Analizando Memorias de Idhún es la segunda parte de tres artículos donde estudiamos la adaptación al anime de al famosa novela. ¡Ya hemos hablado del doblaje, y próximamente lo haremos de la animación!
Este análisis pretende explorar los problemas de adaptar una historia a otro medio, y por qué Memorias de Idhún ha sufrido con su traslado a animación. Concretamente, se enfoca en investigar el dilema del guion, y también cómo podría haberse hecho mejor. No es un ataque a quien haya disfrutado del anime, ni tampoco a los fans del libro. De hecho, salvo en alguna ocasión, este último no se menciona. Quien quiera explorar una opinión negativa, pero espero que también constructiva, ¡adelante! Espero que disfrutes de la lectura. Sin embargo, si se pasa por algún casual un fan de MdI que no quiera tener que sufrir una crítica larrrrga a una historia que ha disfrutado… Por favor, este no es tu análisis, no te tortures leyendo más.
Adaptar no es copiar y pegar
Seamos sinceros. Adaptar es cambiar. Si alguien quiere una copia de carbón del material original solo tiene que recurrir a dicho producto.
La realidad es que trasladar una obra a un medio totalmente diferente exige traducir, y… ya sabemos lo que se dice de los traductores: que son traidores. Al traducir siempre se pierde (y gana) algo. En general, el traductor bueno es aquel que no se limita a hacer una traducción literal, sino el que adapta a la lengua elegida y logra que el espíritu nos llegue sin llegar a inventar nada que no exista.
Lo mismo ocurre al crear películas que se basan en novelas. Puede salir un producto mediocre, como Eragon; uno que aporta sus propias ideas para que visualmente sea espectacular, como Coraline; una historia distinta y solo inspirada en el texto como suele ser el caso del Studio Ghibli (y en concreto El castillo ambulante) o un trabajo que bascula entre la fidelidad y la innovación, como El señor de los anillos de Peter Jackson. Nadie va a estar totalmente contento con el resultado final, pero lo importante es que se sostenga con firmeza. Que no necesite que vayas a leer el libro o el comic para enterarte de qué ha pasado.

Memorias de Idhún debería ser esa clase de serie, una que pudieran disfrutar los que no han leído el libro. Adaptar una novela a un anime no es imposible. Al contrario, Japón tiene maestros de este arte, y testigo es la serie de novelas ligeras No. 6, nueve tomos adaptados sin mucho problema a 11 episodios.