Sephiroth y la caída de un falso dios

Sephiroth es un villano icónico. Puede que se deba a su maravillosa canción, One Winged Angel, a su diseño, atractivo y amenazante al mismo tiempo, o a lo bien que logró el guion asustarnos cada vez que escuchábamos su tema y pensábamos que no podía ser, que no era el final del juego, no podía tocar ya. Su presencia, terrible y peligrosa, nos persigue durante toda la historia. Sabemos que acercarnos a él es peligroso, que no es simplemente un jefe de turno, y el juego se asegura de mostrarlo mediante un montaje que va in crescendo. Somos víctimas de los actos de Sephiroth, desde que marca su territorio con un literal rastro de sangre y cadáveres, a ver a un monstruo terrorífico empalado en un árbol… O a perder a uno de los personajes más queridos a sus manos.

Pero lo cierto es que Sephiroth funciona tan bien como contrapartida de Cloud que es imposible encontrar un mejor villano para nuestro protagonista. Ambos personajes van de la mano, es imposible pensar en uno sin el otro ya que se han moldeado mutuamente durante gran parte de su historia. Aunque se descartara la idea de que Cloud fuera un clon de Sephiroth, siguen siendo parte de una misma moneda. Vemos tan de cerca la que podría haber sido la historia de Cloud que, incluso inconscientemente, la decisión de nuestro protagonista cobra aún más valor, lo torna todavía más valiente.

Y asistimos a la fina línea que separa al villano… del héroe.

Nuestro concepto para la historia de FFVI era tener más de diez personajes, cualquiera de los cuales podría considerarse El Protagonista. Nos desafiamos a crear un mundo en el que nadie pudiera apuntar y decir «este es el personaje principal». Esta vez, con Final Fantasy VII, sabíamos desde el principio que queríamos que Cloud fuera el personaje principal, y que íbamos a contar su historia.

Yoshinori Kitase

Este análisis de Sephiroth (e indirectamente Cloud) contiene spoilers de la saga de FFVII. Leed con cuidado.

 

Diseño


 

Cuando el equipo de FFVII se sentó a trabajar en los conceptos de los protagonistas, hubo muchas cosas que cambiaron sobre la marcha. Detalles como el similar peinado entre Sephiroth y Aerith dejan caer que en su momento se planeó que fueran hermanos —también se jugueteó con la idea de hacerlos amantes—, y el pelo de Cloud a lo Dragon Ball se eligió para que fuera fácil plasmarlo en los modelos 3D.

Pero cuando Nomura empezó a dibujar a Cloud y a Sephiroth decidió conectarlos. Para ello se inspiró en dos famosos guerreros del siglo XVII, recreando una rivalidad que trascendiera el tiempo. Cloud vendría a ser un Miyamoto Musashi, un ronin maestro del arte de la espada, y Sephiroth su contrincante, Sasaki Kojiro, que falleció durante su enfrentamiento. Si esto no os dice bastante porque los nombres no os resultan familiares, imaginad cada personaje inspirado en Arturo y Mordred o Merlín, si vamos a lo simple. Estas ideas se transfieren a los personajes y son relevantes. Desde el inicio se pensó en volverlos inseparables dentro de la mente de un japonés.

 

Más allá de eso, Sephiroth tenía que ser guay, elegante y atractivo. Además de mayor que Cloud, por supuesto, para establecer esa dinámica en la que el joven héroe logra derrocar a un adulto que ostenta una ideología distinta y que da problemas a la nueva generación. El resto es puro pragmatismo:

Quería que existiera un contraste fácil de ver entre Cloud y Sephiroth en sus diseños. Rubio y platino, corto y largo.

Tetsuya Nomura

Aparte de los cinturones, la diferencia entre sus posturas, sus espadas, sus expresiones y cabellos son reveladores. En particular, el tema de las ropas es interesante. Como comenté en este artículo sobre Cloud, el protagonista no se desprende de su uniforme de SOLDADO hasta Advent Children, cuando logra dejar atrás la falsa personalidad que adoptó. Sephiroth, por su parte, se enfunda en un traje particular a pesar de ser a ojos del mundo el representante de SOLDADO.

