Emoción y violencia en los YoRHa Boys de NieR: Automata

En este artículo encontraréis spoilers del Stage Play YoRHa Boys y de NieR: Automata

Hace un tiempo publicamos un artículo que resumía el Stage Play YoRHa Boys de Yoko Taro, que venía a completar la historia de NieR: Automata. Mientras esperamos al Stage Play YoRHa Girls, vamos a profundizar un poco en los personajes que aparecen en esta obra de teatro de dos horas y en cómo se desarrollan los temas que Taro adora: el amor egoísta que lleva a la destrucción cíclica.

Yoko Taro declaró que los temas repetidos en Boys eran intencionales; buscaba reforzar la sensación de la eterna repetición a la que se someten los androides en su vida sin sentido. Al fin y al cabo, llevan milenios peleando en una guerra que no pueden ganar bajo ningún concepto, porque entonces perderían la voluntad de vivir, de acuerdo a los altos mandos. No es extraño que los mismos casos se repitan en distintos contextos.

La diferencia es que aquí tenemos muchos más personajes que en NieR: Automata y, definitivamente, menos tiempo. Es imposible desarrollarlos a todos en profundidad, por lo que se siente que todos son un poco refrito de nuestros protagonistas del videojuego. La pareja más descarada son No.2, que tiene muchos elementos de 2B, No.9 con 9S, que no deja de ser un prototipo del mismo. Pero distintos detalles se han repartido con los demás androides, como veremos a continuación. Más de fondo tenemos a Black en contraste con White y cómo ambos asumen su responsabilidad de forma muy personal, pero es algo que nunca se profundiza demasiado.

Sin duda, lo más importante para YoRHa Boys es que no deja confuso al espectador: al contrario que en NieR: Automata, donde todos los personajes son excepcionalmente emocionales (sí, incluso 2B) a pesar de la machacona repetición con que los androides no tienen sentimientos, YoRHa Boys es abiertamente emocional. Sus personajes reconocen que tienen emociones, deseos y aspiraciones. Son unas cobayas para ver qué pasa cuando a soldados de gran capacidad como ellos… les das cierta libertad emocional. ¿Funcionarán mejor que un androide al que se le prohibe comportarse como un humano?

Con esta excusa se pretende dejar libres ideas que orbitaban alrededor de 2B y 9S. En particular, las partes más negativas de 9S son las que llevan a la tragedia, mientras que el amor y la comprensión se llevan hacia No.2 y No.9 invirtiendo un poco la relación de 2B y 9S. Con esto me refiero a que No.9 es un personaje muy puro, obedeciendo a su rol de Sanador, lo cual implica que sus sentimientos por No.2 son amables y no se acercan ni de lejos al deseo de matar. Es decir, se establece un what if 2B y 9S hubieran estado juntos en una historia donde se conocieran por primera vez y No.9 no hubiera desarrollado nunca emociones controladoras y agresivas.

El Stage Play YoRHa Boys no pretende darnos datos de lore más allá de decirnos: sí, existieron chicos YoRHa (misteriosamente no sexualizados a pesar de que hay adultos en el grupo) y esto fue lo que vivieron. A los YoRHa Boys se les permitió que fueran todo lo humanos que quisieran, que sacaran lo peor de sí mismos, siguiendo la senda de la desesperación de 9S cuando ya nadie puede decirle que tener sentimientos es malo y no tiene ni idea de cómo copar con el dolor de la pérdida de una persona.

Así pues, esto es un estudio de la gente que no sabe lidiar con sus emociones. Que los Boys sean, precisamente, hombres parece aprovecharse para enfatizar ese problema que suele tener el lado masculino de la sociedad. Todos callan sus pensamientos y tribulaciones, menos No.9, cuando ya es demasiado tarde.

Pero vayamos por pasos.

 

La violencia como deseo reprimido


Yoko Taro es un poco nihilista. Un poco por no decir mucho. Sus videojuegos tienen finales aterradores, faltos de esperanza. Puesto que sus mecánicas no le permiten, como Undertale, criticar la violencia extrema, golpea al jugador con sus múltiples y desoladores desenlaces. Si eres un asesino, un genocida, mereces una muerte cruel y extrema. Incluso si empezaste como una víctima.

