La Noria y el poder de los cortometrajes

¡Vengo para estrenar nueva sección y hacer un poco de justicia! Porque voy a hablar de La Noria, un cortometraje de animación. Y es que al pensar en animación, las películas y series son las que se llevan siempre todo el protagonismo, pero los cortometrajes quedan siempre fuera del foco si no se tratan de producciones de Disney o Pixar —y a veces, ni aun así—. ¡Es injusto! Personalmente me parece un medio fabuloso para contar historias. Poder conectar con los personajes, presentarnos un mundo interesante, y sobre todo, emocionarnos en un corto espacio de tiempo. También suelen compartir la característica de que son totalmente gratuitos de ver, excepto esos cortometrajes de Ghibli que quedan exclusivamente para el deleite de los visitantes de su museo.

Así que he decidido abrir la lata de los cortometrajes —aunque ya se recomendó uno hace tiempo— con uno que llevo siguiendo desde hace más de cuatro años, cuando descubrí —y apoyé—  su campaña de crowdfunding en Indiegogo. Y qué grata sorpresa me llevé hace escasas semanas cuando vi que por fin había salido a la luz, obviamente, de forma gratuita.

La Noria es un cortometraje de horror dirigido por Carlos Baena y producido a través de colaboraciones internacionales. Artistas de todo el mundo pusieron su grano de arena para poder crear esta pieza animada íntegramente en un precioso 3D. En serio. Creedme cuando os digo que es bonito a pesar de que aparezcan monstruos de diseño escalofriante. También, por mucho que se pinte de horror, el cortometraje me parece más un… drama.

Un drama sobre la aflicción por la pérdida de un ser querido. De saber que esa persona no volverá, y tener que convivir con los recuerdos del pasado mientras los monstruos de tu cabeza acechan en cada esquina del hogar.

Se ha hecho una tarea fantástica cargando de significado algunos objetos de forma sutil, como esa pieza de la noria que está partida y no acaba de encajar en la construcción, que sale volando para posarse, casi huyendo, debajo de la cama. Casi como si representase al niño que protagoniza la cinta, destrozado por la pérdida de su padre, escondiéndose de la realidad.

Pero es cuando aceptas a los problemas y te reconcilias con ellos que eres capaz de sanar heridas aunque todavía sigan ahí, para con una actitud más esperanzadora, poder seguir adelante abrazando los bonitos recuerdos del pasado.

El diseño de los monstruos me parece una maravilla. Los artistas han conseguido un balance donde en un primer momento pueden crear cierta repulsión. No son bonitos, para nada. Pero dado lo expresivos que son, pueden pasar de dar miedo a auténtica lástima en los poquitos minutos que dura el cortometraje.

¡Y la banda sonora! No hay diálogos más allá de un par de líneas que se escuchan de fondo a modo de recuerdo, así que tanto la música como el diseño de sonido deben captar a la perfección cada momento. Y vaya si lo hacen. En concreto, esa escena del niño subiendo las escaleras escapando de sus demonios es realmente intensa. La música no es algo que suela brillar en los cortometrajes, quizá por presupuesto o porque suele ser una parte que no se tiene tanto en cuenta, así que es asombroso encontrarse algo de esta calidad.

A pesar de que ha quedado una pieza magnífica, cabe resaltar que no es la única joya en el mundo de La Noria. En la campaña de indiegogo donde recaudaron el dinero hay una gran variedad de arte conceptual que es sencillamente fantástico. ¡Incluso hay una ilustración de Marc Simonetti! Este excelente artista que ha trabajado con el mismísimo George R.R. Martin. Me atrevería a decir incluso que estas ilustraciones son todavía más escalofriantes e inquietantes que las partes del cortometraje donde salen los monstruos. Asimismo, hay un trailer para promocionar el cortometraje que muestra imágenes distintas a las que al final salieron, pero que sigue siendo increíblemente poderoso visualmente.

Algo bueno que tienen las campañas de micromecenazgo como esta, es que si sus creadores la actualizan de forma asidua, al final queda un bonito recorrido de la evolución del proyecto. En este caso, se puede ver cómo ha ido cambiando el arte del proyecto y el diseño del niño, además de tener varios vídeos de making off, cortitos y que saben a poco, pero que se agradece tener para todos aquellos estén interesados en saber más.

Si tenéis el más mínimo interés, de verdad, mirad el cortometraje. Dura menos de 12 minutos, y como guinda final, tiene unos preciosos títulos de crédito tanto en lo visual como en lo sonoro. Tenéis muchos más detalles en su página web.

¡Que el viento sople a vuestro favor!

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