Analizando Umineko: Legend of the Golden Witch. Capítulo 13. Santuario

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Resumen básico del capítulo


La familia decide introducirse en el despacho de Kinzo, donde se supone que todos estarán a salvo. Sin embargo, una ominosa carta aparece en una mesa y desata el caos.

Metacomentario


¡Kanon ha muerto, que viva Beatrice!

Por cierto que Battler no parece sentir en absoluto su muerte. Parece, si eso, decepcionado porque Kanon había visto al culpable y no pudo confesárselo a nadie. Qué bonito. Nunca vemos como tal el cuerpo, simplemente se nos cuenta que la camisa de Nanjo estaba manchada por muchísima sangre y me pregunto si Sayo cree que la gente que se desangra es como en Sleepy Hollow, donde la sangre sale a chorros.

Por otro lado, Sayo nos cuenta que «probablemente» Jessica estuvo todo el rato junto a Kanon. Se supone que Battler no lo puede comprobar, pero me voy a aferrar a ese «probablemente» para asumir que no lo estuvo, porque es difícil imaginar cómo trataría Nanjo una herida inexistente y en teoría super sangrante con una chica a su lado obsesionada con que su crush sobreviva. No tiene sentido.

Genji descarta de inmediato la culpabilidad de Kumasawa y, en perspectiva, es fácil entender el motivo. Sayo está bien, todo es una pantomima. Pero queda cruel y horrible a los ojos de alguien que no sepa qué está ocurriendo. Eso sí, cuando el mayordomo comenta que Kanon corrió de forma imprudente y que pagó por sus errores, me pregunto si es Sayo hablando de sí misma y cómo va a pagar por todo lo que haga con su propia muerte, o si debemos interpretar que Sayo cree que en el fondo Genji considera que está equivocada…

Ah, mirad a Sayo intentando describir a Kanon como un caballero para Jessica. Notad cómo insiste en que Jessica afirme que su muerte fue heroica. La obsesión de Sayo por tener bien definidos sus roles masculinos y femeninos es evidente. El chico vale mucho más en la muerte, incluso si falla, porque hace algo «valiente».

Cuando Maria, toda luz y amabilidad de acuerdo a su voz (el sprite, en cambio, le dibuja una expresión creepy), trata de consolar a Jessica diciéndole que pronto se reunirá con Kanon, el tiro le sale por la culata. De nuevo, la gente juzga muy severamente a los adultos por cargar contra una niña pequeña, pero… ¿En su situación, qué haríais? Habéis perdido al menos a un progenitor, estáis viendo cómo la gente cae, una tras otra, y (técnicamente, ya que la novela no se molesta en mostrarlo) estáis aterrorizados porque podríais ser el siguiente. Es una situación que lleva al histerismo. ¡Han muerto diez personas, en teoría! Y Jessica se arrepiente más tarde de sus actos, porque desde luego influye que nunca le ha gustado Maria. Desde luego no debería comportarse así. Maria no tiene malas intenciones. Pero puedo entender por qué Jessica salta como lo hace. Claro que asumir que Maria es la «guía» de Beatrice es pasarse y Jessica se merece la bofetada que le da su madre.

Irónicamente, sí, Maria sabe quién es el culpable. Si solo hiciéramos las preguntas correctas, Jessica…

George se acerca a hablar calmadamente con Maria, como una adulta, y decirle que sabe que no está ayudando al culpable porque no ha tenido momento para hacerlo. Así que trata de preguntarle de nuevo por la identidad de Beatrice. De verdad, gente, no veis que es darse con un muro, que podríais formular de forma diferente la pregunta hasta que encontrarais la forma apropiada…

La narración te dice que, aunque George no es violento, su actitud es la misma que la de Jessica porque duda de Maria. Y… sí. Pero ¿acaso no tienen razón? Maria ha hablado con Beatrice, está completamente metida en su ideología, es feliz pensando que todos morirán y revivirán. Lo raro sería no ser suspicaz cuanto menos.

Maria suena destrozada y decepcionada cuando reconoce que nadie va a creerla. Está rindiéndose a la evidencia de que habrá que esperar hasta que puedan ver a Beato con sus propios ojos. También comprende que la gente solo quiere creer en Beatrice cuando les resulta conveniente, una hipocresía que sin duda recuerda a Rosa, alternando entre odiar la magia de Maria y aprovecharla si están de buenas (y porque la corroe la culpabilidad).

¡Las niñas de nueve años NO HABLAN ASÍ, RYUKISHI07, NO ME CANSARÉ DE DECIRLO!

Battler, stop the violence, deja de golpear a Maria. Al menos en la cabeza. Dale una colleja si eso, de las que suenan pero no duelen. Con todo, el mensaje que le deja es sorprendentemente maduro, viniendo de él: lo que a ti te hace feliz, puede volver miserable a otros, así que chitón. Es algo que se le debería enseñar a muchos niños.

Pero al final es la exigencia, fría y directa de Natsuhi, la que hace que Maria cierre la boca. La narración es consciente de que Maria se ha vuelto insensible a los gritos de Rosa, con los que sabe lidiar, pero no tiene ni idea de cómo enfrentarse a la actitud de Natsuhi, que parece que si promete enfadarse, lo hará. No como Rosa, que al cabo de un rato volverá a «ser la mamá buena». Me pregunto en cuántas ocasiones Sayo habrá sufrido mirada de Natsuhi. Sin duda, por eso sabe representar tan bien lo que una siente frente a esta mujer.

