En el anterior artículo dejamos a Emil solo a finales de NieR. Y es la mayor expresión de soledad que podemos imaginar, puesto que la Humanidad desapareció debido a los actos de sus compañeros. Los detalles los podéis ver en este artículo en concreto. Ahora toca ver hasta qué punto Emil define el mundo de NieR… que podría ser muchísimo más de lo que imaginamos.
En el 4200, la Humanidad se extinguió y solo quedaron en la Tierra los androides y Emil. Ochocientos años más tarde, de acuerdo al CD Drama The Space War, un alienígena penetró la atmósfera de la Tierra y tuvo la mala suerte de toparse con Emil. Como no había forma de establecer una relación amistosa, el chiquillo se las apañó para destruirlo. Sin embargo, resultó que era el primero de una enorme invasión que dio comienzo en el 5012.
Dispuesto a proteger a toda costa el legado de sus amigos humanos, Emil empezó a dividirse como si fuera una célula, creando clones exactos de sí mismo, con un mismo poder. Uno que le permitió defender la Tierra al tiempo que cubría más y más terreno. Pero Emil estaba prácticamente solo contra los invasores y la Tierra es enorme. Así pues, Emil continuó subdividiéndose hasta que superó las 84 millones de copias en los primeros 100 años de la guerra. Como consecuencia, Emil ya no sabía quién era el original, quién la copia y dónde estaban almacenados sus recuerdos, dispersados entre todos sus interminables otros yo.
Muy probablemente, el Emil con el que interaccionamos en NieR: Automata sea una de esas copias… Pero sabemos, por lo que dijo Taro, que Emil no puede morir. Casi con seguridad se ha perdido a sí mismo, quizá enterrado o abandonado en algún lugar, igual que el cementerio de Emils que encontramos a lo largo del juego.