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Si en el anterior episodio de Evangelion, Asuka y Shinji lograron sincronizarse brevemente solo para perder de inmediato esa conexión, en este toca que vuelvan a trabajar juntos y tejer un nuevo lazo emocional.
Abrimos con una Asuka más que encantada de que Kaji la esté acompañando para las compras. Queda claro, por si había alguna duda, que Kaji hace más o menos las veces de su mentor. En cierta manera, equivale al papel de Misato con Shinji… Solo que las dinámicas son casi contrarias. En parte, sin duda, se debe a los avances de Asuka hacia Kahi, que tienen que ser firmemente ignorados, pero también quiero destacar que Kaji nunca va a ser protector con la chica. No como Misato lo es con Shinji. Daría para hablar, largo y tendido, de los roles de madres y padres en Evangelion. No creo que sea casualidad que, en una serie donde los padres siempre fallan, Kaji se muestre totalmente desinteresado por adoptar el rol que se espera de él.
En cualquier caso, Asuka se muere porque Kaji la vea como una adulta, así que decide ir a comprar… bañadores. Sus elecciones le parecen demasiado atrevidas a Kaji, lo cual solo la anima a comprárselos. Por suerte, no tienen ningún efecto en el hombre, que está solo vagamente interesado en a excursión a Okinawa que van a hacer los niños. La disposición de Asuka y Kaji en una mesa habla por sí sola; cada uno en un extremo opuesto, a pesar de que hay sillas entre medias que les permitirían estar más cerca el uno del otro. Mientras Asuka habla sin parar, se presenta la idea del capítulo: bucear, estableciendo un claro foreshadowing. Y es que la niña se muere por bucear.
Lo hará. Solo que no de la manera que ella espera.