No.6 es el evidente ejemplo. Es tan rata de laboratorio como el resto de sus compañeros, destinado a ser utilizado una y otra vez en combate, sin que sus sentimientos o existencia importe a las altas esferas. En cierto sentido, es muy similar a Dito de Drakengard 3. Los dos son pequeños y adorables psicópatas que aman y odian a su figura de autoridad Five/Black. También desprecian a las criaturas débiles, pero adoran hacerlas gritar y sufrir antes de matarlas. La diferencia es que a Dito, Five lo violaba constantemente, mientras que Black trataba a No.6 como todos los demás.

No.6, con todo, representa la faceta más destructiva de 9S, en particular en cuanto a simbolismo fálico/sexual se refiere. Para empezar, es un Atacante; está programado para ser más agresivo que otros personajes. Igual que el resto de Atacantes, emplea espadas (simbolismooo) y adora arriesgarse en combate porque sabe que es mejor. Vive por y para la lucha.

Los Atacantes expresan sus sentimientos, por tanto, mediante el enfrentamiento ya sea con espada o por medio de palabra. No.6 adora hacer sentir a los demás incómodos (a No.9 le dice que huele bien mientras lo amenaza con una espada y le susurra al oído) e invadir sus espacios personales.  Además, tiene una vena masoquista: cuando el Instructor Black le realiza un escáner bastante agresivo para darle una pequeña lección, No.6 parece tener un pequeño orgasmo (si es que un androide puede) y responde pidiéndole una nueva sesión, los dos solos.

Así pues, No.6 siente un profundo deseo «sexual» por su Instructor. De sentimientos románticos ya es más difícil hablar.

No hay que demonizar el sexo, sea el personaje gay o hetero, sino la ninguneación de la voluntad de la otra persona. Y es lo que hace No.6 porque el Instructor se niega. No sabemos si porque no le atrae No.6 o porque se mantiene en su faceta de Instructor. Pero No.6… siente rencor. Casi obsesión. Si no puede ser reconocido como un igual (tema que nos resultará familiar con No.3), entonces solo cabe eliminar… después de hacer sufrir un buen rato.

Su placer por destruir la autoridad del Instructor se ve cuando se suma a No.21 y No.3 para dar un golpe de estado tras hackear los archivos y averiguar que no solo se encuentran sometidos a una misión eterna, sino que han enviado a No.2 a eliminarlos a todos. Y es que los altos cargos estaban poniendo a prueba a los Modelos E. Así que No.6 decide huir al País de la Noche. Cuando No.21 invita al Instructor a ir con ellos, no interrumpe. Sin embargo, una vez se desatan los enfrentamientos, no duda en aprovechar para matar a diestro y siniestro, en particular a los miembros de la Resistencia, a los que desprecia profundamente. Poco después, resulta que No.21 resultó infectado por el virus de las máquinas al hackear los datos del Instructor, y que tanto él como No.3 están en las mismas circunstancias. Se vuelve, si cabe, aún más sanguinario.

Su objetivo es el Instructor. Todo se convierte en una parodia de esa sesión que no le quiso conceder, y no deja de soltar comentarios como:

—Deja que me lo pase bien.

Mientras hiere y atraviesa (simboliiismo) a Black una y otra vez. Sin duda, a más de uno nos recordará a cómo cierto personaje se dedica a empalar a cierta persona adorada. Los androides no tienen como tal impulsos sexuales, pero sí tienen un profundo deseo de destruir.

Pero ¿por qué? Los androides sufren la pérdida de sus compañeros. Lo vemos en YoRHa, pero también entre la Resistencia. La diferencia parece ser evidente: la Resistencia no vive con una autoridad fanática que controle cada uno de sus pasos. Por eso han desarrollado relaciones más sanas, como pueden ser Devola y Popola con su apoyo y amor, o parejas a las que se debe ayudar en misiones secundarias. Los mismos miembros de la Resistencia del Stage Play están en las escenas de No.6 porque nos muestran que el amor, el respeto y el cariño no nos libran de la tragedia, pero sí son el camino que nos permitirá sobrevivir a pesar de todo.

Los YoRHa no tienen ni idea de cómo hacer algo así. Les han enseñado a matar o morir. Black jamás intentó acercarse y ayudar a No.6; si protegía a su gente era en silencio y a espaldas de los mismos. Tanto que tienen que hackear sus datos para averiguar que siempre intentó protegerlos a pesar de no ser un modelo YoRHa y tener menos posibilidades de supervivencia en el campo de batalla. 

