¡Nos acercamos más y más al final de esta serie! Toca analizar el episodio 23, versión del director, de Evangelion. Es hora de preparar pañuelos para la despedida de Rei II.
Comenzamos con Misato, escuchando por enésima vez el mensaje de despedida de Kaji. Se nos muestra una habitación hecha un desastre, llena de comida basura, bolsas y, en general, mierda por todos lados. Misato está recostada sobre su escritorio, sumida en la casi total oscuridad —a pesar del miedo que le tiene— mientras contempla el teléfono. Es una escena muy poderosa y que aprovecha todo el medio visual para decirnos lo que necesitamos saber. Se está alejando de Shinji (que sabemos que solía hacerle la comida) y todavía se encuentra en un período entre negación y duelo. Quizá la referencia más importante sean sus palabras:
—Un teléfono que no suena.
Ah, teléfonos en Evangelion. Además, es una referencia directa al teléfono que Misato le dio a Shinji para que hablara con sus amigos, pero que solo hemos visto sonar cuando Kensuke quiso echarle en cara que abandonara NERV.
Por eso es tan apropiado que lo siguiente que vemos es la sombra de Shinji frente a la puerta de Misato. Una Misato que siempre irrumpió en su habitación sin esperar a tener permiso, que no respetó la intimidad ni de Shinji ni de Asuka. Una que ahora se aísla y ha escrito «lo siento, no me molestes. Estoy trabajando.»