Analizando Houseki no Kuni #9. Primavera

Antarcticite ha sido llevado a la Luna y el invierno ha acabado. Houseki no Kuni nos ha dado el primer gran golpe emocional, a pesar de que ya había dejado caer muchos detalles desagradables o desalentadores. Nos habían acostumbrado a que el Maestro siempre llegaba a tiempo, a que era una serie con un tono divertido. Pero a partir de aquí, Houseki cambia…

Junto con Phos.

El invierno está a punto de acabar y vuelve a haber un único vigilante. Como suele pasar en muchas historias en la que un personaje querido desaparece, Phos se obliga a recordar a Antarc adoptando muchos detalles de su forma de ser y vestir. Tacones, pelo corto, su espada, entre otras cosas. ¡Phos ha pasado de ser kawaii a bishounen! Incluso el diseño de sus ojos se ha modificado para darle un aire más maduro.

A su vez, se nos indica que ha pasado el tiempo no solo por la falta de nieve, sino porque Phos sabe manejar a la perfección sus piernas y sus brazos. Su forma de hablar es mecánica, respetuosa, toda su forma de actuar carece de la energía del Phos que conocemos. El trauma es fuerte, pero no sabe cómo lidiar con él.

No solo eso, sino que ha aprendido la lección y no se arroja sobre los Lunarian que se interponen en su camino hasta que Kongo (que imagino que ha hecho todas las rondas con Phos para evitar que se repita lo de Antarc) le está guardando las espaldas. Por cierto, que pueda hacerse el camino hasta la escuela da que pensar sobre la inteligencia de los Lunarian, que se limitan a dispararle desde lo alto…

Phos demuestra mucha originalidad a la hora de controlar su oro y platino (en serio, ¿de dónde sale tanta cantidad?), no solo para protegerse, sino para acceder a terrenos imposibles. Eso sí, todavía no es perfecto y el Maestro debe salvarlo de una flecha vengativa que arroja un Lunarian. Acto seguido pierde la concentración y cae, sin hacer amago alguno por intentar suavizar el impacto contra la tierra. Es Kongo quien lo salva, una vez más. Con todo, los brazos del Maestro deberían haberlo destrozado en la zona del tronco, que todavía está formado del material original de Phos. ¿Quizá el oro que hay en el interior suaviza un poco los impactos?

Lo que sí hace el oro, como nos expone Kongo de forma muy absurda porque es algo que Phos ya sabe, es repartirse por su cuerpo para equilibrar el peso. Eso significa que Phos ya no es rápido y que, cada vez que manipula los brazos, se rompe un poquito por dentro. ¡Hablando de evoluciones autodestructivas!

Phos acepta esto como algo que no puede evitar y, me inclino a pensar, como un castigo por todo lo que ha pasado con Antarc. No solo eso, sino que se fuerza a continuar con sus tareas porque es lo que Antarc habría hecho… Y porque siente que debe estar a la altura. Es decir, se está fustigando.

A pesar de que el Maestro no lo detiene, cabe resaltar que Phos ha ocupado del todo el puesto de Antarc, tal y como este le pidió. Ahora la relación entre Phos y el Maestro parece algo más profunda, Kongo de verdad se preocupa por Phos y es más consciente de los problemas que tiene. Le da consejos, asumo que lo ayuda a entrenarse, pero le da sitio para que siga… destrozándose solo. ¡Kongo, qué estás haciendo! ¡Aparte de no cambiarte de ropa! Me gusta pensar que habla de cómo él también está recordándose, de forma constante, que ha perdido a Antarc y que las heridas siguen. Aunque no las veamos. Pero no deja de ser un headcanon… que luego, quizá, se fortalezca un poco cuando Phos decida arreglarle la túnica. Es decir, que se ayudan mutuamente a salir adelante.

El caso es que Phos vuelve cada día a la orilla donde perdió a Antarc y repasa todos los errores que cometió. No tiene a nadie para decirle que no se haga eso, que acababa de empezar a manejar sus brazos, que estaba roto, que no podría haberlo hecho mejor, que cualquier cosa podría haber salido mal incluso si en vez de lanzar la espada hubiera intentado alargar el oro para atrapar a los Lunarian. Destruye uno de los Lunarian de hielo y se jura que la próxima vez no fallará.