Así que es un detalle encantador que, cuando conocemos a ambos, Cloud no es un Primera Clase y Sephiroth tampoco es un SOLDADO. Así que sus diseños hablan de lo que uno ha querido ser y, en el otro caso, de lo que ya no es ni nunca terminó de ser porque siempre se consideró (y estuvo) por encima.

Pero, al final, ambos son guerreros con hábil manejo de la espada y hasta sus armas, tan diferentes la una a la otra, los unen. Porque a pesar de que Sephiroth ascienda de forma y poder, la batalla más importante se da entre espadas y no meteoritos ni poderes celestiales.

Creación e infancia


No hay datos firmes sobre la infancia de Sephiroth. Apenas sabemos su altura y lugar de nacimiento, que por fin se confirmó en la Final Fantasy Ultimania Archive, en Nibelheim casi treinta años antes del inicio del juego. Todos los demás datos son clasificados o desconocidos, cortesía de Shinra.

Lo poco que sabemos es por deducción, líneas cronológicas y lo que se nos muestra en el juego. Sephiroth es hijo de Lucrecia Crescent y el Profesor Hojo es su padre. Sin embargo, debido al proyecto Jenova y el intento de revivir las habilidades de los Cetra, Sephiroth contiene células de un alienígena muy peligroso. Nada más nacer, fue separado de su madre y jamás llegó a conocerla. Es más, pura misoginia, se le aseguró que el nombre de su madre era Jenova y Lucrecia se perdió en una oscura cueva. Por otro lado, Hojo se mantuvo como figura ausente. A grandes rasgos, la presencia de una madre (aunque solo sea en nombre) y la ausencia de un padre que nunca se nombra forman cierto paralelismo con el propio Cloud.

Si la cronología no se equivoca, Sephiroth fue un Niño Soldado. De adolescente destacó en la Guerra de Wutai por su inmensa fuerza y se convirtió en un héroe al que imitar por muchísimos jóvenes. ¡No es de extrañar, pues, que niños como Cloud soñaran con ser miembros de Soldados antes de cumplir los trece!

—Siempre supe, desde que era pequeño, que no era como los demás. Sabía que era especial. ¡Pero no de esta manera!

Todos sabemos lo que pasa con los niños que ganan fama demasiado pronto. Se sabía especial. Ello unido a que los científicos de Shinra lo criaron, probablemente como mero experimento, y al aislamiento que debe producir convertírse en un ídolo, crea una perspectiva oscura de la infancia de Sephiroth. Como para confirmar esta idea, no se nos muestra que desarrollara más amistades que con Genesis y Angeal —y eso ya cuando tenía una edad—.

Es una vida triste, lo cual hace comprensible que Sephiroth fuera un hombre retraído que tendiera a refugiarse en la melancolía y los sueños de grandeza para justificar el tratamiento recibido.

Era un hombre responsable y aplicado pero que no tenía relación cercana con sus subordinados como era el caso de Zack. Distante, frío, no demostraba emociones —ni, evidentemente, sabe lidiar con ellas. Su respuesta a la posibilidad de no ser humano es encerrarse a estudiar, sacar sus propias conclusiones y, al final, reinventarse como persona. Eso, como Cloud, implica que no es capaz de lidiar con la realidad. Eso sí, en ambos casos hay que reconocer que son terribles realidades— ni respondía a preguntas personales. Por ejemplo, en el juego original Zack le deja claro que se unió a SOLDADO porque quería ser como él. En lugar de opinar, Sephiroth desvía la conversación hacia su trabajo. De acuerdo a los eventos mientras se dirigían al Reactor, conocía bien la energía con la que trabajaba, era eficiente y priorizaba las vidas que tenía a su cargo inmediato. Si eso significaba dejar atrás a posibles soldados con vida, lo hacía.

