Analizando Réquiem por el rey de la rosa. Capítulo 1

¡Al fin Tomodomo nos ha traído Réquiem por el rey de la rosa, que ya recomendamos en mangas históricos! Y aquí vamos a analizarlo pasito a pasito con algunas comparaciones respecto a las obras en las que se inspira (Enrique IV y Ricardo III de Shakespeare) y el correspondiente histórico.

Dicho esto ¿de qué va esta historia? Sigue la vida, muy dramatizada, de Richard, el futuro Ricardo III de Inglaterra, y sus experiencias durante la Guerra de las Dos Rosas que enfrentaron a los Lancaster y a los York en una guerra civil por la corona. La suya es una vida de dolor, insatisfacción y sufrimiento. Ya no solo porque su madre lo crea maldito, sino porque Aya Kanno decidió que su Richard sería una persona intersexual, lo que obliga a tocar ciertas ideas de género de forma un tanto problemática. Numerosos personajes históricos, convertidos en bishonen, pasan por las páginas de esta obra y bien caen rendidos bajo los encantos de Richard o deciden jugar a un peligroso juego de tronos (sí, pun intended. Canción de Hielo y Fuego se inspira muchísimo en la Guerra de las Dos Rosas para relatar los enfrentamientos de Lannister y Stark) que termina con sus vidas.

A todo esto se suma un arte impresionante con un tono que se inclina más a lo gótico y dramático antes que a respetar los elementos históricos.

 

Richard y las profecías autocumplidas


Auguraré tu porvenir, Richard: Algún día, millares de ancianos que habrán perdido a sus hijos, millares de viudas, millares de huérfanos llorarán que no tuvieras piedad con los tuyos. Se preguntarán por qué naciste. ¡Maldiciendo la hora en que veniste a este mundo!

El primer capítulo de este manga, con un estilo que recuerda mucho a Count Cain/Godchild de Kaori Yuki, abre con Cecily York contándole un cuento de terror a su hijo mediano, George: hay una bruja en el bosque. Este de inmediato establece una comparación con Juana de Arco (Jeanne de ahora en adelante). Cecily sonríe y responde que sí, que esa mujer fue quemada viva por vestirse de hombre. Y es cierto que ese fue uno de los principales crímenes que apareció en su juicio. Pero, por supuesto, Juana de Arco fue famosa por levantar a la población francesa contra los invasores ingleses, «reinstaurar» al «legítimo» rey en el trono y ser capturada cuando ya no era de ninguna ayuda a la monarquía francesa.

Acto seguido aparece el bello Edward, mayor de los tres hermanos. Busca a Richard.

Como si se diera cuenta de lo que ha hecho, justificándose para sus adentros con un «error», Cecily dice:

No fui yo… Fue la criatura… Fue la criatura la que se soltó de mi mano.

Punto uno: no se refiere a su hijo por su nombre, ni siquiera lo trata como si fuera humano.

Punto dos: lo ha abandonado, ¡en el bosque donde afirma que hay una bruja culpable del mismo pecado que considera que carga el niño! Esta Cecily tiene un sentido griego de la tragicomedia, desde luego.

Desde este momento, al mostrarnos a Richard acosado por cosas sobre las que no tiene ninguna responsabilidad, se gana al lector. Es un recurso inteligente para que nos pongamos del lado de un personaje con el que empatizaremos y cuya caída en el lado oscuro seguiremos con creciente frustración.

 

Aparte, la primera aparición de Richard se parece, y mucho, a una mezcla de Caperucita Roja y Hansel y Gretel. Es decir, nos resulta familiar ver a un niño amenazado en un bosque, solo que con un toque más oscuro y apto para la obra que se cuenta.

No solo eso, sino que, al contar con el paralelismo de Jeanne, sabemos que le espera un destino trágico. ¿Por qué iba a escogerse una figura histórica que nada tuvo que ver con Ricardo III si no es para establecer un paralelismo? Jeanne, odiada y vilipendiada (¿o vilipendiado, puesto que el manga establece que también era intersexual? ¿En esta versión, al contrario que en la versión histórica, se presentaría como un hombre?), decide perseguir y atormentar a Richard porque no va a dejar de predecir el final que le aguarda.

