Phos, pero sus interacciones con el Maestro son puro oro. Este le da la bienvenida a Ventricosus con profundo respeto, señalando que las conchas son otro tipo de gema, y se interesa por qué es lo que el Rey desea hacer. Este, llevado por la belleza de Kongo, responde que quiere que sea su novio y Phos traduce, protegiendo la inocencia del Maestro, que pretende servirle. Ventricosus, que no deja de ser Rey, ataca a Phos con indignación. Kongo ignora, es parte de la gracia de su personaje, la pelea para señalar que lo mejor sería mantener una relación igualitaria y amable. No cree que Ventricosus pretenda daño. Ay…

Phos acepta encargarse de Ventricosus con algo de más madurez de la esperada, y es que todavía está pensando en Cinnabar: pregunta por qué el Maestro le ha dado un trabajo tan penoso e inútil. Todo mientras se infravalora con tranquilidad a sí mismo. Resulta, sin embargo, que fue Cinnabar quien lo escogió para separarse de los demás.

Kongo le intentó convencer muchas veces de que vivir era suficiente y que no tenía por qué asumir una tarea, pero Cinnabar no fue capaz de aceptar este hecho, y es demasiado generoso como para poner en peligro al resto. Se pretende una contraposición con Phos, más infantil y egoísta, con quien intentaron que aceptara diferentes trabajos.

Se nos muestra un pequeño flashback en el que Kongo aparece tocándolo directamente, cosa que jamás vemos que haga otra gema. Sí, lo hace con guantes, pero no teme al mercurio ni siquiera cuando a este se le sale de control. Reconoce sentirse culpable y que todavía está buscando un trabajo para Cinnabar.

¿La enciclopedia quizá…?

Esta escena nos sirve también para valorar cómo miden el tiempo las gemas. Cientos de años son muchos, pero no les pesan como a los seres humanos. No hay una prisa como la que tendríamos nosotros. Además, Kongo se preocupa también por Phos y le recomienda que se centre en crear la enciclopedia y así, un día, poder ser de ayuda a Cinnabar. Sería bonito pensar que lo está empujando a que sea compañero de Cinnabar y le haga preguntas, pero no creo.

Phos sufre una pequeña regresión; igual que en el inicio de la serie (solo que está atardeciendo en vez de amaneciendo) se tumba entre la hierba. Por primera vez se plantea seriamente si no podrá encontrarle algo a Cinnabar. Al fin y al cabo, si ni Kongo tiene una respuesta, ¿qué le asegura que él alcanzará una?

Cuando Ventricosus recomienda ir al mar, Phos está tan deprimido que ni siquiera termina de enfadarse de verdad. Pero entonces Ventricosus lanza su gancho y habla sobre los humanos. Si se parecen, entonces quizá puedan dar alguna pista para Phos, ¿no? En tierras diferentes quizá tengan trabajos diferentes. Ni corto ni perezoso, Phos acepta porque, en sus propias palabras «no sirve de ninguna ayuda»  a pesar de que el mar está fuera de los límites permitidos.

Es hermoso cómo Houseki sabe trenzar ideas y tramas sin que se desperdicie tiempo. Saltamos a Rutile, trabajando en su clínica, y Euclase aparece para que le den resina resistente a la sal. ¿Por qué? Porque pretende bajar al estanque, de agua salada, para buscar unos documentos que perdió con el ataque de Ventricosus. Esta idea de que hay que proteger y mantener las cosas se refuerza después con Phos y el cueco. Euclase se desnuda,  porque necesita que la resina se aplique por todo el cuerpo para no acabar su acabado de polvo —como vimos que pasó cuando entraron al agua con Jade y Bortz para buscar a Phos en el capítulo pasado—.

Vemos, así, que las gemas no-tienen-género. El pudor parece ser más algo que les ha hecho aprender el Maestro, al menos sabiendo que nacen desnudos y que luego son pulidos para tener aspectos más humanos.