Aun así, Sephiroth no estaba aislado por completo de su alrededor. Sabía cosas, incluso si no se relacionaba de forma personal con nadie. Por ejemplo, cuando llegó a Nibelheim —y quizá la presencia de Jenova empezó a hacer efecto sobre él— dijo:

—¿Qué se siente? Es la primera vez que vuelves a casa desde hace mucho tiempo, ¿verdad? Así que ¿qué se siente? No lo sé porque no tengo ningún hogar…

Sabía que Nibelheim era el pueblo de Cloud, pero dudo que fuera porque mantuvo alguna charla con él.

—Oh, es cierto. Puedes visitar a tu familia y amigos.

Sephiroth no era un mal superior, desde luego. No es que sea la mejor persona por dar unas horas libres a un muchacho de 16 años para que vaya a ver a su familia, pero demuestra que se acuerda de quién trabaja para él.

Todo enfatiza la sensación de que Sephiroth era melancólico y lamentaba no tener un lugar al que pertenecer. De ahí que se aferre tanto, después, al legado de los Cetra y luego de Jenova.

Experimento


Cuando no tienes más remedio que enfrentarte a la realidad, a la fea realidad, ¿qué queda de ti?

Lo primero de todo es afirmar que, antes de descubrir a Jenova, Sephiroth no era un monstruo. No tal y como nosotros usamos esa palabra. ¿Era un asesino? ¿Un soldado puede ser un asesino? Bien, pero no tachamos con esa categoría a Zack, a Cloud, a Barret o a Tifa a pesar de que han matado. La delgada línea entre el asesino, el soldado y el monstruo se tambaleó siempre para Sephiroth. Solo era un héroe gracias a que estuvo en el bando vencedor.

Y ahora, miremos con perspectiva. Un hombre sin figuras paternales ni maternales a las que recurrir, que deseaba tener un sitio a donde volver, sin amigos ni nadie cercano, convencido de que es superior de una forma buena al resto del mundo y justificando de esa manera su aislamiento. Un día este hombre se entera de que fue un experimento. Que podría haber acabado siendo una de las bestias que yacen en el Reactor de Nibelheim.

Sus manos temblaron cuando se preguntó:

¿Soy un ser humano?

A partir de esto, algo cambió en Sephiroth. Investigó. Se desesperó. Quizá la influencia de Jenova tuvo algo que ver. Personalmente me inclino bastante a creer que sí.

—Un organismo que aparentemente estaba muerto se halló en un estrato geológico de dos mil años de antigüedad. El profesor Gast denominó a este organismo Jenova (…) Jenova confirmada como una Cetra (…) Aprobado el Proyecto Jenova. (…) El nombre de mi madre es Jenova… Proyecto Jenova… ¿Es una coincidencia?  Profesor Gast, ¿por qué no me dijiste nada? ¿Por qué tuviste que morir?

¿Qué hace un niño que solo tiene el nombre de su madre? Fantasear. Imaginar quién fue antes de que muera dándole a luz. Soñar con que esa desgracia nunca sucedió y que podrían haber estado juntos. La idealiza.

Ahora Sephiroth quería la verdad y encontró algo demasiado terrible. Si él podría haber sido un monstruo y todo fue por culpa de un ADN sobrenatural, ¿significa que su madre es una criatura muerta de una especie diferente? ¿De ahí viene Sephiroth?

Pero, ah. Pertenecía a una especie superior. Sephiroth no es capaz de comunicarse con el Planeta, ¡pero su madre sí! ¡No solo eso, sino que su madre fue una guerrera, una mujer digna, fuerte, casi una diosa! ¡Todo tiene sentido! Sephiroth no es un monstruo (menudo alivio), como había creído. Es alguien especial, nacido directamente de Jenova. ¡Heredero del Planeta! Jamás debió ocultar sus delirios de grandeza, si solo hubiera tenido la prueba podría haber mostrado al mundo por qué es tan especial y diferente al resto de humanos.

Es casi un dios.

Así, lentamente, Sephiroth dio la espalda al mundo. Un mundo destruido, saqueado por los humanos que abandonaron a la especie legítima de los Cetra. Irónicamente,  tomó la misma postura que Cloud y AVALANCHA presentarán después. Ambos desde el mismo punto de vista hipócrita, como si de verdad estuvieran actuando por el mundo y no por ellos mismos.