Black nunca puso por encima a sus chicos. Los protegió, pero se sometió a los altos mandos. Decidió perpetuar el ciclo de dolor del que era testigo. Es más, al final le concede a No.6 su objeto de deseo: lo escanea y logra explotar su Caja Negra. Antes de que ambos mueran, calma a No.6, asegurándole que se quedará con él hasta el final.

No es un final satisfactorio. Black no ha aprendido nada, No.6 tampoco. En caso de que se cargaran de nuevo sus memorias, volverían a repetir todos y cada uno de sus errores. Porque en ningún momento intentaron evitarlos. Black, como figura de autoridad, jamás intentó comprender ni tratar la violencia que se dirigía contra él. No.6 siempre despreció, de la forma más tóxica y masculina posible, las demostraciones de amor o de protección. Porque, para él y para No.3, la fuerza lo es todo.

Ganar por la fuerza, empalar a la persona de la que buscas reconocimiento, ¿sirve para algo? Al final esa otra persona estará herida, destruida si acaso. Y no cuesta imaginar a No.6, en caso de que no se hubiera dejado llevar por su demedida arrogancia, creyendo que un modelo inferior sería incapaz de vencerlo, atravesando el pecho de Black una y otra vez incluso después de que su cuerpo dejara de funcionar.

Porque la violencia es la única forma que les han enseñado a comunicarse.

 

Solo contigo


No.3 y No.4 refuerzan de una forma distinta el mensaje que critica la violencia. Para ello, aparecen como el clásico dúo de una historia shonen. Uno fuerte y otro más pequeño, uno muy agresivo y que se calienta rápido; el otro frío y que tiende a llevar el control táctico. No.3 es un Atacante, mientras que No.4 es un Tirador (Gunner, como quiera que se traduzca eso). Además, pertenecieron al escuadrón M001 y siguieron juntos tras ello. Lo lógico sería encontrar una relación fuerte, en especial por todas las pullitas que se lanzan, y cómo confían el uno en el otro. No dudan en protegerse la espalda mutuamente, con una sincronización perfecta.

Pero esto es Yoko Taro y se burla de ese tipo de parejas de shonen donde la rivalidad desemboca en amistad. Taro coge la idea de Naruto y Sasuke pero las lleva al extremo, uno donde no hace falta destrozar cataratas o realizar exagerados ataques de chakra. Solo emplear espadas en lugar de hablar.

Porque eso es lo que hacen los hombres, ¿no? Eso es lo que mola, hasta que te toca matar a tu antiguo amigo.

Para entender cuál es el problema de No.3 y No.4 hay que entender que los androides pueden especializarse. Durante el entrenamiento, No.3 decidió convertirse en Atacante. Sabía que estaba por debajo de No.4, pero no le importaba, porque su intención era medirse con él a pesar de todo. Ser su igual. Sin embargo, de pronto No.4 cambió de especialidad y decidió convertirse en Tirador. No.3 siempre pensó que era un desperdicio de su talento, pero No.4 procuró no quedarse a solas con él en ninguna ocasión. Así, No.3 llegó a la conclusión de que su amigo había cambiado de carrera por lástima.

Y eso destrozó su orgullo (masculino). No se le ocurrió plantearse que, quizá, No.4 no actuó con condescendencia ni malas intenciones. Quizá hasta lo hizo por ayudar. Es difícil saberlo, No.4 es un personaje bastante callado. Sin embargo, sus acciones siempre hablan de protección a sus compañeros. Y eso que no es un modelo Defensor.

No.3 no fue capaz de ser franco con No.4 y plantearle sus dudas, aunque al menos hay que ponerle la medallita de que lo intentó. Pero, al final, se cansó de la vida que llevaba y se enfocó en estar a la altura del que creía que era su amigo. Igual que No.6, se fue inclinando más hacia la violencia como medio para solventar la situación. Si vencía a No.4, entonces podría ser reconocido como su igual.

Es gracioso que los androides no sean mucho más adelantados que nosotros en temas territoriales, la verdad.