Houseki no Kuni tiene momentos preciosos, a pesar de toda la exposición, como cuando se nos muestra una flor que ha nacido en el hielo y Phos se la lleva a Antarc… A lo que queda de él. Un triste pie. Phos se acerca a hablarle a menudo y, la verdad, sería interesante asumir que Antarc puede entender algo, pero sabemos que las gemas, una vez rotas, pierden la conciencia. De no ser por cómo lo persigue la culpa, esto podría ser terapéutico… En un distante futuro, porque al menos habla en voz alta y deja salir las cosas. Hasta se atreve a reconocer que le cuesta dormir, que tiene miedo de hacerlo, porque solo lo asaltan pesadillas sobre Antarc.

Y lo cierto es que la primera vez que vemos el torso de Antarc resurgir a partir del pie, durante un loco momento pensamos que es algo que puede pasar. Que Antarc está tratando de despertar, de volver de alguna forma. Pero es todo un sueño. Uno que repite una y otra vez el suceso más traumático de la vida de Phos o, al menos, el que recuerda con claridad.

Por suerte, el Maestro saca a Phos de la pesadilla. Está tan exhausto que se quedó dormido al lado de Antarc sin darse cuenta… Y es que no hay que olvidar que lleva todo el invierno en pie y que solo ahora se ve que hay más días en los que puede conseguir energía.

Para entretenerse, decide arreglar la túnica de Kongo (que lanza una exclamación ahogada porque cómo fiarse de Phos) para que Red Beryl no entre en explosión atómica. Curiosamente, Kongo comenta que no tiene otra túnica. Me sorprende mucho que Red Beryl no le haya hecho otra de respuesto… Al menos Phos está contento porque con sus nuevos brazos puede manejar con más habilidad las cosas, en parte porque puede multiplicarlos, y hasta señala que se cortó solo el pelo. ¡Ya te vale, Kongo, podrías haber ayudado!

La escena que sigue es… muy íntima. Sabiendo los temas acerca de la pederastia que ha tocado la autora en el pasado y que quizá lleguen en el futuro, a más de uno se le ha debido de poner los pelos de punta. En general las gemas carecen de cualquier clase de sex appeal, ya no solo por su androginia, sino porque parecen más niños que otra cosa. El Maestro Kongo, en cambio, es un adulto y uno con sus músculos, por los que se nos deja ver. Por suerte, no siente nada por las gemas excepto sentimientos paternales. La intimidad hace más referencia a un momento que las gemas no suelen compartir con el Maestro a otra cosa.

 

Con un fondo sinceramente hermoso, como muchos de los que ha habido en este episodio, Phos dice que es la primera vez que ve llegar la primavera y reflexiona sobre el rápido cambio de las cosas.

—Da miedo.

—Tú también (has cambiado).

Es, desde luego, un cambio brutal tras 300 años de ser siempre la misma clase de persona. He leído algunas quejas sobre esta evolución acelerada, pero la verdad es que me parece bien un desarrollo llevado. Phos no ha pasado de pronto a ser diferente, sino que se está forzando a serlo a la vez que sufre un profundo trauma. Está rechazando por completo su forma de ser. Si Antarc creó una buena influencia en su persona al impulsarlo a esforzarse y tratar de hacer cosas por las que nunca antes se habría molestado, ahora directamente quiere imitar a Antarc en todo. Y eso no es sano. Phos fue el único que se ofreció a entenderse con Ventricosus, que supo mirar fuera de la sociedad de las gemas o que intentó cambiar la situación de Cinnabar.

Así pues, cuando la autora empezó a escribir esta historia sobre los roles y un personaje tontico, nos fuerza a preguntarnos si lo que hace Phos está bien. Si necesitamos que de verdad se fuerce a cambiar tanto, sacrificando por el camino su cuerpo, sus recuerdos, sus sentimientos y su energía… Solo para intentar encajar.