—Eres un traidor ignorante. Déjame que te lo cuente. El Planeta perteneció en sus orígenes a los Cetra. Los Cetra eran una raza itinerante. Migraban, se asentaban en algún lugar del Planeta y entonces volvían a desplazarse. Al final de su duro y cruel viaje darían con la Tierra Prometida, un lugar de felicidad suprema. Pero aparecieron aquellos que no estaban de acuerdo con la peregrinación. Aquellos que detuvieron sus migraciones, construyeron refugios y escogieron una vida fácil. ¡Se hicieron con lo que los Cetra y el Planeta crearon sin devolver nada a cambio! Esos son tus ancestros.

¿Perteneció? ¿El Planeta puede ser de alguien? Solo los humanos piensan así, y Sephiroth no es un extraterrestre cuyo pensamiento no podamos comprender, por mucho que él desee ser superior.

Por otra parte, tenemos el clásico discurso repleto de desdén hacia otras formas de vivir. En el caso de Sephiroth, que ha viajado de un lado para otro trabajando para gente de Shinra, que no lucha y desde luego lleva una vida más fácil, crearse este cuento debe haberle venido como anillo al dedo. Como si asentarse no fuera duro y exigente. Pero Sephiroth ha creado un drama, un cuento, un mito como el de Caín y Abel —que no deja de ser una crítica entre dos sistemas económicos diferentes de agricultura y ganadería— en el que él es un Cetra y Shinra son los humanos en su totalidad. Unos humanos aprovechados que, además, escaparon cuando cayó la Calamidad del Cielo y los Cetra desaparecieron tras luchar contra ella.

Mirad cómo se identificó con el bando «legítimo», el idealizado. Es solo una historia, así que después no tendrá problema en identificarse con la Calamidad cuando ya se haya desprendido de sus ideas humanas.

Así que Sephiroth tomó una decisión. Iba a ver a su madre, a reclamar el legado que le negaron, le ocultaron y todo para producir una réplica de los Cetra que trabajaran para los humanos. Todo para esclavizarlo a él, negándole cualquier futuro que no fuera el de servir a Shinra como un SOLDADO.

Sephiroth decidió que el mundo actual era feo, injusto y no merecía la pena luchar por él. Pero el Planeta, ah, eso es otra cosa.

—Madre, recuperemos este Planeta. Vayamos a la Tierra Prometida. (…) Con su poder superior, conocimiento y magia, Madre estaba destinada a convertirse en la gobernante de este Planeta. Sin embargo, esas indignas criaturas están robando el Planeta a Madre. Pero ahora estoy aquí, contigo. Así que no te preocupes.

No te preocupes. Los dos hemos sido usados para otras personas. Pero ahora estamos juntos.

Cuando Cloud le gritó que le había arrebatado todo, que podía (¡atentos!) identificarse en su tristeza porque Sephiroth estaba haciendo lo mismo que en teoría le hicieron a los Cetra, Sephiroth rompió a reír.

—¿Tristeza? ¿Por qué debería estar triste? Soy el elegido. He sido elegido para ser el líder de este Planeta.

Tiene órdenes, una misión. Un propósito. Resulta triste que Sephiroth pasase de servir a una organización a servir a las voces de unos muertos que solo están en su cabeza. Dice bastante de cómo ha vivido siempre y su lucha interna por sentirse superior a los demás y el complejo de, digamos, esclavo.

El caso es que Sephiroth subestimó al mundo entero. Se creyó superior y por eso un muchacho, el más indigno de todos los humanos, que ni siquiera era un SOLDADO, acabó arrojándolo a las profundidades de la Corriente Vital.

Más allá de la muerte


Quería una historia donde persiguieras a Sephiroth. Una donde hay un SOLDADO que una vez fue un héroe, y ahora los héroes lo persiguen. Nunca se había hecho antes eso de perseguir a un enemigo en movimiento y pensé que intentar atraparlo ayudaría a centrar la historia.