Después de discutir las posibilidades de que el asesino tenga una llave maestra que podría haber cogido del CUARTO DE LOS SIRVIENTES, los supervivientes discuten a dónde ir para mantenerse protegidos hasta que pase el día. Un sitio a donde el culpable no pueda acceder. Battler insiste en que el rifle de Natsuhi debería suponer un elemento disuasorio y manda callar a Maria, que sin duda quería decir algo como que a Beatrice no le afectan las armas.

Genji sugiere que vayan al despacho de Kinzo. Algo que, sin duda, tenía planeado con Sayo de antemano.

Me encanta que Jessica no quiere ir, en especial si asumimos que sabía que dentro había un cadáver. A Natsuhi tampoco le hace demasiada gracia, como comenta en voz alta.

Pero, en cualquier caso, parece la opción más apropiada porque Genji nos dice que solo hay dos llaves; la que tiene él y la que tenía Kinzo, que encontró junto a su cuerpo. Sayo, por supuesto, busca crear la ilusión de que Beatrice puede introducirse incluso en habitaciones cerradas.

Y Umineko vuelve a brillar cuando se nos adelanta lo que va a suceder a través de las dudas de Battler y George. Porque saldrán ellos mismos de la habitación más segura por su propia cuenta.

Al final, negándose a investigar, Battler recuerda que Kyrie le dijo que el sistema se lo inventó por su cuenta, y que no es muy útil si no tienes cierta idea de quién es tu enemigo.

Oh, dios mío, salvadme de las explicaciones de Ryukishi. Son tan pedantes, tan irritantes y cansinas, y no llevan a ningún sitio. Y encima tienes música super siniestra de fondo mientras este señor te habla de matemáticas, historia y kanji. Es increíble lo genial que construye ciertas escenas e ideas y lo mal que se le da leer el tono de la mayor parte de su obra.

Me imagino a Ryukishi tan satisfecho de sí mismo cuando mete escenas hiper explicativas como esta. Para qué poner algo más… simple como «el ajedrez es un juego con reglas estrictas. Si te las saltas, el juego ya no tiene sentido. ¡Pero el mundo no es un tablero de ajedrez, una persona no es un alfil y puede avanzar en línea recta si le da la gana, retroceder o huir!»

Y aquí seguimos varias páginas mientras se nos desgrana algo tan simple. Creo que lo único interesante es que Battler por fin toca la idea básica de Umineko: Beatrice juega respecto a unas reglas que Battler no conoce, así que no puede leer bien sus intenciones ni pensamientos. En definitiva, que nosotros proyectamos nuestras ideas sobre una persona. ¡Beatrice desde luego quiere matarnos a todos e irse corriendo con el dinero! ¡Sin duda eso es lo que quiere…!

¿Verdad?

Pero Beatrice no quiere ganar. Sayo nos lo está diciendo a la cara. Por eso ha enviado una carta diciendo exactamente qué pueden hacer para acabar con ella y sus ambiciones. Y si no quiere ganar, solo puede querer perder (aunque hay mil formas de perder y en ese matiz es donde Umineko se vuelve más delicioso).

Al final los personajes se mueven y alguien sugiere que la comida podría estar envenenada. ¿Quién? Me muero saber por quién ha alcanzado un extremo de paranoia realista y aceptable para la situación en la que están, RYUKISHI, NO ME QUITES EL ATISBO DE NORMALIDAD.

Pero, al mismo tiempo, el tema se extiende de una forma absurda y tengo serias dudas sobre si Ryukishi tiene a alguien que le repase el texto. ¿Por qué Battler se preocupa más por la comida que porque haya muerto Kanon? ¿Se quiere insinuar que es una forma de afrontar el trauma? Porque está muy mal escrito. Y si es lástima lo que nos está proyectando Sayo a través de Battler, Jesús, esta niña necesita un editor con tijeras. Urgentemente.

Por cierto, es la hora de ¡más normas de worldbuilding! Las puertas de Kinzo tienen unos sellos mágicos que mantienen fuera a Beatrice de acuerdo a Maria, lo cual encaja convenientemente con la realidad de que Sayo no puede entrar al despacho sin una llave, por lo que tendrá que hacerles salir de alguna manera. Se enlaza con mucha tardanza el hecho de que el amuleto protegió a Natsuhi de Beatrice y que era una evidente víctima. Es algo que sabemos desde hace tiempo y parece como si Sayo/Ryukishi hubieran recordado sobre la marcha que hay que hilarlo. Claro que puede quedar más o menos decente si pensamos que ambos amuletos están sobre puertas, pero en fin.

Por qué te ríes, Maria. Porque me quieres hacer bajar a aumentar el contador de risas because yes, ¿verdad? Porque no consigo verla carcajeándose de los problemas de Beato, así que supongo que se alegra de haber entendido algo más y comprender el sistema, mientras que los demás no.

Me encanta eso de quedarse charlando en un pasillo donde cualquiera puede atacaros. Así, sin tensión. Tomaos vuestro tiempo, como antes discutiendo sobre el cadáver de Kinzo. La familia examina su estudio (supongo que las sábanas se cambiaron, o estarían para pasar el dedo y encontrar los RESTOS) para comprobar que es seguro. Otra vez a reflexionar sobre habitaciones cerradas.

