Reseña: ‘Predestinada’, tres historias y cinco mujeres protagonistas

No es un secreto que, gracias al nuevo panorama editorial español, cada vez contamos con más obras y autores hasta hace poco desconocidos en nuestro territorio. Aunque Internet siempre nos ofrece vías para conocer historias más allá de las publicadas aquí, lo cierto es que se agradece la implicación de grandes y pequeñas editoriales, quienes se esfuerzan por traer licencias novedosas –en muchos casos por petición de los propios lectores–.

En este caso, la editorial Tomodomo nos ha obsequiado con Predestinada, un tomo único de la autora Tomoko Yamashita. A pesar de llevar ya diez años de prolífica carrera en Japón, con algunas de sus obras nominadas a los prestigiosos premios Manga Taisho y con una horda de seguidores incondicionales a sus espaldas, Yamashita era una auténtica desconocida en España. Con Predestinada, una colección de tres historias cortas, Tomodomo ha permitido que disfrutemos, por primera vez, de la obra de esta mujer en lengua española.

A lo largo del tomo de Predestinada, se hilvanan historias autoconclusivas que tienen el mismo nexo común: las protagonistas son mujeres, y sólo ellas permiten que las diferentes tramas avancen. Yamashita gusta de dotar a sus relatos de personajes poco definidos, dando lugar a una ambigüedad patente, aunque esto no significa que no estén bien construidos, sino todo lo contrario: la autora pretende mostrar el lado más dubitativo. Ante todo, son figuras humanas que se alejan de clichés y patrones establecidos. Esto ayuda –como no podría ser de otra manera– a elaborar un paralelismo con la sociedad japonesa actual y tener una visión crítica de la misma, aunque en un principio no parezca la intención de la autora, ya que las historias no guardan ningún tipo de relación entre sí y transcurren en escenarios muy diferentes.

Los tres relatos que componen Predestinada se titulan “Invencible”, “Tú eres la Estrella” y “La Princesa sin maleficio y el Prisionero en la atalaya”. En la primera historia, nos encontramos como protagonistas a dos mujeres antagónicas: por un lado, una inspectora de policía y, por otro, una adolescente acusada de cometer múltiples y aterradores crímenes. Aunque la trama transcurre principalmente en la sala de interrogatorios de la comisaría, Yamashita consigue cargar la atmósfera hasta hacerla casi agobiante, recurriendo a recursos como el flashback, a primeros planos de los rostros de los personajes, con un gran hincapié en sus expresiones. Mediante este relato, se nos muestra –y critica– el rol de la mujer en la sociedad japonesa desde vertientes opuestas: el de la inspectora como única mujer del cuerpo de policía –y con problemas de convivencia matrimonial debido a su trabajo– y el de la adolescente psicópata, atribuyéndole características propias del sexo masculino al ser capaz de cometer crímenes atroces. Con esto, la autora da un giro al cliché de la mujer buena e inocente, mostrando que un personaje femenino puede ser también cruel y despiadado.

En el segundo relato, “Tú eres la Estrella”, cambiamos radicalmente de registro para ir a caer a un aula de preparatoria de instituto, donde somos testigos del tópico y típico triángulo amoroso entre dos chicas y un chico. Sin embargo, la autora vuelve a sorprendernos dándole una vuelta de tuerca al cliché amoroso adolescente para visibilizar la homosexualidad en esta etapa vital. Una bonita forma de decir que en los institutos no solo existe la heterosexualidad, tan recurrida en este tipo de historias.

Por último, el tomo se cierra con “La Princesa sin maleficio y el Prisionero en la atalaya”, quizá la más extraña de las tres historias al estar enmarcada en un género que mezcla fantasía y realismo. Esta historia usa la base del cuento de La Bella Durmiente, solo que aquí todos los bebés son maldecidos al nacer por brujos que trabajan desde sus despachos, situados en altos edificios de oficinas. Cuando los niños cumplen los 16 años, se manifiesta el maleficio impuesto. La protagonista, sin embargo, no recibió maldición en ningún momento, por lo que es considerada por sus compañeros como un bicho raro del que solo hay que compadecerse. La premisa es  interesante, ya que Tomoko Yamashita utiliza este repaso al cuento tradicional de la princesa maldecida para hacer un paralelismo social, tocando temas como el aislamiento en la adolescencia, el bullying o incluso la crítica al sistema laboral japonés, conocido por las duras jornadas laborales a las que están sometidos muchos oficinistas y funcionarios.

En general, este tomo deja un buen sabor de boca. A pesar de que ciertos temas –sobre todo en los dos primeros relatos– puedan ser básicos o poco profundos, la autora consigue imprimir un carácter nuevo a clichés que estamos hartos de ver, tanto en literatura como en manga o cómic. Además, Yamashita impregna sus obras de una narrativa que atrapa y desconcierta a partes iguales, con un dibujo que no sobresale en exceso, pero que muestra lo justo y necesario para impactar, centrándose sobre todo en las expresiones de los diferentes personajes. Quizá el único punto negativo de esta obra –aunque para muchos no lo será– es que necesita una segunda lectura para terminar de entender bien todo lo que sucede, ya que el excesivo uso de flashbacks puede hacer que nos perdamos más de una vez.

Para concluir, cabe destacar la gran labor de Tomodomo al traer esta obra, con una edición cuidada y un formato A5 de gran tamaño que ayuda a apreciar más el dibujo y la narrativa del mismo. Esperemos que, poco a poco, vayan llegando más historias de esta prolífica y versátil autora.

¡Que el viento sople a vuestro favor!

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