Charlan acerca de elementos de worldbuilding —cómo tienen relación con la naturaleza al necesitar semillas o resina para sus productos, así como nos adelantan lo extraño que es ver a los lunarian dos veces en un día, porque lo normal es que solo hagan acto de presencia en días soleados y no siempre seguidos. Que aparezcan con más frecuencia indica un cambio, quizás cierta impaciencia— todo mientras Rutile busca la resina, que nos llevará a la trama de Phos.

Es una lástima que Euclase tenga que darnos un discurso explicativo, completamente fuera de lugar, sobre cómo no les afecta el tiempo en comparación a los animales o las plantas. La inmortalidad exige, como señala Rutile, estabilidad y poco miedo a los cambios. ¿Qué más le da a una roca que haga calor o que vengan tormentas? Tienen tiempo para adaptarse. Al menos los más fuertes; Bortz, desde luego, aguanta frente a todo. Gemas más débiles como Euclase, que ni siquiera salen a luchar, tienen una perspectiva algo más diferente. Ojalá Phos pudiera enterarse y comprender que no es el único que tiene problemas con ser frágil.

Cuando Red Beryl aparece quejándose porque le falta un traje, Euclase se apresura a cubrirse (y ya ha cambiado tres veces de postura, cada vez más encogido). Se ve que, frente a Rutile, no hay vergüenza alguna. Al fin y al cabo, ha recompuesto a casi todos y es quien les tiñe de blanco. Pobre Red Beryl, nadie aprecia su trabajo. Es el destino de los artistas. ¿Me pregunto si será una queja de la autora por los detalles que se pone en la ropa y de los que nadie más se da cuenta? ¡Nosotros apreciamos los detallitos!

Por supuesto, pillan a Phos con las manos en la masa porque le lleva mucho tiempo ponerse la resina. El agua salada no es buena, y Phos no quiere perder el polvo. ¡Estará horrible! Y eso es algo imperdonable, sobre todo considerando lo mucho que le gusta a Phos su aspecto. El Maestro le prohíbe que se dirija al mar, mucho menos con la excusa de una enciclopedia que todavía no ha comenzado, al menos hasta que termine su trabajo en tierra. Phos, ¿en serio pensaste que colaría?

Ventricosus, que ve cómo su plan está a punto de fallar —¿le pondrían los lunarian un tiempo límite? Parece algo arriesgado intentar convencer a Phos después de que se lo haya prohibido de forma tan terminante—, explota un poquito la idea de la mortalidad que tan ajena le es a las gemas, en especial cuando escucha a Phos protestar sobre lo mucho que le va a llevar registrar toda la colina.

Aprovechando que Ventricosus empieza a sentir las consecuencias de no alimentarse bien (recordemos que sólo ha estado comiendo hierbas, le hacen falta nutrientes), se muestra débil y cansado. Phos recuerda que los animales no sobreviven con luz. Cómo se nota que no están acostumbrados a relacionarse con otros seres vivos. Sorprendido por estar ante una situación que no sabe solucionar, escucha a Ventricosus hablar cada vez más bajo hasta que calla. El fondo se llena de un color rojo-amaranto, el mismo que se usó cuando los lunarian casi se llevan a Día o, más adelante, lograrán capturar a Antarc. Pero no, es que Ventricosus tenía sueño.

Puede parecer simplemente un recurso cómico, pero vemos que a Phos le afecta. Se había preocupado, y es el primer acercamiento a lo que es la muerte. No lo entiende, por eso le hace preguntas a Ventricosus, lo cual los acerca un poco.

Siempre he notado cierta incoherencia en este punto. Ventricosus le explica que la muerte es desaparecer, nunca volver  —me encanta cómo Ventricosus señala que, por la existencia de la muerte, sus vidas son mucho más valiosas y el mero hecho de existir hace que todo merezca la pena. Por supuesto, Phos no toma nota de esto último—. Phos acaba de pasar por una experiencia muy similar a la muerte. No tenía conciencia, no tenía forma de volver. Si no lo hubieran vuelto a montar, jamás habría despertado. Entonces ¿cómo no comprende el concepto de la muerte? Todas las gemas temen que las rompan en algún punto, pero nunca termina de desarrollarse el miedo a no despertar, en principio porque no saben qué pasas cuando las llevan a la luna y también porque Rutile siempre las vuelve a montar.