Los personajes deciden abrir la carta que encontraron en la habitación de Eva y Hideyoshi. George se pone rígido, preparándose para que haya algún comentario desagradable hacia sus padres, y me gusta que la narración tome nota de ello. También que Natsuhi lo lea primero en silencio para asegurarse de que puede ser leído en voz alta.

Praise my name

Sabes, Sayo, no es un buen camino para que la gente intente comprenderte y… Bueno, sigamos.

Francamente, encuentro más irritante el vocabulario de Maria que su actitud pedante y arrogante cuando Battler trata de chincharla porque no hay ningún círculo mágico. «Mis esperanzas no han sido traicionadas». ¿De verdad, Ryukishi, tienes que poner esa forma de hablar a una niña?

Entonces nos ponemos a hablar sobre Beatrice y el amor que Kinzo sentía por ella. Sin duda, es la única emoción «pura» (y con puro me refiero a fuerte) que experimentó Kinzo aparte del odio. Sinceramente no recuerdo nada de sus interacciones con Bice, solo que hay gente que opina que tenían química. Sé que era otra época y lo que se esperaba de una pareja es distinto a lo que aspiramos ahora, pero solo consigo revivir la frase de secuéstrame, que me hace querer huir del ordenador durante un tiempo. Y ya entrando en terreno personal, estoy casi convencida de que muy pocas veces sonreí al leerlos hablar, al contrario de lo que me pasaba constantemente con Will y Lion, Sayo y Maria, Mammon y Ange o incluso entre Lambda y Bernkastel. Así que no me fío mucho de esa supuesta química, pero quién sabe. A lo mejor cambio de opinión con la relectura.

Me pregunto si Genji guarda silencio porque estaba planteándose ser sincero y acabar con todo o se estaba limitando a organizar sus pensamientos para obedecer fielmente a Sayo. En cualquier caso, se decanta por esto último.

Que Natsuhi renuncie su negación de la realidad es interesante en muchos sentidos. Primero, porque reconoce que siempre ha intentado evitar este tema. Es decir, que albergaba sospechas, pero su educación y forma de ser le impedían interesarse. Por otro lado, está el contraste entre esta Natsuhi y la del Episodio 5. Desde luego influencia que haya diferentes escritores, pero creo que aquí Natsuhi se fuerza a ser realista porque está llegando al final de dos días horribles, es responsable de gente muy joven, su marido ha muerto (de verdad) y se ha expuesto el cadáver de Kinzo. Es normal que quiera saber, que sospeche. Eso y que ya mira con ojos muy entornados a los sirvientes. Quizá esté intentando empujarles a confesar o cometer un error.

Me pregunto si Natsuhi sospechaba que Lion podría ser hijo de Beatrice, si acaso es posible que esté atando cabos…

Wow, Sayo, luego vas diciendo que no tienes pensamientos de rica, pero la madre que te parió por hacerlos pasar como Battler. Me explico: se comenta que la poligamia es cosa imposible para pobres por motivos morales y, sobre todo, económicos. Lo cual es cierto, el islam sin ir muy lejos prohíbe que un hombre se CASE con más esposas de las que pueda mantener. Poligamia, Sayo, suele implicar matrimonio, no amantes. Es una visión hipócrita, desde luego, viendo como muchísimos hombres monógamos tienen amantes, pero sigue siendo real a nivel social. Kinzo no era polígamo, era un hombre monógamo que le ponía los cuernos a su esposa con una mujer a la que secuestró y encerró y luego con su propia hija.

Y me enerva que Sayo trate de desviar la atención con este hecho, y más poniéndolo en boca de Battler, que es alguien que debería despreciar la idea de los amantes después de lo que su padre le hizo a Asumu. ¿Ok? Ok.

Y solo Jessica menciona a la pobre abuela, me decepcionas, Ryukishi/Sayo.

Los suficientes para encerrarla y violar a su hija, yes.

«Oí que murió antes de que se terminara la mansión».

Dios mío, el nervio que tienes, Genji.

Volvemos al tema de cómo Kinzo es una pobre víctima, que tenía un lado bueno a pesar de todo, que se volvió un hombre cruel y amargo por perder a la mujer de sus sueños.

Vamos a ir acelerando, porque en general no me interesa cómo los personajes especulan sobre él porque es interesante cómo tendemos a perdonar a los hombres por «amar» a una mujer —son figuras mucho más permisibles, porque se asume que amar es una debilidad que se debe pasar por alto. En el caso de las mujeres se las llama estúpidas o putas por obsesionarse—. Mirad lo rápido que todos aceptan a perdonarlo a pesar de su constante maltrato, humillación y todos las ideas negativas que se os ocurran. Desde luego los primos no han vivido lo que los hermanos, pero es más fácil crear una historia romanticona y triste que te «explique» retroactivamente por qué una persona es así a exigirle que pague por sus actos.

Me pregunto si Sayo se intentaba convencer de todo esto para apreciar a Kinzo. Si fue así, resultó vano, como ya sabemos, ya que admiración y odio siempre serán características que se mezclen en su escritura sobre su padre-abuelo.

Y encima todo con música melancólica y bonita, stop the manipulation, Ryukishi. Ya tenemos suficiente con la última novela.