Tetsuya Nomura

Cuando Sephiroth reaparece, ha cambiado. Controla las células de Jenova hasta cierto punto, pero su cuerpo está congelado en el Cráter del Norte, el lugar donde llegó Jenova por primera vez al mundo y donde todo acaba, igual que empezó. Aun así, es capaz de influenciar al mundo entero al tiempo que asume su papel como heredero de Jenova, no de los Cetra, y elabora un nuevo plan.

¡Pero no de inmediato! Porque Sephiroth, como Cloud, primero tiene que reconstruirse como persona. En el viaje a Junon chocamos con Jenova y esta murmura que por fin, tras un largo, largo sueño, ha llegado la hora. O puede que lo diga Sephiroth. O que sea cosa de los dos. Lo dejaré a vuestro gusto. El caso es… que Sephiroth no recuerda.

—¡Sephiroth, estabas vivo!

—¿Quién eres tú?

—¿No me recuerdas? ¡Soy Cloud!

—Cloud…

¿No es divertido? Sephiroth no sabe quién es él mismo, ni tampoco quién es Cloud. Cloud, por su parte, tiene ideas bastante confusas sobre quién es él o qué sucedió durante su enfrentamiento con Sephiroth.

Este encuentro probablemente espabiló a Sephiroth. Lo primero que ve, por tanto, y que le hizo recordar su personalidad fue nada menos que Cloud. A partir de entonces, ambos rehacen su pasado siguiendo el mismo camino de regresión que los lleva hasta Nibelheim. A la Mansión Shinra en concreto.

—Este lugar me trae muchos recuerdos…

Para cuando se reencuentran, Sephiroth sabe bastante más cosas. Probablemente no tantas como le gustarían, en particular porque no puede controlar a Cloud de forma directa como al resto de partes de él. A pesar de considerarlo indigno para la Reunión, le da pistas, lo invita a la misma y va comprobando si tienen la misma información. Al final, decide que Cloud debe seguirlo. Sephiroth, como suele pasar con los villanos, creó al héroe de la historia. A pesar de buscar la inmortalidad, acabó por precipitar su destrucción.

Y hablando de destrucciones, ¿qué es lo que pasa a desear Sephiroth?

Los humanos, una vez mueren, no vuelven. Es lo que hace tan memorable el final de Aerith. Incluso si, como Cetra, puede permitir que su conciencia sobreviva un tiempo en la Corriente, está muerta. No puede actuar hasta que se está cerca o dentro de la Corriente o se libera a Sagrado para despertar a la Corriente Vital y esta pueda elevarse contra Meteorito.

Pero Sephiroth quiere ser diferente.

—Así, me convertiré en un nuevo ser al unirme con el Planeta. Igual que hará esta chica…

(…)

—Solo la muerte os espera. Pero no temáis. Es a través de la muerte que un nuevo espíritu de energía nace. Pronto, volveréis a vivir como una parte de mí.

Su objetivo es dar con la Tierra Prometida y fusionarse con toda la energía del Planeta cuando Meteorito provoque una herida tan grave que la Corriente Vital no tendrá otro remedio que arremolinarse a su alrededor para curarla. Teniendo en cuenta que Jenova es un ser parasitario y cómo se retoma este tema en Advent Children, la posibilidad de que Sephiroth pretendiera infectar de paso a los nuevos seres vivos y formar parte de ellos y todos formaran parte de él habla de su megalomanía pero también de su fusión con los objetivos naturales de Jenova.

Aun así, Sephiroth es humano. Nada tiene sentido si no es humano, si como personaje no existe y no toma sus decisioes, porque para eso solo tendríamos a Jenova, alienígena extraña e incomprensible, y los guionistas se lavarían las mano a la hora de crear un villano.

Desde este punto de vista debemos valorar pues, que Sephiroth tiene agencia propia y sabe que es mortal. Su perspectiva de la muerte, con todo, es diferente a la de los seres humanos (y es de las pocas cosas que se han mantenido en los títulos donde tiende a salir, Dissidia incluido, donde se suicida para recuperar sus recuerdos). Al fin y al cabo, Sephiroth queda separado de la Corriente. Ya no pertenece al ciclo, incluso cuando muera el Planeta le rechazará a él y a su herencia de Jenova. Eso no lo vuelve inmortal, pero tampoco le concede un final agradable. Incluso si Jenova está «muerta», sus células siguen existiendo y continúan a la perfección con su papel, destruyendo, controlando y reuniéndose entre sí. Es una idea extraña, como encontrarse en un puente entre dos mundos. Y si caes, llegas a una nada horrible.