Ventricosus insiste en querer volver a casa, con tristeza, visto que no puede atraer a Phos con Cinnabar o los humanos. Es inteligente, porque acaba de lograr que Phos sienta lástima por ella al explicarle lo que es la muerte. A su vez, queda claro lo mucho que influencian en Phos las palabras de los demás. Si empezó a buscar un trabajo, fue porque Rutile se lo sugirió. Diamond también le metió en la cabeza la idea de cambiar. Ahora el Maestro Kongo le ha dicho «concéntrate en la tarea que tienes frente a ti». Después de todo, fue él quien le dijo que tenía que estar junto a Ventricosus como parte de su deber.

Cuando se mete en el mar, Phos dice que Cinnabar es importante para él, pero que también lo es Ventricosus —lo cual debe sentarla como una puñalada en el corazón—. No la conoce de prácticamente nada, y devoró a Phos. Pero Phos tiene una empatía evidente por aquellos que están fuera de su sistema, de su hogar, y también es de las primeras veces que debe ser más fuerte que otra persona. Como bien señala, Ventricosus está demasiado débil para volver por su cuenta. Al menos en teoría, porque notamos la respuesta reticente de Ventricosus, casi resignada. Se lo está pensando; resalta que Phos es frágil. Si se rompe, no podrá volver. ¿Seguro que no quiere quedarse?

Phos decide continuar y se percibe que no le importa demasiado romperse. Aquí es cuando se muestra que Phos tiene más cabeza de la que le gusta mostrar. Es muy consciente de que se ha cargado con una promesa que no debería haber hecho, pero ahora no tiene otro remedio que intentar cumplirla… Porque su conciencia no le deja otra salida.

Se ve que la idea de la muerte le ha afectado, porque va a preguntar si los humanos también la sufren. Pero entonces ve el impresionante y maravilloso aspecto de Ventricosus. Quién iba a decir que un día un pulpo lograría ser bonito tras la tradición que asentó Úrsula de la Sirenita.

Phos se queda muy desconcertado ante el verdadero aspecto de Ventricosus. No está acostumbrado a enfrentarse a alguien tan sensual —no tienen el concepto. Las gemas deben carecer de impulsos sexuales al no haber reproducción—, desde luego. Es fascinante que la encuentre como algo feo o alienígena, al ser pura blandura por contraste con la dureza de estatua de las piedras. A Phos debe parecerle enfermizo o provocarle un intenso uncanny valley, ya que ciertamente son muy parecidos.

Eso sí, jamás comprenderé la biología de los Admirabilis ni tampoco creo que merezca la pena esforzarse por ello y su negación de la ley de conservación de masa.

Phos se lleva consigo su cuenco porque le han enseñado que hay que tratar bien a los objetos. Eso denota una cultura distinta a la nuestra de producción en masa, pero también un contraste entre la mentalidad Admirabilis de «todo se pierde/pudre» y la visión de un ser inmortal al que le gusta que las cosas se mantengan. Pero ya podrías cuidar igual tu ropa, Phos.

Después de demostrar que Phos es muy «gemacéntrico» al imaginar que la sociedad de los Admirabilis debe, por fuerza, ser similar a las gemas porque las imitaron, Ventricosus decide hablarle de las leyendas que se pasan de generación en generación en su pueblo y menciona abiertamente a los humanos.

Se da así el título del episodio: «Alma, carne y hueso». De una forma muy mitológica y que nos recuerda a las explicaciones del Maestro, se explica que los humanos son el ancestro común de las gemas, los Admirabilis y los lunarian. Cuando llegó el sexto meteorito —que Ventricosus llama directamente «sexto» así que quizá carezcan de nombre para ellos—, los humanos tuvieron que trasladarse al mar. Esto queda también muy céntrico de la cultura Admirabilis, pues sería a partir de este momento que se dividieron en alma, carne y hueso y no antes. Pero también parece tener cierta base al ser el mar el origen de la vida en el Planeta.