«Si pudiera revivir a Shannon yo también usaría magia negra». Gosh, George, cualquiera diría que acabas de perder a tus padres también. Y Maria trata de animarlos prometiéndoles que Beatrice revivirá a todos. A Sayo le gusta torturarse a sí misma, desde luego.

George nos explica, porque somos tontitos, ya sabéis, que ser amable y seguir el juego a una persona para crear una ilusión es magia. Siempre me hará gracia que George entienda el concepto de Sayo, pero nunca lo siga y Sayo es muy consciente de ello. Por eso lo pone pedante, imagino, al hacerle decir estas cosas en voz alta (aparte de porque le guste escucharse a sí mismo).

Por eso y porque el lector no sabe pensar, en teoría.

Ey, Natsuhi y Jessica situándose del lado de la Abuela. Gracias por recordar que existe. ¡Solo le falta tener un nombre, si eso!

Thank you, Jessica. Bless you.

Qué artificial suena cuando Battler se ríe y comenta que sí, es cierto, hay que apenarse por la Abuela. Pero, shhhh, Battler es un personaje bien construido con motivaciones e ideas claras. Entonces George pregunta a Genji si se ha escuchado hablar de que Beatrice tuviera un hijo y miente como el capullo que es.

Es muy interesante, con todo, que Sayo se viera tan tentada de decir la verdad y mintiera directamente para ocultarla. De nuevo, de no ser así, no tendríamos siete novelas más. Pero vaya, acabamos de escuchar hablar de Lion y, por tanto, de su supuesta muerte, que empujó aún más a Kinzo a la locura.

Me encantaría echar un vistazo a Natsuhi ahora mismo, la verdad, dado que podemos saltar de una persona a otra. Menos cuando de verdad podrían contarnos detalles importantes.

Jessica, siempre pronta a desconfiar de su abuelo, es quien trae a colación la idea del orfanato Fukuin de donde vienen Shannon y Kanon. Natsuhi no quiere hablar del tema —sin duda sospecha que Lion vino de allí—, ni de los rumores acerca de que Kinzo no daba dinero por ser buena persona, sino para usar a los huérfanos en algo «sucio». Todo nos indica que se refieren a sacrificios humanos o rituales extraños, pero sabiendo cómo es Kinzo imagino que también hay rumores bastante más acertados con su tendencia a violar a gente muy joven y tratarla como objetos. Jessica murmura que encontraba sospechoso que siempre escogiera sirvientes de la edad de Kanon y Shannon.

Vaya, vaya, desde luego Kinzo NO sospechaba que Lion andaba por ahí. Que sí, sabemos que Shannon y Kanon no tienen la edad requerida, pero podría coger a gente entre los 15 y los 20. El nivel de desconfianza hacia Genji debía ser importante…

Dios mío, los gritos del seiyuu de Battler cuando cae en la cuenta de los sacrificios… son rarísimos. El caso es que POR FIN recuerdan el epitafio sobre el que estuvieron discutiendo el día anterior durante un largo, largo rato.

No dejo de encontrar inquietante que Kinzo tenga el humor de escribir un epitafio lleno de referencias a sacrificios y muerte —cuando en realidad se refiere a LETRAS. No creo que pueda hacer lo suficiente explícita mi decepción cuando llegamos a la solución—, y que Sayo decide ponerlo en práctica de la forma más literal posible.

Por supuesto, aquí se empieza a desviar la atención hacia Kinzo como una víctima de su propia magia, pero no es cierto. Sayo siempre «hace trampa» porque solo tiene que eliminar a sus personas, ella siempre estará detrás, vivita y coleando a menos que la cojan por el camino los padres de Battler, ja.

A la vez, se insiste en que Beatrice es una bruja porque percibió que había un amuleto en la habitación de Natsuhi y por eso ella se salvó. Lo cual es fruto del histerismo. Primero; Sayo escribe esta novela, así que sabe que hay un amuleto. Segundo, se puede justificar con que escuchó/vio a Jessica entregárselo o con que entró a la habitación de Natsuhi y al cerrar la puerta lo descubrió. Por supuesto, en el mundo real podría darse la situación de que Natsuhi hubiera puesto el amuleto en un sitio donde Sayo no hubiera podido verlo y entonces habría roto una de sus reglas de forma inconsciente —igual que Maria asume que Battler ha dicho la verdad y que perdió su propio amuleto. Ahora quiero saber qué habría pasado si Battler hubiera muerto y le encontraran el escorpión encima. Sayo entraba en shock (?)—.

Kumasawa empieza a ponerse realmente nerviosa. Alguien se está percatando de que esto no es un juego, ¿verdad?

Por cierto, en términos doylistas, que Ryukishi haya creado un ritual que deja tres personas vivas para el final es un movimiento inteligente que despierta una increíble tensión porque nunca sabemos quiénes van a caer. Quiero decir, si todos fueran a ser eliminados antes de que todo acabe y podamos ver a la bruja, daría un poco de igual. Pero como el orden es que primero se encuentran con la bruja y luego todos mueren, hay una mínima esperanza de encontrarse con el horror, con el misterio que nos persigue a todos lados. Los lectores nos echamos adelante rezando porque no alcancen a nuestro personaje favorito y a la vez sufrimos pensando que mientras no luchen, no hay forma de vencer a la bruja. No solo eso, sino que establece un nivel mucho más siniestro en la historia, tanto si creemos en magia como si imaginamos a un loco perpetrando los crímenes.