Cuando, junto a No.21 y No.6 descubrió el plan de los altos mandos, decidió escapar. En especial tras saber que había quedado infectado por el virus lógico. Sin embargo, todavía intentó no romper la relación con No.4. Es él quien le pide a gritos que los acompañe al País de la Noche cuando No.4 se niega a rebelarse, preguntando que a dónde pueden ir. No es todo tóxico, No.3 le ofrecía una mano desesperada a su compañero. Una tan cruel como permanecer bajo el mando de YoRHa porque de un lado serían cobayas y, del otro, víctimas que tendrían que huir constantemente de las autoridades.

Al final, el avión en el que viajan se estrellan. Cuando se vuelven a encontrar, No.3 está infectado por el virus y lo primero que hace No.4 es recomendarle, con desesperación, que se ponga en actividad mínima. ¡Si se entrega y no hace ninguna locura, podrían salvarlo! ¿Este es el comportamiento de alguien que siente desprecio o desdén por su compañero?

No para No.3:

—Yo solo quería que estuviéramos solos. ¡Tú y yo! Siempre has evitado quedarte a solas conmigo. Cuando eras un Atacante y luego un Tirador. Siempre esperé una oportunidad.

¿Una oportunidad para luchar? ¿O para saber que No.4 lo consideraba su igual? Como la mayoría de las relaciones del Stage, la falta de comunicación es fatal, tanto por uno como por otro lado, pero en particular una parte de la pareja tiene el problema de ignorar los sentimientos del otro. El orgullo y el sentimiento de inferioridad, que suelen ir de la mano con las ideas más tóxicas y masculinas, llevaron a No.3 hacia un camino estúpido. Pero, al menos, intentó hablar. Aunque solo fuera en el último momento.

Pero entonces, infectado por el virus, insistió en pelear contra No.4 y superarlo en combate. Podemos ver lo típico: dejad que hablen las espadas, ya no es tiempo de palabras. Al final, No.4 revierte a su modo Atacante, tras mucho resistirse, y derrota de un par de golpes a No.3. Termina por eliminarlo cuando este le suplica.

Porque no quiere seguir viviendo si no puede superar a No.4.

Estamos, entonces, ante una terrible dicotomía aparentemente shonen. Que no lo es cuando escuchamos los gritos de dolor de No.4 al matar a No.3, ni cuando lo vemos como un triste superviviente que ha perdido su lugar en el mudo y ya no tiene la más remota idea de qué hacer con su vida.

Dos historias paralelas, dos ciclos que terminan de forma muy parecida. ¿Qué habría pasado si No.4 hubiera hablado con No.3 antes de cambiar (o no) de especialidad? ¿Habrían cambiado las cosas? ¿Se habrían entendido mejor? Lo único que sabemos es que se querían, se apreciaban, ya fuera como amigos u otra cosa. No.4 nunca se separó de No.3 y, a pesar de lo que este pensara, no se ronda a alguien a quien consideras un incordio. Y No.3 siempre orbitó alrededor de No.4, a quien admiraba y de quien deseaba reconocimiento.

Quizá habrían podido huir juntos de haber habido más confianza. O puede que hubieran deseado permanecer sirviendo, a pesar de todo, a YoRHa. Pero seguramente se habrían podido saltar el horror de intentar matarse el uno al otro. Nadie obligó a No.3 a empuñar la espada contra No.4. Fue él quien decidió que esa era la única forma. Y así se destruyó a sí mismo… y destrozó a su compañero. El paralelismo con NieR: Automata no es tan evidente, si bien No.4 recuerda mucho a 2B en su insistencia en no hablar, en no comunicarse con su más animado compañero.

La relación de dependencia también parece orbitar de una manera similar, solo que cuando No.4 se queda solo, tenemos la sensación de que podrá continuar por sí mismo. Al menos… durante un tiempo. Porque en el siguiente artículo examinaremos más relaciones y también, con la conclusiones, el destino que aguardó a los androides rebeldes.

Pero al final lo único que importa es: ¿tiene derecho alguien que levanta su arma contra sus amigos a culpar de todos sus problemas a una sola persona, solo porque no ha sabido comunicarse con ella?

¡Que el viento sople a vuestro favor!

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rodrido.serra.barron@gmail.com
rodrido.serra.barron@gmail.com
1 year ago

Espera, ¿Qué fue lo que pasó con No. 2, No. 9, No. 21 y No. 22?

Mistral Chronicles