Phos empieza a temer los cambios, que solo le han hecho daño. De no ser por las prisas que sufre para intentar que Cinnabar no se suicide a todos los efectos, quizá no habría perdido parte de su cuerpo. Apenas conoció a Antarc, pero su vida le había enseñado que las cosas casi nunca se alteraban, que tendría décadas, siglos… Y no fue capaz de asumir ni enfrentarse a la pérdida.

No es de extrañar que, igual que Cinnabar (que cada vez se vaya pareciendo más a él también tiene su importancia en la historia como cierto paralelo; irónicamente, cuando más similares son, más apreciado se va volviendo Phos) rompa a llorar ahora que tiene algo líquido en su interior.

Como forma parte de su ser, Kongo no puede simplemente secarle las lágrimas así que lo ayuda a recoger el oro. Es muy interesante que comente que llorar es un defecto que tenían los humanos. ¿Es una mentira piadosa o de verdad lo piensa?

En cualquier caso, Phos se niega a descansar más porque el invierno está a punto de acabar.

 

Acto seguido, saltamos a una escena donde se nos muestra a las gemas hechas un verdadero desastre después meses de rodar en sueños. Lo cierto es que bastante de las posturas sobran, queridos animadores, en especial las de Jade porque nadie se dobla así por cansado que esté y es un fanservice innecesario. Pero en fin. Es encantador cómo Jade asume, por supuesto, la responsabilidad de espabilar a los demás… Solo que todos tienen demasiado sueño. Hasta Rutile confunde a Phos con Antarc.

Puede que dolido todavía por su pérdida, Phos carece bastante de mano izquierda y anuncia que fue llevado a la Luna. Quizá estaba buscando que alguien más compartiera su dolor, quién sabe.

El caso es que nunca entenderé esta escena en la que Rutile le pide que vaya a atender a Cinnabar y Phos se pregunta quién es, llevándonos a creer que lo ha olvidado como le sucedió con Jade. Cosa que no. Así que ¿para qué este ataque tan innecesario si no iba a llegar a ningún lado? En el manga es el final de un capítulo, así que resulta todavía más cruel, pero… ¿Qué pretendían con esto…?

Cualquiera sea el motivo, Phos dice que no está en condiciones, y Red Beryl nos interrumpe la seriedad. Tiene que repartir los uniformes de verano, después de todo.

En la reunión (donde, por cierto, Cinnabar no está), Kongo informa que el día 22 perdieron a Antarc. ¿Cómo organizarán los días y los años en general? A saber. Más allá de culparse y pedir disculpas por no llegar a tiempo, es interesante cómo destaca que Antarc peleó bien. Es un consuelo pobre, pero seguro que Antarc estaría contento por el elogio.

Enseguida declara a Phos sucesor de Antarc. Quien, si bien cambiado en aspecto e interior, sigue mostrando partes de su personalidad antigua al llegar tarde. O quizás sea por postergar todo lo posible la presentación de su nuevo yo.

Pese al shock del resto, Kongo sigue hablando y le pide a Phos que informe de los detalles de la captura de Antarc. ¿Es sadismo de su parte? Porque ninguno de los que hibernaron era especialmente cercano a Antarc, podían explicarlo a grandes rasgos y dejarlo estar. Da la sensación de que le eche sal a las heridas de Phos.

Por supuesto, Phos se culpa mientras muestra en el mapa lo que pasó (las fichas son todo un detalle. La de los Lunarian incluso es alta, ¿quién las habrá hecho?). Tiene sentido que use sus extremidades con naturalidad porque ha tenido gran parte del invierno para acostumbrarse, pero el shock, recelo y curiosidad del resto también es entendible.

Por cierto, la cantidad de detalle que recuerda del ataque es increíble. ¿Será cosa del oro? ¿O simplemente por revivirlo mentalmente incontables veces?

Si bien Phos no es demasiado expresivo (ya sea en gesto o voz, con la que, por cierto, su seiyû hace un trabajo estupendo), es adorable cómo ante la pregunta de Dia (gracias, cariño, por intentar que Phos se sienta menos como un alien) intenta que vean que no es peligroso… haciendo florecillas de oro. Quitando a Kongo, sólo Alex, Bortz y Dia no huyen. Grosero.