Eso sí, tras el primer episodio, la fuerza de esta elección se pierde. Al establecer a los personajes como fichas y repetirlo una y otra vez, nos termina por pasar como a Battler: te metes en el juego, te dan igual las víctimas. Una desgracia, la verdad. Umineko funciona muy bien cuando damos palos en la oscuridad, pero luego llega la hora de jugar a los videojuegos contra las brujas.

El caso es que llegan a la conclusión de que Kinzo buscaba el suicidio para conseguir en la muerte una ilusión. Y Genji se calla como un cabrón. Se oculta detrás de la locura de Kinzo… ¿O de Sayo? Porque dice The Master y que comente que en ocasiones su sabiduría parece darle 1000 años de experiencias es demasiado específico, en mi opinión.

Kumasawa es maravillosa porque cuando le preguntan a ella si cree que Kinzo sería capaz de hacer algo así, grita que si lo hubiera creído se habría quedado en casa fingiendo una enfermedad. Me muero, de verdad, la adoro.

Y por otro lado quiero estrangular a Sayo.

OH, DIOS MÍO, GRACIAS. POR QUÉ TODO EL MUNDO ES MÁS ÚTIL QUE BATTLER

Y entonces a Battler le explota la cabeza porque no comprende qué pretenden Kinzo y Beatrice. Da por sentado que este le dio el anillo a la segunda y que ella está cumpliendo su voluntad: matarlos para obtener algo mientras les dice una y otra vez que resuelvan el epitafio y que encuentren el oro. Y Battler: ¿QUÉ QUIEREN DE NOSOTROS?

Puedo imaginarme a Sayo tirándose del pelo.

Ahora, la cosa habría sido más interesante si discutieran si seguir o no las instrucciones del asesino. La tensión psicológica sería mucho más inenarrable. ¿A lo mejor si siguen sus instrucciones se salvan? ¿O es todo una trampa?

Y entonces…

Aparece una nueva carta. Una que solo han podido poner Maria, Nanjo, Genji o Kumasawa. Me niego a creer que fuera Maria, porque para ella que las cosas «aparezcan de la nada» es magia, y Nanjo es demasiado cobarde, así que han tenido que ser Genji o Kumasawa, mientras el otro entretenía a Maria.

Battler, la gente no habla así cuando está asustada, no grita cosas como «nadie ha podido poner algo en los pocos segundos que no hemos mirado», agh, Umineko me desespera.

Natsuhi gritando a los tres posibles culpables que se alejen es muy épica, pero la VN nos proporciona una ilustración que da todo el cringe del mundo, como podéis ver en la portada. En serio, las tetas no funcionan así.

Me encanta que Genji parece no comprender por qué Natsuhi le apunta con un arma. ¿Demasiado acostumbrado a matar víctimas que no sospechan de ti, amigo mío?

¡AAAAAAH, POR FIN ESCUCHAMOS A BEATRICE! Qué voz más bonita tiene la seiyuu. Pero no evita que Sayo sea una persona bastante… torpe… para motivar a nadie, como se ve a lo largo de todas y cada una de las novelas. Cualquier persona con dos dedos de frente se escondería de un asesino, no saldría a investigar un dicho epitafio, Sayo. Si amenazaras con una BOMBA, ya sería otra cosa. Pero por motivos de historia, Ryukishi no puede revelar todavía el secreto, lo cual resulta en una constante frustración por parte de ambos bandos. Podría haberse descrito de una forma en que todo pareciera magia, que dijera que los va a borrar de la existencia junto a la casa y se pudiera sospechar, o cualquier cosa, pero en cambio tenemos esta situación en la que… ¿Por qué nadie iba a creer a Beatrice?

Que Kumasawa proteste porque Natsuhi les considere culpables es una de las hipocresías más gordas de esta novela. Curiosamente, sus lamentaciones provocan que Jessica abandone la teoría de la 19.ª persona —aunque luego se retractará— y la acusa de ser la asesina de Kanon. Sayo será inútil para algunas cosas, pero para jugar con sus personas y las expectativas es maravillosa. A nadie se le pasa por la cabeza que Kanon pueda ser el maestro titiritero, y mucho menos, Shannon. Por otro lado, si descartamos que Kumasawa sea la asesina porque es vieja y débil, también dejamos de lado a este par. Pero es un enfoque incorrecto, porque no tenemos que pensar que los asesinatos han sido causados por causa física, sino por armas de fuego. No necesitas músculo para eso y cualquiera podría haberlos perpetrado.

En resumen, la gracia es que Jessica se aproxima mucho a la verdad diciendo que Kumasawa mintió y elaboró una escena falsa. Simplemente, se equivoca con el principal actor de esta tragicomedia.

La narración es terrible, por cierto. Detalla la pena que debemos sentir por los sirvientes y explicándote por qué Jessica está acusando a Kumasawa. Así que saltemos a que Natsuhi sospecha que Genji podría haber «actuado como Beatrice», un toquecito para que no olvidemos que Beatrice no debe ser estrictamente una mujer. De nuevo, no se aleja mucho de la realidad. Genji creó la ilusión para Kinzo, solo que utilizó a Sayo. No me cabe duda de que Sayo escribió con toda la intención estas palabras.

Resumido a la perfección, sin duda. El problema es que cuando Natsuhi acusa a una niña pequeña, como lectores no podemos evitar quitarle algo de credibilidad a esta mujer, armada y que apunta a una menor con su rifle.