Por otro lado, se establece de inmediato la figura masculina como salvadora y angelical: Richard York, padre de Richard, se aseguró de su supervivencia y proclamó su legitimidad frente al mundo al darle su nombre. Es decir, lo incluyó en el sistema. Uno al que Richard no siente que pertenezca debido a su cuerpo, que lo cubre de terribles complejos. Quiero decir, ha nacido en una familia de rubios y, por algún motivo, él es el único que tiene una complexión diferente y un cabello negro como el ala de un cuervo. Evidentemente esto obedece a estética simbólica, además de a los cuadros donde se lo representa con cabello oscuro. Supongo que también refuerza la paranoia de Cecily de que parió algo que no era suyo. Lástima que dentro de la historia nunca se explore ni lleve a ningún lado.

Por otro lado, no pondría la mano en el fuego porque Aya Kanno peca fuerte del same face, pero mientras que Edward y George se parecen bastante a su padre, a medida que crezca, Richard será más y más similar a su madre en rasgos y actitud paranoica…

¡Y ENTONCES me puse a investigar y me enteré! ¡Me enteré! ¡De que, efectivamente, Ricardo III no era hijo de Eduardo de York de acuerdo a lo que testificaron los análisis de ADN! No solo eso, sino que probablemente fue rubio y de ojos azules. Ja.

 

Así pues, volviendo al análisis: femenino como malvado aunque incomprendido (Jeanne y Cecily); masculino como honorable y amable (York). Oscuridad y Luz. La brujería y paganismo enfrentados a lo cristiano y patriarcal. Dos naturalezas que se entrelazan dentro de Richard, que se niega a aceptar la femenina. ¿Y por qué no? Los ejemplos femeninos que Kanno planta en su camino son horribles con escasas excepciones. El motivo de las espinas de la rosa y el bosque como destino inevitable envuelven a Richard en escenas claramente metafóricas como el mal que terminará por atraparle si no deja de resistirse. Un destino oscuro y tenebroso; solo la luz que es su padre puede espejar esas tinieblas. Ya entraremos en ello en otros capítulos, pero la imaginería angelical y cristiana que envuelven a York no es precisamente disimulada. Porque es la esperanza y el sueño de Richard de ser abrazado y tratado como alguien digno de pertenecer al orden de la monarquía y la nobleza.

Jeanne, bruja, travestida, intersexual, personifica estas tinieblas como una suerte de coro griego que susurra al oído de Richard lo que de verdad siente y teme.

¿A que suena eso? A que Cecily piensa que Richard es una mujer (o al menos como algo que tiene elementos femeninos) que está usurpando el lugar que no debería. Una concepción terrible que Kanno, por desgracia, explotará bastante.

Sin embargo hay algo que espero con toda mi alma que termine por ser una revelación, hay un jabalí que se convertirá en recurso reiterado de esta historia. Un jabalí que se volverá compañero de Richard y que representa a Jeanne, pero también se identifica con la luz.

 

Curiosamente, hay una tercera figura por ahí que a veces parece ser olvidada por la trama: Catesby. Un niño que no queda muy claro si es paje, sirviente o qué, de piel morena y que vio a Richard cuando nació. Es decir, sabe su secreto. Y, aun así, lo aprecia y protege. Richard jamás le presta atención, da por sentado que está a su lado. Y dan ganas de llorar porque es su único aliado fiel aparte de su padre.

En fin, cuando York decide iniciar una rebelión, eso significa que el pequeño Richard se queda sin protección alguna y queda a merced de los vacíos de su madre. Así que se refugia en sueños (más o menos proféticos ya que Richard será un gran soldado y estratega desde muy joven, prácticamente adolescente de unos quince años, algo histórico y no solo sacado del manga) de gloria en el campo de batalla, afirmándose en su deseo de encajar en el rol masculino.

 

La realidad, años después, no es tan agradable. Como es débil de salud o quizá, como sospecha, porque le intentan imponer un rol masculino, viaja en un carromato en vez de a caballo. Su frustración con su situación comparada con sus expectativas se manifiesta en actos rebeldes, como cuando obliga a Catesby que le dé su caballo y se adelanta a la columna de cortesanos. Así se choca con el jabalí de sus sueños, al que adopta porque la gente lo considera peligroso aunque sea puro amor y porque estaba herido de muerte. Es decir, se identifica de inmediato con él. A su vez conoce a Anne Neville, que de inmediato se ve atraída por él.

Esa noche tiene su primera visión de Jeanne, confirmando que de alguna forma está ligada con el jabalí, y pone en palabras todos los temores de Richard:

No eres un hombre, pero tampoco eres una mujer. […] Soy Jeanne y soy «tú».

