Fullmetal Alchemist es una gran serie. Tiene un worldbuilding trabajado y repleto de referencias históricas importantes, una trama política desbordante de simbolismo, personajes complejos y diversos, y mensajes que todavía hoy son muy potentes y relevantes. Es una serie que todo el mundo recomienda ver o leer, una obra maestra, sin apenas críticas negativas.
Excepto… que debería tenerlas. En especial si hablamos del trato que reciben los personajes discapacitados —que no son pocos— tanto en el manga como en los animes. A pesar de que estamos analizando la serie tomo a tomo, donde resaltamos lo positivo y lo negativo, el problema con el capacitismo merece un artículo propio.
Antes de empezar, es importante aclarar que Hiromu Arakawa no debió de cometer esos errores a propósito o con maldad. No hay ninguna declaración que lo señale, y la propia trama de Fullmetal Alchemist demuestra que iba con toda la buena intención del mundo. Fuese por pura ignorancia, porque hace veinte años no había una conciencia social como la de hoy, nada de eso excusa que se equivocara ni que sus decisiones artísticas fuesen dañinas para tanta gente. Desde pequeños se nos imponen prejuicios contra las mujeres, contra la gente de color, de religiones y sexualidades distintas, y también contra discapacitados físicos y mentales. Todos hemos tenido malos comportamientos y deslices, lo importante es ser capaces de reconocer el problema y remediarlo como podamos. Eso no nos convierte en malas personas, de la misma manera que no implica que Fullmetal Alchemist sea una mala obra o no pueda gustarnos.
Dicho esto, ¡a analizar!
Aviso de spoilers de todo Fullmetal Alchemist, en especial de su final.
Preparando el manga: Referencias y conciencia social
Es sabido por todos que a la hora de crear una historia, Arakawa dedica mucho tiempo a investigar y a informarse. Para que tu obra resulte realista —incluso si es ciencia ficción o fantasía— y los lectores se sientan integrados, hacen falta cierta lógica y conocimientos. Parte de ese proceso consistió en entrevistarse con personas discapacitadas, gracias a las cuales existen los personajes de Fullmetal Alchemist. La gran mayoría tienen el cuerpo modificado o alterado de alguna forma, siendo Edward y Alphonse los ejemplos más obvios; o son neurodivergentes como Kimblee, Scar o Knox. Y si bien las discapacidades físicas, las prótesis y las terapias son sobre todo productos de magia y fantasía, no se puede negar que Arakawa les ha concedido suficientes detalles como para que resulten creíbles.
Y es que en ciertos aspectos, la autora hizo un buen trabajo, porque no representa a los discapacitados como personas desgraciadas por las que hay que sentir lástima. Ed no es más débil porque le falten un brazo y una pierna, sino al contrario: puede convertir su automail en armas y ganar habilidades que no tendría con un cuerpo enteramente biológico. Las únicas veces en las que se encuentra en desventaja son cuando las prótesis se rompen. Sin ellas está indefenso, tienen que encasquetarle un escolta, y depende de Winry para arreglarlas y volver a instalárselas, un proceso muy doloroso que enfatiza, además, esa dependencia.
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