Como toda la existencia de Sephiroth, donde no formaba parte de nada.

De modo que busca librarse de sus últimas debilidades y por eso no duda en destruir a todo ser vivo. Su conciencia está tranquila; todos vivirán dentro de él. Será darle una vuelta perfecta a cómo ha sido su vida.

Mientras tanto, sin embargo, nuestro aspirante a dios disfruta torturando a Cloud. Sephiroth se cobra una venganza personal y repulsiva, donde retuerce los recuerdos del chico —por suerte, este tiene a Tifa para que le haga las veces de Beatriz y lo guíe por su infierno personal hasta la realidad— por pura malicia. ¿Y qué hay más humano que enfocarte en alguien y odiarlo? Jenova odiaba y temía a los Cetra, pero parece ser que los veía como una raza. Nada nos indica que tuviera una fijación con alguien en particular. Aerith solo fue especial porque era la última.

Cloud, en cambio… ¿Quién es Cloud? Solo la persona que Sephiroth quiso que fuera. Él lo guió hacia sí, se burló de él, lo utilizó para entregarle la Materia Negra en dos ocasiones, penetró en su psique y retorció recuerdos por el mero placer de hacerlo. ¿Y todo para qué? Ni siquiera intentó efectuar una verdadera reunión con él. Una vez le entregó la Materia Negra lo dejó a su suerte, quizá esperando que muriera, con su venganza completada.

Pero Cloud siguió el mismo camino que Sephiroth. Cayó en la Corriente Vital y volvió más fuerte… Y reconstruido.

One Winged Angel


Si ignoramos Crisis Core, ¿dónde podemos encontrar más información sobre Sephiroth? ¿Algo que confirme todas estas ideas y que pasen más allá de la especulación? Bueno, en su tema de batalla más conocido y una de las canciones más apreciadas de Final Fantasy.

One Winged Angel, ya solo como título, resume la existencia de Sephiroth. Un Ángel incompleto, caído, alguien que está a un paso de la inmortalidad, de la divinidad. Es un título precioso, que juega con la tragedia de una figura que jamás termina de encajar en ningún sitio.

Hay videos dedicados a cómo Uematsu innovó, jugó con la partitura de One Winged Angel tomando influencias de Carmina Burana hasta lograr la pieza inolvidable que tenemos. El caos, por tanto, se asocia a Sephiroth. Los análisis musicales los podéis encontrar explicados por el propio Uematsu. Aquí nos centraremos en lo que tenemos a mera vista:

La letra (original, la de Advent Children añade elementos propios de la película que quizá toque en otro artículo, pero aquí nos limitaremos al Sephiroth original), que no la canta Sephiroth, sino un coro al estilo griego.

Estuans interius     Ardiendo dentro

Ira vehementi      Con violenta ira

Estuans interius   Ardiendo dentro

Ira vehementi     Con violenta ira

Sephiroth       Sephiroth

Sephiroth     Sephiroth

Sors immanis    Destino monstruoso

Et inanis    y vacío

Sors immanis   Destino monstroso

Et inanis    y vacío

Veni, veni, venias,      Ven, ven, oh ven

Ne me mori facias      no me dejes morir

Veni, veni, venias,      ven, ven, oh ven

Ne me mori facias      no me dejes morir

Tenemos una descripción perfecta de Sephiroth. Arde por dentro de ira contra el mundo. Una ira, asumo, que ya se ha vuelto desmedida e injustificada. Porque Sephiroth se ha dejado consumir por la venganza, la rabia y todos los sentimientos negativos posibles, sin duda alimentados por la influencia de las células de Jenova.

