Analizando Berserk ha alcanzado el capítulo 5, ¡solo nos quedan unos trescientos para ponernos al día, weee!
Abrimos con una panorámica del castillo del conde, en el que el protagonista se ha colado. Si algo podemos decir es que Miura ama la arquitectura… Y que una comparación entre este escenario y la magnífica Falconia arrebata el aliento. ¡Eso es mejorar y lo demás tontería!
Después saltamos a Puck. El pobrecito fue capturado por los esbirros del conde, y ahora se encuentra dentro de una jaula, lamentando no haber podido salvar al desgraciado Vargas. ¿Qué destino le espera? Con todo lo que sabemos del conde, no puede ser uno muy agradable… Pero, si nos fijamos, la jaula tiene un velito. Como si fuera un regalo.
Así que cuando entramos a la habitación de Theresia, a la que ya habíamos visto con brevedad en el capítulo anterior, no debería sorprendernos que Puck se haya convertido en una especie de ofrenda.
Pero Puck no ha visto antes a Theresia, de modo que su cara cuando escucha la palabra padre es magnífica.
A lo largo de la escena, queda claro que el conde busca el cariño de su hija mediante pequeños detalles. Intenta, hablando en plata, comprar su amor. Y no funciona. Theresia se mantiene distante, fría y apática. Ni siquiera se emociona al ver a Puck, un elfo de verdad. Con un par de palabras se explica la dinámica padre-hija:
¿Te sientes sola, Theresia? Aguanta un poco más… No puedo dejarte pasear por esa ciudad inmunda repleta de herejes acechando en cada rincón…
Es decir, que Theresia es una princesa en la torre, que el conde intenta mantenerla «pura» e infantil (una dinámica que a Miura le debió saber a poco, dado que la explotó en una forma mucho más oscura y menos emocional con Charlotte y su padre) y así solo logra que se distancie más de él. Tanto que no quiere ni permitir que la toque.
De esta escena se pueden extraer un importante paralelismo. Cuando Guts se va deshumanizando y volviendo más cruel, Casca tampoco permite que la toque y reacciona con horror, asco, ante su presencia. La resignación del conde y de Guts ante este rechazo también similar. Ambos atan a distintas niñas, uno con cuerdas, el otro dentro de una cárcel, para «protegerlas» pero acaban hiriéndolas físicamente más de una vez.
Pero, ahora mismo, lo más importante que el conde sufre
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