‘Diario de intercambio (conmigo misma)’ #1 de Kabi Nagata. La reflexión de lo cotidiano

Tras el éxito de su primera obra, Kabi Nagata vuelve a España de la mano de Fandogamia con un nuevo título. Diario de intercambio (conmigo misma) es la esperada continuación de Mi experiencia lesbiana con la soledad, y aquí os traemos la reseña del primer tomo a la espera de que, para el año 2019, salga el segundo.

En esta obra, la autora realiza un diario personal en el que habla consigo misma, con diferentes entradas que aluden a su yo del futuro, en recuerdo a lo que hacía cuando estaba en la escuela. De esta forma, desenvuelve una serie de reflexiones y problemáticas de su día a día entre las que destacan, una vez más —y como ya habíamos visto en Mi experiencia lesbiana con la soledad—, las cuestiones de salud mental tales como la depresión o la ansiedad. Aparte de desgranar cómo se convive con enfermedades de este estilo, Nagata nos hace partícipes de sus problemas e inquietudes: sentirse sola, la dependencia emocional con su madre, las ganas de vivir fuera de casa de sus padres, el interés por encontrar a alguien a quien amar… son solo algunos de los temas que toca. Una vez más, el dibujo no debe engañarnos ya que, continuando su estilo, la autora usa un formato cartoon y unos colores inocentes que poco o nada tienen que ver con lo que se está tratando en el manga.

Entre los puntos fuertes del Diario de intercambio están, sobre todo, la profundidad y la reflexión en aspectos de la vida cotidiana con los que muchas lectoras se pueden sentir identificadas. Un buen ejemplo es la definición que propone de la «independencia» a nivel personal: el hecho de contar con diferentes personas en vez de depender solo de una o dos. Además, se profundiza en la relación de Kabi Nagata con sus padres, cambiando ligeramente la perspectiva que había en Mi experiencia lesbiana. Aquí, se ve cómo la madre es una víctima de sus propias circunstancias y no la culpable de la situación anímica de la autora. Se suma a esto la preocupación de Nagata por lo que opinarán sus padres de su trabajo y de lo que expresa en el mismo, algo que le impide ser feliz por el hecho de tener una dependencia emocional con ellos y el miedo a decepcionarlos —esto último bastante típico en Japón—.

Una brecha interesante que se abre en este tomo es el tema de la prostitución. Por primera vez, la autora reflexiona sobre si está bien pagar para que alguien finja que quiere estar con ella. En Mi experiencia lesbiana con la soledad, se nos invitaba a reflexionar sobre cómo el hecho de recurrir a una prostituta podía ser incluso terapéutico para personas que no tienen habilidades sociales o que necesitan algo de calor humano por sus circunstancias. Sin embargo, en el Diario de intercambio encontramos la otra cara de la moneda: ¿realmente está bien usar a alguien como paliativo por dinero? Nagata plantea esto como una forma de aguantar, no como una solución a sus problemas de ansiedad, depresión y demás. Supone una reflexión interesante que daría para líneas y líneas de argumentación sobre la prostitución y sus usos (en este caso enfocados en Japón).

Al igual que en Mi experiencia lesbiana con la soledad, es complicado encontrar puntos débiles o flacos en la obra de Nagata. Quizá lo único que se puede decir del Diario de intercambio es que repite ciertos temas ya comentados en el anterior manga, aunque se explican de forma bastante más detallada y profunda. Algo esencial en este tomo es conocer mejor el entorno familiar de la autora, algo que nos ayuda a comprender muchas de sus carencias afectivas y problemas a la hora de relacionarse con la gente: su padre es un hombre chapado a la antigua cuyo carácter negativo anula a madre e hija. Cuando Nagata es consciente de esto, entiende que, para salvarse, debe dejar a un lado los problemas en casa y mirar por su propio bien. ¿Se le puede acusar de egoísta? La respuesta ya depende de quien lea el manga, pero para alguien enfermo a nivel mental como ella, el hecho de tener otra carga sentimental o emocional puede suponer un verdadero obstáculo en su recuperación.

Sin duda, este manga es una compra obligatoria para todo aquel que ya haya disfrutado del anterior tomo de la autora. A pesar de que se pueden leer independientemente, es mejor asomarse antes a Mi experiencia lesbiana. La editorial Fandogamia ha vuelto a hacer una gran labor de edición y traducción, y hay que agradecerles que nos hayan descubierto a esta autora maravillosa. Esperaremos impacientes por la segunda parte.

¡Que el viento sople a vuestro favor!

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