Mientras Rutile le pone polvo (curioso que pese a que Phos podría habérselo puesto solo porque tenían en la enfermería no lo hizo. ¿Otra forma de autocastigo?), sólo en las piernas, porque en los brazos sería inútil al deformarlos todo el tiempo, Phos dice que es un cuerpo del que tener vergüenza. Aunque nunca lo había pensado. Claro que no, tuvo todo el invierno con cosas más importantes en mente.

Y dice que es bochornoso por ser extraño. Comprensible: la sociedad de las gemas (y en cierto modo nuestra sociedad, es parte de la moral de la historia) se basa en la idea de encajar. Es triste que recién se haya detenido a pensar en cómo es su cuerpo tras el desprecio de las otras gemas.

Y pregunta por Cinnabar, el otro que no encaja.

Rutile, que parece que esperaba la pregunta, dice que no tenía interés en formar parte de la reunión. Es triste que ese «como siempre» se refiera a que lleva aislado quién sabe cuántos años. Todo el tiempo. Debe parecerle raro a Phos, que ha tenido muchos cambios en un período tan corto de tiempo. Y Rutile le dice que si está interesado vaya a ver por sí mismo. Pero Phos se niega, porque no tiene nada que decirle. No son cercanos, después de todo, y aún no tiene un trabajo para él.

Dia nos interrumpe el momento de drama para tocar el brazo de Phos con un palo (¡os ha dicho que no es peligroso!), y el resto de las gemas están ahí también, husmeando. Es lógico que los pueda la curiosidad en vista de que recién se han despertado y pasan muchos, muchos años sin novedades, pero eso definitivamente no ayuda a Phos a sentirse parte de ellas. Como sí hará el hecho de poder luchar, aunque ahora no le haga feliz.

Algo que es destacable es que Phos no se ha cambiado al uniforme de verano, pese a que debe tenerlo. Red Beryl dice que no es la misma talla que antes, pero si puede tener puesto el uniforme de invierno viejo, lo mismo pasa con el de verano. Por supuesto le hará otro, que vaya a juego con el estilo de cabello nuevo.

Y todas las gemas, menos Rutile, que está a lo suyo y Red Beryl que grita y toma medidas, quieren que les dé un espectáculo, mueva el brazo y haga cosillas. Con la energía que le cuesta, qué horror.

Rutile nos explica que el cuerpo de Phos es más grande porque tiene una aleación importante y ha crecido para adaptarse a ella. Hablando de ella, ¿hasta dónde piensan estirar el brazo de Phos? ¿De dónde sale tanto oro?

Obsidian piensa en cosas geniales que hacer con la espada de Antarc (mientras Red Beryl grita de fondo y le prestamos poca atención), como unirla a los brazos de Phos y luego le pregunta si se puede desvestir. Rutile también, aunque en su caso sólo que porque quiere viviseccionarlo.

Phos huye, como haría cualquiera en su lugar.

Tras pegarse al techo (¿esto es Spider-Man?), baja la mirada al piso cuando se calma el griterío, y allí está Bortz.

—¿Estás satisfecho ahora que eres más fuerte?

—No ha salido nada bueno de ello.

—Me imagino.

¿Qué te imaginas, Bortz?

Me habría encantado decir que Bortz está tranquilo como es usual, pero no. Porque tras una pregunta tan aterradora como la posible vivisección de Rutile —«Esa aleación… ¿qué se sentirá al cortarla?»— ataca a Phos y… llega Dia, a salvarle. O no, porque sólo dice que es injusto que no le deje estirarlo más primero. Y Bortz ordena que sujete a Phos mientras se prepara para su ataque.

El trabajo en equipo de los diamantes es aterrador. Gracias al cielo que no está también Yellow.

Pero Phos huye, otra vez dejando oro en su lugar. Espero que la aleación tenga alguna propiedad que haga que se multiplique, porque si no, no me lo explico, en serio.

Tras lo que no puede llamarse de otra forma que acoso (y una bromita de Kongo de que «Cuánta popularidad»… ¿en serio es el momento, Maestro?), Kongo hace que formen una fila para examinar a Phos y Jade, que gracias al cielo conserva su comportamiento habitual, le dice que Phos huyó. Otra vez.

