Un ensayo sobre el automail en Fullmetal Alchemist

Una parte clave del universo de Fullmetal Alchemist es el automail, la prótesis mágica que utilizan muchísimos personajes, tanto en el manga como el anime. Uno de los protagonistas, Edward Elric, tiene un brazo y una pierna metálicos, y si bien en varios puntos de su historia vemos atisbos de cómo funciona su automail, las explicaciones suelen ser básicas y superficiales. Nada lo bastante técnico como para dormir tranquilos satisfacer nuestra curiosidad.

Y entonces llegó Kat (katikacreations), que elaboró un ensayo entero dedicado a cómo funcionan las prótesis de Ed desde un punto de vista científico y médico. Este artículo es una traducción del suyo, que podéis encontrar aquí en inglés. Todas las imágenes y diagramas también son de su propiedad.


Si bien el mundo de Fullmetal Alchemist pertenece a la fantasía, a menudo se subraya que predomina más la ciencia que la magia. Existen ciertos elementos increíbles, como por ejemplo cuando Armstrong emite brillitos, los círculos de transmutación se iluminan, o la alquimia hace ruido, que dejamos pasar porque son típicas del anime. Son gags visuales, los entendemos como tal y no necesitamos una explicación al respecto.

Podríamos añadir el automail a ese grupo. Esa clase de aparatos son algo que requiere cierta suspensión de la incredulidad para aceptar que existen y cómo funcionan, pero eso no significa que, como lectores, no queramos ver un trato más serio y profundo. Por desgracia, eso requiere un análisis muy teórico, ya que Arakawa no se molestó en aplicar al automail la lógica y el funcionamiento de las prótesis reales. Tampoco es de extrañar: Fullmetal Alchemist no va de eso, y no había interés en desarrollarlo porque no era algo que ayudara a avanzar a la trama. ¡Tendremos que conformarnos con este ensayo!

El brazo de Edward: ¿Cómo funciona?


Empecemos con unos diagramas básicos:

Lo primero que se nos viene a la mente a la hora de pensar en el funcionamiento del automail es: ¿cómo se adhiere al cuerpo? Según el canon, dentro del automail hay unos engranajes que se conectan a los nervios del cuerpo. Los impulsos nerviosos les transmiten energía eléctrica, y con ella el usuario puede mover la prótesis a voluntad. A partir de esa idea, vamos a dividir el automail en dos partes: la extremidad y el puerto. El puerto es lo que une el metal al músculo, que se agarra con más firmeza y original el dolor.

Entonces pasamos a la especulación. En el caso de Ed, la forma más lógica de unir su brazo al torso sería mediante un hueso de automail que reemplazaría su húmero. Iría atornillado a las costillas, al omóplato o puede que al acromion, encima de la clavícula. Así se reemplazaría toda la articulación del hombro, aunque menos funcional. No hay nada en Fullmetal Alchemist que insinúe la existencia de tendones y ligamentos artificiales —que sepamos, ni siquiera tienen plástico para fabricarlos—, de modo que supondremos que está todo hecho de metal. Para que Ed pueda levantar y girar el brazo, el hombro, el codo y la muñeca deben de estar repletos de piezas pequeñas con el único propósito de darle cierta flexibilidad.

El metal es muy impráctico. Una prótesis hecha totalmente de ese material es muy pesada (y cara), y haría falta un segundo soporte para mantener el brazo. Sin ese apoyo extra, todo el peso caería sobre un único punto de conexión, y el automail desgarraría el hombro de Ed a la mínima.

Como hemos dicho antes, los tornillos del puerto se insertan directamente en los huesos, debajo de la piel y el músculo. En principio, eso debería hacer que quitar el automail resultase muy difícil, pero en Fullmetal Alchemist no es nada del otro mundo. Duele, sí, pero lo meten y sacan sin problemas. Si fuese más realista, el proceso de quitar el brazo sería mucho más invasivo.

A la hora de realizar reparaciones sencillas o mantenimiento, el húmero siempre permanecería unido al cuerpo: sí, Ed tendría un hueso de metal sobresaliendo de su hombro, inmóvil sin el resto de piezas. Ante algo más grave que requiriera quitar el puerto —como podría haber sido el ataque de Scar en el tomo 2, por ejemplo—, haría falta una cirugía muy compleja. Habría sido interesante ver alguna a lo largo de la serie, dado que la medicina todavía es bastante primitiva en Amestris. Es decir, las amputaciones y el automail son muy comunes. ¿Cómo se las arreglarían con una operación así? Nos atreveremos a asumir que existen los antibióticos y desinfectantes, pero… ¿y qué más?

Porque otra gran desventaja de usar prótesis de metal es que es muy difícil mantener las zonas de unión limpias y asépticas. Lo usual es cubrirlas de injertos de piel u otros materiales orgánicos para que la carne crezca a su alrededor, pero con el automail eso sería imposible. En el caso de Ed, para empezar, haría falta crear una base grande en su torso en la que apoyar el brazo, y eso sólo se podría conseguir extirpando mucha carne y hueso. La extremidad iría sujeta con los tornillos y clavos que ya hemos visto, pero la parte más interna necesitaría algún tipo de adhesivo (que habría que aplicar de vez en cuando) que actuara a la vez de sello hermético. Es decir, que mantuviera estéril esa parte del cuerpo que siempre se quedaría abierta y expuesta. Tan horrible como suena. Sin duda, Arakawa acertó a la hora de decidir que el automail fuese muy doloroso.