Por supuesto, es una metáfora. Los Admirabilis tienen una cultura lo suficiente desarrollada para poder hablar de temas de evolución —Darwin está orgulloso— y no tomarse las explicaciones de forma literal, como Phos, que no parece muy traumatizado al averiguar que su ancestro fue un animal.

Mientras se cuenta todo esto, vemos a Ventricosus consumir una suerte de flor, lo cual confirma que sí andaba falta de ciertos nutrientes. Ahora, si es un pulpo en forma humanoide y necesita comer por debajo… ¿Para qué tiene boca? Aunque podríamos decir lo mismo de las gemas, que se alimentan de sol, así que mejor no ponernos muy exquisitos.

Hablan entonces de los lunarian —¿Phos entenderá el concepto de alma, o lo conocerá de antes? Ya que en la historia de Kongo no estaba presente no se piensa que es algo que se plantee antes, pero no parece tener dificultad como con el de muerte—. Las teorías de los Admirabilis establecen que estos buscan unirse a la carne y el hueso lo cual explicaría las cazas indiscriminadas. Ventricosus manifiesta una actitud de Rey al criticar la posibilidad de retroceder hacia la especie humana, cuando ya son tres criaturas completamente diferentes. En especial porque ve en los lunarian lo peor de la misma. Carecen de enemigos naturales, pero aun así adoran luchar y hacer daño. ¿Qué clase de monstruos eran si dieron lugar a descendientes tan crueles?

—Como bien has dicho, debemos seguir adelante y luchar por nosotros y nuestros seres queridos.

Ventricosus no es capaz de decir esto mirando a Phos a la cara. Está convenciéndose de que debe traicionar al pequeño para recuperar a su hermano. Que Phos opine que las gemas y los Admirabilis han evolucionado para mejor y que por eso deben trabajar juntos es algo que debe ir directo al corazón de Ventricosus… de la forma más dolorosa posible. Por eso se aleja sin mirarle… y susurrando en voz baja.

Pero es que esto es una gran evolución para Phos, la primera gema en interesarse en otras especies gracias a que tiene el don de la comunicación —algo irónico en un personaje que sufre tanto para pedir ayuda—. Jamás lo hemos visto tan amable, tan predispuesto a escuchar, a aprender, a establecer una relación amistosa. Hasta pensó en que podrían llevarse bien con los lunarian.

Por eso duele tanto que todo su progreso se pierda con sus piernas.

Entre tanto, Diamond demuestra que es una de las gemas más cercanas a Phos y se acerca a ver qué tal está después de que haya desaparecido un buen rato. Y eso que vendrá de trabajar. Y así descubren que Phos no está presente y que el Maestro tenía todos los motivos del mundo para regañarle.

Agotado, porque bajo el agua no llega tanto la luz del sol, Phos decide tumbarse a descansar.

Ventricosus se siente tan culpable que no puede evitar hablar:

—Igual que tú tienes a Cinnabar, yo también tengo a alguien importante. Perdóname.

Las flechas de los lunarian destrozan a Phos, que extiende la mano hacia Ventricosus. Pero con una mirada, comprende, con horror, que no está ahí para ayudarle… y que todo ha sido una trampa.

—Os ofrezco a mi compañero, como intercambio por mi hermano Aculeatus.

Los lunarian han traído al mentado, atado con cadenas, y es bastante más grande que Ventricosus. El capítulo cierra, pues, con una sensación de desesperación. Phos no puede escapar; ya no tiene piernas y antes de eso estaba agotado. Pero al menos queda claro que Ventricosus no está actuando por maldad o porque sea aliada de los lunarian, sino porque desea salvar a otra persona. Ya nos ha hablado de cómo tratan a su especie en la luna, así que podemos sentarnos a pensar en cómo Ventricosus no es mala persona. Solo antepone a su hermano. ¿Acaso no es lo que haríamos nosotros? No conoce a Phos de casi nada.

Y, aun así, es lo suficiente racional y tiene la moralidad para saber que no está haciendo el bien.

¡Que el viento sople a vuestro favor!

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