Curioso que cada vez que sale Jeanne, al menos de momento, sea envuelta en blanco. Si es para simbolizar que se trata todo de la mente de Richard u otro significado, no tengo ni idea. Pero estaremos atentos.

Más importante es, sin embargo, la figura del rey al que desea arrancarle la cabeza. Todavía no se puede comentar nada en este capítulo, pero está sentando las bases para una relación entre ambos. No puedes simplemente aspirar a matar a una persona y que la trama no te obligue a enfrentarte a un ser humano distinto al que esperabas. De modo que, cuando Richard en persona incita a su padre a matar al rey y hacerse con la corona, se enfoca como que es él quien promueve el inicio del desastre por motivos egoístas.

La verdad es que un niño no tiene nada que decidir en la guerra y York se buscó su propio destino, claro.

En definitiva, la autora establece el camino de Richard hacia la villanía como una tragedia profetizada. Pero, a la hora de la verdad, si se te graba en la conciencia desde niño que eres malo, que vas a hacer daño, y todo eso… si tienes muy mala suerte, sin gente que te apoye, lo más probable es que acabes volviendo como siempre han esperado que seas.

 

El ritmo es un poco bastante torpe, alternando escenas del nacimiento de Richard y el trauma de su madre, con una escena donde se presenta la figura de Juana de Arco, con mostrar sueños de Richard en batalla, recuerdos del pasado, visiones que no quedan muy claras si es porque Richard se encuentra mal o de verdad existen los fantasmas…

Pero el dibujo es maravilloso, la atmósfera es oscura y atrapa, y los personajes derrochan cierta carisma en su intensidad, en la violencia que desprenden mientras persiguen sus sueños.

Las dos rosas


¿Sabías que los York y los Lancaster no tenían dos rosas opuestas en sus emblemas? Solo los York portaban la rosa blanca, con interpretaciones religiosas que simbolizaban a la Virgen, mientras que la rosa roja de los Lancaster se adaptó más tardíamente. Por tanto, en su época esta guerra no fue «la de las dos rosas». El término, muy poético, se estableció en el siglo XIX.

Y hablando de otras cosas que no sucedieron, Shakespeare exageró una ligera deformación espinal que Ricardo III superó con la edad y lo convirtió en una figura siempre vestida de oscuro, jorobada y coja. Porque, claro, ya sabemos que la forma de describir a un villano es volverlo deforme. Ableísmo, ¿dónde?

Ahora, hay que tener en cuenta que Shakespeare trabajaba para el régimen de los Tudor, que fueron los que sustituyeron a la familia de los York. Evidentemente, las obras eran pro-Tudor y completamente anti-Yorkistas. Pura propaganda.

 

Pero Kanno decidió aprovechar muchísimo de la obra de este hombre para crear a su antihéroe. Puestos a ignorar la realidad, llevó la interpretación a extremos exagerados al decidir hacerlo intersexual (cosa que no fue). Cuando le preguntaron en esta entrevista por qué optó por este camino, respondió:

Me decanté por la representación de este Richard porque el cuerpo de androgynos en el mito griego se representa como una esfera, y la inteligencia de mi Richard se superponía en mi cabeza con el Ricardo III de Shakespeare.

No queda muy claro el motivo, pero puedo intuir que se refiere a que, para ella, ambos Richard se complementaban y los visualizó espalda contra espalda, lo cual le recordaría a Androgynos (o Hermafrodito). En cualquier caso, la autora siempre ha estado interesada en la representación de género, así que supongo que hacer una historia con un personaje odiado por generaciones posteriores es tan buena excusa como cualquier otra para decidir una reinterpretación que se acerque a sus intereses.

Dicho esto, hablemos de los Lancaster y los York.

Réquiem por el rey de la rosa establece desde su primera página la oposición entre estas dos familias como si hubieran estado destinadas a enfrentarse, en vez de presentar todo de una forma más cínica y realista: como una escalada de conflictos entre familias aristocráticas. La guerra de las dos rosas fue una de las que menos afectó a la población de a pie y que, en cambio, más machacó a los nobles. Nada de esto aparece en este manga shakesperiano que, como no podía ser de otra forma, incluye prácticamente desde el principio elementos mágicos, profecías, y un creciente sentimiento de ominosa tragedia.