La pierna, en esencia, funcionaría de la misma manera. Requeriría menos piezas, porque al fin y al cabo un muñón es más fácil de encajar. Por otra parte, apoya el peso de todo el cuerpo en ella, las conexiones nerviosas rozan el metal con cada paso que da Ed. Unas placas planas en el muslo distribuyen todo el peso concentrado en la rodilla. De esta manera, cuando Ed se apoya en la otra pierna o la mueve, el automail no se va volando.

Partes del automail: Guía de supervivencia para usuarios


Ya hemos visto que tanto poner como quitar un automail no es tan sencillo como Fullmetal Alchemist nos hace creer. Ahora bien, ¿cómo se fabrican? ¿Y cómo viven las personas que llevan uno?

A juzgar por las notas de la autora, la mayoría de automails debería tener al menos cinco capas. La primera y más interna sería el hueso, una barra; después una capa de cableado que cubriría el hueso y las piezas que formaran las articulaciones; a continuación una carcasa que protegería los cables; una capa exterior que serviría de apoyo y protección adicionales; y por último, por supuesto, el soporte que reforzaría la unión entre cuerpo y prótesis.

La parte más externa sería la más fácil de quitar y la menos dolorosa. Es muy posible que las personas que lleven automail se quiten la carcasa externa a diario para limpiar el interior del automail. Siempre depende de qué parte del cuerpo sustituya y de lo delicada que sea la zona, pero en principio no sería una operación complicada ni costaría mantener limpia esa parte.

El resto… sí, incluso el soporte. Tomemos a Ed como referencia de nuevo: en su caso, el soporte serían las placas que cubren su pecho y parte de su espalda. Hay un trozo que descansa justo encima de su clavícula (ese pequeñito y rectangular que vemos en la segunda imagen), que sugiere que un tornillo podría mantener la placa ahí anclada. Sería una pieza muy incómoda, dolorosa de tocar y también muy susceptible a las infecciones. Al ser una zona pequeña y controlada no causaría ningún problema letal, pero no deja de ser un engorro a la hora de limpiar.

Y no es que nadie pueda permitirse no llevar soporte, claro. Es vital para distribuir el peso del automail, aunque también tiene muchos inconvenientes.

El primero y más evidente es el dolor. Para poner el automail, para quitarlo, para limpiarlo, las heridas que provoca, el esfuerzo al que somete a huesos y músculos… A decir verdad, sería permanente, aunque con el paso de los años uno se termina acostumbrando a la sensación y casi puede ignorarla.

Otro problema a tener en cuenta es que los soportes cubren piel y no metal. Eso significa que esas zonas casi siempre están apretadas y tapadas, y el calor y la humedad se acumulan. Si Ed y los demás no se las quitaran de vez en cuando —para dormir, por ejemplo—, la carne terminaría pudriéndose. Una infección ahí podría tener consecuencias fatales. Por otra parte, desatornillarlas cada noche sería muy doloroso y desagradable, e incluso apretando los dientes y aguantando día tras día, podrían surgir problemas de piel.

Datos de Fullmetal que apoyan este ensayo


Para ir terminando, vamos a echar un vistazo a posibles evidencias en Fullmetal que corroborarían este ensayo. Son, en su mayoría, detalles pequeñitos e hipótesis, pero que vistos con esta nueva información pueden arrojar algo de perspectiva sobre la serie.

Por ejemplo, la motivación de Alphonse. Que su hermano tenga dolor constante es canon, pero sumarle los excesivos cuidados del automail, los problemas en la piel o la falta de medicamentos y operaciones decentes serían unas razones más sólidas para desear recuperar las extremidades de Ed. Al menos no es tan «¡Quiero arreglarte porque claramente estás roto!». Pero tranquilos, en Mistral ya hemos analizado la lectura capacitista de Fullmetal Alchemist, y no vamos a repetirla.

Y el funcionamiento del automail de Ed podría explicar por qué le falla la pierna en Brotherhood. Eso es algo exclusivo de esa adaptación, en la que Bones siempre pone al personaje con una leve cojera. Es un detalle que tiende a pasar muy desapercibido por su sutileza, sobre todo cuando la acción toma protagonismo y centramos nuestra atención en la alquimia y los movimientos.

Y hablando de movimientos, ¿no os ha parecido nunca que la postura de Edward es un pelín forzada? Eso se podría deber a que utiliza una faja. Tiene bastante sentido si nos paramos a pensarlo: lleva una cantidad brutal de metal en el torso, y sin esa ayuda, la espalda le estaría matando. La autora del ensayo teoriza que esa faja podría ser el cinturón que lleva Ed, demasiado ancho para ser funcional y parecido al que usaría un levantador de pesas para no lesionarse. Aunque esa teoría ya es más para cogerla con pinzas, es interesante señalar cómo el cinturón de Ed no está unido a sus pantalones. Pantalones que, para empezar, son demasiado estrechos como para tener necesidad de uno.

Como veis, no hay nada que confirme ni desmienta realmente el ensayo, pero son teorías interesantes. El automail sigue dejando muchas preguntas al aire después de todos estos años, y un poquito de ciencia para arrojar luz al tema siempre viene bien.

De nuevo, este artículo no habría sido posible sin el ensayo original de Kat. Sólo podemos atribuirnos su adaptación y la traducción de sus ideas e imágenes. ¡Muchas gracias por leer!

¡Que el viento sople a vuestro favor!

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