Después encontramos una parte fascinante. Miedo a la muerte. ¿Lo canta el coro a modo de temor a un dios terrible, como implica luego que se hable de un ser Glorioso y Noble (ja)? ¿O hablan de Sephiroth mismo? ¿Quién busca la inmortalidad sino el que teme desaparecer?

Sephiroth no solo tiene esta canción en su haber, desde luego, sino que su tema ostenta un título que habla por sí mismo: Those Chosen By The Planet. Una mentira, por supuesto, ya que los elegidos son los Cetra y no Sephiroth. Aun así, se apropia de este leitmotiv y, como no puede ser de otra forma, suena siniestro e inquietante. Tanto que podemos escucharlo durante las partes de sor immanis et inanis. Un destino monstruoso para el hombre que decidió que era un elegido, se engañó y se dirigió por su propio pie hacia el destino más terrible.

Este leitmotiv, para que no olvidemos la presencia de Jenova y de Sephiroth, ligados a los Cetra y a su legado de destrucción, aparece también durante el combate y la música de Birth of a God.

Sephiroth no puede escapar del hecho de que toda su existencia siempre ha sido una mentira. Hasta cuando decidió oponerse al destino.

Y ya, como detalle final, la presencia de tanta musicalidad alrededor de Sephiroth y Jenova, por cierto, es un reflejo perfecto del papel de ambos en esta historia. Sephiroth es casi omnipresente en el terror que causa, en la amenaza constante que supone.

Cloud, en cambio, no tiene tema propio hasta el final de Advent Children. Se le suele asociar con el tema principal de Final Fantasy VII —lo cual, de por sí, también da un mensaje bonito pero habla de su falta de personalidad y de presencia como «Cloud» y no la figura que finge ser durante buena parte del juego—

Un simple hombre


En toda fase final de videojuego nos hemos acostumbrado a que haya diferentes etapas. El jefe final, por un motivo u otro, cambia de aspecto, tornándose cada vez más y más monstruoso. Un ejemplo claro serían Ultimecia o Seymour.

Sin embargo, y esto es algo que también se ha bebido en otros juegos —ni de lejos quiero resaltar a Sephiroth como especial. Ansem de Kingdom Hearts o Xemnas de Kingdom Hearts II, convertidos ambos en horrores eldritchianos, tienen formas finales humanas— nuestro villano sigue un orden inverso en cuanto llegamos al Cráter del Norte. Primero nos enfrentamos a los fragmentos de Jenova, pero luego…

Luego toca enfrentarse a un dios. Y, sin embargo, Bizarro Sephiroth es un monstruo. Una bestia difícil de explicar, que casi parece todavía estar germinando hacia una forma aun superior, que se manifiesta en Safer Sephiroth. En ambos casos su diseño contiene motivos angélicos como alas y su cuerpo humano parece a punto de desaparecer. Es decir, Sephiroth se parece cada vez más a lo que probablemente fue Jenova, un ente extraño y desde luego alejado de la humanidad.

Pero, cuando evoluciona hacia Safer Sephiroth, vemos su aspecto en vez de ser más grotesco, resulta vagamente más humano. Su torso aparece bien definido, si bien uno de sus brazos se convierta en un ala y toda la parte inferior todavía sea difícil de describir.

Así pues, la progresión es de monstruo a humano. El grupo, con Cloud a la cabeza, está arrancando a Sephiroth de su pedestal de dios y le hace recordar que, al fin y al cabo, no deja de ser uno de ellos.

De ahí que la lucha contra Sephiroth en la Corriente Vital (o la mente de Cloud, si queréis verlo así), el cara a cara es tan importante. Tenemos a dos espadachines destrozados enfrentándose al final de un camino similar pero que ha acabado en extremos opuestos. Cloud, con la ayuda de Tifa, asumió sus errores y prefirió ser él mismo.

El viaje de Sephiroth, como vemos, es paralelo a Cloud. Aunque empezaron de formas distintas, ambos fueron convertidos en experimentos bajo Hojo, lucharon por recomponer partes de su psique y se convirtieron en personas perseguidas por Shinra. No solo eso, sino que ambos se bañaron en la Corriente Vital y emergieron de ella fuertes… y diferentes.