Siempre encontraré irritante que Maria señale al cuadro diciendo «si queréis saber cómo es, ahí la tenéis», porque rompe con la idea de que Maria reconoce a la gente por su comportamiento (o, al menos, despista una barbaridad sobre el tema). Sabemos que Kanon no tuvo tiempo para disfrazarse de Beatrice, por mucho que el manga ponga otra cosa, así que…

Por enésima vez, Maria nos repite el problema de culpar a Beatrice cuando no quieren creer en un asesino humano, etc, etc. ¿Alguien se pregunta por qué tanta gente abandona Umineko? Pues aquí uno de los motivos. Es muy, muy pesado.

George de verdad asume que Natsuhi va a disparar a Maria, por lo que se lanza a insistirle en que el culpable está aterrorizado de que al día siguiente llegue la policía. De nuevo, George no está muy equivocado. Sayo teme al mundo exterior. Tiene terror a lo que puede deshacer su ya frágil ilusión. Por eso ha activado la bomba, para asegurarse de ganar, pase lo que pase. En sus novelas —y en la realidad— siempre ha sido un juego sucio, por mucho que estableciera reglas que iban contra sí misma. Y debo decir que por una vez tenemos un discurso realista, ¡un aplauso!

You go, Natsuhi! Eso sí, apreciad lo asustada que está, que tiene que insistir mil veces en que tiene alguna clase de autoridad de una familia que ya básicamente no existe…Por otro lado, está encarnando el papel que debería tener Battler.

¿Os imagináis que la historia hubiera sido siempre Natsuhi vs Sayo? Habría sido mil veces más interesante y coherente.

La narración apunta que George y Battler están en el lado de Natsuhi por casualidad. De haber estado más cerca de la mesa, los habría echado y considerado culpables. Es un buen punto y me gusta. Por una vez no se limita a repetir lo que ya se ha dicho en voz alta. Por otro lado, Battler se siente culpable por echarlos y querer sentirse seguro. También está bien como detalle, pero habría quedado mejor después, cuando se ha bajado la adrenalina y el terror del momento.

Curiosamente, Nanjo es el primero en ofrecer abandonar la habitación, y lo hace con una extraordinaria calma. Me imagino que entre la esperanza de dinero y de que todo sea una broma y un rifle, no hay comparación, desde luego. Kumasawa, en cambio, ya no se fía del todo de Sayo y no quiere marcharse, aunque al final se doblega. Adorablemente, Maria perdona a Natsuhi cuando esta se lo pide —total, está acostumbrada a perdonar a su propia madre—, y Genji devuelve las llaves. Como si las necesitaran cuando vaya a explotar la bomba… Se habla de cómo debe ser humillante entregar las llaves, símbolo de confianza, y creo que me voy a reír. Si es Sayo quien está metiendo este detalle, tiene un humor muy desagradable.

Natsuhi pensaba jubilar a Genji cuando «Kinzo muriera». ¿Pretendía librarse de alguien que sabía lo que habían hecho…? Quizá eso fuera más humillante para él que cualquier otra perspectiva.

Es un buen detalle que no se atrevan a respirar hasta que los sirvientes, Nanjo y Maria han salido y la puerta se ha cerrado con un clic. Porque ya están completamente a salvo. Menos por la bomba, claro. Y Natsuhi trata de convencerse de que ha hecho lo correcto, de que por fin están a salvo.

 

Personajes destacados


Jessica, dolida por la muerte de su crush, echa en cara a Kumasawa que el criminal no habría matado a Kanon de haber estado ella presente. Evidentemente, incluso si no fuera una pantomima, no sería cierto. Debemos asumir que es una persona armada, que ha sido capaz de matar a adultos. Un chico joven y una anciana habrían sido un bocadito.

Pero resalto esto porque refleja bien cómo Jessica tiende a abatir su malestar sobre otras personas y cargar contra ellas, como hace también con Maria cuando esta mete el dedo en la llaga intentando consolarla —con toda la buena intención del mundo, pobre cosita—, si bien siempre termina por arrepentirse de sus prontos. Supongo que podríamos compararla con Natsuhi, que también puede ser muy emocional, y con Battler. Los tres tienen violentos estallidos, pero sin que eso signifique que dejen de ser (en general) buenas personas. Jessica sigue siendo una chica de 18 años que está encerrada en una isla donde sus seres queridos están muriendo uno tras otro, de modo que sus reacciones se exacerban.

Curiosamente, y continuando la comparación entre Natsuhi y Jessica, esta insiste en apartar a Maria del grupo, cosa que terminará por hacer Natsuhi, que también está tomando nota de la actitud de la gente de su alrededor.

En cualquier caso, destaco a Jessica en este apartado porque su actitud habría sido muy interesante de haber sido la protagonista. Habría desmontado, y mucho, el plan de Sayo. No quiere seguirle el juego, no quiere esperar a que ella los vaya acorralando, sino sentarse en un sitio público como la sala de estar y esperar a que Beatrice se presente en persona, cosa que Sayo no puede hacer de acuerdo a las reglas que ha establecido en su propio juego. Sayo tendría que haber encontrado formas muy creativas de separar a los miembros de la familia para matarlos y cumplir el ritual. Eso o aguantar hasta la bomba con una creciente frustración, ya que nadie resolvería su acertijo ni tampoco permitirían la resurrección de Beatrice. ¿Cómo habría reaccionado…?