Kongo admite que era una broma, pero con esa cara nunca vamos a saber. Y, en general… ¿en serio, Kongo? Aunque verlo desanimado es curioso.

Phos huye al exterior de la escuela, y Kongo dice que está bien. Y algo que resumirá muy bien a Phos de ahora en más.

—Un gran poder conlleva una gran soledad.

(Siento que me repito, pero ¿esto es Spider-Man?)

Jade, preocupado, le pregunta al Maestro si también se siente solo. Y él, alzándolo en el aire (¡eso es una técnica de distracción, no me engañas, Kongo!), le dice que es un secreto. Por supuesto, todas las gemas quieren recibir el mismo trato que Jade. Vaya manera de evitar una conversación.

Pero no podemos hablar de soledad sin hablar de Cinnabar, así que vemos cómo se lo encuentra un Phos cansado (es probable que sea la falta de hibernación pasándole factura, además de huir tanto y dejar oro por doquier). Y la sorpresa de verlo es probablemente la expresión más exagerada, más del antiguo Phos que vemos desde el día en que Antarc se fue.

Phos no sabe cómo hablar así que saluda con un «Hola» a secas y poco firme, pero Cinnabar sabe cómo dirigirse a él enseguida.

Después de todo, Cinn no es el que ha cambiado.

—¿Ahora también perdiste los brazos?

—Oh, no, es un cambio de aires.

A Cinn le duele la mentira. Y Phos insiste tanto que ni siquiera puede hacer contacto visual. Cuando le dice que sigue pensando en su tarea, Cinnabar le dice que no le importa y se da la vuelta para irse. Pero ni siquiera está enojado, el mercurio a su alrededor lo delata.

Como dato curioso, Cinnabar también está con el uniforme de invierno.

Pese a que Phos sabe que Cinn se dio cuenta de que le mentía, no se preocupa demasiado. Después de todo, tiene razón cuando dice que no tiene ideas y tiene que ocuparse de sus propios problemas.

Euclase y Jade se encuentran con Phos, y el primero se disculpa en nombre de todos y le dice que el Maestro fue a dormir. Lógico, considerando que tampoco hiberna. Y este invierno se quedó despierto con Phos gran parte del tiempo que no pudo dormir. Casi es un logro que lograra aguantar despierto durante la reunión.

 

En vista de que Kongo no estará disponible, Jade necesita saber si Phos puede patrullar o no, porque todo el mundo tiene que trabajar. Cuando Phos dice que puede hacerlo, Euclase parece querer decir algo y tanto él como Jade, que le pregunta a Phos si está seguro, se ven preocupados. ¿Será por la conversación con el Maestro o porque se dieron cuenta de qué tan afectado está?

—Siempre soñé con estar aquí, luchando. Ahora es sólo un trabajo peligroso.

Tras esos pensamientos de Phos (que se podrían haber mostrado en vez de tirárnoslos a la cara, pero funciona), aparecen los Lunarian. En el área están los Amethyst, a quienes Phos quiere mostrar lo útil que es. Que sabe lo que hace.

—El Maestro no estará disponible hoy. Tengo que protegerlos, así que tengo que concentrarme.

Las secuelas de Antarc están por tantas partes.

Cómo se mueve Phos habla de rutina. Está calmado, observa y trabaja lenta pero eficazmente. Incluso así, una flecha le alcanza, otra vez (¿eso es una sonrisa? ¿Qué haces sonriendo, Phos?). Pero la evita y se deshace de ese Lunarian. Esta vez, lo logró. Pudo protegerlos, y no arregla lo de Antarc, pero quizás sí enmiende un poco la vez que casi se llevan a los Amethyst a la luna por su culpa.

Es de esperar, pero le llueven elogios. El primero es que «Eso sería impensable para el antiguo Phos». Incluso Dia, que junto a Bortz vio el despliegue cerca, se pregunta si ese de verdad es Phos.

Y tras eso acaba el episodio, con un Bortz que mira fijamente a Phos y murmura su nombre. El siguiente se llamará «Shiro» y será el inicio de la recta final del anime.

¡Que el viento sople a vuestro favor!

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Mistral Chronicles