Según el manga, York tenía muy claro que aspirar al trono era cosa de dignidad, de honorabilidad, de sangre:

Que sea la casa Lannister de Lancaster quien ostente el trono es injusto. Fueron ellos quienes, tiempo atrás, asesinaron al legítimo rey y ocuparon el trono. Además, ejecutaron a mi padre, Richard, de quien recibí el nombre, acusándolo de delito de traición…

Luego, cuando discute con Warwick quién tiene más derechos a sentarse en el trono, este le jura lealtad y le besa la mano: le convertirá en rey. York responde que, a cambio, le hará el nombre más poderoso tras el rey. Si bien en otros lados falla, como ya comentaremos, Aya Kanno establece muy bien aquí las dinámicas que llevarán a la catástrofe en el futuro, creando dos ambiciones que heredarán diversos personajes.

Ahora, como hay poco espacio, la autora se está saltando un inmenso contexto que justificaría más que a York le apeteciera desatar la guerra civil y aun así apareciera como una suerte de héroe épico, como nos lo quieren pintar Richard y otros personajes. No parece lo más bonito del mundo levantarse contra un monarca si no cuentas por qué está gobernando mal. Y si es solo por sangre: ¿es aceptable romper la paz? York explica que mataron a su padre (lo cual es cierto) y que lo acusaron de traición, pero no se cuenta cómo sirvió durante años a la monarquía luchando en Francia y en muchos otros sitios sin recibir ayuda, ni cómo fue regente del rey. Solo menciona que le quitaron el puesto… Pero años después de que decidiera alzarse contra el monarca. ¿En serio, Richard, crees que es injusto?

Tampoco, claro, se enfoca la mentalidad de la época: se podía aceptar que York gobernara en lugar del rey por la fuerza, pero no que lo sustituyera… Mientras siga vivo. Que es el problema de los precedentes; si los Lancaster mataron a un rey, ¿por qué York no iba a poder hacerlo también?

Los años pasan sin que nos cuenten muy bien qué ha ocurrido, pero da la sensación de que York se limitó a reunir hombres e imponerse al rey. Este le pidió, de acuerdo a la versión de Kanno, que se quedara con su corona…

El rey juró que me cedería el trono tras su muerte

¡¡Pero NO está muerto, York!!

Como ya hemos dicho, aquí parece ser Richard quien convence a York de hacerse con el poder. La realidad es que evidentemente York lo decide por su cuenta.

Lo cierto es que debería señalarse que el rey Henry tenía períodos en los que, simplemente, no era capaz de reaccionar al mundo exterior y podía pasarse meses en ese estado. De ahí que York intentara ascender al poder. Por eso y porque la reina y sus aliados lo enviaron a la guerra en Francia, lo fastidiaron políticamente una y otra vez… York trató de asegurar su posición. Sin embargo, se pasó de ambicioso cuando se puso la corona en la sien, desafiando el sistema tradicional de herederos. Por mucho que no le gustase, Henry VI tenía un hijo. York podía ser un pretendiente a la corona, pero no era el heredero legítimo: si de verdad consideraba que Henry era un mal monarca, tendría que haber educado a su hijo Edward hasta que este lo sucediera en el trono.

Lo contrario era deslealtad.

El reino, pues, se volvió en su contra excepto el Norte.

Nada de esto se representa así en el manga, desde luego. La causa de York parece más o menos legítima por algún motivo que se me escapa cuando va a deponer a un rey sí, de acuerdo, débil y que no sirve para lo que hace. Por eso su esposa, Margaret, se ocupa de los asuntos políticos.

Por supuesto, no tenemos noticia alguna de todos los hijos que tuvieron York y Cecily. Porque, sí, entre Edward y George había un adolescente que fue asesinado tras rendirse en una batalla. Y había varias hermanas. Pero comprendo por qué Kanno ha decidido librarse de todos estos personajes, que no fueron tan famosos como los tres principales hermanos. Una lástima, porque el asesinato de un inocente es algo que se usó políticamente en la guerra contra los Lancaster (pensad que a los nobles se los tomaba como rehenes y que había algo muy poco honorable en matar niños) y que habría valido para reforzar la posición de los York en el manga, que sale un poco bastante de la nada.

Pero en general Kanno recoge los elementos que van a funcionar en su relato (con algunas excepciones que ya trataremos en otros capítulos) y los establece con perfecta fuerza dramática para que funcionen y enganchen al lector. Tenemos una guerra civil en ciernes, a los personajes, a un protagonista ansioso de demostrarle al mundo lo que vale y con todas las posibilidades de fastidiarla por el camino y promesas de sufrimiento.

¿Qué más se puede pedir?

 

¡En el siguiente capítulo toca presentar a los Lannister Lancaster!

¡Que el viento sople a vuestro favor!

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