Pero es ahí donde radica por qué Sephiroth es tan buen villano: porque es un reflejo de Cloud. Un camino que el mismo personaje podría haber seguido.

Y Sephiroth, tan especial, tan fuerte, tan diferente, cae una vez más ante el chico normal que cuenta con la ayuda de sus amigos. Sephiroth cae ante la humanidad que rechazó, subestimó y quiso destruir. Y lo más importante es que, cuando fracasa, lo hace siendo un humano. Porque nunca fue un dios, para empezar, y porque así es consciente de que ni siquiera en el mismo nivel que Cloud es capaz de vencer.

Cloud logra asimilar sus demonios, dejar de aislarse, aprender a confiar y tratar de quererse por cómo es. Ante todo, aprecia a sus amigos y lucha por sí mismo.

Sephiroth decidió ser, en cambio, el Ángel de una Sola Ala.

¡Que el viento sople a vuestro favor!

Sin embargo, y esto es algo que también se ha bebido en otros juegos —ni de lejos quiero resaltar a Sephiroth como especial. Ansem de Kingdom Hearts o Xemnas de Kingdom Hearts II, convertidos ambos en horrores eldritchianos, tienen formas finales humanas— nuestro villano sigue un orden inverso en cuanto llegamos al Cráter del Norte. Primero nos enfrentamos a los fragmentos de Jenova, pero luego…

Luego toca enfrentarse a un dios. Y, sin embargo, Bizarro Sephiroth es un monstruo. Una bestia difícil de explicar, que casi parece todavía estar germinando hacia una forma aun superior, que se manifiesta en Safer Sephiroth. En ambos casos su diseño contiene motivos angélicos como alas y su cuerpo humano parece a punto de desaparecer. Es decir, Sephiroth se parece cada vez más a lo que probablemente fue Jenova, un ente extraño y desde luego alejado de la humanidad.

Pero, cuando evoluciona hacia Safer Sephiroth, vemos su aspecto en vez de ser más grotesco, resulta vagamente más humano. Su torso aparece bien definido, si bien uno de sus brazos se convierta en un ala y toda la parte inferior todavía sea difícil de describir.

Así pues, la progresión es de monstruo a humano. El grupo, con Cloud a la cabeza, está arrancando a Sephiroth de su pedestal de dios y le hace recordar que, al fin y al cabo, no deja de ser uno de ellos.

De ahí que la lucha contra Sephiroth en la Corriente Vital (o la mente de Cloud, si queréis verlo así), el cara a cara es tan importante. Tenemos a dos espadachines destrozados enfrentándose al final de un camino similar pero que ha acabado en extremos opuestos. Cloud, con la ayuda de Tifa, asumió sus errores y prefirió ser él mismo.

El viaje de Sephiroth, como vemos, es paralelo a Cloud. Aunque empezaron de formas distintas, ambos fueron convertidos en experimentos bajo Hojo, lucharon por recomponer partes de su psique y se convirtieron en personas perseguidas por Shinra. No solo eso, sino que ambos se bañaron en la Corriente Vital y emergieron de ella fuertes… y diferentes.

Pero es ahí donde radica por qué Sephiroth es tan buen villano: porque es un reflejo de Cloud. Un camino que el mismo personaje podría haber seguido.

Y Sephiroth, tan especial, tan fuerte, tan diferente, cae una vez más ante el chico normal que cuenta con la ayuda de sus amigos. Sephiroth cae ante la humanidad que rechazó, subestimó y quiso destruir. Y lo más importante es que, cuando fracasa, lo hace siendo un humano. Porque nunca fue un dios, para empezar, y porque así es consciente de que ni siquiera en el mismo nivel que Cloud es capaz de vencer.

Cloud logra asimilar sus demonios, dejar de aislarse, aprender a confiar y tratar de quererse por cómo es. Ante todo, aprecia a sus amigos y lucha por sí mismo.

Sephiroth decidió ser, en cambio, el Ángel de una Sola Ala.

¡Que el viento sople a vuestro favor!

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