Como curiosidad, quiero comentar que Jessica sufre un momento algo incómodo cuando debe reconocer que el amuleto que le ha regalado a su madre fue cosa de Maria. Y Natsuhi también parece algo decepcionada. ¿Por qué? Quizá asumió que era algún recuerdo más importante para Jessica. Ahora, sabiendo que la chica odia a Maria, Natsuhi podría pensar que Jessica simplemente quería quitarse de encima el amuleto.

Ah, y cuando se entera del «pasado» de Kinzo, Jessica cambia de opinión sobre los sirvientes y deja de considerarlos inquietantes porque ahora piensa que jugaban al tema de la bruja para ser amables con Kinzo. Jessica, eres demasiado buena chica.

Cambiando de personaje…

 

Aquí tenemos el centro del conflicto de Battler, que extenderá las novelas hasta el infinito. No es que Battler quiera encontrar al culpable de tan monstruosos actos, sino que su instinto es sobrevivir para ver un nuevo día. Pero claro, no puede evitar darle vueltas.

Battler reflexiona sobre la idea de dar la vuelta al tablero y ¡nos enteramos de que Kyrie se lo enseñó antes de casarse con Rudolf! El texto dice que trabajaba con este, así que supongo que no visitaría la casa porque estaba Asumu, pero ¿puede que Rudolf se llevara alguna vez a Battler al trabajo? Cute.

Me encanta que Battler se deprime pensando que si Kyrie estuviera allí, seguro que podría aportar mucho para descubrir con su ingenio a Beatrice. Sin duda. Al mismo tiempo no diré que Battler añora a su «mamá», pero es evidente que había más conexión entre ellos de la que ninguno querría reconocer jamás.

Encuentro adorable que Battler lea manga, y a la vez agradezco que se nos cuenten algunos de sus intereses porque hasta ahora, sigue siendo un personaje con un pasado bastante… vacío. Eso sí, ¿no es un poco estúpido que Umineko haga más referencias a que Battler lee manga que a libros de misterio, que se supone que devora sin cesar?

Veleta, eso es lo que eres, Battler. Un veleta.

Ya he dado mi opinión sobre que de pronto se le tenga lástima a Kinzo, pero es que me entra la risa. Battler ha jurado atrapar al asesino, odia la idea de la bruja, sabe que esta persona se hace pasar por una mientras mata a gente. Si comentara la diferencia entre la bruja inventada y el asesino, vale, pero es todo tan torpe y tan ridículo que solo puedo ver cómo el personaje de Battler se desmorona para intentar convencer al lector de lo que debe pensar.

Para tener tan buena memoria, por cierto, solo delante del epitafio establece la conexión de todas las muertes. Y aun así, a pesar de lo horrendo, lo manipulador que es todo, Battler no es capaz de sentarse a pensar con lógica porque todos empiezan a culpar a Kinzo —un movimiento inteligente por parte de Ryukishi— y a interpretar que los asesinatos son un extraño intento de suicidio —lo cual también es correcto—. Pero claro, en el momento en que aparece una nueva carta habría que ENTENDER que el culpable está vivo, coleando, acechando, y está relacionado con los sirvientes.

¡Pero no sospechemos!

Cuando Natsuhi amenaza al grupo de cómplices, es George quien saca la voz de la razón para que no intente disparar. Battler se une, mucho más nervioso y haciendo bromas que se caen por su propio peso, a su primo, pero es infinitamente más secundario. Me desconcierta muchísimo cómo una vez fue capaz de interponerse entre sus dos tías en una situación violenta y ahora casi se lava las manos. ¿Podría ser porque estaba enfadado porque se atacaba a Natsuhi de forma injusta y aquí no sabe qué pensar?

El caso es que Battler le entrega el amuleto a Maria, que nunca había perdido, porque se preocupa por ella y se siente culpable por enviarla fuera. Es un gesto bonito, pero creo que es más para calmar su propia conciencia que porque confíe en que entregarle el amuleto vaya a hacer que Maria se sienta más segura —si está tan tranquila, la chiquilla—.

 

Pistas de las que no nos damos cuenta


Incluso si es desquiciante lo repetitivo que resulta Umineko, aquí tenéis otra evidente pista.

Y ya está. Es más, Battler comenta poco antes que si Beatrice fuera una bruja, solo tendría que aparecerse y hacer magia. ¿No os encanta que esto es lo que pasará en el epílogo y subsiguientes novelas? ¡Luego que por qué la gente se confunde y deja de buscar al culpable, Ryukishi!

Ignorad la parte final. Lo importante es imaginar a Sayo escribiendo esto, rompiéndose el corazón y reconociendo la verdad. Y luego engañándote de nuevo sobre la bruja que deberíamos intentar entender y conocer, que es su creación.

Jessica resume bien la lógica de Sayo, y lo cruel y despiadada que es para sí misma… pero en especial para las víctimas que pretende llevarse por el camino.

 

Función del capítulo


Aparte de retirar a los personajes hacia el estudio de Kinzo y que se produzca la separación final, hay un mensaje que se grita a lo largo de todo el capítulo: no conocéis a Beatrice, hagáis lo que hagáis no va a funcionar si no intentáis poneros en su piel.

