¡Analizando Berserk, capítulo 7 ha llegado! Retomamos la trama justo después de la esperada aparición de Femto y el resto de la Mano de Dios.
Y abrimos el capítulo no con Guts, sino con algo más grande, que desvela las verdaderas dimensiones de Berserk. La aparición de la Mano de Dios es trascendental, un hecho que destruye la lógica del universo, y ¿qué mejor forma de mostrarlo que viendo cómo afecta al mundo? Cuando la dimensión de la Mano desciende sobre la de Midland, se abate como un brutal torbellino que amenaza con engullir el castillo del conde. Imaginaos estar ahí, y que de pronto el cielo se nuble y de la nada descienda esta monstruosidad, como un puño de Dios.
Por ello, digo yo, los Mano de Dios aparecen en lo alto. No solo para establecer una jerarquía visual entre Guts y ellos, sino porque literalmente están descendiendo hacia el mundo terrenal. Es más, quien aparece en una pose «normal», es decir, con los pies en la tierra, es Femto. El único Mano, que sepamos, cuyo objetivo es reencarnarse en vez de conformarse con su existencia incorpórea como entidad maligna. Casi da la sensación de que no sea capaz de desapegarse del mundo.