Sería, pues, una invitación a revisar todo lo que hemos visto para averiguar su modus operandi y deducir qué clase de persona forzaría a la familia Ushiromiya a sobrevivir para quedarse con la herencia (una que está enferma, eso debería estar claro).

Incluso si esta es nuestra primera lectura de Umineko y vacilamos sobre si nos encontramos ante una bruja o no, debería resultar evidente que esta Beatrice está familiarizada con la mansión, que siempre anda cerca y conoce todos y cada uno de sus movimientos. No solo eso, sino que ha logrado acceso a habitaciones donde solo los sirvientes pueden entrar y que debe ser un monstruo super fuerte y hábil o contar con ayuda para asesinar a tantísimas personas sin esfuerzo. Eso o va armada, con magia o pistolas. Más importante aún, nunca hemos escuchado o encontrado pistas del arma asesina, porque los pisapapeles están hechos para disimular heridas. Claro que ¿eso lo puede saber un lector, que en demasiadas ocasiones debe suspender su credibilidad —como con los teletransportes de algunos personajes—? En cualquier caso, es el momento de sentarse a pensar.

 

Manga


El arte de Natsumi Kei ha mejorado mucho para estas alturas y emplea recursos menos típicos para expresar angustia y desazón, como rayajos boceteados e irregulares (aunque solo en un par de imágenes). Sus caras son más equilibradas, ¡y no hablemos de las expresiones!

Ay, vemos a Battler de pequeño visitando a Kyrie y absorbiendo su sabiduría. ¡Admiraba tanto a su madre! Por cosas así se compra una el manga, qué gustito ver esta clase de escenas.

Voy a reconocer que aunque odio la forma de exagerar todo de Natsumi Kei, en especial cuando gira alrededor de Maria, el tema del amuleto de Natsuhi está mucho, mucho mejor llevado que en la VN precisamente por lo impactante que resulta la presentación visual. Maria pasa de una sorpresa sincera al enterarse de que tenía el amuleto a una sonrisa repugnante y siniestra. Al señalar que Beatrice debió enfadarse mucho y poder usar recursos visuales, resulta mucho más inquietante recordar las marcas en la puerta de su dormitorio.

Mi reacción a que los sirvientes cuenten «la historia de Kinzo» es la misma que en la novela. Solo diré que me gusta que veamos a Kinzo de joven, con el pelo blanco y hasta sonrojo de pura felicidad, y que claramente tiene una fisonomía que Battler ha heredado. La hiper empatía que experimentan todos, bien expresada mediante miradas silenciosas, habla por sí misma y no necesitaría texto, pero bueno. También es agradable ver que George rompe a llorar, o incluso Jessica, porque han pasado por situaciones «similares» de pérdida.

También es encantador ver a Maria tan confiada y satisfecha pensando en la Tierra Dorada. Hasta se cubre la cabeza, preparada para que Battler le dé otro golpe, con una sonrisa de anticipación… Y Battler se limita a revolverle el pelo. Emocionalmente, todo funciona mucho mejor.

Entonces hablan de los rituales y ¡otras varias páginas de Maria siendo creepy, porque nunca es suficiente al parecer!

Tenemos una panoramica de la disposición de los sirvientes y diría, muy claramente, que aquí ha sido Kumasawa quien dejó la carta sobre la mesa. Y simplemente adoro a Natsuhi preparando la escopeta y dando órdenes para alejar a los sirvientes. Son unos paneles llenos de violencia y energía. La reacción de Battler, con una sonrisa tensísima, al intentar convencer a Natsuhi para que no dispare también encaja mucho mejor que la risita artificial de la novela.

 

Detalles a mencionar


Desde luego, Ryukishi no tenía asentada la idea de que Maria hubiera asumido que fue un nacimiento virginal. Pero encuentro descorazonador que su empeño en que Beatrice no romperá su promesa… también es una mentira. Sayo, en su hipocresía, le ha prometido cosas que jamás serán realidad porque así puede concederle una momentánea felicidad mientras Maria está viva y le es útil hasta que le llega la muerte. Y desde la muerte ya nadie podrá quejársele.

 

Conocías lo suficiente de este abusador, pederasta, violador y asesino, Nanjo.

No considero esto una pista como tal, sino más bien una indicación de que Ryukishi ya jugaba con la idea de varias Beatrice. Por supuesto, esto pretende hacernos pensar en una bruja real, pero luego se apunta a una posible hija. Pero una hija sería de la edad de los hermanos, no de los primos. ¡Se nos desvía así la atención de Kanon y Shannon!

Supongo que si le idealizaban mierdas así, no es de extrañar que en sus ganas de emular a Kinzo, aunque le odie, Sayo acabe creando una persona tan tóxica y terrible como Beatrice.

Normalmente hay pocos sirvientes en la casa, así se puede entender que Shannon y Kanon casi nunca se crucen, porque Genji se aseguraría de que no fuera así.

Aparte, es deliciosamente irónico que Sayo cumpla lo que Kinzo nunca hizo: trata a Shannon y a Kanon como sacrificios humanos para revivir a Beatrice. Por otro lado, podríamos forzar un poco la narración e interpretar que Sayo se veía como un sacrificio para convertirse en Lion —pero, a su vez, Kinzo no quería tanto ver a Lion como a Beatrice y por eso la vistieron con su traje—.

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It’s all useless

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¡Que el viento sople a vuestro favor!

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